La historia de mi vida (4)
lo que paso ese domingo inolvidable con Benjamin
La historia de mi vida (4)
Me levante temprano ese domingo. Me di un largo baño de tina. Para relajarme, así como quitar un poco lo adolorido de mi fundillito, que el día anterior había tenido trabajo extra. Después del baño me puse un lavado con un litro de agua con sal para dejar mi intestino más limpio que el día previo. Después hice la misma rutina del día ayer. Pero ahora me vestí con liguero, medias y tanga de hilo dental, un baby doll y una bata de tela artificial pero parecía seda. Los dos estaban muy transparentes que no dejaban nada a la imaginación. Todo esto resaltaba mi mayor atributo: mi culo grande, que se veía hermoso. Y me puse las sandalias de plataforma de plástico transparente.
Me fui inmediatamente hacer el desayuno. Lo dejé en un aditamento eléctrico que mantenía caliente la comida. Después fui a ponerme perfume para quitar toda huella de olor a comida. Y me puse a esperar a mi Romeo. No tardo mucho en llegar. Como traía una llave que le había dado mi mamá, entró sin tocar y me tomo desprevenida. Estaba agachada poniendo unas cosas en la mesa del comedor y me puso su pubis en mi culote. Me atrajo hacia él y pude sentir ese aliento que tanto me excitaba. Estaba vestido con un pantalón corto, sandalias de playa y una camiseta polo de tejido de red. Me dio un beso muy cachondo metiéndome la lengua hasta las amígdalas y jugueteando con ella con la mía.
Esto me calentó más de lo que había imaginado. Con una de sus manazas me tocó el pubis y se dio cuenta de mi erección. Y me dijo vamos a desayunar antes de que se enfrié la comida y te calientes tu más de la cuenta, mi amor. Le serví su desayuno. Me dijo que porque no desayunaba con él y le conteste que él era el que tenía que tomar fuerzas y energía y que yo me desayunaría con la leche que me diera. Esto lo puso más cachondo, pues su cara se puso colorada.
Al terminar de desayunar me dijo que no me cogería inmediatamente que esperaría un tiempo para que la comida le hiciera digestión. Así que me dijo que me fuera desnudando. Así lo hice y me quedé con únicamente el baby doll que me tapaba la mitad de mis nalgas paradas. Me atrajo hacia él y comenzó a acariciarme los grandes cachetes de mis nalgas. Y de una forma brusca me volteo quedando mi culo a la altura de su cara. Inmediatamente metió su cara en el surco que forman mis nalgas y empezó a darme una mamada, succionadme el fundillo y metiendo su lengua lo más profundo. Se levantó de la silla y me dirigió hacia la sala. Al ir caminado hacia allá el se despojo de su ropa. Y como no traía ropa interior quedó completamente desnudo con su verga bien erecta y dura en posición de firmes, mirando hacia arriba.
Me dijo que se había tomado 2 tabletas de viagra así que la lucha estaría mejor que el día de ayer. Así que me dispuse a sufrir una vez más. Se sentó en el sillón preferido de mi padre y continuó mamándome el culo hasta que este dejó de doler. Entonces me hizo lo menos que yo pudiera imaginar me volteó quedándole mi pequeña verga (comparada con la de él) a nivel de su boca y me la empezó a mamar. Esto no me puso caliente, sino hirviendo. Cuando dejó de hacerlo yo me dispuse a montarme sobre su gran verga. Me sentía como alguna de las artistas transexuales que había visto en las películas que había traído Jaime. Entonces tomé la verga con una mano y coloque la cabezota directamente en mi fundillo y empecé a descender sobre ella. Poco a poco. Esta maniobra fue más fácil debido a que ya había camino recorrido.
Fue penetrándome lentamente hasta sentir que me mis nalgas chocaban con su pubis, perfectamente depilado. Entonces me subió los pies al sillón quedándome únicamente detenido por el tronco de su verga y empezó el a subir y bajar su cadera. Esto hacía que me frotara enérgicamente la próstata que inmediatamente me hizo que eyaculara abundante leche. El tomo mi esperma con una mano y me la dio a tomar. Me dijo toma parte de tu desayuno. Tenía un aroma especial y un sabor alcalino que no me gusto (ahora sé porque las mujeres que habían salido conmigo se negaban a tomarse mi leche que me sacaba después de una buena mamada). Continuamos cogiendo y el empezó a aumentar el ritmo. Con lo que aumento mi placer. Después de unos diez minutos se paró y me desenchufo, prácticamente. Entonces hizo que se la mamara. Como ya había aprendido la lección me metí toda esa verga que le calculaba un peso de más de 300 gramos, por la cantidad de sangre que necesitaría para ponerse tan dura como un madero. Se la mamé con verdadero deleite. Cuando la saque la cabezota estaba de color escarlata de tanta succión que había hecho.
Luego me volteo para que le diera la espalda. Y así me sentara de nuevo en esa vergota. Yo estaba en el séptimo cielo de tanto placer. Me la metí toda; y nuevamente iniciamos la subida y bajada. Ahora la sensación era otra pues la punta de la cabeza, de su verga, rozaba con las paredes de mi recto y esto me producía otro tipo de placer, pero muy agradable. Entonces me dijo que empezara a mover mi cadera de adelanta hacia atrás y de atrás hacia adelante mientras el subía y bajaba su cadera. Esto me volvió loca de placer pues cuando hacía la cadera hacia atrás me presionaba la próstata y cuando hacía la cadera hacia adelante me presionaba las paredes del intestino. Con lo que lograba dos tipos de placer. Que dentro de mí sentía como algo que iba a explotar, que crecía y disminuía. Sentía los sentidos embotados. En una palabra me estaba volviendo loca de placer.
Así estuvimos por un tiempo prolongado. Yo eyacule en un número de veces que perdí la cuenta. Sentía que mi cuerpo temblaba por dentro. Que cada una de mis partes, involucradas en la tremenda enculada que me estaba dando, se partían en pedazos y luego se volvían a reconstruir. Entonces sentí como la verga de Benjamín empezó a crecer, y la velocidad de la cogida empezó a aumentar y su respiración se hizo ruidosa. Me empezó a decir que era su puta, su perra que era la más zorra de todas las putas, que me iba a partir en dos y me iba a llenar con su leche hasta que me ahogara. Y luego sucedió lo que estaba esperando con tantas ansias. Su descarga de leche al por mayor. Hizo algo que no me había hecho antes me dio de nalgadas con esas manazas hasta que las nalgas se me pusieron coloradas pero cosa rara no me dolieron sino que hicieron que me viniera otra vez pero como una válvula de escape para tanta presión que sentía dentro de mí. Así que mi orgasmo fue el más grande que había tenido en mi vida (ha habido otros iguales pero ninguno mayor que ese). Parecía que estábamos convulsionando los dos. Porque nuestros cuerpos empezaron a temblar desde los pies hasta la cabeza y de repente quedamos los dos inertes, como si estuviéramos apenas vivos. Yo caí de espaldas sobre su pecho y él como si se hubiera derretido y se hubiera desparramado en el sillón.
No supimos cuanto tiempo tardamos en recuperarnos. Pero fue bastante, pues empezamos a coger como a las 10 de la mañana y cuando ya nos volvió la sangre al cuerpo sería como las 2:00 PM. Me desenchufe de él y todavía las piernas me temblaban, parecía cría de yegua recién parida. El continuó en el sillón sin poder articular palabra. Le preparé una bebida con licor y esto fue lo que lo hizo recuperarse. Me tuve que poner una servilleta que impidiera la salida de tanta leche que había recibido. Entonces el me dijo que me levantara y le pusiera el culo casi en la cara y colocó el vaso, donde le había servido la bebida, vacio y con el recogió la leche que me estaba saliendo por el hoyo abierto, que era mi culo, y me lo ofreció para que me lo tomara. Me lo tomé con muchas ganas pues su esperma tenía sabor a piña. Lo paladee hasta la última gota y los restos que quedaron en el vaso los tomé con uno de mis dedos.
Me pregunto que si me gustaban gustaban sus mecos. Yo lo reprendí y le dije que esa palabra me parecía muy corriente que cuando hablara conmigo dijera su lechita o su esperma. Continuó con su pregunta diciendo que como fuera pero que si me gustaban como sabían. Le dije que no me gustaban; entonces puso cara triste que la cambió cuando le dije no tontín me encantan, me enloquece su sabor.
Ya entrada la tarde me pude volver a colocar mi ropa. Pero le dije que él se quedara desnudo porque me encantaba su cuerpo y quería acurrucarme en su enorme pecho, que era la única parte en la que tenía vello. Me dijo que el próximo sábado era el baile anula de su sindicato y me quería llevar a bailar y que sus amigos me conocieran. Que me pusiera una minifalda, pantimedias, sostén con rellenos y llevara las sandalias de plataforma transparentes y esa peluca rubia que le gustaba mucho como me veía con ella. Le dije que no sabía si iba a poder. Que durante la semana le diría. Antes de irse me pido que si le podía dar una mamada. Y nuevamente se la di. Logrando que nuevamente tuviera una venida de abundante leche. Que ahora si no la desperdicie pues me la trague completita. Se despidió de mi con besos, abrazos y caricias haciéndome prometer que nos veríamos el sábado.
Lo vi caminar por la calle solitaria y se me partió el corazón. Hubiera deseado que se quedara pero en fin .
Esta historia continuará .