La historia de Rubén (14)
Llamé por el móvil a Fernando y Enrique...
Llamé por el móvil a Fernando y Enrique, para citarlos a las cinco de la tarde a una reunión en casa, cuando descansaron las chicas comimos, en la mesa les comenté la reunión de la tarde, a las cinco estábamos los seis alrededor de la mesa tomando cafés.
YO: Ahora con más tranquilidad vamos a evaluar lo que ha pasado esta mañana, está claro que ese cabrón quiere saber si tenemos cojones o no.
AURORA (indignada): Si hay que ponerle cojones, dejarme a mí con unos cuantos hombres y al hijo de la gran puta se le van a pasar las ganas de hacer el gilipollas, ese no sabe con quién se la está jugando, tengo ganas de verle la cara cuando le esté apretando los huevos con una mano.
Bea la miraba asustada de la mala leche que podía llegar a sacar aquella chica.
ANABEL: Tranquila cariño, le buscaremos las cosquillas pero tenemos que ser cautos y no lanzarnos a las bravas.
AURORA: Los cojones le buscaba yo para pateárselos coño.
YO: Creo que tenemos dos trabajos importantes, uno descubrir el topo, y otro decidir por donde le vamos a dar un buen golpe a Sergey, tendríamos que conseguir hacerle daño en su organización y en el bolsillo, algo que le cueste dinero, mucho dinero si puede ser, cuanto más le cueste más daño le haremos, ¿estáis de acuerdo en hacerlo así?
Levanté la mano, Bea me miró y la levantó rápidamente, Anabel también y Aurora nos miraba con cara de mala leche.
AURORA: Y no podemos ir por él de una vez y romperle la cabeza o caparlo directamente.
A Enrique y Fernando les cambió la cara asustados, Anabel se puso la mano en la cabeza mirando a su hermana.
ANABEL: Aurora cariño, ya sé que estás muy enfadada y que te gustaría acabar con esto a lo bestia y rápido, pero no podemos hacerlo, sería un suicidio, ¿no?
Dijo mirando a los chicos que habían empezado a sudar y se estaban separando la camisa del cuello, ellos se lo confirmaron con la cabeza sin hablar.
AURORA (enfadada): Pues de acuerdo, pero si no funciona en algún momento me tendréis que dejar hacer alguna cosa a mí.
Levantó la mano mirándome con una sonrisilla.
YO: Cuando tengamos un buen plan, tú serás una de las que lo ejecutaran, ¿te parece bien?
AURORA: ¿Me dejareis ir con los hombres a liarla parda?
YO: Tendrás mi voto Aurora.
Se acercó y me abrazó con una sonrisa.
YO: Chicos distribuiros los trabajos, él que investigue a Sergey que lo haga con pocos hombres y de máxima confianza, necesitamos información, ¿os parece bien a todos?
Les dije pasando la vista rápidamente por las personas sentadas en la mesa, afirmaron con la cabeza y nos levantamos acabando la reunión.
Se marcharon los chicos y nos quedamos los cuatro de nuevo.
ANABEL: Me parece buena idea.
AURORA: Espero que lo sea, yo me voy a dar un baño en la piscina que me han entrado unos calores tremendos.
Nos preparamos una copa y nos sentamos en el sofá, pasó Aurora con un bikini puesto muy pequeño, que dejaba una visión de su cuerpazo tremenda, se contorneó al pasar por delante nuestro riendo, dándole vueltas a una toalla que llevaba en la mano.
ANABEL: Parece que se le ha pasado la mala leche.
BEA: Rubén, eso que has dicho que le darías tú voto para que fuera con los hombres en alguna misión peligrosa, no lo dices en serio, ¿verdad?
ANABEL (preocupada): Ha llegado un momento que si no le dejamos hacer algo importante se volverá loca y ves a saber por dónde puede salir, necesita desfogarse, yo también le daré mi voto.
BEA: Hay Dios mío, ya me tenéis acojonada.
Anabel le pasó el brazo por encima girándola dándole un beso en los labios.
ANABEL (sonriendo): Tranquila “mamá”, todo saldrá bien.
Cogí a Bea de la mano para tranquilizarla.
BEA: Qué niñas Rubén, que niñas.
A veces parecía que hablaba de niñas pequeñas y que las quería tener controladas, en el fondo creo que a ellas también les gustaba que las tratara así, como si realmente fuera su madre, supongo que echaban a faltar esa figura en su vida, y a mí me encantaba esa mujer maternal e integradora del grupo que era Bea.
Al rato volvió Aurora con el pelo mojado, se paró delante de nosotros mirándonos pensando.
ANABEL: ¿Qué haces Aurora?
AURORA: Pues estoy pensando a quien me llevo a la ducha conmigo y después me lo como entero en la cama, estas conversaciones de venganza me han puesto cachonda.
Nos reímos a carcajadas todos menos ella que seguía mirándonos a Bea y a mí, caminó en nuestra dirección estirando la mano para que se la cogiera Bea.
AURORA: Ven conmigo “mamita” que hoy necesito mucho cariño.
Volvimos a reír con ganas los cuatro mientras Aurora y Bea subían por las escaleras cogidas de la mano.
Anabel y yo nos acabamos nuestras copas, me miró poniéndose seria y se acercó moviendo el culo juntándose más a mi lado, le miré a los ojos y nos besamos despacio y con dulzura, primero solo con los labios, para seguir abriendo un poco la boca profundizando más, acabando con la lengua recorriendo nuestras bocas, pasó una pierna por encima de mí y se sentó encima rodeándome el cuello con sus brazos, nos besamos durante un buen rato acariciándonos con las manos.
ANABEL: Sabéis que mi hermana y yo os queremos mucho, ¿verdad?
YO: Sí, claro que lo sabemos, no ves como está Bea con vosotras.
ANABEL: No me refiero solo a que nos protegéis y nos ayudáis en todo, quiero decir amor de verdad.
YO: Vamos a ver, lo de ahora está muy bien pero vosotras no pensáis en un futuro poder conocer a algún hombre o mujer con el que ser felices y compartir vuestras vidas.
ANABEL: Creo que no lo has entendido, nosotras queremos compartir nuestras vidas con vosotros.
Levanté el culo del sofá con ella encima.
ANABEL: ¿Te pasa algo cariño?
YO: Joder Anabel, que esto no me lo esperaba, siempre pensé que tarde o temprano conoceríais a alguien y seríais felices como lo somos Bea y yo.
Se le empezaron a humedecer los ojos.
ANABEL: Pero es que nosotras somos felices con vosotros, no queremos conocer a nadie más porque ya os hemos encontrado a vosotros, o es que no nos queréis a nosotras igual.
Pensé que era un momento muy delicado y que dependiendo de la respuesta que le diera podía hacerle daño.
YO: Claro que os queremos, pero lo que tenemos que descubrir es si estamos tan unidos por amor, o por la tensión que nos produce lo que nos dedicamos.
Me miró fijamente a los ojos quitándome la camiseta, me acarició con las dos palmas de las manos el pecho y me besó de nuevo con amor, le quité el vestido por la cabeza acariciándole las tetas, ella se puso de pie, se quitó el tanga y me bajó los pantalones, se arrodilló delante y empezó una mamada, entendí que teníamos una conversación pendiente con las gemelas, me dejó la polla muy tiesa y ensalivada, se volvió a sentar encima metiéndosela, empezando con unos movimientos de caderas suaves abrazada a mí con su boca en mi cuello besándomelo, podía oír sus gemidos ahogados en mi cuello que me estaban poniendo como una moto, yo la rodeaba con mis brazos por su espalda acariciándola, cuanto más tiempo pasaba mis manos más bajaban, los gemidos de los dos aumentaron y acabé con las dos manos en su culo, abriéndoselo para que las penetradas fueran más profundas, aumentó el ritmo de los movimientos de sus caderas y su culo sobre mi polla, llegando los dos a una corrida tranquila, pero de una intensidad que nos hacía estar abrazados fuertemente mientras los cuerpos se movían con pequeños espasmos,
Nos quedamos un rato quietos abrazados, cuando se incorporó tenía algunas lágrimas en los ojos, se las limpié con la mano besándola dulcemente, se levantó, me miró con amor y subió las escaleras sin decir nada, cuando desapareció de mi vista subí a mi habitación, al entrar escuché la ducha en marcha, entré en el cuarto de baño y era Bea, me desnudé entrando con ella, cuando me vio se me abrazó muy fuerte sin decir nada.
YO: Me parece que tú también has tenido una conversación con Aurora.
Bea me miró llorando.
BEA: ¿Qué vamos a hacer?, se me ha declarado, me ha dicho unas cosas que me han dejado helada, esas niñas tienen que hacer su vida, conocer a alguien y ser felices…
YO: Para, para, que a mí me ha pasado lo mismo con Anabel, en algún momento tendremos que tener una conversación con ellas para aclarar las cosas.
BEA: Pero es que yo no quiero hacerles daño, las quiero mucho…
YO: ¿Hasta el punto de vivir con ellas como si fuéramos una comuna?
Bea dejó de llorar y se puso seria.
BEA: A ti te quiero más que a mi vida, pero si soy sincera conmigo misma no podría vivir sin ellas, soy feliz estando todos juntos, después de este tiempo las quiero muchísimo y siendo egoísta las quiero conmigo, y si ellas lo quieren así, por mí perfecto, ¿y tú qué piensas amor?
La tía me acababa de pasar a mí toda la presión, y aunque seguía pensando que lo mejor para ellas sería intentar hacer una vida “normal”, también las quería mucho, y joder es que tener en casa a tres mujeres impresionantes a tú alcance tampoco le amarga a nadie coño.
YO: Mi cariño, si tú piensas así no seré yo quien me ponga en contra.
BEA: ¿Ponerte en contra tonto?, va, si tú también las quieres un montón, además, no me jodas que no te gusta cómo estás ahora, que eres el hombre del harén y estamos las tres tontas por ti.
YO (riendo): Vale, pero que sepas que a ti te quiero más.
Me miró orgullosa y me abrazó debajo del agua dejándola correr por encima de nosotros.
Cuando bajamos estaban las dos hermanitas bien vestidas y sentadas en el sofá, con las piernas juntas y las manos apoyadas encima de las rodillas, con una carita de inocentes como si no hubieran roto un plato en su vida, nos acercamos a ellas cogidos de la mano, nos paramos delante y ellas nos miraron como dos gatitos desamparados, Bea se aguantaba la risa, acercó su boca a mi oído para decirme algo sin que la oyeran ellas.
BEA: Que pedazo de cabronas que están hechas estas dos, ¿has visto que carita de pena hacen?
Me puse la mano en la boca para disimular la risa.
YO: ¿Cómo es que estáis así, os pasa algo chicas?
Se movieron un poco como incomodándose por la pregunta, se miraron entre ellas haciéndose gestos como decidiendo quien de las dos hablaría.
AURORA: Anabel, dilo tú coño.
Lo dijo rápido y volvió a mirarnos con su carita de pena, Anabel tosió un poco como aclarándose la voz.
ANABEL: Bueno, pues, después de lo que os hemos dicho esta tarde, pues, estamos esperando que nos digáis algo.
Aurora no aguantó más y se disparó hablando.
AURORA: Que os queremos mucho coño y no queremos vivir sin vosotros, queremos estar los cuatro juntos siempre, toda la vida.
BEA: ¿Y esas caritas de pena que nos habéis puesto cuando hemos bajado?
ANABEL: Pues por eso, para daros pena y que estéis de acuerdo con nosotras, claro que si vosotros queréis estar solos y a nosotras no nos queréis lo entenderemos.
Aurora le dio un golpe con el codo a su hermana.
AURORA: Tonta que eso hemos dicho que no se lo diríamos, y si se van y nos dejan solas.
ANABEL: No soy tonta, ellos pueden hacer lo que quieran.
Empezaban a discutir entre ellas y nosotros empezamos a descojonarnos de risa, pararon de golpe mirándonos como si nos hubiéramos vuelto locos.
YO: Os queréis levantar de una puta vez y abrazarnos.
ANABEL: ¿Qué?
AURORA: ¿Cómo?
BEA: ¿Cómo nos vamos a perder vuestros espectáculos con lo que os queremos?
Se levantaron de golpe llorando abrazándonos.
AURORA: No nos dejéis por favor.
BEA: No os vamos a dejar nunca niñas, os queremos mucho los dos.
AURORA: Super bien, Anabel vamos a cambiarnos otra vez que estoy hasta el coño de esta ropa tan incómoda.
Las niñas se fueron.
YO: Ha estado bien, ¿no?
BEA: Lo dejamos así, si más adelante ellas se enamoran de otra persona pues bien estará.
Cuando volvieron nosotros estábamos preparando algo para cenar, nos abrazaron por la espalda apretando sus brazos, nos ayudaron a prepararlo todo y cenamos, después nos quedamos viendo una película con sus cabezas en nuestros regazos, les acariciábamos el pelo y Bea me miraba de vez en cuando con una cara radiante de felicidad, pero yo no me sacaba de la cabeza lo sucedido con Anabel por la mañana y la manera de devolverles el golpe lo más duro posible.
A los pocos días estaba por la mañana mirando la tablet en la piscina y apareció Fernando, se sentó en una silla a mi lado.
FERNANDO: Creo que estamos cerca del topo, hemos reducido el número de sospechosos a unos pocos.
YO: Está bien, de momento no digas nada a nadie, que quede entre nosotros, tenemos que pensar en poner algún anzuelo para confirmarlo.
FERNANDO: Quieres decir, ¿decirles algo que solo sepan ellos y a ver qué pasa?
YO: Exacto, pero espera que la lista de sospechosos sea todavía más corta, les diremos alguna cosa que haremos, y como dices tú a ver qué pasa.
Fernando asintió con la cabeza y se levantó de la silla.
YO: Espera Fernando, ¿que se sabe sobre los negocios de Sergey?
FERNANDO: Estamos en ello pero no es fácil encontrar una rendija por dónde meternos.
YO: Envía hombres de confianza como clientes al local de Sergey, me parece que se debe de vender droga a punta de pala, si lo confirmamos hablamos.
FERNANDO: De acuerdo, te digo algo.
Bea sacó la cabeza por la puerta de la terraza.
BEA: Puedes entrar un momento Rubén por favor.
Entré y me encontré a Bea delante de las chicas que estaban vestidas de calle.
BEA: De eso nada, no os acordáis lo que pasó el otro día, no quiero estar sufriendo en casa por vosotras.
Ya les estaba hablando como una madre.
YO: ¿Pero qué pasa aquí chicas?
ANABEL: Que queremos salir a comprar ropa.
AURORA: Y la “mami” nos está diciendo que no podemos ir.
BEA: Como me vuelvas a llamar “mami” con recochineo te pego una ostia que te quito las tonterías de golpe.
Menudo pollo tenían montado las tres.
YO: Vale, pero vamos todos, a nosotros tampoco nos vendría mal salir un rato.
BEA: ¿Pero qué dices?, ¿me estás quitando la razón?
YO: Bea joder que no son tus niñas coño, ya son mayores y tienen que hacer cosas, venga vamos a cambiarnos y nos compramos todos alguna cosilla.
Saqué el teléfono y llamé a Enrique.
YO: Enrique, cógete a cuatro hombres de confianza y sin decir nada a nadie venir a buscarnos en dos coches y una moto.
Por seguridad era mejor ir separados en los coches, y una moto de cobertura siempre iba bien, agarré de la mano a Bea y subimos a cambiarnos, en los coches normalmente íbamos en uno Bea y Anabel y en el otro Aurora y yo, mi idea era compensar por si pasaba algo con dos de nosotros pudieran quedar dos para seguir tomando decisiones equilibradas, siempre me había gustado estar enterado de los pormenores en los sitios que había trabajado, pero mi nuevo “trabajo” era muy diferente a todo lo que había hecho hasta el momento, así que me informaba todo lo que podía del tema de seguridad y otras “cosas” que se encuentran por internet.
Salimos los cuatro a un gran centro comercial, las chicas se repasaron todas las tiendas, Bea las iba siguiendo sin dejarlas un momento solas, les daba su opinión sobre la ropa y las niñas sé compraban lo que les salía del coño, pero reímos mucho, nos tomamos un helado y volvimos a casa.
Subimos a la habitación de Aurora y nos hicieron un desfile de lo que se habían comprado, entraban en el vestidor y salían con algo puesto, todas las piezas que se ponían eran casi iguales en diferente color.
BEA: Y estas chicas que se compran todo igual, podríais madurar un poco y compraros algo diferente por una vez en la vida.
Volvían a salir con unos vestiditos muy cortos.
BEA: Ostia niñas, pero no os dais cuenta que se os ve el chichi coño.
Ellas reían y se volvían a cambiar, salían con unos leggins y unos tops apretados marcando las tetas.
BEA: Vosotras no vais a salir de casa así ni en broma nenas.
YO: Joder Bea déjalas tranquilas que vayan como quieran, pareces su madre coño.
BEA: ¿Tú las dejarías salir así?, alguien tiene que cuidar de ellas.
Las chicas nos miraban y se descojonaban de risa.
YO: Chicas si algún día tenéis que salir solas, antes pasar a ver a “mami” para que os dé el visto bueno.
Ellas se descojonaron de risa y yo me gané una colleja importante de Bea que hizo que se rieran más fuerte.
ANABEL: Nosotras nos cambiamos y vamos a hacer la comida, ya os avisaremos cuando este lista.
Nos fuimos a cambiar a nuestra habitación, me desnudé rápido y buscaba algo cómodo para ponerme, mirando a Bea como se estaba quitando el pantalón, dejándome a la vista su precioso culo con un tanga puesto, se me empezó a mover el ciruelo avisándome que tenía ganas de fiesta, me acerqué sigilosamente por detrás de ella, me arrodillé y le bajé del golpe el tanga metiéndole la cara en el culo, lamiéndole el ojete a la vez que la rodeaba con un brazo metiéndole la mano en el coño por delante, se pegó un susto de cojones dando un grito.
BEA (riendo): Que traicionero eres nene…
Gimió sin poder seguir, en esos momentos entraron las chicas pillándonos en aquella posición, lamiéndole el culo y haciéndole una paja arrodillado, se estiraron en la cama de un salto las dos mirándonos.
AURORA: Vamos a ver como follan Anabel.
ANABEL: Claro, para eso hemos entrado.
Bea se las miró que no podía creérselo, yo me levanté.
YO: Ostia, así no es posible pegar un polvo decente coño.
Pusieron cara de pena y se levantaron para irse.
ANABEL: Está bien, lo sentimos, podéis seguir con lo vuestro.
Caminaban para salir por la puerta, Bea y yo nos miramos, sonreímos y las cogimos por la espalda volviéndolas a estirar en la cama poniéndonos nosotros encima de ellas, las besamos y las desnudamos a tirones saliendo volando la ropa por toda la habitación, les abrimos las piernas y les metimos las lenguas en sus chochos lamiéndolos y chupándolos, empezaron a gemir moviendo el cuerpo del gusto, yo estaba con Aurora, cuando la tenía a punto de correrse, le saqué la lengua, cogiéndome la polla, apuntándola sobre su agujerito y se la metí de un golpe, haciéndole pegar un grito que su hermana y Bea pararon un momento para mirársela.
ANABEL: ¡Nena!, ¿pero que te pasa?
AURORA: ¿Que coño quieres que me pase joder?, y tú no pares de follarme fuerte que me tienes loca cabrón.
Seguí moviendo mis caderas con fuerza escapándoseme la risa, mientras Aurora se corría con unos gritos enormes con la boca muy abierta, Anabel y Bea se descojonaban de risa, Aurora cuando acabó cerró la boca.
AURORA: Pero que cabrones llegáis a ser joder.
Nos reímos los tres, Aurora se apartó un poco descansando, Bea siguió comiéndole el coño a Anabel y yo le puse en la boca mi polla, que rápidamente cogió para chuparla y metérsela hasta el fondo, cerrando los labios alrededor de la base, la succionaba a la vez que gemía por los lametazos que le daban en el chichi, Bea me tocó en el hombro para cambiar posiciones, se la metí de golpe igual que a su hermana pegando un fuerte grito igual que Aurora.
AURORA (cachondeándose con voz de guasa): ¡Nenaaaa!, ¿qué te pasaaaaa?
Anabel intentó reír, pero le pegué tres golpes de caderas seguidos fuertes en el coño empotrándola, haciéndole gritar seguido abriendo mucho los ojos, agarró cerrando fuerte los puños las sabanas, se la metí con golpes secos cuatro o cinco veces más, se empezó a correr dándole el cuerpo unos espasmos que asustaban, cuando se tranquilizó, su hermana la cogió de la mano levantándola de la cama.
AURORA: Vámonos Anabel y dejamos a este par de cabrones que follen tranquilos.
Nos morimos de risa y ellas salieron de la habitación con una sonrisilla burlona, Bea me miró con amor a los ojos estirándome en la cama.
BEA: Estírate cariño que tú ya has trabado mucho.
Se subió suavemente encima de mí besándome dulcemente, me cogió la polla pajeándola un poco para dejarla tiesa como un palo, y se la metió lentamente moviendo las caderas de manera suave, haciendo que la polla le entrara profundamente, sin parar de moverse me besó los labios, la nariz, la cara bajando al cuello chupándolo despacio, los gemidos crecían, ella los ahogaba juntando sus labios a mi cuello, me abrazaba más fuerte a la vez que la excitación aumentaba, nos corrimos a la vez mirándonos, a Bea le habían subido unos colores a las mejillas que estaba preciosa, corriéndose con la boca y los ojos bien abiertos, sin parar de moverse cuando acabamos me pegó un chupetón en el cuello que parecía una vampiresa, sacándome la sangre con la boca y la leche de mis huevos con el chichi, la tenía flácida del todo y ella seguía moviendo sus caderas.
YO: Bea cariño, ¿qué pretendes ponérmela tiesa otra vez?, porque me parece que lo tienes mal para lograrlo.
Me miró parando de golpe riendo.
BEA: Lo siento cariño, es que me pones de una manera que no sé ni lo que hago.
Reímos los dos estirándonos a descansar un poco, al mirarme en el espejo del baño antes de ducharnos descubrí en el cuello un chupetón morado de puta madre, Bea me miró y disimuló poniéndose un poco roja la cabrona, cuando bajamos nos encontramos a Aurora poniendo la mesa y Anabel en la cocina, llevaban puesto una camiseta y un pantaloncito que se habían comprado por la mañana que les dejaba medio culo al aire.
BEA: ¿Tú te crees que pueden salir a la calle enseñando ese medio culo?
ANABEL (riendo): Pero si los hemos comprado para estar por casa “mami”.
BEA: Os voy a dar una leche a cada una que os vais a enterar, ¿qué coño es eso de “mami”?
Aurora la abrazó dándole un beso en la cara apoyando su cabeza en su hombro.
AURORA: No te enfades, te lo decimos con cariño.
A Bea se le puso cara de tonta con una de sus niñas abrazándola.
AURORA (mientras se apartaba): “Mamiiii”
Bea rió y le dio una palmada en el culo que resonó por todo el salón.
YO: Pues a mí sí me gustan los pantalones estos de las chicas.
BEA: Claro, tú viéndoles el culo estás encantado mamón, pero si se les ven hasta las bragas coño.
AURORA: No pasa nada, si nos las ve y nos las baja cuando quiere.
Anabel reía dándole la razón a su hermana.
BEA: Que marranas sois niñas.
Salió Anabel de la cocina con dos platos, me miró, se giró para mirar a Bea.
ANABEL: Nosotras seremos unas marranas, pero tú eres una chupona que vas marcando a tus victimas.
BEA: ¿Pero qué dices niña?
Aparté a un lado la cabeza dejándole ver el chupetón morado.
AURORA: “Mamiiii”, pero que le has hecho, pobrecito.
Se juntó con su hermana y me abrazaron las dos.
BEA: Iros los tres un poquito a la mierda anda.
Comimos divertidos, cuando acabamos Bea y yo nos ofrecimos a quitar la mesa y ordenar la cocina, pasamos la tarde los cuatro en el sofá mirando películas.