La historia de mi vida (5)

Parte de lo que sucedió en el baile que fui con Benjamín

La historia de mi vida (5)

Durante la semana hice una y mil peripecias para poder estar libre el sábado por la noche. Como siempre el guardarropa de mi madre me sirvió para conseguir todo lo que necesitaba. Ahora me había encontrado nuevas prendas. Unas pantimedias de red, con abertura en medio, una tanga que tenía un pequeño triangulo enfrente y atrás que se unían con dos cordoncitos y tenían hilo dental que se acoplaban a mi cuerpo maravillosamente.

Salí de mi casa al departamento de Benjamín con la tanga y pantimedias puestas. Lo demás lo llevaba en una bolsa deportiva. El permiso para estarme toda la noche fuera, de casa, fue que iba a estudiar con Jaime. Para esto ya nos habíamos puesto de acuerdo. Le dije a Jaime que pasaría la noche con una linda chica y que después se la presentaría.

En el departamento de Benjamín termine de arreglarme. Me puse un sostén con unas esponjas como pechos (que previamente había comprado), una blusa que me llegaba por arriba del ombligo, una minifalda muy corta que apenas me tapaba las nalgas pero que cualquier movimiento hacía que las mostrara, la peluca y las sandalias de plataforma transparente. Me maquillé lo mejor que pude; ahora me puse sobras en los ojos y rímel en las pestañas con lo que logré el efecto de ojos más grandes. Cuando salí del baño Benjamín casi se va de espaldas y no pudo contener un largo chiflido. Me dijo que viéndome así preferiría mejor quedarse, pero que ya estaba comprometido con la fiesta.

Llegamos a una casa en un barrio de clase media alta. Al entrar fuimos recibidos por un hombrón fornido, que por vestimenta únicamente traía una tanga, que nos llevó al salón de baile. Le pregunté a Benjamín quien era ese hombre y me dijo que el encargado de seguridad. A mí se me hizo muy guapo e interesante; principalmente por el paquetazo que le notaba enfrente, pero cambié la conversación porque Benjamín parecía ser muy celoso.

En el salón había parejas de hombres de distintos físicos algunos gorditos, otros flacos, otros corpulentos, otros bajito pero un común denominador todos estaba acompañados de mujeres muy bellas con grandes bustos y colas impresionantes, así como muy altas. Yo era la más bajita de todas y eso que medía con las sandalias 180 cm. Pasamos a saludar a cada una de las parejas y todas muy respetuosas correspondían el saludo ceremoniosamente. Me presentó como su novia. Esto causo entre las mujeres unas risitas que hasta ese momento no lo comprendía.

Fuimos con el anfitrión un hombre corpulento, con una gran barriga y de unos 60 años que en su juventud debería de haber estado muy guapo. Saludó a Benjamín muy efusivamente, y a mí me plantó un sonoro beso en la mejilla, y lo felicitó por lo guapa de su novia. Tomamos unas copas.

Me llevó a la pista de baile. La música era de la que se baila muy pegada. Y yo me dejé llevar. El se repagaba mucho a mi cuerpo y me metía su muslo entre los míos. Esto hizo que me calentara aun más, pues desde su departamento yo ya estaba caliente.

Durante las siguientes piezas de baile, él, fue aumentando el toqueteo y caricias. Hasta que bajo sus manos hasta mi enorme culo y sin ningún pudor alzó mi minifalda y las comenzó a acariciar. Yo voltee para mí alrededor para ver si éramos observados pero cada pareja estaba en lo suyo. Algunos ya hasta habían sacado un pecho a su pareja y habían empezado a chupárselo. Otros tenían las manos en los culos de sus parejas y otros les estaban metiendo mano en sus pubis. Al terminar la música todos nos sentamos como si no hubiera pasado nada.

Al irnos a sentar le dije a Benjamín que iba al tocador (así dicen las mujeres cuando van al baño). Ahí me encontré a varias mujeres esperando turno para utilizarlo. Y como siempre se inició un sabroso chismorreo. Me llamo la atención que algunas tenían las voz muy ronca pero hay de todo. Cuando me preguntaron cómo me llamaba les dije que Violeta. Después fueron las presentaciones de ellas: Ericka, Vanessa, Marisol, Shakira, Sofía. Hablamos de distintos temas. Pero a mí me había impresionado Vanessa pues era una mulata de 180 cm. de estatura con sandalias con apenas una suela delgada, con unas grandes mamas y un culo nada despreciable lo que le faltaba un poco era cintura. Me dijo que yo le causaba envidia por que tenía tremendo trasero tan parado y duro. Me toco mi turno de entrar al baño y tuve dudas de orinar de pie o sentarme para hacerlo. Tomé la decisión de esto último y me sentí muy rara.

Volví otra vez con Benjamín. Él estaba ya sentado a un lado del anfitrión platicando muy alegre. Cuando me senté pude oír que le comentaba que lo que más le gustaba de mi era mi tremendo culo que no importara que no tuviera pechos; que eso se arreglaba con hormonas. Ahí fue cuando oí por primera vez acerca de las hormonas.

Llegó la cena y comimos opíparamente, volvió a tocar la música y volvimos a bailar. Pero esta vez, Benjamín, me quitó la minifalda. Esto hizo que todos voltearan hacia nosotros y me dijeran cosas maravillosas de mi culo. Me dio cierta pena y le dije a Benjamín que si nos sentábamos. Pero él en lugar de hacerlo me llevo a uno de los cuartos del segundo piso. Cuando íbamos subiendo las escaleras arreciaron los comentarios acerca de culo, pues prácticamente lo atraía al aire.

Nos metimos en una recamara, que la cama tenía un colchón de agua; donde me deposito después desnudarse y dejar su mástil orgullosamente eréctil. Me hizo que se lo mamara estando yo acostada a orillas de la cama y con la cabeza casi colgando, pero en esta ocasión estaba acostada sobre mi abdomen. Esta posición hace que casi me ahogue con la verga que tenía metida hasta mi garganta. Pero aun así cumplí como toda una mujer en seguírsela mamando. En eso estábamos cuando escuchamos un voz ronca que decía "hola benjamín no me invitas a la diversión" y le contesta "claro Vanessa ven a divertirte con nosotros, nada más deja venirme en la boca de esta perra". Después de unos minutos logré mi propósito comerme de nuevo la leche de mi amor. Que en esta ocasión fue abundante.

Me recostó de nuevo en la cama y no me dejó que le limpiara esa cabezota que aun escupía gotas de ese preciado líquido que es el semen de macho. Esto lo hizo Vanessa que para entonces estaba desnuda y entre sus manos traía una arma más larga pero menos gruesa que la de Benjamín. Mientras Vanessa le limpiaba el arma a Benjamín. Ella colocó su verga en mí en mi boca. Esto me tomó por sorpresa y me dio miedo. Pero Benjamín me dijo que no había problema que se la mamara como se la mamaba a él. Así lo hice pero ahora si falle pues no pude poner mis labios en el pubis de Vanessa, porque me faltaba garganta para ello. Por más esfuerzos que hicimos no lo logramos. Lo único que se logró con eso era que quería vomitar. Así que lo que hice fue succionarle hasta que se viniera. Su leche era muy caliente espesa, pero no me gusto como sabía, disimuladamente la fui escupiendo hasta que no hubo más que pequeños restos de su semen en mi boca que tuve que tragar.

Vanessa le pido permiso a Benjamín de encularme pero se negó. Dijo que ese culo era de su exclusiva propiedad y que el único que me cogería por ahí era él. Entonces para demostrárselo procedió a comerme el culo con su boca haciendo lo que me enloquecía que era succionarme el culo y a la vez meterme la lengua lo más profundo. Vanessa se quedó a un lado viendo como me comía. Volví a ponerme muy caliente tanto así que mi verga se puso muy tiesa y saliéndole el líquido preseminal. Al ver esto Vanessa se prendió inmediatamente de mi verga y me empezó a dar fenomenal mamada. Este fue el acabose pues las sensaciones se amplificaron hasta casi hacerme desmayar. Volví a sentir esa desfragmentación de mi cuerpo, ese temblor intenso, el que mi cabeza volara en mil pedazos y unos deseos irrefrenables de que me metieran una gran verga por mi culo; el que inicio a abrirse y cerrarse espasmódicamente permitiendo que la legua de Benjamín entrara casi hasta mi recto. En forma súbita dejo de mamarme el culo y cumplió mi deseo. Me metió su verga, que yo la sentí más dura que en otra ocasiones, de un solo impulso hasta su pubis. Dándome un masaje tremendo en mi próstata. Y como empezó a meterla y sacarla con furia. Este masaje se hizo intenso.

Esto ocasionó que soltara un chorro de semen, que ávidamente Vanessa se la tragó hasta la última gota y continuó mamándome la verga que no dejó de estar en plena erección hasta que Benjamín retiró su verga de mi culo. Las sensaciones se potencializaron hasta hacerme, por un momento perder la razón, perdí la noción del tiempo y del espacio. Mis sentidos únicamente estaban fijos en mi pene y en mi fundillo. Nos sabía si respiraba, si latía mi corazón. Únicamente había un placer sublimado, intenso. Que me hizo gritar de placer; un grito que llegó a oírlo toda la concurrencia la que, después me dijeron, hizo que soltaran gritos de júbilo y aplaudieran.

Benjamín, debido al viagra que se había tomado, duro una infinidad de tiempo en llenarme mi culito con su leche refrescante. Así que estuvo por un tiempo largo dándome unas sobadas tremendas en mi próstata. Que hizo que tuviera otras eyaculaciones, pero ya no tan intensas como la primera. Pero en placer nada despreciables. Y más que Vanessa continuaba mamándome mi verga y comiendo, ya lo poco, que me salía de semen. Así estuvimos hasta que Benjamín al fin me refrescó mi culo con su abundante venida de leche. Que hizo que él también gritara, gimiera y me dijera mi amor que bien coges. Eso me dio gran alegría el saber que era lo que sentía por mí. Cuando se retiró me dio coraje que Vanessa se abalanzara sobre su verga aun erecta y se la mamara. Eso por ley me correspondía a mí. Pero de nuevo puso un recipiente para recoger el semen de mi culo y me lo ofreció; como se ofrece un trofeo. Me lo tragué todo. Lo paladee gota a gota. Quedado exhaustos por lo que nos recostamos todos en la misma cama y nos dormimos….

Continuará