La historia de Lucia 2

Continuación de mis vivencias. Poco a poco me animo a ir contando mas cosas.

Hola soy Luci otra vez. Me encantó todos los e-mails y comentarios que tuve. Les agradezco a todos y le pido disculpas a los que no les pude contestar los e-mails fueron demasiados.

Muchos pidieron que continuara con la historia y también pidieron mas detalles, así que voy a intentar complacerlos.

Después de esa primera vez con Luca, nuestra conexión mascota-ama se fortaleció más y ese hecho y eso se convirtió en una rutina. Solo que los días siguientes fueron al revés. Primero dejaba que me hiciera “eso” y después me bañaba para deshacer todas las evidencias.

Mi familia es muy estricta y muy religiosa, somos católicos pero ellos son fanáticos religiosos, a diferencia de mi que solo voy a una escuela de monjas por que me obligan. Claramente se que voy a ir al infierno por hacer estas cosas pero es algo de lo que me voy a preocupar cuando me llegue el día. Mientras tanto voy a hacer que esa eternidad de sufrimiento y dolor valga la pena. A decir verdad no espero la hora de que llegué a las puertas del infierno, la mitología griega no dice que hay un perro gigante de dos cabezas custodiando la puerta.

Mientras transcurrían los días me iba liberando más. Ya no necesitaba estimularlo con nada para que comience a olfatear mi entrepierna y acto seguido comenzara a lamer. Me di cuenta que con solo el olor de mi excitación era suficiente. Así que ni bien llegaba a casa verificaba que no haya nadie y me desnudaba. El sólo venia a mi y eso me ponía feliz. Cada vez que me desnudaba el comenzaba contento a mover su cola y a dar pequeños saltitos y ladridos.

Siempre a escondidas, mientras nadie me veía, por más que haya gente en casa le daba besos de lengua. Me sentía como rara, es esa excitación de estar haciendo algo prohibido y a escondidas lo que le da más morbo.

Una tarde de verano como cualquier otra, estaba en el patio trasero de mi casa, era domingo y habíamos veníamos de la iglesia. Mi madre se fue a recostar por que no se sentía bien. Mi padre estaba cocinando y yo ya tenia puesto mi traje de baño (que claro no era una bikini, por que mi papá no me dejaba comprarla) era una maya entera de una sola pieza, como las que usan las nadadoras olímpicas.

Tranquila tomaba el sol en una reposera, Luca me acompañaba y jadeaba con la lengua afuera. Mi cuerpo estaba todo transpirado y tenía mucha sed. Fui a la ventana de la cocina para que mi papá me diera algo para tomar por la ventana, así no tenia que dar toda la vuelta para entrar. Me quedé ahí apoyada en la ventana tomando la limonada mientras hablaba con mi papá de lo que se habló en la iglesia (conversación típica, no sabe hablar de otra cosa).

Luca se me acercó y empezó a oler mi entre pierna. Yo con disimulo lo iba echando, mi padre estaba del otro lado de la ventana cocinando, tenia miedo que me descubriera, pero Luca estaba muy entusiasmado queriendo a toda costa alcanzar lo que se escondía debajo de mi traje de baño. No puedo decir que no me excitaba la idea. Ya de por sí siempre que veo a Luca me excito y quiero hacer eso que había descubierto semana atrás. Con disimulo abrí mis piernas y corrí un poco el traje de baño dejando vía libre a la lengua de Luca.

El primer lametón que me pego me sacó un quejido que pronto disimule. Intentaba seguir con el hilo de la conversación y mas que nada hacer preguntas para que mi padre hablara y así yo solo concentrarme en el placer y en no gemir. Lo que mas me costaba era disimular mis caras de placer. Una olla sobre el fuego hacia ruido y disimulaba el ruido de las lambidas de Luca. Mis piernas estaban abiertas de una forma rara, tenía que abrirlas para dejar lugar a la cabeza de Luca y a la vez que mi padre no notara que estaba mas baja de lo habitual. Con una mano sostenía la limonada sobre el filo de la ventana y con la otra acariciaba las orejas y la cabeza de mi animalito.

Estaba más excitada de lo habitual, no solo sentía el placer de la lengua de mi amante canino, sino que también había que agregarle el morbo de que mi papá estaba enfrente de mí mirándome y sin saber lo que pasaba del otro lado de la ventana. De haberme sorprendido seguramente hoy no estaría acá contando eso, a lo mejor me hubieran conocido por las noticias: “Noticia internacional Argentina: Padre crucifica a su hija, ella tenia sexo con su perro.”.

El orgasmo estaba por llegar y eso ya lo sabía. Más de una vez mi cara reflejaba el placer que me estaba dando mi perro, lamia mi vagina con avidez y desenfreno, su lengua me recorría toda, sentía muy duro mis pezones. Sabia que el orgasmo estaba en la puerta y también sabia que no lo iba a poder disimular, así que con voz entre cortada le dije a mi padre que me iba a seguir tomando sol. Ahí mismo en vez de salir corriendo simplemente me deje caer al suelo y abrí mas mis piernas, Luca se asustó un poco por mis movimientos, pero al instante volvió otra vez a su tarea, lo acariciaba con una mano y con la otra tocaba mis pechos. EXPLOTE en un orgasmo eterno, el no dejaba de lamerme y yo de contorsionarme, fue el orgasmo mas brutal.

Estaba en el suelo, jadeante, con la cara llena de placer y lujuria, Luca seguía con lo suyo, sin saber o entender que yo había terminado. Lo echaba y el quería seguir haciendo eso, me acomodé la maya otra vez y me di cuenta que entre la saliva de él y mis flujos se había mojado toda en esa parte de ahí abajo.

Estaba por levantarme cuando vi algo que hasta ese momento no había visto, era algo rojo entre las patas traseras de Luca, sabia que eso debía ser su pene, pero nuca lo había visto, nunca había visto ninguno que no sea en fotos del libro de biología. Estiré mi mano para tocarlo, estaba caliente, era rojo, casi bordó y media como unos 16 cm, tenia la base mas ancha que la punta y muchas venitas mas rojas lo cubrían.

Ahí fue cuando me di cuenta que el animal también se excitaba al hacer esto y que también exigía que le diera placer a él.

Tome la manguera y nos tire agua para refrescarnos y además descubrí que así podía bajarle la excitación a Luca.

Almorzamos con mi papa y mi hermano, mi madre no almorzó. Mi padre iba a dormir siesta y mi hermanito iba a ir a jugar al footbol con los amigos del barrio. Esa tarde la quería aprovechar. Poco a poco me iba dando cuenta que me estaba haciendo adicta a ese placer y ese morbo. Lo hacia rápido ni bien me levantaba, cuando volvía de la escuela y antes de ir a dormir. Era una necesidad, desde esa primera vez que no pude para más. Estoy segura que de estar todo el día sola, estaría todo el día haciendo cosas con él.

Te amo Luca y por más que ya no estés mas conmigo siempre te tengo presente.

Sigo queriendo que me envíen fotos, videos y links de zoofilia a mi mail, soy muy mala buscando esas cosas. lucia.perrita@hotmail.com

Espero que les haya gustado esta continuación del relato anterior y espero que quieran que siga escribiendo mi historia. Ya que podría escribir un libro con todas mis historias.