La historia de mi vida (2)
Lo que sucedió despues e hizo que mi vida tuviera un giro de 180 grados
La historia de mi vida (2)
Después de la llamada de mi amigo Jaime me apresuré salir de mi casa. Por estar distraído, y estar más pendiente de la sensación, tan agradable y placentera, que ocasionaba el roce de lo jeans con los medias y la sensación tan excitante del roce del hilo dental, de la tanga, sobre mi culito No me di cuenta de que no me había puesto calcetas. Lo supe hasta que estaba en la sala de la casa de Jaime.
Esto me causó al principio miedo ya que al sentarme dejaría mis tobillos al aire libre y Jaime podría ver que traía medias. Pero después me causo cierto morbo y excitación. Tanta así que mi amigo se dio cuentas, pues me hizo la observación de que se me notaba un bulto en la parte delantera de los jeans. A lo que le contesté que era la excitación que me causaba el pensar el tipo de películas que habría conseguido.
Me dijo que le habían alquilado 4 películas. Pero que el encargado le había dado una que era de transexuales. No se había fijado en eso hasta que llegó a la casa. Así que únicamente veríamos tres. Ya había dispuesto todo para sentarnos a verlas: palomitas, papitas, refrescos y papel higiénico. Cuando puso la primera me comentó que era muy famosa porque el actor porno tenía tremenda verga. La película trataba de tres mujeres (con grandes pechos y nalgas) hacían sexo oral y al final se rifaban quien era sodomizada.
Lo que me sorprendió es que por más comentarios, acerca de las actrices, me hiciera Jaime; a mí el que me llamaba la atención era el actor que tenía tremenda verga larga, gruesa y con tremendas venas del calibre de un dedo de la mano. Las mujeres empezaron a mamársela en forma magistral yo me imaginaba que era una de ellas. Cuando, por último, se cogió a la más nalgona, por el culo; ya no pude más y me baje el cierre de los jeans y me hice una magistral paja; expulsando una cantidad abundante de leche caliente. Entonces mi amigo me dijo que verdaderamente estaba caliente. En las siguientes películas no tuve grandes erecciones ya que los actores tenían unas vergas de tamaño promedio; aunque a decir verdad las actrices tenían cuerpos esculturales.
En esas películas, Jaime se sacó su verga (que yo se la conocía sin tener erección) y me sorprendió el tamaño que tenía. Cuando empezó a masturbarse cerró los ojos. Lo que me permitió observarla en toda su extensión. No era muy larga pero si gruesa y con tremendo cabezón. En eso momento tuve unos deseos de mamársela, pero no lo hice por el que me dio pena y porque no sabía si Jaime me rechazaría. Pero vi los cambios que sufrió su cara cuando tuvo esa gran venida y como temblaba su verga cuando estaba expulsando su leche. Unas gotas cayeron en el piso y sin que se diera cuenta las tomé con un dedo y las puse en mi boca. No me gustó pero tampoco me disgustó su sabor. Así pasamos el resto de la tarde.
Cuando me retiraba a mi casa le dije que yo entregaría las películas y me dio las cuatro sin sospechar nada. Me fui casi corriendo a mi casa. Ansiaba ver la última película que habíamos dejado sin tocarla. Me sentía muy cachondo no únicamente por llevar esa ropa de mi madre (por la sensación de las medias con los jeans o por el roce del hilo dental sobre mi ano que al caminar aumentaba) sino porque al fin solo iba a ver es DVD de transexuales.
La suerte estaba de mi lado ya que en la contestadora mi madre dejó un recado diciéndome que llegaría hasta el siguiente día muy temprano. Así que tenía todavía parte de la tarde y toda la noche para mí.
Puse la película, primero, la del actor vergudo para ir calentando motores. Me desvestí y únicamente me quedé con la tanga, las medias y liguero. Me empecé a masturbar pero algo me hacía falta. Sentía la necesidad de que algo calmara ese cosquilleo que tenía en mi culo. Fui al refrigerador y busque entre las verduras algo que calmara mi calentura. Me encontré con un pepino de muy buenas dimensiones, craso error por ser primeriza esa cosa no la pude introducir por lo que lo tuve que cambiar por una pequeña zanahoria.
Cuando estaba observado la película de transexuales me calenté a lo máximo (eran unas actrices con grandes pechos y grandes colas que mamaban las vergas como verdaderas maestras y se las cogían por la cola con gran satisfacción para ellas que las hacían que tuvieran venidas con poca leche) entonces inicié a chupar la zanahoria como ellas lo hacían con los penes de verdad y continué pajeandome hasta casi eyacular. Entonces me introduje la zanahoria en mi culito, no con cierto esfuerzo y dolor. Pero el dolor se transformó en placer y a medida que lo metía y sacaba tuve una gran venida con abundante esperma sin necesidad de haberme tocado mi pene.
No sé cuantas veces vi la película de transexuales y no supe cuantas veces me metí la zanahoria en mi culito. Me quedé dormido. Desperté de madrugada y apenas tuve tiempo de limpiar todo y guardar las cosas de mi madre. Bañarme y acostarme en mi cama. Esa fue mi primera experiencia.
Pasó en tiempo y apenas recordaba lo que había hecho. Siguió todo normal. Yo volví a salir con las chicas, a seguírmelas cogiendo las que se dejaban. Se me borró de la mente lo que había sucedido y que me había causado placer.
Pero hubo algo que cambió esta vida sin emociones. Conocí a una muchacha morena más bien bajita, pero con grandes caderas y poco pecho. La convencí de tener relaciones sexuales. Para ello utilice lo que me había enseñado la compañera de trabajo de mi papá. Pero cuando se la iba a introducir me dijo que por el coño no. Que me dejaría que se lo mamara, pero nada de meter algo ni los dedos ni nada. Que todo debía ser por el culo. Entonces hicimos un 69 fenomenal pero lo que le mamé y le metí la lengua fue a su fundillito. Ella gemía de placer y me pedía que ya le diera por el culo. Así lo hice, utilizando la posición de misionero pero con sus piernas sobre mis hombros le metí los 16 cm. que portaba. Ella dio un grito de dolor pero me pidió que se lo enterrara más. Así que empecé metiéndosela y sacándosela en forma rítmica. Sucedió lo que cambió mi vida, buena una de las dos cosas, cuando estaba próximo a venirme me metió dos dedos de su mano derecho en mi culo. Lo primero que traté fue de sacarlos, pero ella los empezó a mover con una gran maestría y a darme un masaje de próstata que hizo que mi erección fuera mayor y más dura. La eyaculación fue la más abundante que he tenido en muchas ocasiones. Y el gozo fue mil veces mayor que con otras cogidas que había dado. Me hizo recordar la película de transexuales y sentir el gozo de ella.
Cuando terminamos le pregunte porque había hecho todo eso. Me dijo que su padrastro se la estaba cogiendo y que a él le gustaba que le metiera los dedos en el culo. Así que pensó que a mí me gustaría. Le dije que me encantó y que cuando lo volviéramos hacerlo me volviera a meter esos dedos que hacían magia en el culo de uno.
Me llamó a la casa y me dijo que ya no me volvería a ver ya que su padrastro se había dado cuenta de que me la había cogido y me buscaría para desquitarse. Otra más que fue mi debut y despedida. Pero me volvió a recordar lo que tenía escondido en un rincón de mi cerebro. Que quería ser cogido por un macho y yo vestido de mujer.
No tardo mucho en que mi deseo se cumpliera. Pues nuevamente mis padres y mi hermana menor salieron de fin de semana a la playa. Y nuevamente me tuve que quedar en casa por las labores escolares. Pero en esta ocasión mi madre me dijo que don Benjamín iría a ser algunos arreglos de fontanería a la casa. Así que no podría salir a ninguna parte.
Cuando llegó el fontanero le dije lo que tenía que hacer. Lo llevé al baño de mis padres. Don Benjamín era un una persona con sobrepeso, con una pancita simpática, pero a la vez alto y hasta cierto punto atlético o más bien la sombra de lo que hubo. Con cara de pocos amigos y muy serio. Se puso a hacer su labor. Así que pase al guardarropas de mi madre y escogí lo que me iba a poner en esta ocasión.
Tome de todo. Me bañe. Me depilé todo mi cuerpo. Me puse una crema hidratante, también en todo el cuerpo. Me puse talco perfumado. Me maquille como había visto a m madre lo hacía. Me coloque una peluca rubia que había utilizado mi madre en una fiesta de carnaval. Me vestí con sostén (al que le puse como relleno unos globos con agua), una tanga y unas pantimedias. Me puse un vestido con gran vuelo y unas sandalias de plataforma de plástico transparente (que también los había usado mi madre en la fiesta de carnaval).
Me estaba admirando en el espejo. Y viendo que parecía una chica no bonita pero con un muy buen cuerpo. Lo que traía puesto hacía que se me resaltara ese culo parado que tenía (todos mis compañeros hacía bromas diciéndome que si fuera mujer sería una que tuviera unas nalgas preciosas). En eso estaba cuando escucho una voz a mis espaldas que decía "mira nada más que sorpresa, que tenemos aquí una verdadera perra".
Se me acercó y me tomó del talle y me dio un tremendo beso. Me gusto eso. Y más me gusto ese olor a macho que despedía su sudor. Olía a macho en brama ..
Continuará .