La historia de Luci

Una mujer de cincuenta y tantos que redescubre el sexo con un joven de la familia y algo más...

Soy Luci, una mujer de cincuenta y pocos años. Esta historia que van a leer ustedes es totalmente cierta. Decidí contársela a Julio para que la escribiese y verla así publicada en internet, cosa que me produce muchísimo morbo. Espero que les guste.

Alex, el hijo de mi prima Lali, que tiene dos años menos que yo, es un joven de 20 años. Siempre tiene un piropo para las mujeres de la familia. Simpático y zalamero.

Poco a poco me fui dando cuenta que el chico me dedicaba una atención especial, ya saben, palabras amables cada vez que me veía, cariñitos si venir a cuento, me decía cuanto le gustaba el peinado que llevaba, que si el vestido me sentaba muy bien...

En fin todo lo que le gusta escuchar a una mujer.

A mí. A una señora mayor que siente que ya no le gusta tanto a los hombres, con un marido que no le hace mucho caso...

Y claro, como era de esperar, mi imaginación entró en juego. Un jovencito tirándome los tejos. Fantaseaba con acostarme con él, me estaba seduciendo.

En cierta forma intentaba luchar contra esta pasión que me estaba quemando por dentro. Era el hijo de mi prima y, por otro lado, nunca le había sido infiel a mi esposo.

Un dia, visitando a mi prima Lali, fui a la cocina por unos vasos y me encontré con Alex que se preparaba algo de comer.

Otra vez me regaló los oídos con sus lisonjas y su piquito de oro mientras yo sonreía como una boba. Cogí los vasos y di media vuelta para volver al salón con Lali cuando sentí una palmada en mi trasero.

Me giré, sorprendida. Pero no dije nada, no me salió de dentro. Solo pude dibujar en mi cara una sonrisa idiota que le indicó mi vulnerabilidad.

Efectivamente. Desde ese momento, cada vez que me encontraba a solas con él, las bromas y los halagos iban acompañados de palmaditas en los cachetes.

Como no le recriminé su actitud y no mostraba ninguna señal de desagrado, Alex, se tomó más confianzas. Cada vez se animaba más y ya además de tocarme el culo con una simple palmada me lo empezaba a sobar un poco. Hasta alguna vez me a tocaba las tetas, por encima de la ropa, y me decía que estoy muy buena y cosas así.

Yo le decía que no dijese tonterías que le doblaba la edad. Pero la verdad es que me gustaba lo que estaba pasando.

Un dia sonó el timbre de mi casa y, al abrir la puerta, me encontré con el chico. Yo estaba en bata, sin arreglar.

  • ¡Hola!- me dijo con una entonación casi cantada- Pasaba por aquí y he venido a hacerte una visita.
  • ¡Hola cariño!- intenté disimular mi molestia por estar tan poco atractiva- Pasa y siéntate.
  • ¿Estas sola?- como si no supiese que mi querido cónyuge a esas horas estaba en el trabajo- Pues nada, me tomo un cafelito contigo y así te hago compañía.

Preparé el café y nos sentamos en el sofá. Charlábamos de cosas triviales hasta que Alex llevó la conversación a su terreno.

De nuevo las exaltaciones y alabanzas sobre mí y lo buena que estaba.

En un momento dado introdujo su mano bajo mi bata tocándome los muslos. Yo le decía que se estuviese quieto. Pero el me replicaba que le gustaban las mujeres maduras y que, especialmente, yo le encantaba. Poquito a poco me dejé hacer.

  • Enséñame las tetas.- me dijo.
  • No, nene. Eso no. No sigas.

Me hacía la estrecha pero el ambiente que se había creado me había puesto muy caliente. Más de lo que he estado nunca en mi vida.

Metió su mano por mi escote y empezó a abrir la bata. Lo dejé.

Masajeaba mis senos de una forma prodigiosa. Mi temperatura iba subiendo hasta ponerme tan cachonda que mi coño mojaba mis bragas. Estaban, literalmente, empapadas. Jamás mis fluidos habían chorreado tanto.

Acabamos desnudos los dos. Él me metía mano por todos lados y, a la vez que me besaba apasionadamente, susurraba cerquita de mi oreja unas frases maravillosas que me tenían totalmente derretida.

  • Luci...Tenía ganas de tocarte... Me gustas mucho...Quiero metértela.

No estaba yo muy segura de llegar hasta la penetración pero al sentir la cabeza de su pene restregarse con mi raja abrí mis piernas todo lo que pude rindiéndome a ese pedazo de carne que ansiaba entrar en mí.

Mi chochete es muy peludo. No como las chicas de ahora que lo llevan casi completamente rasurado. Y eso pareció excitarle aún más.

Empujó su verga adentro y comenzó a bombear de manera deliciosa.

Yo gemía como una puta, gritaba como una guarra, disfrutaba como una reina.

  • Alex...Que bien...Ahhhh. Me gusta...Ahhh. Dale fuerte cielito
  • Siiiii...Eres una buena zorra Luci...Me encanta follarte...Siempre lo he deseado.

Me corrí en poco tiempo y él seguía zumbando. Extrañamente en mí me volví a poner a tono. Recibiendo sacudidas, cada vez más rápidas, en mi panocha con ese duro estilete. Me vino otro orgasmo. Pero mi niño no acababa.

La sacó y me pidió que se la chupara, cosa que yo no había hecho nunca. Me daba asco.

No sé si por lo caliente que estaba o por lo morboso de la situación lo cierto es que me agarré a su falo haciéndole una mamada con un desparpajo y una precisión que me sorprendió a mi misma. Como si lo hubiese estado haciendo toda la vida.

Él gozaba muchísimo con la felación.

  • Que bien la mamas...Ahhhh...Me voy a correr...Ahhhh...Sigue por favor...Sigue...No pares...Ahhh

Y yo seguí. Sentí su esperma golpear mi garganta varias veces, el primer esperma que recibía mi boca, y, curiosamente, no me repugnó. Más bien al contrario descubrí cierto placer al comerme su cipote y saborear su semen. Aunque tengo que decir que nada más eyacular en mi boca fui al baño y escupí su leche por que lo de tragármelo si que me produce aversión.

Desde que sucedió aquello venía todas la semanas a verme. Acertadamente siempre aparecía cuando sabía que mi consorte estaba en el trabajo y me daba un repaso.

Quiero indicar que, además de complacernos con el sexo, hablábamos mucho. Nuestros diálogos eran de lo más interesantes. Y fue uno de estos diálogos el principio de otro cambio que me llevó a descubrir otra faceta de mí que desconocía.

  • Pensarás que soy una guarra por acostarme contigo estando casada.- dije- Una puta o algo así ¿No?
  • De ninguna manera.- respondió- Más bien al contrario. Te respeto mucho y admiro tu valentía por saber disfrutar de nuestros encuentros. Eres una gran mujer.
  • Ya. Me gustaría saber si en vez de yo fuese tu madre la que anduviese por ahí follando con otro. ¿Qué pensarías?
  • Pues lo mismo que de ti. Que sería una mujer extraordinaria que haría muy bien disfrutando de su cuerpo. Es más, si se diese el caso la apoyaría en lo que pudiese sirviéndole de cuartada o lo que fuera para que ella se lo pasase bien.
  • Venga ya...No me lo creo.
  • Y te digo una cosa. Si eso ocurriese me daría mucho morbo verla follar con su amante.

Esta charla me puso muy caliente y, ni corta ni perezosa, tomé su nabo y se la chupé hasta que se vino en mi boca.

Tiempo después mi prima Lali me preguntó, medio en broma medio en serio, que si yo tenía un lío con su hijo. Que nos veía llevarnos muy bien y que él no paraba de agasajarme y cosas así.

Siguiendo la broma le contesté que si eso fuese cierto ¿Qué pensaría ella?

Respondió que le parecería genial. Que le daría envidia por mi rollo con un chico tan joven.

A partir de entonces cada poco, Lali, me interrogaba, como continuando con la guasa, sobre como me iba con su hijo. Diciéndome que no le importaría que yo me beneficiara a Alex.

Tanta fue su insistencia sobre el tema que al final le conté la verdad y, ciertamente, le pareció muy bien. Me dio su bendición para jugar con la polla del chaval.

Unas semanas más tarde, mi primita, me confesó que le excitaba mucho imaginar lo que hacíamos su niño y yo. Me confesó que se masturbaba a nuestra costa la muy zorra, y que le gustaría vernos follando. Me lo pedía cada vez que se le presentaba la ocasión llegando ponerse realmente pesada. Menudo putón.

Lo cierto es que me dio tanta matraca con el tema que logró convencerme.

Lo preparamos de forma que Alex y yo estuviésemos en el salón de mi casa, que tiene una puerta doble con cristaleras. Son cristales de esos decorados y labrados pero que tienen zonas por las que se puede ver bastante bien y, desde ahí, mi prima nos espió.

El plan consistía en que cuando acabásemos de follar ella se escondería en mi cuarto hasta que él se fuese. Pero la muy cabrona entró de repente.

También es verdad que lo hizo cuando yo, intencionadamente para que ella lo oyese, saqué la conversación con el mozo sobre qué opinaría de su madre si se enterase que hacía lo que yo con otro hombre que no fuese su padre.

La respuesta fue la que yo ya sabía. Que no le importaría y que, de hecho, pensaba que su madre haría bien en divertirse y echar algún polvo por ahí con quien fuera. Añadió que le agradaría mucho verla jodiendo porque su madre, que es algo rolliza, tiene muy buen culo y, además, que le gustaba mucho como hembra. Llegó a decir que seguro que daba gusto verla follando.

En ese mismo instante Lali apareció súbitamente en el salón. Nos llevamos, todos, un buen corte.

Lo que no me esperaba es lo que aconteció a continuación.

  • Vaya, vaya. Así que te estas tirando a mi prima.
  • Bueno mamá...Y ¿Qué haces tú aquí?
  • Pues ya ves. Luci me contó lo que había y le pedí que me dejase veros mientras estabais liados.
  • Y eso ¿Por qué?

Ella siguió hablando como si no le escuchase.

  • Así que piensas que estoy muy buena...Que tengo un buen culo...¿Quieres verlo?

Al mismo tiempo que se dirigía al chico se subía la falda dejando ver sus muslos.

  • ¿Te gustan? ¿Quieres tocarlos?

Comenzó a acariciárselos y, aún con la falda puesta, llegó a su entrepierna.

Yo solo podía ver el bulto que formaba bajo la prenda la mano de Alex mientras le hacía una paja a su madre que, por cierto, permanecía con los ojos entornados gozando como una marrana.

Al correrse le dio un morreo a su hijo. Se notaban las lenguas removiéndose en sus bocas, los gemidos entrecortados, la saliva les salia por las comisuras. Yo estaba tan cachonda que me frotaba el clítoris con mis dedos.

Lo tumbó en el sofá y le mamo la verga con unas ganas inmensas. Bajó a su culo haciéndole circulitos con la lengua en su ano hasta llegar a introducírsela en el esfínter.

Alex parecía estar en el cielo.

Mi prima resultó ser más golfa que yo. Y eso que me sentía muy puta.

Empezaron a follar como locos.

  • Ahhhh...Que delicia nene...Ahhh...Métesela a mamá...Así...Así

A estas alturas, Lali, estaba desnuda. Con sus grandes pechos, muy caídos y su tripita rebotando con las embestidas de su nene. Yo me masturbaba con frenesí ante el espectáculo que se presentaba ante mí.

  • Cariño ¿No le vas a comer el coño a mami?

Se bajó al pilón y le hizo una comida de chocho envidiable. Observé que mi prima tenia el chichi mucho más peludo que yo.

  • Cómeme el culo amor...Por favor cómele el culo a tu madre.

Y vaya si se lo comió. A mí nunca me había hecho eso. La verdad es que ni se me había pasado por la cabeza que aquello existiese siquiera.

  • Mete la lengua dentro amorcito...Ahhh...Siiii...Muévela...Ahhh... Así...Muévela...Ahhh que gusto...Me vengo...Ahhh

A la vez que le sorbía el ano, por que era eso; se lo sorbía, la cerda de mi prima se pajeaba el coño. Y se corrió como el putón que era.

Rápidamente aferró el nabo de Alex y se la chupó como una loca.

  • Mamá...Me corro...Ya...Ahhh

Le echó toda la leche en la boca, leche que mi primita se tragó sin ningún tipo de pudor.

Tras ver a Lali con su hijo, ahora, me ronda la idea de acostarme con el mío. Un chico de 26 años. Pero no sé como hacerlo. Aunque eso es otra historia.

A partir de ese dia mis queridos familiares, madre e hijo,vienen a visitarme a mi casa frecuentemente y siempre coincide que no está mi marido en casa.

Quiero dedicar este relato a Luci por prestarme este pedacito de su vida y por ser una mujer que ha descubierto lo cachonda que es ya pasados los 50 y que ahora disfruta del sexo, en familia, sin complejos y como nunca. Con un joven al que dobla en edad .