La historia de Rubén (13)
Volvimos a casa, nos pusimos al día de todo y seguimos con nuestra vida...
Volvimos a casa, nos pusimos al día de todo y seguimos con nuestra vida, iba a comer con mis padres algunos días, Bea prefería no acompañarme, no se sentía cómoda habiendo ido antes con mi hermano y ahora presentarse conmigo, mis padres sabían que con mi hermano no me hablaba y que su ex mujer estaba conmigo, nunca me hicieron ningún comentario al respecto.
Un tiempo más tarde nos llamó Santiago para reunirnos en casa y hablar de algo importante, las gemelas lo invitaron a comer y el día en cuestión nos sentamos los cinco alrededor de la mesa, con una buena comida, esperando que fuera una reunión como las que hacíamos habitualmente, Santiago estaba sentado en una punta de la mesa, las dos gemelas a un lado y nosotros dos al otro.
SANTIAGO: ¿Sabéis quien es Sergey?
Nos miramos los cuatro preguntándonos con la vista si alguien sabía quién era, evidentemente nadie lo sabía.
SANTIAGO: Es el hermano de Vladimir.
AURORA: ¿Nuestro tío?
ANABEL: Papá nunca nos habló de él, bueno, ahora que pienso no nos habló nunca de su familia.
YO: ¿Por dónde va esto Santiago?
SANTIAGO: Vladimir y Sergey tuvieron sus diferencias en cómo llevar el negocio heredado de vuestro abuelo, dicen que se pelearon de una manera que ponían los pelos de punta, Sergey acabó cogiendo una navaja atacando a vuestro padre, dejándole la cicatriz que tiene en la cara.
Nosotros habíamos comenzado a comer con una sonrisa, en esos momentos estábamos todos como en un funeral, escuchando con las orejas muy abiertas lo que nos estaban explicando.
SANTIAGO: Pues alguien en nombre de Sergey me ha pedido una reunión con vosotros.
ANABEL: ¿Una reunión, para qué?
AURORA: Para nada bueno nena.
YO: Aun es pronto para saberlo, a lo mejor no es para tanto.
AURORA: Con lo que nos ha contado Santiago y los años que han pasado sin saber nada de él, que quiera vernos ahora no presagia nada bueno os lo digo yo.
El abogado confirmaba con la cabeza en silencio.
SANTIAGO: He pensado en hacerla en mi despacho, esa mañana se la daré libre a mis empleados para estar más tranquilos, hemos de pensar cuanta gente queréis que asista y en que condiciones, cuando lo tengamos claro me pondré en contacto con ellos para concertarla.
Se levantó sin acabar de comer y se marchó, nosotros también dejamos los platos y nos sentamos en el sofá, con un whisky cada uno en la mano.
BEA: ¿Qué os parece a vosotras todo esto?
ANABEL: Ese tío no creo que venga a saludarnos como familia, vendrá en busca de alguna otra cosa.
BEA: ¿Y como lo hacemos, vamos los cuatro a la reunión para hacer más fuerza?
YO: No, no podemos meternos los cuatro en un mismo sitio, seríamos demasiado previsibles, si pasa algo tiene que quedar alguien para seguir, tenemos que ir dos, una de ellas y yo.
BEA: ¿Y por qué no yo, Rubén?
YO: Por qué lo digo yo y se acabó.
Me rodeó el cuello con sus brazos acercando su cara a la mía.
BEA: Como me gusta que saques el carácter mi amor, te quiero.
Me dio un beso en los labios y miró para adelante con una sonrisa.
AURORA: Iré yo con la pistola por si acaso.
BEA (asustada): ¿Tienes una pistola aquí en casa?
Aurora movía la cabeza arriba y abajo orgullosa.
ANABEL: No, iré yo con Rubén, tú eres demasiado bruta para un primer contacto.
YO: Además, hemos de pedir que nada de armas, dos personas por banda para hablar y dos guardaespaldas como mucho, ¿estamos de acuerdo?
Bea levantó la mano.
BEA: Yo estoy de acuerdo.
Las hermanas también la levantaron y brindamos.
Salí con la copa al jardín a pasear, ya no me acordaba de aquel chico que os describí al principio, me sentía totalmente diferente, más alegre, sin miedo a nada y con ganas de vivir la vida intensamente, me daba igual lo que pudiera pasar por defender a mis chicas y mi nivel de vida.
Se acordó la reunión y esperamos el día con ciertos nervios, hablamos con Fernando y Enrique para que pusieran a todos los hombres atentos a cualquier cosa que pudiera pasar, en los locales doblamos la seguridad y avisamos a los policías afines de lo que parecía que se avecinaba. Los cuatro hablamos bastante de las diferentes posibilidades que nos podríamos encontrar, la más probable que se quisiera vengar de su hermano sabiendo que no estaba para poder plantarle cara.
Llegó el día y salimos en dos coches, en uno Anabel con Fernando y un chofer, en el segundo Enrique, otro hombre que conducía y yo, los coches pararon en la puerta del despacho de Santiago y salimos los cuatro, entramos y Sergey no estaba, pero sí que habían llegado dos hombres de seguridad de los suyos, entre los guardaespaldas se registraron para confirmar que no llevaban armas, después nos registraron a nosotros y entramos en un despacho con las paredes de cristal que nos dijo Santiago, fuera se quedaron Enrique y Fernando junto a los otros dos, el abogado nos ofreció algo para beber, le pedimos dos cafés y esperamos sentados de espaldas a la puerta, hablando los tres esperando que llegara Sergey, no tardó mucho, entró junto a otra persona que parecía uno de sus hombres por la manera de tratarlo, según nos contaron nuestros guardaespaldas después, los registraron y entraron, nosotros seguimos mirando para adelante tomándonos el café, sin hacer el más mínimo movimiento para saludarlos, Santiago salió fuera con los otros, se sentaron delante, levanté la vista y aluciné, estuve a punto de llamarle Vladimir, era clavado a su hermano sin la cicatriz, entendí porqué Anabel y Aurora se parecían tanto, les venía de familia, nos quedamos los cuatro mirando a los ojos sin inmutarnos, esperando que alguien empezara a hablar, la tensión se podía cortar con un cuchillo, sabía que no era momento para debilidades y aguanté con dos cojones la mirada fija y la cara de mala leche, se me estaba haciendo eterno aquel momento, entonces.
SERGEY: ¿Cómo estáis sobrina?
Anabel no hizo el más mínimo gesto con la cara y le seguía mirando a los ojos, me sorprendía como una chica que podía jugar con su hermana con los chicos como si fueran dos niñas, por otro lado se comportara como una persona adulta, con una seguridad en ella que impresionaba.
SERGEY: Parece que habéis sacado el carácter de vuestro padre.
Ella siguió mirándolo totalmente impasible dejando pasar el tiempo, creo que la cabrona llegó a incomodar aquel tío con toda su pinta de tipo duro.
SERGEY: ¿Dónde está Vladimir?, sé que se fue como un cobarde cuando tuvo un problemilla.
Parecía que intentaba ponernos nerviosos, yo no cambiaba la cara, ahora entendía la cara de cartón de Santiago cuando lo conocí, Anabel seguía dando una imagen fuerte y tranquila.
ANABEL: Si no tienes nada que decirnos, nos vamos.
Apoyó las manos en la silla para levantarse.
SERGEY: Vale, ya está bien de tonterías.
Anabel volvió a colocar las manos encima de la mesa.
SERGEY: Como no está Vladimir yo me quedaré con vuestros negocios y os protegeré.
Ella siguió mirándolo sin hablar y sin cambiar la cara, dejó pasar un poco más de tiempo, a Sergey le empezó a cambiar la cara, se pasó la mano por la boca y volvió a mirar a Anabel con paciencia.
Anabel se levantó, yo lo hice a la misma vez, se giró y caminó para la puerta conmigo siguiéndola pensando en los cojones que tenía aquella chica, Sergey se levantó de golpe “cabreao”.
SERGEY: Os voy a hacer la vida imposible, hasta que aparezca el hijo de la gran puta de tú padre y pague por todo lo que me ha hecho.
Pensé que el tipo aquel se parecía a mi hermano diciendo tonterías, llamar hijo de puta a tú hermano es de lo más idiota que puedes decir.
ANABEL (con voz serena): Si así lo quieres, así será, pero perderemos todos y a mi padre seguirás sin encontrarlo.
El tío tenía la cara encendida de odio, de golpe se puso serio pensando en lo que le había dicho una chica con unos ovarios muy bien puestos que podía ser su hija. Salimos del despacho, los guardaespaldas se pusieron a nuestro lado, salimos a la calle para entrar en los coches y largarnos de allí, nos metimos en la parte de atrás de uno con Enrique al lado del conductor, cuando el coche arrancó Anabel respiró profundamente relajando la cara mirándome.
YO: Has estado perfecta Anabel.
ANABEL: No sé, no sé.
YO: Le has impresionado, no se esperaba lo que ha sucedido, seguro que ahora os respeta mucho más a tú hermana y a ti.
Tranquilizó el gesto de la cara y llegamos a casa.
Nos salieron a recibir Aurora y Bea, entrando todos juntos en casa llegando al salón parándonos a hablar.
AURORA: ¿Cómo ha ido?, explicarnos todo.
Anabel se subió la falda y se bajó las bragas abriendo un poco las piernas, nos quedamos los tres mirándola sin entender lo que hacía, hizo fuerza y se sacó del coño un tubo que estiró y era un cuchillo, me quedé con los ojos que no podía abrirlos más de lo alucinado que me dejó.
ANABEL: Lo llevaba por si acaso.
Lo dejó encima de la mesita, se subió las bragas bajándose la falda, mirándonos como si no hubiera pasado nada.
BEA: ¡Nena!, ¿y no te molestaba?
ANABEL: Un poco sí, pero se podía aguantar.
AURORA: Otro día que se lo meta Rubén en el culo.
Y se empezó a descojonar de risa contagiándonos a todos rebajando la tensión.
BEA: Bueno, ¿pero cómo ha ido?
ANABEL: Quiere tocarnos los cojones para que vuelva papá y joderlo.
YO: Anabel ha estado fantástica, lo ha puesto histérico.
ANABEL: Tú sí que has estado bien, no ha movido la expresión en todo el rato con una cara que daba miedo.
BEA: Olé mi niño, que guapo y valiente que es ostia.
ANABEL: Ha perdido un poco los papeles y ha insultado a papá para ponernos nerviosos.
AURORA: Si llego a estar yo me saco el cuchillo del coño y le corto la cabeza al cabrón de mierda ese.
BEA: Por eso no estabas tú cariño.
Anabel se sentó en el sofá con una cara de estresada que no podía con ella, Aurora se dio cuenta y se arrodilló delante de ella, le miró la cara en silencio, le metió las manos por los lados de los muslos y estiró de las bragas quitándoselas, le abrió las piernas cogiéndole las rodillas y metió su cabeza en medio lamiéndole por la parte interna de los muslos, Anabel gimió dejando ir el aire y su hermana llegó a su destino chupándole el clítoris haciéndole dar un gritito, le fue comiendo el chichi despacio sin prisas, Bea que estaba que no se perdía detalle se toco el coño instintivamente, me cogió de la mano y me llevó al lado de las hermanas, se sentó junto Anabel y me desabrochó y bajó los pantalones metiéndose mi polla en la boca, toda entera, para volver a sacarla y meterla unas cuantas veces, poniéndome a cien a la vez que seguía tocándose el coño, por encima de un vestidito que llevaba puesto.
Aurora giró un momento la cara mirando cómo me la chupaba, Bea se dio cuenta, se la sacó y se la ofreció a Aurora, que salió de en medio de las piernas de su gemela para meterse mi polla en la boca de golpe, pegando unas succiones que casi me tiran al suelo del gusto la pedazo de bruta, Bea se levantó quitándose las bragas, colocó a Anabel estirada y se puso encima de ella, haciendo un sesenta y nueve comiéndose las dos el potorro, puse a Aurora arrodillada en el sofá con la cara delante de la cabeza de Anabel y el chichi de Bea, le bajé de un tirón el pantaloncito que llevaba y las bragas, metiéndole la polla poco a poco hasta el fondo, pegó un gemido y se enganchó al culo de Bea lamiéndole el ojete, aumenté el ritmo y Aurora se corrió bastante rápido, su hermana y mi pareja empezaron a gemir más fuerte, cambié la posición colocándome sentado delante del coño de Anabel, metiéndosela mientras Bea seguía chupándoselo, levanté mi culo y tiré la espalda para atrás apoyándome con las manos, moviéndome para poder meterla y sacarla, Aurora seguía lamiéndole el culo a Bea metiéndole un dedo haciéndola gritar, Anabel se aceleraba gimiendo muy seguido y empezó a correrse con unos gritos tremendos, quitándose de encima la tensión de la mañana.
Se salió de debajo de Bea que seguía a cuatro patas encima del sofá, con dos dedos de Aurora dentro del culo y su boca chupándole el chichi, gimiendo con una carita de placer que me hubiera corrido en aquel momento tirándoselo todo encima, Aurora extendió el brazo abriendo la mano para que se la cogiera, estiró de mí poniéndome detrás de Bea, me cogió la polla volviendo a pegarle un par de chupadas bien pegadas, se la sacó de la boca y se la metió un poco en el culo a Bea, haciéndole pegar un grito de sorpresa, yo se la fui metiendo poco a poco hasta el fondo, Aurora le metió por debajo de mis huevos dos dedos en el coño y Anabel se puso al lado metiendo la mano por debajo masturbándola, Bea abrió mucho la boca pegando un grito enorme mientras le hacían una paja, la follaban con dos dedos por el chichi y una polla por el culo, empezó a mover la cabeza arriba y abajo, después movía todo el cuerpo totalmente descontrolada, para acabar corriéndose con un orgasmo tremendo pegando unos gritos que se caía la casa, me corrí a lo bestia viendo ese espectáculo de mi chica, se la saqué del culo tirándole los últimos chorritos de semen encima del culo y la espalda, Bea dejó caer la cabeza en el asiento del sofá mirándonos a los tres jadeando, las gemelas bajaron la cabeza cogiendo con la lengua el semen que tenía en el culo y la espalda, dándose después un beso cruzando las lenguas pasándose el semen de una a la otra cayéndole por los lados.
BEA (voz cansada): Pero que marranas llegan a ser estas niñas por favor.
Nos fuimos a duchar, entramos en nuestra habitación desnudándonos, Bea puso en marcha la ducha metiéndose, me metí con ella, nos besamos debajo del agua y me acordé de lo que había visto en el sofá volviendo a crecerme la polla tocándole a ella la barriga.
BEA: ¿y esto?, no has tenido suficiente.
Me encogí de hombros y la besé, ella me cogió la polla moviendo la mano pajeándomela, sacó la lengua lamiéndome los labios.
YO: Tú también estás un poco “marranota” hoy cariño.
BEA: No sabes los nervios que he pasado esta mañana hasta que no habéis llegado.
Me tiré jabón en la polla y Bea con su paja me la limpió, le metí la mano en el coño cogiéndoselo y frotándoselo haciéndole gemir otra vez, se dio la vuelta y se agachó apoyándose con una mano en el cristal de la ducha, se dirigió el pepino a su agujero, se lo metí de golpe, pegó un grito y me cogió los huevos acariciándolos, cogí un ritmo frenético con las caderas follando descontrolado, me estaba costando un poco correrme.
BEA: Como me gusta que me folles por todos los sitios, antes por el culo y ahora por el coño, sigue, sigue.
La cabrona me sacó de mis casillas corriéndome como un animal, Bea se giró cogiéndome la cara con una mano acariciándomela, me dio un beso muy tierno.
BEA: Ya está satisfecho mi hombretón.
YO: Sí mi amor, contigo siempre acabo satisfecho.
BEA: Si quieres más solo tienes que pedirlo y me pondré a tú disposición para lo que quieras mi amor.
Creo que Bea también vio un cambio en mí y estaba muy orgullosa y complaciente desde que me impuse decidiendo quien iba a ir a la reunión.
Santiago volvió a pasar por la tarde para hablar de seguridad, así que convocamos también a Enrique y Fernando, todos sentados informalmente en el sofá.
SANTIAGO: Después de ver lo de esta mañana, creo que lo más inteligente será hacer lo mismo que en la anterior crisis, que salgáis lo justo de casa y extreméis las precauciones.
Se hizo un silencio, como si nadie quisiera hablar del tema, los miré uno a uno, Aurora hacía cara de mala ostia, Anabel de agobiada todavía de la reunión de la mañana y sin ganas de tomar decisiones, Bea de no saber que sería lo mejor para todos, Fernando y Enrique esperando mirándonos y Santiago cara de cartón como siempre.
YO (levantando la voz): ¡Y una mierda!
Todo el mundo salió de su letargo abriendo los ojos mirándome, hasta Santiago cambió el semblante por un momento.
YO: Ese cabrón se va a pasear por nuestra ciudad como le salga de los cojones y ¿nosotros nos vamos a esconder?, una mierda para él.
Mire a los guardaespaldas que me prestaron toda su atención.
YO: Reforzar la seguridad, si se ha de contratar más hombres se contratan, pero nosotros vamos a hacer vida normal con la cabeza bien alta, no vamos a dar la impresión de tener miedo, eso es lo que quieren.
Santiago me miró con una sonrisilla afirmando con la cabeza.
Aurora se puso de pie de golpe excitada.
AURORA: Si quieren guerra la van a tener por la “pipinilla” de mi coño.
Santiago que la tenía al lado levantó la cabeza para mirársela con los ojos muy abiertos alucinando.
Anabel también se levantó más despacio, pensó un momento lo que quería decir.
ANABEL: Rubén tiene toda la razón, ahora no es momento de debilidades, Santiago por favor, las orejas muy abiertas, tenemos que saber lo que está preparando ese cabronazo, Enrique y Fernando, hacer un cálculo de la gente que necesitamos para estar tranquilos y hablamos, los demás pensaremos en algunos planes por si las cosas vienen mal dadas.
Y se dio por terminada la reunión.
Pensándolo ahora creo que salimos más de casa que nunca, íbamos a cenar, a espectáculos, de compras, siempre bien acompañados de seguridad pero dejándonos ver por todas partes.
Sergey compró un edificio enorme, que convirtió en una macro discoteca donde se podían encontrar todo tipo de vicios claro, no podía montar algo legal el hijo de puta, y su vivienda arriba del todo.
Una mañana las gemelas después de desayunar juntos nos dijeron que se iban de compras, le preguntaron a Bea si quería acompañarlas y les dijo que prefería quedarse conmigo en casa, cuando se fueron nos pusimos a ver una serie en el sofá abrazados como enamorados relajándonos, a las tres horas más o menos volvieron entrando las dos y Enrique caminando rápido en casa.
AURORA (gritando): ¿Cómo coño ha podido pasar?
Estaba enfurecida sacando fuego por los ojos, se movía de un lado para otro, en ese momento entro Fernando que venía de la casa de al lado, yo me levanté y Anabel se sentó seria al lado de Bea.
FERNANDO: ¿Enrique que ha pasado?
ENRIQUE: Estábamos en el centro comercial y se han sentado a tomar un helado, lo teníamos todo revisado y parecía tranquilo, Anabel se ha levantado para ir al servicio, tardaba mucho y la hemos ido a buscar, la hemos encontrado en el lavabo, cuatro tipos la han rodeado y la han asustado dándole recuerdos de Sergey.
AURORA (gritando): Me cago en su puta madre, lo voy a matar, será lo último que haga en mi puta vida pero a ese cabrón me lo llevo por delante.
YO: Está bien, todos tranquilos.
Miré a los chicos, ellos me devolvieron la mirada, creo que los tres sospechábamos lo mismo.
YO: ¿Sabéis que esto no ha sido por casualidad verdad?
FERNANDO: Creemos que tenemos un topo, alguien les está informando de nuestros pasos.
YO: No digáis nada a nadie, investigarlo con discreción, tenemos que saber quién es.
Los chicos se fueron y nos quedamos los cuatro, yo de pie, Aurora en la otra punta del salón que se la llevaban los demonios del cabreo que llevaba encima, y Anabel sentada en el sofá con Bea abrazándola.
ANABEL: Aurora por favor, vete a duchar y tranquilízate un poco vale.
Cuando Aurora se fue a su habitación, me senté al lado de Anabel, giró la cabeza mirándonos a los ojos a Bea y a mí.
ANABEL: No he querido decir nada delante de ellos y de Aurora, que ya sabéis que pierde los papeles muy pronto, pero me han rodeado y me han puesto una navaja en el cuello, me han sobado mientras me decían que Sergey se acuerda mucho de nosotras, y que no parará hasta follarnos a las dos.
YO: Que hijo de puta, intenta meternos presión y miedo.
ANABEL: O saber hasta dónde estamos dispuestos a llegar.
BEA: ¿Dispuestos a llegar de qué?
YO: Si buscaremos venganza por esto o lo dejaremos correr, quiere evaluarnos, saber si tenemos fuerza para reaccionar o nos acobardamos.
Anabel nos miraba confirmando con la cabeza.
YO: En todo caso, lo que hagamos tendrá que ser bien meditado y no precipitarnos.
ANABEL: Eso está claro.
La abrazamos en medio de los dos y se fue a duchar y tranquilizar a su hermana.