La historia de Rubén (15)

Dos o tres días más tarde pasó por casa Fernando y me hizo una señal con la cabeza...

Dos o tres días más tarde pasó por casa Fernando y me hizo una señal con la cabeza, los reuní a todos para que nos explicara las novedades.

FERNANDO: Hemos confirmado que en el local de Sergey se vende mucha droga, y de todo tipo, los que la pasan son sus propios hombres.

AURORA: Eso tampoco es una gran noticia, ya sabíamos que vendían droga.

ANABEL: Sí, pero si la venden sus propios hombres, lo más probable.

BEA: No lo entiendo.

YO: Es que la droga sea suya.

AURORA: ¿Y qué, si es suya?

ANABEL: Qué en algún lugar tiene que conseguirla y guardarla.

YO: Fernando, tenéis que seguir estirando de este hilo, donde la compra, que hace con ella, toda la información.

Fernando confirmó con la cabeza y se marchó.

BEA: Pues no entiendo la importancia de la droga.

AURORA: Pues yo tampoco mucho la verdad.

YO: A ver Aurora, no te gustaría destrozar algún almacén o algo lleno de droga de Sergey y jodérsela, le haríamos perder mucho dinero y seguro que lo cabreamos.

Se le escapó una sonrisilla y apoyó la espalda en el asiento pensando.

Pocos días más tarde me llamó Fernando con noticias frescas, las chicas habían salido a la peluquería y a hacerse algunos tratamientos de belleza, vino a casa y nos sentamos en el salón con una cerveza, era el medio día.

FERNANDO: Es más interesante de lo que parecía, la droga la fábrica él mismo, tiene un par de laboratorios de donde sale toda, estamos a punto de saber exactamente donde están.

YO: Eso sería un buen golpe para sus intereses.

FERNANDO: Lo sería, pero, si le destrozamos los laboratorios, Sergey enfurecerá y va a ir por nosotros, entraremos en una guerra sin cuartel, ¿lo sabes verdad?

YO: Sí que lo sé, la cuestión es si al cabrearse cometerá algún error para pillarlo por ahí.

FERNANDO: De momento tenemos que confirmar donde están los laboratorios, después ya decidiréis que hacemos.

YO: Exactamente Fernando, la decisión la tomaremos entre todos.

Me senté a mirar la tele y pensé en todos los pros y contras, valorar si valía la pena entrar en un follón tan grande para nada, tendríamos de ser inteligentes y si decidíamos hacerlo teníamos que tener alguna baza escondida.

Allí sentado estaba cuando llegaron las chicas, se me pusieron las tres delante recién salidas de la peluquería explicándome todo lo que se habían hecho aquella mañana y algo debieron de verme en la cara que se callaron de golpe y se sentaron a mi lado.

BEA: ¿Te pasa algo cariño?, tienes una cara de estar preocupado espantosa.

AURORA (haciéndose la graciosa): Debe ser porque nos ha echado de menos esta mañana y se ha tenido que hacer una paja él solito.

ANABEL: Calla anda, mira que llegas a ser burra nena, dinos Rubén ¿qué pasa?

YO: Nos está llegando información de tú tío.

AURORA (enfadada): No digas eso, ese cabrón no es de mi familia, vale.

YO: Pues de Sergey, información  muy buena pero que tenemos que evaluar si vale la pena atacarle por ahí ahora o guardarla para mejor ocasión.

BEA: ¿Pero qué información es?

ANABEL (seria): Espera un momento, antes de decir nada, tú qué opinas.

YO: Sinceramente le podemos hacer mucho daño, pero eso significa que vendrá a por nosotros sin cuartel y la podemos liar buena.

AURORA: Si se lo hacemos mucho mejor, que le den por culo, eso le pasa por meterse con nosotros.

YO: Ya tengo claro que debemos hacer algo por lo que le pasó a Anabel, pero esto creo que es demasiado fuerte, el responderá rápido y sin escrúpulos, tendríamos que tener un plan más completo para aprovecharnos de esta situación nosotros, ya vimos que puede perder los nervios y eso lo tenemos que aprovechar a favor nuestro. Eso es lo que pienso.

Se quedaron todas pensando sin decir nada, yo las miraba una por una, Bea se encogía de hombros, Aurora ponía cara de mala leche, de las ganas que tenía de actuar contra Sergey y Anabel me miraba pensativa.

ANABEL: De momento creo que lo mejor es que te lo guardes tú y no sepamos nada, cuando creas que podemos utilizarlo lo hablamos entre los cuatro.

Ahora solo quedaba que hacer para devolverle el disgusto con Anabel al cabrón se Sergey, pensaba y pensaba y no encontraba nada que me convenciera, llevaba un par de días dándole vueltas a la cabeza y me llamó Enrique para saber si podía pasar por casa a hablar conmigo, de pronto los hombres de confianza me buscaban a mí como referencia para explicarme las cosas, me había convertido como un portavoz de la familia con ellos y yo me sentía importante y con el ego subido, el caso es que Enrique vino a casa, nos vimos sentados en la mesa de la terraza.

ENRIQUE: Tenemos más novedades, Sergey a infiltrado a más de un hombre entre nosotros, no hay un topo, hay dos.

YO: Coño, ¿y seguro que solo son dos?

ENRIQUE: Seguro, hemos reducido el circulo poco a poco sin que nadie sospechara nada y lo tenemos claro, son dos.

YO: Ostia, se me está ocurriendo una idea, escucha sigue sin decir nada a nadie, pronto te diré algo cuando hable con los demás.

ENRIQUE: No te preocupes, no lo sabe ni mi hermano.

Nos despedimos y fui a buscar a las chicas para hacer una reunión, entré al salón y no había nadie, pasé por la cocina, tampoco, en el despacho, no, subí a las habitaciones, las de las chicas vacías, quedaba la nuestra, al acercarme sentí sonidos que provenían de dentro, aflojé el paso agudizando el oído y pude sentir gemidos, cuanto más cerca de la puerta más claros se oían, eran gemidos largos y suaves de las tres, abrí la puerta despacio y me encontré encima de la cama a las tres desnudas haciendo un circulo, Bea se comía el chichi de Aurora, ella el de su hermana y Anabel el de Bea cerrando el círculo, las tres gemían ahogadamente por tener la boca ocupada, entré despacio y me fui desnudando acercándome a ellas, cuando estaba al lado Bea me vio y estirando un brazo me cogió la polla apretándola, haciéndome una paja muy lenta, con la presión de su mano, el sonido de sus gemidos y la vista que tenía delante de mí, se me puso el trabuco a punto de reventar.

Las gemelas estaban tan concentradas en lo suyo que no se habían dado ni cuenta que yo estaba allí, como si fueran fichas de dominó empezó mover el cuerpo Aurora subiendo el tono de su voz, después su hermana y por último lo hizo Bea corriéndose las tres, se pusieron boca arriba respirando fuerte, las hermanas entonces se dieron cuenta que yo estaba delante con la polla agarrada por Bea, que desacompasadamente me intentaba hacer una paja, me dejaron un ratito así mientras se recuperaban.

AURORA (riendo): Huy nos han pillado, ahora tendremos que darle lo suyo a él también.

ANABEL: Habrá que dejarlo bien contento y satisfecho para que no se chive.

BEA: Queréis dejar de decir tonterías y cogerme el relevo coño que ya tengo el brazo cansado.

Las gemelas rieron a la vez y se pusieron a cuatro patas moviendo las rodillas y las manos, acercándose hasta donde estaba yo, me puse en el borde de la cama, Bea me soltó la polla y Anabel se metió la punta en la boca, mientras Aurora me cogía los huevos apretándolos suavemente, me lamió el capullo succionando de tanto en tanto, se la fue metiendo más profundamente hasta llegar a la base sacándola y metiéndola unas cuantas veces, moviendo la cabeza, parando cuando le dio una pequeña arcada dejándomela llena de saliva, la sacó y la pajeó un poco con un hilillo de saliva enganchada en la punta y en su boca, escupió encima de la punta siguiendo con la paja más rápida, me estaba poniendo cardiaco gimiendo sin parar, volvió a meterla en la boca llegando de un golpe hasta el fondo, Aurora bajó de la cama y se arrodillo detrás de mí lamiéndome el ojete del culo sin dejar de apretar mis huevos con su mano, Anabel volvió a dar golpes de cabeza follándome con la boca, Aurora sacó la lengua y me metió la punta de un dedo poco a poco, Bea se puso de pie encima de la cama besándome y luego poniéndome las tetas delante de la boca para que se las chupara.

Anabel paró la cabeza, dejándola toda dentro de su boca empezando a succionar con fuerza, subiendo sus labios por el tronco de mi polla succión a succión, Aurora metió el dedo más profundamente en mi culo follándomelo, y yo me comía las tetas de Bea moviendo todo el cuerpo de los latigazos de placer que sentía, me corrí en la boca de Anabel que me apresaba con sus labios el capullo tragando todo lo que podía, mientras subía y bajaba la mano apretándome el tronco del ciruelo vaciándome totalmente, con la mano de Aurora dando golpes contra mi culo sacando y metiéndome el dedo, y con un pezón en la boca de Bea con la que me abrazaba para no caer al suelo de la flojedad que me estaba entrando en las piernas.

Las gemelas se separaron, Bea me dejó caer en la cama mirando para arriba para que me recuperara, las tres reían de verme así, Anabel con todos los labios llenos de semen que le caía por un lado goteando sobre sus tetas, se giró caminando hacía el cuarto de baño y su hermana le dio una sonora palmada en el culo.

AURORA: Lávate esa boquita marrana.

Se partieron de risa las tres, Bea se estiró a mi lado acariciándome la cara haciéndome mimos, Aurora al otro lado mirándome con una sonrisa, volvió Anabel y se puso al lado de su hermana.

BEA: ¿Creéis que lo hemos dejado satisfecho al machito?

ANABEL (pitorreándose): No lo sé, tiene los ojos abiertos, está vivo.

AURORA (no se aguantaba la risa): Podríamos volver a empezar y acabar de rematarlo.

YO: Menudas hijas de puta estáis hechas las tres, menos cachondeo que venía a convocaros a una reunión.

Nos duchamos y nos reunimos en el salón.

YO: Creo que tengo la venganza de lo que le pasó a Anabel.

Aurora saltó del sofá pensando que sería algo fuerte.

ANABEL: ¿En qué has pensado?

YO: Hemos descubierto dos topos entre nuestros hombres de Sergey, a uno de ellos se lo devolveremos a su amo bien apañado.

AURORA: ¿Solo eso, nada más?, a ese capullo le dará igual lo que le hagamos a uno de los suyos.

BEA: Pero es un aviso, ¿no?

ANABEL: Exactamente, le avisamos que lo hemos encontrado y se lo devolvemos con un mensaje.

YO: Con la ventaja que pensará que todavía le queda otro dentro y que no sospechamos nada.

AURORA: ¿Y de qué nos va a servir eso?

YO: Para hacerlo servir de hombre trampa cuando nos convenga, además tú Aurora vendrás conmigo antes de soltarlo, puedes hacer con él lo que quieras, sin matarlo, que te conozco.

Hablamos con Enrique y preparamos el escenario, Bea y Anabel se quedaron en casa, Aurora y yo fuimos a una casa apartada donde reunían a los hombres cuando había alguna cosa a hacer, cuando entramos con Fernando, Enrique y otra persona lo tenían cogido del brazo gritándole para que confesara que era un infiltrado de Sergey, Aurora se dirigió con mala leche hasta donde estaban, sin decir nada le pegó un puñetazo en la cara que lo tiró contra una pared que tenía detrás.

AURORA: Bajarle los pantalones.

Entre varios se los bajaron a tirones, mientras ella sacaba del bolsillo una navaja de mariposa abriéndola dándole unas vueltas con mucha destreza.

AURORA: Te voy a cortar los cojones y se los voy a enviar al hijo de puta de tu jefe.

Se fue para él con determinación, le cogió la polla levantándosela y le puso la navaja debajo de los huevos.

ENRIQUE: Confiesa si quieres seguir con todo enganchado a tú cuerpo, yo no la cabrearía mucho.

Los demás que estaban a su alrededor ponían caras de asco pensando en lo que podía pasar, el chaval de Sergey estaba asustado mirando a Aurora como si fuera un demonio.

AURORA: Se te acabó el tiempo capullo.

Movió un poco la navaja y el chaval pegó un grito que retumbaron las paredes.

CHAVAL: Sí, sí, me lo ordenaron para que les pasara información de voso…

Aurora no le dejó acabar, ya le estaba pegando ostias a derecha e izquierda, le dejó la cara maja, cuando se levantó se lo quedó mirando.

AURORA: Y dile al cabrón de Sergey que con nosotros no se juega.

Y le pegó una patada en los huevos que lo dejó doblado en el suelo.

AURORA: Y esto por lo que le hicisteis a mi hermana hijo puta.

Se giró, volvió a plegar la navaja con habilidad y se la metió en el bolsillo pasando por mi lado sin parar hasta meterse en el coche, me despedí de Enrique y nos metimos en el coche Fernando y yo.

AURORA: Que bien me he “quedao” coño, me hacía falta algo de actividad.

Fernando me miraba girando los ojos con una sonrisa, yo le puse la mano en el hombro.

YO: Vamos a casa Fernando que por hoy ya hemos tenido suficientes emociones.

Cuando entramos en la casa estaban Bea y Anabel tomando un café en la cocina, entró Aurora contenta de cojones.

AURORA: Anabel, ya estamos en paz de momento, me he quedado a gusto de narices ostiando al “desgraciao”.

BEA: Rubén, ¿has dejado que la niña le pegara al tío ese?

YO: Te aseguro que tiene mucha maña para eso.

AURORA: Y no lo he “capao” de milagro.

Bea se puso la mano en la cabeza preocupada mientras los demás nos reíamos de ella, a veces parecía que tuviera mucha más edad que ellas, en realidad tenía tres años más y uno más que yo.

De momento todo se tranquilizó y seguimos con nuestras vidas esperando el momento oportuno de darle el golpe definitivo a Sergey, y eso me tocaba pensarlo y prepararlo a mí.

En una de las ocasiones que las gemelas fueron al cine, a ver uno de los últimos estrenos conocieron en la cola a un par de chicos que también iban solos, después de la película las convencieron para ir a tomar algo, Enrique que iba con ellas me llamó.

ENRIQUE: Las chicas han conocido a dos chicos y vamos a parar en un bar de moda para que tomen algo, llegaremos más tarde de lo esperado.

YO: De acuerdo Enrique, pero tomar precauciones, no las molestéis pero aseguraros bien de que todo está tranquilo y que no pase nada.

BEA: ¿Pasa algo cariño?

La miré con una sonrisa.

YO: Parece que tus niñas han conocido a un par de chicos y van a tomar algo después del cine con ellos.

Bea juntó las manos como si estuviera rezando mirando para el techo.

BEA: Hay por favor, que les caigan bien.

Las esperamos en el salón deseando que llegaran para preguntarles, cuando entraron por la puerta Bea se  levantó de golpe.

BEA: ¿Qué tal?, ¿cómo ha ido?

AURORA: ¿Cómo ha ido el qué?

ANABEL: ¿De qué nos hablas?

BEA: ¿Bien, os han gustado, son guapos, atentos, educados?

AURORA: Hay “mami” no te preocupes anda.

Yo me las miraba a las tres muriéndome de risa, Bea cogió del brazo a Aurora dándole un azote en el culo sentándola en el sofá.

BEA: Que te he dicho que no me llames “mami” coño, y ahora explicármelo todo sin dejaros nada, quiero saberlo todo, todo.

Anabel se sentó junto a su hermana quedándose las dos calladas mirándose.

YO: Coño, pues si que os han gustado.

ANABEL: Los hemos conocido en la fila para comprar las entradas, son muy simpáticos y nos han invitado a palomitas.

AURORA: Cuando a acabado la película nos han dicho que iban a un bar de moda que han abierto no hace mucho a tomar algo, y si queríamos ir con ellos, hemos quedado en la puerta.

ANABEL: Hemos tomado algo los cuatro hablando y riendo y ya está.

BEA: Y ya está, no habéis quedado para otro día ni nada.

AURORA: Nos hemos dado los teléfonos, si nos llaman volveremos a salir con ellos.

YO (cachondeándome): Os han gustado, lo noto, os han gustado mucho.

Se pusieron rojas de la cara y se levantaron subiendo las escaleras para irse a cambiar, Bea las miraba ilusionada.

BEA: Sííí, están contentas, y eso que todavía no ha pasado nada.

YO: Ese es el miedo que tengo Bea, a ver qué hacen cuando pase algo.

BEA (suspirando): Hay, es que son tan raritas a veces.

Al día siguiente después de comer apareció en la cocina Anabel contenta, estábamos Bea y yo.

ANABEL: Nos han llamado para tomar algo esta tarde, nos vamos a cambiar y de aquí un rato salimos.

YO: Vale, os pido el coche.

Llamé a Enrique, para que salieran tres coches, uno con ellas y otros dos para seguir a los chicos cuando acabaran la cita, teníamos que investigarlos y saber quiénes eran, por donde se movían, que familia tenían, en fin toda la información, que no fuera una trampa de Sergey o algún capullo que les quisiera hacer daño.

Bastante tarde me llamó Enrique.

ENRIQUE: Ya han acabado, estamos a punto de salir para casa, se están despidiendo en la puerta de un bar, todo ha ido bien, se han besado unas cuantas veces y han estado cogidos de la mano, parece una relación normal, les he dicho que esperen que los chicos se vayan, que luego las pasaremos a buscar, estamos disimulando a unos tres metros de ellas y el coche escondido para no levantar sospechas, ya está, los chicos se ponen en marcha y los siguen dos hombres, hasta ahora.

Las chicas volvieron encantadas, creo que les gustaba ir poco a poco y que no les pidieran de meterse en la cama el primer día, Bea les intentaba sonsacar pero ellas se negaban a dar pistas, me parece que querían hacerla sufrir tomándole el pelo.

Estuvimos toda la semana siguiendo aquel par sin que ellos sospecharan nada, trabajaban uno de informático y el otro de comercial para una empresa de cristales especiales, quedaban entre ellos para tomar algo y hablar y vivían en barrios normales, uno solo independizado, y el otro con sus padres, parecían buenas personales fuera de toda sospecha, me tranquilizó bastante.

A la tercera salida me llamó Enrique.

ENRIQUE: Anabel me ha hecho una señal discreta y se ha levantado para ir al baño, la he seguido y me ha dicho que les han propuesto de ir a casa de uno de ellos, supongo que a la del que vive solo, no serán tan tontos, para tomar algo, ¿qué hacemos?

YO: De eso nada, diles que si quieren estar con ellos que se los traigan a casa, aquí estarán más protegidas, nosotros nos iremos a cenar y tomar algo por ahí, volveremos cuando se hayan ido los chicos.

Al poco rato me llamó de nuevo confirmando que vendrían, Bea estuvo encantada de salir a cenar solos y de que las chicas pudieran hacer algo con otros que no fuéramos nosotros, cuando nos avisaron que las chicos se habían ido volvimos, las encontramos en el sofá mirando una película con una camiseta y en bragas.

BEA: ¿Qué tal, como ha ido?

Las chicas no le hacían caso disimulando, Bea cogió el mando de la tele y la apagó.

AURORA: ¡Mamiiii!, ¿qué haces?

Bea levantó una mano amenazándola con darle un tortazo y ellas se descojonaban de risa.

YO: Venga coño, no seáis malas y contarnos algo.

ANABEL: Bueno, regular.

AURORA: Regularcillo.

BEA: ¿Regularcillo?, ¿el qué?

AURORA: El follar mami, el follar coño.

ANABEL: No es lo mismo que con vosotros, están muy verdes esos chicos.

AURORA: Os estábamos esperando para acabar la noche con vosotros, nos hemos quedado a medias.

BEA: ¡A no!, de eso nada, si no saben dejaros satisfechas les enseñáis como hacerlo, pero a mí no me toquéis el coño que este es mi novio.

Les dijo señalándome a mí, me cogió de la mano subiendo las escaleras, ahora la que se descojonaba de risa era Bea, dejándolas paradas con cara de tontas mirándonos, nos cambiamos y esperamos en la habitación que subieran, oímos ruido de pasos y sacamos la cabeza por la puerta, la mía por encima de la de Bea, ellas caminaban hablando preocupadas.

BEA: ¿Qué os pasa niñas que estáis tan preocupadas?

Se sorprendieron de oír la voz de Bea y de ver dos cabezas una encima de otra mirándolas.

YO: Venga entrar y explicárnoslo todo.

Pegaron un saltito de alegría y se metieron en nuestra habitación corriendo, nos sentamos los cuatro en la cama como indios.

BEA: A ver, ¿qué os pasa chicas?

ANABEL: Que nos han defraudado los chicos.

YO: Pero, ¿por qué?

AURORA: Pero si no saben ni tocarnos el chichi.

ANABEL: Y comérselo ya ni te cuento.

BEA: Pero nenas, si os gustan habláis con ellos y seguro que estarán encantados de que les digáis como hacerlo, enseñarles a daros placer.

AURORA: Pero para eso ya os tenemos a vosotros, para que perder el tiempo enseñándoles si vosotros ya sabéis todo lo que tenéis que saber.

BEA: Hay nenas, pero no os gustaría tener un novio para vosotras solas.

ANABEL: Bea, me estás diciendo que quieres que tengamos novio para que no estemos con vosotros nunca más.

BEA: ¿No lo veis normal?, vosotras estaríais toda la vida con nosotros, ¿no os parece raro?

ANABEL: Ya lo hablamos en su momento, nosotras queremos estar con vosotros siempre, si conocemos a alguien pues muy bien, pero dejar de hacer cosas con vosotros para estar con otros ni hablar.

BEA: Rubén cariño con estas dos no hay nada que hacer.

YO: Que putada tener que estar viviendo toda la vida follándome a tres bellezones como vosotras.

Bea me dio un golpe en el brazo y se tiraron las tres encima de mí, Anabel me bajó de un tirón el pijama metiéndose la polla en la boca, Aurora se quito el pantalón poniéndome el chocho en la boca sentándose en mi cara.

BEA: Cabronas que rápidas sois, me habéis dejado sin nada coño.

Alargué la mano metiéndosela por dentro de las bragas tocándole el chichi haciéndole una paja, Anabel cuando me puso el trabuco a cien se sentó encima metiéndoselo, empezó a moverse cogiendo ritmo a golpe de caderas cada vez más rápido, llegando al orgasmo pegando unos gritos enormes, se apartó de encima y Aurora se salió de mi cara bajando para metérsela ella repitiendo los movimientos de su hermana, es que hasta para eso se parecían las cabronas, no tardó mucho en correrse, entre una y la otra me dejaron la polla blanca de tanto flujo, Bea me la cogió y empezó a pajearla con ritmo, la mano le resbalaba saliendo entre sus dedos el flujo de las gemelas, me ponía enfermo ver aquello.

AURORA: Vámonos Anabel que “mami” ya puede con él sola.

Se fueron las dos riendo como niñas.

BEA: Iros a la mierda un rato cabronas.

Me miró a los ojos poniéndose seria sin dejar de mover la mano agarrándome bien la polla.

BEA: Sabes que te quiero mucho, ¿verdad? Mi amor.

La abracé juntando su cuerpo al mío hablándole a la oreja.

YO: Sabes que eres el amor de mi vida, ¿verdad? Cariño.

Nos besamos con ternura, la estiré en la cama, abrió mucho las piernas y me metí en medio metiéndosela despacio hasta el fondo, me sujeté con una mano en la cama y con la otra le acariciaba la cara mientras follábamos, ver su carita de amor mirándome, cómo le subían los colores a la cara gimiendo, y sentir como le llegaba un orgasmo que le hacía mover todo el cuerpo debajo del mío, era uno de los mayores placeres que he experimentado en mi vida, cuando noté que se corría aumenté el ritmo llegando al mismo tiempo que ella, nos quedamos quietos, con mi cara escondida en su cuello oliendo su piel y el perfume que aquella noche se había puesto, ella me acariciaba el pelo.

BEA: Soy tan feliz contigo y con ese par de gatas salvajes que viven con nosotros.

Nos reímos a gusto y nos metimos en la ducha.

Pasó el tiempo y las chicas seguían saliendo con ellos pero yo no las veía con ilusión, cuando ellos las llamaban salían, pero si no lo hacían ellas no se preocupaban una mierda.

Lo que me preocupaba a mí, era la tranquilidad que teníamos desde hacía tiempo con Sergey, no pasaba nada y eso no era normal, seguro que alguna cosa estaba maquinando y cuando menos nos lo esperáramos no iba a sorprender con algo, lo había hablado con Enrique y Fernando, ellos intentaban buscar información pero no la conseguíamos, incluso se lo comenté al abogado Santiago, intentábamos estar en alerta.

Una mañana estábamos los cuatro en la piscina tomando el sol y llamarón a Anabel que se apartó un poco para hablar con intimidad.

ANABEL: Aurora, me han llamado para saber si querríamos ir esta tarde a una fiesta, de un amigo suyo que cumple años.

AURORA: ¿Tenemos que ir?, a mi cada día me da más palo salir con ellos.

BEA: No seáis tontas, si no tenéis nada que hacer, salir un rato, os aireáis y os lo pasáis bien. Y como me llames “mami” te tiro a la cabeza el bote de protector solar.

Las chicas rieron y aceptaron ir, salieron en un coche descapotable que no hacía mucho se habían comprado, con Enrique y Fernando siguiéndolas en otro coche, nosotros nos quedamos en casa, en el sofá mirando la tele que no encontrábamos ningún canal que nos gustara, que mierda de programación, Bea estaba sentada con las piernas dobladas, yo apoyaba la cabeza en su hombro, ella me pasaba un brazo por la espalda, levanté la cabeza, me miró con aquellos ojos que se le ponían cuando quería guerra, la besé suavemente, me miró a los ojos de nuevo, la volví a besar acariciándole los labios con mi lengua, sin dejar de besarme se incorporó arrodillándose en el sofá, apoyé la espalda en el respaldo mirando para arriba para que ella pudiera besarme como quisiera, separó un momento los labios quitándome la camiseta, me volvió a besar acariciándome el pecho con la palma de una mano, yo le subía las mías por los muslos, pasó una pierna por encima de mí quedando arrodillada con mis piernas por el medio de las suyas, la tenía delante besándome desde arriba con pasión con una mano en mi cara y la otra dando vueltas por el pecho, las mías llegaron a su culo amasándolo despacio por encima de las bragas, la mano que tenía en mi pecho fue bajando lentamente hasta meterse por dentro de mi pantalón y ropa interior, cogiéndome la polla que la tenía ya hacía rato como una estaca de dura, acercó su boca a mi oreja.

BEA: Cómo la tienes nene, me la voy a comer entera para ti amor.

Suspiré de excitación con solo oír lo que me acaba de decir, bajó, se arrodilló en la alfombra y me bajó el pantalón y los calzoncillos hasta los tobillos, me la cogió con suavidad y mirándome a los ojos con una sonrisa la fue apretando entre su mano iniciando una paja que me volvía loco, sacó la lengua para coger el líquido que me salía por la punta jugando con él dándole vueltas, de golpe se la metió hasta la mitad apretando sus labios alrededor subiendo muy lentamente, mi cuerpo no aguantaba más y se movía con espasmos, ella se dio cuenta que de seguir así me corría sin remedio, se levantó, se quitó las bragas, me sonrió y se sentó encima metiéndosela dando un buen gemido cabalgándome lentamente, yo la sujetaba apretándole el culo, fue aumentando el ritmo con sus caderas adelante y atrás para que entrara y saliera mi polla de su coño, a la vez que se frotaba el clítoris contra mi vello púbico, se puso seria, fue abriendo los ojos y la boca gritando más fuerte y de golpe, soltó un grito empezando a correrse en un orgasmo que le dejó el cuerpo tenso, seguía moviendo las caderas cada vez más despacio apagando sus gritos hasta quedar encima de mí respirando profundamente.

YO: ¿Te has corrido bien amor?

BEA: Que cabrón que eres, ya sabes que sí mamón.

Se abrazó a mi cuello apretando su cuerpo contra el mío.

BEA: ¿Cómo lo quieres hacer cariño?

No le dije nada, me salí de debajo de ella y me puse detrás levantándole el culo, bajó la cabeza apoyándola en el sofá para que me quedara bien expuesto, le metí la lengua en medio del chocho lamiéndoselo.

BEA (entrecortada por el gusto): Que cabronazo estas hecho, y como me gusta, sigue, sigue.

La volví a excitar a lengüetazos, me levanté, le puse la punta de la polla en el comienzo del agujerito y se la metí despacio hasta el fondo, la saqué y la volví a meter un poco más rápido haciéndole gritar, la siguiente embestida fue más rápida con un grito más fuerte y a partir de ahí todo lo rápido y fuerte que podía, ella no paraba de juntar un grito con otro moviéndose de adelante atrás para acompañar mis penetraciones, hasta volver a correrse pegando unos gritos enormes abriendo mucho la boca, mirándome girando la cabeza indicándome que ese polvo estaba siendo algo especial, se la saqué toda llena de flujo vaginal que le resbalaba saliéndole del chichi, ella se giró mirándomela.

BEA (todavía jadeando): Pero qué coño te pasa hoy que no te corres.

YO: Qué te voy a dar tanto placer como te llego a querer mi amor.

Me sonrió poniendo la carita de enamorada, le cogí una mano para ayudarle a salir del sofá, le quité el vestido dejándola en pelotas, me quité la ropa y la estiré en la alfombra boca arriba abriéndole las piernas, ella me miraba a los ojos con una sonrisa, me recosté encima de ella metiéndosela de nuevo, llevó la cabeza para atrás volviendo a gemir, empecé con un ritmo suave pero profundo, ella movía ya un poco cansada sus caderas para que se la pudiera meter más profundamente, me apoyaba con mis manos en la alfombra con fuerza para poder mover mis caderas con soltura aumentando el ritmo, Bea gritó levantando la cabeza y cogiéndome con sus manos por el culo, entre gritos se mojó un dedo pasándomelo por el ojete lubricándolo, yo que estaba viendo lo que quería hacer, golpeaba con mi polla cada vez más fuerte sobre su coño totalmente empapado, pegando gritos, compitiendo a ver quién de los dos los daba más fuertes, noté la punta de uno de los dedos que hacía fuerza en el agujerito de mi culo entrando y follándomelo despacio, y hasta ahí llegué, pegué un grito enorme, ella pegó otro y nos corrimos como salvajes, sin parar de mover los cuerpos que resbalaban por el sudor, no paré de moverme hasta dejar la última gota de semen dentro de ella, nos quedamos los dos estirados uno al lado del otro mirando al techo.

BEA: Mira que siempre pegamos unos polvos acojonantes, pero hoy ha sido tan especial, ¿qué te ha pasado mi amor?

YO: Que te quiero más que a mi vida Bea.

Siguió respirando profundamente con una sonrisa enorme y con los ojos brillándole, nos fuimos a duchar y al volver al salón tomando una copa.

YO: Cariño, creo que hoy he sacado todo el estrés que tengo de estos últimos días.

BEA: ¿Pasa algo que no me haya enterado Rubén?

YO: Que todo está demasiado tranquilo y no me fio, estoy preocupado por lo que pueda estar maquinando el hijo de puta de Sergey.

Bea me miró, me pasó una mano por la cara y se quedo callada pensando.

No pasó ni media hora que me llamó Enrique.

ENRIQUE: Ya volvemos para casa, ha pasado algo, no os preocupéis que están bien.

Entraron los cuatro en el salón con unas caras serias.

BEA: ¿Pero qué ha pasado?, ¿algo con Sergey?

FERNANDO: No, no, Sergey no tiene nada que ver con lo de hoy.

Se sentaron las gemelas delante de nosotros, nos miraron las dos a la vez levantando la cabeza.

YO: Venga explicarlo todo y sin parones.

ANABEL: Fuimos a una fiesta en un bar de un amigo de ellos, todo iba bien.

AURORA: Pero la gente empezó a beber mucho y creo que alguno algo de droga también se había tomado.

ANABEL: Un chico que había por allí que ellos lo conocían iba bastante perjudicado.

AURORA: Y me pidió para bailar, miré a mi chico y me dijo que lo hiciera que él lo conocía.

ANABEL: Yo estaba sentada con ellos hablando tranquilamente mirando como Aurora bailaba con aquel chico, y de pronto el tío bajó las manos y la cogió por el culo, me levanté rápido pero no llegué a tiempo.

BEA (asustada): ¿A tiempo de qué?

AURORA: En cuanto noté las manos de aquel capullo cogiéndome el culo, le di un codazo en el cuello, se apartó llevándose las manos donde le había dado y le pegué un puñetazo en la nariz reventándosela, sangraba como un autentico cerdo.

BEA: ¡No puede ser!

ANABEL: Llegué a su lado para calmarla y de en medio de la gente salió un tío enorme gritando que nos iba a matar por hacerle eso a su amigo, Aurora me aparto a un lado.

Bea ya se había puesto las manos en la cabeza escandalizada.

AURORA: Cuando el gordo enorme se acercó, le pegué una patada en los cojones dejándolo de rodillas en el suelo y…

YO: ¿y?, acaba coño.

ANABEL: Ha sacado la navaja del bolsillo abriéndola con un golpe de mano, se ha puesto detrás de él cogiéndolo por el pelo estirándole muy fuerte, le ha puesto la navaja en el cuello que pensaba que lo degollaba allí mismo, he gritado y ya llegaban Fernando y Enrique.

FERNANDO: Estábamos fuera, hemos oído gritos y cuando hemos entrado nos la hemos encontrado a punto de joderle la vida a aquel “desgraciao”.

ANABEL: La gente se ha acojonado tanto que salían corriendo como si hubiera un incendio, la hemos calmado entre los tres, le ha quitado la navaja del cuello y les ha dicho a él y a su amigo que como los volviera a ver les cortaba la cabeza la muy basta, han salido corriendo dándose patadas en el culo que todavía no deben de haber parado.

BEA: Joder niñas, es que no os podemos dejar solas un momento coño, y vuestros chicos que dicen.

AURORA: Me parece que ya no son nuestros, con la cara que se han quedado sin moverse, no creo que nos llamen más.

YO: Ostia no me extraña, como para salir mucho con vosotras si liáis esos cipotes.

Fernando y Enrique reían tapándose la boca.

ENRIQUE: Bueno, todo el mundo está bien, nosotros nos vamos.

AURORA: Nosotras no liamos ningún cipote Rubén, si se hubieran comportado bien no hubiera pasado nada.

ANABEL: Aurora tiene razón.

Se levantaron y caminaban hacia la escalera enfadadas.

YO: Niñas que no os quito la razón, solo me cachondeaba un poco gatitas salvajes.

Las niñas empezaron a reír.

BEA: Cambiaros mis niñas, que cenamos todos juntos.

En la cena nos reímos un rato de la cara de susto que Bea todavía tenía y después tomamos unas copas para celebrar que el día acababa bien.