La historia de Rose (Prólogo y Capítulo I)

Relato introductorio sobre las memorias de una ninfómana que ha experimentado toda clase de sexo. (Hétero - confesiones)

La historia de Rose.

Relato introductorio sobre las memorias de una ninfómana que ha experimentado toda clase de sexo.

Hola, mi nombre es Rose, soy Argentina pero he vivido toda mi vida en México, un país hermoso pero opacado por momentos y personas no muy gratos. Me he decidido a publicar mis experiencias en vista de que por aquí hay muchas personas que comparten singularidades conmigo.

Resumiré prontamente mi vida infante.

Nací en Argentina, ahí desarrolle mi más tierna infancia.  A los 5 años nos fuimos a México por aquellos malos incidentes de mediados de los 60’s. Me desarrolle amando a mi papá pues él era toda la figura masculina que había adorado, me peinaba para él, me vestía para él y mi madre era mi competencia. La educación primaria fue eternamente feliz entre los escarceos sexuales de mis compañeros y yo hasta el siempre grato juego del “caballito” donde mi papá me cargaba en sus piernas mientras él estaba sentado y yo recibía los impactos en mi vagina haciéndome disfrutar.

Educación básica.

Cuando por primera vez sentí ese palpitar en mi “cosita” supe que tenía que jugar con ello más seguido, aún no me desarrollaba y la única forma de sentir esas cosas era con el ya mencionado juego con mi padre. En la escuela les levantaba la falda a las niñas y dejaba que los niños me levantaran la mía, eso, sin conocer la palabra en ese entonces, me excitaba.

Al pasar de nivel mi cuerpo estaba en pleno desarrollo y ya me empezaba a dar cuenta del impacto que causaba en los niños y hasta en una que otra niña, tuve novios de aquellos que llaman “manita sudada” porque a lo más lejos que llegábamos era a un beso en la boca con los labios cerrados.

Ahora mi juego favorito era mojarnos con la playera puesta transparentando el bra, así conseguí un novio de nombre Eliot. Él era dos años más joven y yo ya tenía bien desarrolladas las piernas, nalgas y unos pechos enormes en los cuales seguramente el se había fijado, acepté su petición inmediata de noviazgo porque en él vi la oportunidad de comenzar a experimentar el sexo.

La primera vez que nos besamos con todo y lengua sentimos la excitación más profunda que había sentido, ese día, él intentó tocarme un seno discretamente mientras nos besábamos y yo tuve que aguantarme las ganas de dejarlo continuar pues no quería que todo fuera tan rápido.

Cada vez que podíamos nos besábamos de aquella forma, lengüeteando hasta quedar completamente mojados de nuestras salivas.

Quiero hacer una aclaración antes de seguir. Mis papás eran comerciantes y no nos iba tan mal aunque tampoco vivíamos en la opulencia. A ellos jamás los vi o escuche sostener relaciones sexuales y nadie nunca me había tocado hasta que Eliot se animó. Por si se preguntan de dónde saqué tanta energía sexual, pues ni yo lo sé pero no me importa.

En una ocasión Eliot me descubrió besándome con otro chico de mi grupo, en el instante no me dijo nada pero cuando me acompañó a casa estaba muy serio, no podía ser menos, y yo me sentía muy mal por haberlo tratado de esa forma. Una vez que llegamos a mi casa, yo vivía en un cuarto piso de un edificio, el me tomo del brazo y en voz baja me dijo que era una zorra y una maldita por haberlo traicionado. Sus palabras me dolieron pero también me excitaron, saber que él tenía un fuerte carácter sólo me hizo desearlo más y al mismo tiempo arrepentirme por lo que le había hecho, me escupió en el rostro y se marchó, dejándome dolida, furiosa y excitada.

Esa tarde me hice mi primer dedo y también redacté mi primera carta de amor en donde le pedía perdón a Eliot y le decía que él sería el único hombre en mi vida, que yo estaba a sus pies para lo que quisiera y otras cursilerías estúpidas más.

Él no me habló sino hasta el viernes para darme una carta en donde me decía que le demostrara mi amor, me invitaba al cine el próximo miércoles y que él también me quería.

El tiempo pasó lentamente pero por fin llegó el día de la cita, nunca me acompañó a casa ni me habló en el receso, sólo me mandó decir a qué hora pasaría por mí para ir al cine.

Yo estaba muy feliz de regresar con mi adorado novio. El miércoles llegue a casa donde no había nadie pues mis padres tenían que atender el negocio hasta como las seis de la tarde y regularmente llegaban a casa hasta las 8 de la noche. Me bañe y me dediqué otro dedo tocándome las tetas y nalgas mientras lo hacía, mi amado llegaría a las tres y media, y ya sólo faltaban 45 minutos para que me encontrara a la entrada de los condominios, él siempre fue puntual. Salí de la ducha y me comencé a vestir, usé una de esas braguitas blancas aún de estilo de niña, mi sostén color negro, unas calcetas blancas de la escuela, un pantalón de mezclilla muy pegadito, una blusa negra un poco viejita pero por lo mismo muy pegada y mis botas de medio tacón.

Me perfumé y me pinté justo a tiempo pues cuando salí a la avenida, él ya estaba esperándome con un ramo muy bello de rosas. Me entregó las flores, me dijo que me veía hermosa, me beso en los labios tiernamente y me preguntó:

  • ¿Nos vamos? –

Asentí y lo tomé de la mano pero me acordé de algo.

  • No, espera. Se me olvidó apagar el boiler y mis papás me regañan si lo encuentran así.- Hay que destacar que nunca les pedí permiso a mis padres pues pensaba llegar temprano.

Eliot me acompañó al departamento y le dije que me esperara afuera. Cuando estaba abriendo oí el claxon del auto de mi papá entonces me apresuré a asomarme por la ventana y vi a papá bajar del auto. Salí para ver a Eliot.

  • Ahí viene mi papá, escóndete, ahorita te explico.- Lo besé y cerré la puerta mientras veía que subía al siguiente piso.

Apagué el boiler, encendí la televisión y me metí a mi cuarto. Cuando llegó papá, llegó preguntando por algo que no entendí.

  • ¿Qué pasó papi? – Cuando él me vio vestida así no me quitaba el ojo de encima y entre el gusto y el coraje preguntó.

  • ¿Por qué estas vestida así? –

  • Me estaba probando la ropa que ya no uso. ¿Y ese milagro que vienes? –

  • Vengo por unos papeles que necesitamos en el negocio, los recojo y me voy.-

Vi a papá recoger algo de su buró, ese algo se le cayó y por las clases de biología supe que era un condón, luego papá lo recogió y lo guardo en su billetera, recogió un folder del librero y se acercó a mí.  Sentí su aliento en mi cuello cuando me abrazó y eso me excitó, me dio un beso en la mejilla y se despidió.

  • Cámbiate esa ropa, de acuerdo? – Más bien era una orden, me dio una nalgada y se fue.

Me asomé por la ventana para despedirlo y en cuanto desapareció de mi vista salí por Eliot.

  • Explícame.- Reclamó un poco molesto cuando baja las escaleras.

  • Ese que vino, es mi papá y es muy pero muy celoso. La verdad no pedí permiso para salir contigo y no sé si se le ocurra regresar pronto.- Lo abracé con temor de que se molestara.

  • No te preocupes… si quieres mejor vamos otro día.- Me dijo mientras me acariciaba mi cabello.

Su carita de tristeza me pudo más que el temor a mi desconfiado padre.

  • No, se me ocurrió algo pero tendrás que esperar un par de minutos.-

Con alegría asintió y esperó.

Conociendo a mi papá, supuse que regresaría en unos minutos para verificar que me portara bien, así que saqué mis cuadernos y libros de la escuela y los puse en la mesa, me cambié la blusa negra por una de tirantes ya muy usada y salí a ver a Eliot.

  • Seguro que mi papá regresa, te parece si platicamos aquí afuera un ratito? – Eliot me dedico un par de vistazos a los pechos que se veían muy sugerentes. – Hay que estar atentos por si escuchas que alguien sube las escaleras.

Me dijo que sí y se lanzó a besarme, mi legua jugueteaba con la suya, nos abrazamos y le pedí que me perdonara, él me abrazó más fuerte en respuesta y entonces, en el abrazo, sentí su verga. Seguimos besándonos hasta acabar completamente mojados en saliva y de pronto... un ruido en las escaleras.

Nos separamos y le pedí que se ocultara de nuevo, él también llevaba un pantalón de mezclilla pero se notaba tiernamente el bulto que yo había provocado.

Me metí al departamento y recordé todas las charlas sexuales con las compañeras, hablaban de masturbarse, de los besos, de chuparles la verga a sus novios y de la primera vez.

Pasaron un par de minutos y nada ocurrió, falsa alarma, no era papá.

Dejé que sufriera un poco más y me cambie el pantalón y las botas.

  • Valió la pena esperar.- Dijo en cuanto me vio con unos short rojos, ajustaditos y sin zapatos. Casi se le caía la baba.

  • Ya sé, mejor pasa, si regresa mi papá le diremos que estamos en un trabajo de la escuela o te sales rápido ok?- Le invité a pasar y le abrí la puerta de par en par.

Tímidamente espero a que le invitara a tomar asiento y me senté junto a él, nos besamos de nuevo, ensalivándonos hasta chorrear y casualmente empezaba a sentir un flujo entre mis piernas como cuando me dedeaba, actividad que desde hace cinco días practicaba a diario sentada en el váter. Él puso su mano en mi rodilla y sentí un escalofrío que recorrió mi cuerpo. Comenzó a sobar mi pierna y cuando ya estábamos a punto de acostarnos en el sillón me levante dejándolo con una cara de frustración.

  • ¿Quieres algo de tomar? –

  • A… agua.-

Él me alcanzó en la cocina, me abordó por sorpresa y en el momento en que yo giraba ocasionó que se cayera el agua en mi blusa haciendo que se me pegara resaltando mis tetas sostenidas por el sostén negro.

  • Lo siento.-  Dijo en verdad apenado.

  • No te preocupes, ahorita me cambio.- Mientras sonreía amable por la situación, me percaté de que miraba intermitentemente mis mojados pechos y de nuevo crecía el paquete de su entrepierna.

Me retiré a mi cuarto pensando que ponerme para poder mantener su atención pero el advirtió desde la sala…

  • Creo que mejor me voy.-

Oí que se levantaba del sillón y se dirigía a la puerta, entonces supe que tenía que hacer algo, no quería perderlo por situaciones tan tontas y me importo poco salir con solo la blusa de la escuela sin sostén alguno para mis bien desarrolladas tetas.

  • No, no te vayas.- Salí por él y al verme con el atuendo que traía puesto no dio ni un paso hacia la salida.

Me dirigí a abrazarlo y en esta ocasión, diferente a la mayoría, pegue mis tetas a su pecho y él pego su paquete a mi entrepierna, sentí como crecía mientras nos fundíamos en un beso ultra mojado, mi corazón palpitaba a mil y perdíamos el aliento casi por turnos.

Hice lo que siempre desee, le tome la verga por encima de su pantalón con mi mano y pude sentir su dureza, vi sus ojos llenos de deseo y una de sus manos se posó sobre mi seno izquierdo, tomé su mano y la lleve directamente a tocarme sin una tela que se lo impidiera.

Mil cosas pasaron por mi mente. ¿Y ahora qué?

Me quité la blusa con el escudo de la escuela y lo llevé de la mano al sillón. A partir de ese momento no hubo palabras. Me acosté y él se echo encima de mí besando tiernamente mis pezones, le comencé a desabrochar el pantalón y en un movimiento hice que se sentara para poder quitarle los jeans, él se quitaba la camisa de franela que llevaba mientras yo lo desnudaba por completo quitándole los calcetines. Cuando ya lo tuve bien desnudo y sentado comencé a besar su falo y sus huevos que empezaban a llenarse de vellos, lamí y ensalivé lo mejor como su fuera su boca hasta quedar completamente empapado.

Él se levantó y me hizo sentar, me quitó los shorts dejándome con las calcetas y ahora me devolvía el favor, lengüeteó sin ponerle pero a mi pubis lleno de vellos rubios como mi cabello, metía su lengua tratando de llegar profundo sin conseguirlo pero sí me dejo muy mojada y yo no sabía si era de su saliva o de eso que me salía de mi panocha.

Se apartó por un momento y cogiendo su polla la dirigió a mi empapada intimidad como pidiendo permiso para poder penetrarme. Asentí y poco a poco fue metiendo su trozo de caliente y dura carne. No era enorme, no era gruesa pero era mi primera vez y me encantó. No me dolió nada ni sangré una gota, gocé y fue la primera vez que tuve un orgasmo, fue la primera vez que mi vista se nubló por el placer y veía todo azul.

Yo pujaba, gemía y aguantaba mis gritos agarrándolo de los cabellos y jalándoselos. Eso lo calentó y puso su mano en mi boca mientras arremetía con fuertes estocadas mi vagina. Sentí como brotaba líquido de mi interior y pensé que me estaba meando. Lo aparté para revisar y él siguió jalándosela. Un instante después se venía sobre mi pubis, su leche chorreaba hasta mi vagina y ambos teníamos una cara llena de éxtasis.

Fue mi primera vez, fue mi primer amor.

Si hay alguna persona que se interese en mi historia deje un comentario pues no sé por dónde continuar. Dime, ¿quieres que te cuente más de Eliot, que continúe con mi línea temporal o tal vez te interesé algo más reciente?

Besos.