La historia de Marina y Franco 2

Desde ese primer día en que Franco mamó mis senos y bebió mi leche se creó un lazo irrompible que cada día se hacía más grueso y más fuerte, bastaba tan solo una sonrisa mutua

LA HISTORIA DE MARINA Y FRANCO 2

Desde ese primer día en que Franco mamó mis senos y bebió mi leche se creó un lazo irrompible que cada día se hacía más grueso y más fuerte, bastaba tan solo una sonrisa mutua, con cada caricia o un beso que nos dábamos, a escondidas, aunque aun no eran besos de hombre a mujer, pues a pesar de besarnos en la boca cuando nadie nos veía, esos besos eran solo de piquito, aunque para nosotros significaba mucho, pero era de comprender que para Franco eran más impresionantes, pues eran los primeros besos que le daba a una mujer en la boca, y esa mujer era yo, su cuñada, su amiga, su confidente y su nodriza secreta.

Llegamos Franco y yo a un acuerdo acerca de amamantarlo a él también, ya que mi leche en ese tiempo, era el principal alimento de Fau, aunque ya empezaba a darle otros alimentos.

Franco quiero que quedemos en algo tú y yo — le dije con voz tan seria, que le pareció extraña, y dejó de mamarme el pezón — no siempre voy poder darte tanta leche como hasta ahora pues Fau ya está comiendo más y casi se termina mis dos tetas cada vez que me come.

¿Entonces ya no me darás más de mamar? — me dijo Franco con carita triste — por favor Marina no lo hagas, no me las quites.

No querido, no dije eso — le sonreí con ternura mientras le metía mi pezón en la boquita de nuevo, tomándome mi teta con la mano y ofreciéndosela para que continuara mamándome, sentí la succión deliciosa en mi pezón y mi vagina respondió liberando mis jugos, fue tan agradable esa sensación que se me escapó un suspiro y un largo gemido, mientras mi piel se erizaba y mi otro pezón se ponía erecto y duro — solo que tal vez tú quieras mas leche y ya no voy a tener tanta, y algunas veces es posible que no quede nada en ellas para ti.

No importa eso Marina, no me importaría que no tuvieras leche para mi― me dijo soltándome de nuevo el pezón dejando caer en su mejilla unas gotitas de leche ― lo que me gusta es sentir tus tetas en mi boca.

Ah, pero eres muy chico para sentir eso por una mujer y más vieja que tú ― le respondí riendo sintiéndome halagada por sus palabras, ahora tenía la certeza de que yo en realidad si le gustaba a Franco ―

Tú no eres vieja Marina ― dijo Franco volviendo a pegarse a mi pezón succionándome deliciosamente como él nada mas sabe hacérmelo, pero antes agregó — me gusta mucho mamarte tus bolitas y agarrar todas tus tetas así.

Al decirme esas palabras su manita tomó mi seno desnudo y me lo acarició muy suave, sentí la tersura infantil de su manita mientras pasaba su palma por toda mi teta, poniéndome la carne de gallina, cuando sus deditos atraparon mi pezón erecto y duro, pellizcándomelo despacito y dándole vueltitas a un lado y al otro sin lastimarme, solo con la fuerza suficiente para hacer que mis dos pezones mandaran sus descargas de lujuria a todo mi cuerpo, sentía en ellos ese cosquilleo excitante que encendía mi vagina derritiéndola en jugos candentes y abundantes que escurrían sin freno hacia mis pantaletas, dejándome empapada de mi panocha cada que le daba de mamar.

El calor de mi cuerpo aumentaba a tal grado que el sudor aparecía en mi piel, pero esa forma de sudar era una delicia para mi, pues era el anticipo de mis callados orgasmos que Franco me provocaba cada que me mamaba, pues eran unas sesiones largas, mucho más allá de cuando Fau terminada de mamar y se dormía en mi regazo. Últimamente había optado interrumpir el mamar de Franco para acostar bien al bebé y volver a la cama y entregarme toda, para que Franco se volviera a recostar en mi abdomen colocándose con sus piernitas hacia un lado, formando una cruz con nuestros cuerpos, y su manita quedaba libre para acariciarme las tetas, una y otra mientras succionaba goloso mis agradecidos pezones, y así volver a brindarme esos orgasmos que ya no tenía con Ángel y que tanto llegué a extrañar y a pensar que ya jamás los volvería a gozar.

Yo ya no tenía pudor de desnudar mi pecho ante Franco incluso en algunos momentos a solas cuando no lo amamantaba, y cuando nadie nos veía, lo dejaba agarrarme las tetas en forma de caricia secreta y de complicidad. Pero todo lo que hacíamos y sentíamos, tenía que ir en aumento forzosamente, pues tanta intimidad nos fue creando más acercamiento y más confianzas entre nosotros.

Y creo que esa complicidad y confianza me llevaron a lo que sucedió esa vez, en que la relación dio un salto muy grande hacia lo sexual, recuerdo muy bien lo que sucedió detalle a detalle. como ya era normal Fau se quedó dormido después de mamarme, y por supuesto Franco se atendía con la teta que Fau había dejado ya vacía así que el mamar de Franco, en ese momento, era solo por placer para él y para mi, ya les conté que tiene una forma deliciosa de mamar que me enloquece. Y aquel día Ángel me había dejado frustrada al cogerme pues aunque se había tomado más tiempo en acariciarme y poseerme no fue el suficiente para permitirme que yo tuviera mi orgasmo, quedando en verdad excitada y muy sensible.

Solo de pensar en que Franco me mamaria en poco menos de dos horas ya sentía temblor en mis rodillas y mariposas en mi vientre, estaba ansiosa por que todos se fueran y como quedé con tiempo libre antes de que saliera el ultimo de la familia a sus labores que por coincidencia se trataba de Ángel, decidí ahorrarme tiempo y empezar a amamantar a Fau, y así tener más tiempo para Franco. Apenas oí que la puerta se cerró y Ángel se iba, llamé a Franco.

Franco, Fau ya está por terminar de comer — le grité a sabiendas de que el esperaría unos instantes más para venir a mi cuarto, pero mi ansiedad me hizo llamarlo antes — ya ven de una vez.

¿Qué pasó, se despertó antes Fausto? — preguntó un poco sorprendido, mirándome con sus ojitos bien abiertos pues yo estaba desnuda del torso, me había quitado la blusa y el brasier sin saber exactamente lo que yo pretendía hacer —

Sí, eso fue, pero anda ven, ya se durmió y de una vez lo acuesto — le dije con voz ansiosa, levantándome para poner al bebé en su cuna regresando a sentarme en la cama con la espalda apoyada en la cabecera, mientras agarraba mi seno libre y se lo ofrecía a mi cuñadito en un ademán seductor y muy cachondo para mí — toma mi amor mámame la chichita como tú sabes hacérmelo.

Sentía mi vagina anegada, mis pantaletas estaban empapadas, el cosquilleo en mi interior aumentaba, me di cuenta que mis manos temblaban, y mi respiración era agitada, pensé "Estoy muy excitada, necesito venirme". Franco se apresuró a acomodarse frente a mis senos desnudos completamente por primer vez para él, y no espero mas pues ávidamente atrapó mi pezón con su boca y me mamó suave, pero yo necesitaba ya mas estimulación y le pedí que me mamara fuerte muy fuerte o que me mordisqueara el pezón.

Así lo hizo su succión fue larga y muy fuerte, sentí que me devoraba la teta, lancé un gemido profundo, le pedí más fuerza, y él respondió tanto que sus mejillas se hundieron en su cara, sentí que me jalaba todo por dentro, mi pezón descargó toda su energía electrizante de lascivia a todo mi cuerpo, en especial a mi ya inundada vagina que no paraba de segregar su miel, teniendo ya mis pantaletas empapadas de mi viscoso néctar, percibí mi olor a sexo anhelante, cuando por la intensidad de mi cachondez doble las piernas apoyando las plantas en el colchón separando las rodillas en espera de ser montada por mi hombre. Mas solo salió de mi el enloquecedor y excitante aroma que también llegó a la nariz de Franco quien posiblemente sin saber por qué, se sintió excitado al igual que yo, pues vi como su manita tiraba de su penecito por encima de su pantalón tratando de calmar y obedecer lo que su naturaleza de hombre le exigía, observé cómo se frotaba con su mano la verga ya erecta y notoria a través de la prenda, lo que me sacudió el cuerpo con una descarga que hizo explotar mis entrañas sacándome una intensa eyaculación al venirme en una forma por tanto tiempo esperada.

Y así solo gozando Franco de mis senos me hizo tener un intenso orgasmo pero a diferencia de los que había sentido con Ángel, esta fue el más intenso de todos pues me hizo eyacular a chorros que solo fueron mitigados por mis pantaletas que sirvieron para no salir lanzados sin control. Pero dejando toda la ropa de cama mojada con una gran mancha bajo de mí.

Mi excitación no pasó desapercibida para mi cuñadito quien de momento se espanto por la involuntaria reacción mía al quejarme y gemir tan escandalosamente que dejó por un instante de mamarme, mientras mi cuerpo se convulsionaba y mis piernas temblaban sin control sacudiéndose mi pelvis incontrolable, pero yo en mi frenesí le ordené que continuara y lo hiciera lo más fuerte que pudiera, lo levanté un poco y con mis manos uní mis senos hasta juntar los dos pezones y así ofrecerle a Franco el deleite de mamármelos juntos y sacarme la poca leche que aun tenía en ellos.

Fue en ese momento que volví a estallar en otra poderosa venida, aunque ya sin eyacular, fue otro orgasmo por demás hermoso pero desgastante, que dejó mi cuerpo rendido y a la voluntad de ese chico que se solazaba, con mis senos, mis pezones y mi leche, mientras yo me recuperaba de tan intensa ola de placer y lujuria. En cuanto recuperé el aliento lo dejé mamar un poco más para aclarar mi mente y darme cuenta de la situación en que nos encontrábamos.

Seguí deleitándome con la caricia que su boca daba a mis dos pezones unidos aun, reparando en que se encontraba ya montado en mí vientre mamándome goloso, con su verga bien paradita restregándomela en el abdomen. Le permití continuar hasta que su movimiento se aceleró y se hizo más fuerte, hasta que sentí un calorcito en mi desnudo vientre adivinando que se había venido en mí por primera vez para los dos.

Le pedí que se bajara y me ayudara a cambiar la ropa de cama para lavarla de inmediato y desaparecer así la huella de mi lujuria, y le dije que me diera también su pantalón y su trusa para lavárselos por igual. Se dio la vuelta para ir a su cuarto a cambiarse pero le dije que me los diera ahí mismo, que no tuviera pena conmigo.

Bueno Franco, justo es que si tú te encueras yo también lo haga — le dije y empecé a desabrochar mi falda por la cintura sin dejar de mirarlo a los ojos, que vi como se le abrían emocionados pues me vería, por fin, totalmente desnuda ante él — bien ahora tu también quítate la ropa.

Si, si Marina, no me da pena — dijo Franco con su vocecita entrecortada por la emoción como si tuviera frío, así lo hizo, sacándose su ropa y sin pensarlo más yo también me desnudé ante él, mirándolo a los ojos, por primera vez estuvimos desnudos por completo, yo sostenía la falda y mis pantaletas empapadas y él estaba todo desnudo, con su verga casi bajando pero al verme se le empezó a parar de nuevo, me quedé maravillada por lo hermosa que me pareció — que bonita eres Marina.

Gracias Franco — le dije complacida y sin dejar de verle su verga le respondí mas —tú ya eres todo un hombrecito, estás también muy bonito, pero anda dame tu ropa que voy a ponerme a lavar para que no vean lo que nos pasó.

Me voy a bañar Marina — me dijo Franco sonriendo con el rostro enrojecido — tengo que ir a hacer una tarea.

Si Franquito ve — yo voy a arreglar todo este mojadero — le dije y me acerqué para darle un largo beso de piquito nada mas, aun no me atrevía a besarlo con la pasión y el deseo que me hacía sentir mi cuñadito. También observé que ya estaba desarrollándose y creciendo ya estaba más alto y pronto estaría de mi estatura.

A la mañana siguiente franco rondaba impaciente por la casa esperando que salieran todos a sus labores para ir a meterse a mi recámara en cuanto oímos que se cerraba la puerta, oí sus pasos apresurados y vi su carita asomarse por la entrada, le sonreí feliz de verlo tan guapo y arregladito, y ya me había desnudado el torso y lo esperaba sin blusa ni brasier, y lo animé a acercarse. De un salto se colocó frente a mi teta dejando que yo la guiara a su boca con mi mano, eso le encanta a él aun en este tiempo, le fascina verme ofrecerle mis senos para que me los mame. Ya no tuve otra eyaculación como esa primera vez, hasta un tiempo después pero no dejé de sentir esos intensos y hermosos orgasmos.

No recuerdo bien el día pero no fue mucho tiempo después de habernos desnudado, que mi pasión nos llevó a otro paso más. Esa ocasión franco me mamaba tan ansioso, que me contagió con su excitación y sin proponérmelo me di cuenta que tenía mi mano metida bajo mis pantaletas acariciando mi vulva por entre mi enjambre de rizados vellos púbicos y mis dedos habían encontrado ya mi clítoris, masturbándome deliciosamente, mientras Franco se atendía con mis tetas y se frotaba también su pene, me sentía muy cachonda que como pude me quité las pantaletas para masturbarme más libremente y de tan cachonda que estaba no medie la situación así que sin pensarlo llevé mi mano a donde se encontraba la suya sobando su pene, y la acompañé con la mía, el poco a poco retiró su mano dejándome que lo tocara a mis anchas mientras él se dedicaba a pellizcarme muy rico mi pezón libre.

Mi mano por instinto bajó el cierre de su pantalón y se metió entre la bragueta hurgando dentro, sintiendo el obstáculo de su trusa, que me impedía tocar desnuda su verga, así que sin reparo alguno le empecé a desabrochar el cinturón y el botón de su prenda, hasta dejar descubierta su trusa y con la bragueta descubierta por igual. Con facilidad retiré la tela bajándole la trusa y él me ayudo a bajarse toda si ropa completamente y así obtuve mi trofeo, lo tenía ya bien parado, es un pene que me encanta lo descubrí por completo le bajé todo el prepucio pelándoselo totalmente y se lo acaricié sin pudor, le sobé sus huevos ya crecidos y con una pelusita oscura que ya los poblaba encantadoramente. Así estuve masturbándome yo y masturbándolo a él, mientras me mamaba y me pellizcaba fuerte tal y como me gusta cuando estoy muy excitada.

Por fin tenía en mi mano esa deseada verga de Franco acariciándola y excitándola yo misma, era una deliciosa cachondez la que sentía en ese momento, mis dedos resbalaban dentro de mi mojada panocha, dejándomelos escurriendo de mis abundantes fluidos vaginales, llegué a tal éxtasis que mis propios gritos de lujuria me devolvían a mi realidad pero era algo incontrolable mi cuerpo se meneaba y mis manos trabajaban sin parar masturbándonos a ambos, mis senos se veían inflamados y enrojecidos, tal y como se ponían antes, cuando Ángel me cogía procurando mis orgasmos, oía mi propia voz a lo lejos, y después ese agudo chillido que emitía mi garganta al venirme, pero esta vez de nuevo con otra poderosa eyaculación que me dejó con las piernas temblando sin control, la cama y el piso mojados pues ahora tenía mi panocha descubierta y mis chorros salieron libres al aire, pero casi al mismo tiempo Franco se puso rígido y succionó fuerte mi pezón y solo lo soltó para lanzar un excitante rugido desde el fondo de su garganta al venirse y salpicarme toda de su semen caliente y abundante, no paraba de arrojar largos chorros que eran buscados por mi sedienta boca cayeron unos en mi cara y pelo, otros en mi pecho y brazo y lo demás salió hasta escurrir de su punta sobre mi mano resbalando hasta su naciente vello negro y delgado.

Así pasaron pocos años mas mis tetas dejaron de tener leche, pero nuestras sesiones diarias aun continúan, solo que ahora ya soy su mujer, sigo casada con su hermano, pero él se ha dedicado a otras cosas y siento que el deseo entre nosotros se va terminando paso a paso, sospecho que se ve con otras mujeres aparte de mi y por eso su interés en volver a cogerme ya no es el mismo. Solo se acercaba para querer embarazarme y tenerme ocupada. Así a los dos años quedé embarazada de mi hija Sherezada quien nació casi a los tres años de que Franco y yo habíamos iniciado nuestro juego secreto, pues a pesar de ya no tener leche en mis senos, yo continuaba dándole de mamar por las mañanas y retozábamos pero aun no quería yo coger con él aunque lo deseaba ardientemente con toda mi alma, pensaba para mí que aun no era el tiempo de hacerlo. Pero ya no faltaba mucho para entregarme a él

Lo mío con Ángel seguía mas deteriorado, y debido a esa ausencia de placer en mi ardiente cuerpo por parte de Ángel, pues me cogía ya muy poco, fue que di otro paso más adelante con Franco, un poco después de que nació Shere, pero eso es algo bastante más largo de contar y como no deseo cansarlos, mejor lo narraré en otra pronta ocasión.