La historia de Laura II

Sus pecas resaltaban gracias a la luz del sol y suspire de nuevo pensado en ella, en mi mejor amiga.

Salí del baño y me vestí mientras por el reflejo del espejo veía como se vestía y se arreglaba, me pareció tan bella. Nunca antes mis ojos se habían detenido a admirar la belleza de mujer alguna, era increíble como cada prenda de ropa se adaptaba de forma tan natural a su cuerpo, su abdomen parecía dibujado por Dios y quedaba en una medida exacta entre lo sexy y lo pícaro asomado entre su camisa y su jean. Me sorprendió mirándola en la puerta de su habitación y tuvo que preguntar 2 o 3 tres veces que me pasaba antes de que mi mente saliera de lo profundo de mis pensamientos. El primer impulso fue preguntarle si sentía que había pasado “algo” hacia un rato en el sofá pero mi cerebro rechazo esa opción de inmediato, no se si por miedo  a la reacción de ella o por miedo a aceptarme a mi misma que algo había pasado así que simplemente le dije que no pasaba nada, tome mi cartera y desde la puerta le grite – Te espero abajo. Muévete, no tenemos todo el día.

Baje y me monte en el carro puse algo de música y me distraje, deje de pensar en ella pero en un momento me di cuenta que demoraba como mucho así que tome el teléfono y le envié un mensaje - ¿Qué paso? ¿Por qué tardas tanto? Solo 30 segundos después contesto – Me cambiaba, estoy bajando. Y en menos de 2 minutos apareció en el estacionamiento enfundada en un sencillo pero hermoso vestido morado que se amoldaba exacto a su figura y justo en ese momento me descubrí suspirando por ella por primera vez. Pero poco duro el encanto porque cuando caminaba hacia el carro apareció Fernando, el chico guapo del edificio, que la intentaba conquistar, a pesar de tener novia, desde hacia tiempo y fue inevitable sentir una punzada en el hígado que tenia todas las características de ser celos, de forma que me limite a respirar profundo, bajar el vidrio y encender un cigarrillo. Cuando termine el cigarrillo avance en el auto, toque corneta y le dije – Vienes o que Silvia, no tengo todo el día. Fernando me saludo y me pregunto por qué mi mala cara, le dije que tenía hambre.

Silvia se subió al carro y arranque dejándolo, prácticamente, hablando solo. - ¿Qué te pasa? Dijo con una cara de molesto supongo… - Nada, tengo hambre Silvia ¿no escuchaste? –Bueno Vayamos primero a comer entonces y después compramos las cosas… solo me limite a contestar un seco – perfecto. Se hizo el silencio y aunque el centro comercial era cerca había cola y no avanzaba muy rápido que digamos, estuvimos allí en silencio ella mandando mensajes y yo intentando mirar al frente pero mis ojos la miraban de reojo, llevaba las piernas cruzadas y se veían hermosas, me estaba perdiendo en la extensión de sus piernas prácticamente descubiertas en su totalidad por el vestido cuando el imbécil de atrás toco corneta, volví a mirar al frente y recordé lo animada que se veía hablando con Fernando  y a mi ni una mirada me dirigía, ni una palabra, me medio molestaron mis pensamientos así que decidí concentrarme en la música pero sus palabras me sacaron de mis pensamientos - ¿Qué pasa Laura?

Ignorando por completo su pregunta mi boca solo lo que pasaba por mi mente - ¿Qué quería Fernando? Los vi muy animados hablando. ­    -Nada nuevo, lo de siempre. Invitándome a salir y piropeándome el vestido. Entonces ¿Qué pasa? Y de nuevo ignorándola ­– ¿ y tu porque te cambiaste? porque estabas lista con el jean y la camisa y de repente bajas con eso, no entendí.        -porque me miraste con una cara rara arriba creo que no me veía bien. Solo alcance a decir que realmente estaba bien, normal. Aunque mi mente gritaba que estaba hermosa pero si cabía ahora se veía aun mejor. Sonreí y Seguí manejando intercalando mi vista entre el camino y ella, se veía tan dulce así, al natural, con el cabello aun húmedo, con poco maquillaje, sin tacones con tan solo tres prendas de ropa separándola de la desnudes, ese pensamiento me hizo sonreír. Sus pecas resaltaban gracias a la luz del sol y suspire de nuevo pensado en ella, en mi mejor amiga.

Llegamos al centro comercial y fuimos directo a subway, pedimos y nos sentamos a comer, bueno ella comía y yo jugueteaba con la comida. No tenia hambre, ella se dio cuenta y lo reclamo: - Bueno Laura, tu no me sacaste del edificio corriendo porque tenias hambre y ahora ni tocas la comida, explícame.

- Yo te saque del edificio por Fernando no porque tuviese hambre, mas bien no tenia estomago para verte hablar con el, solté sin pensarlo y mis manos comenzaron a sudar a medida que me escuchaba.

- explícate, porque no entiendo, como que no querías verme hablar con Fer, ¿Qué pasa Lau?

-coño Silvia deja de preguntar que pasa, no pasa nada, solo que me molesta que Fernando se la de galán contigo y tu no le pongas un alto. Por si no te acuerdas tu y yo conocemos a su novia y le tenemos que ver la cara todos los días en la universidad. Ya en su momento te advertí con José y no me hiciste caso, de verdad parece que a ti solo te gustan los tipos malos.

Cambio la cara y sonrió, no supe que pensar tenia un nudo en el estomago solté cosas que en verdad pensaba pero que en ese momento eran solo la mascara de mis celos, joder si, estaba teniendo un ataque de celos y no lograba entender que coño pasaba en mi vida las ultimas 2 horas, ni tampoco entendía su risa hasta que dijo: - Tranquila amiga, relax, yo con Fernando no quiero nada. Me tomo la mano y la acaricio – Gracias por cuidarme, dijo. Y lanzo un beso, y allí se hizo oficial mi confusión. Ese gesto tan común y natural en ella que siempre veía hoy me había desatado un escalofrió escandaloso en todo el cuerpo, me estremecí y ella lo noto me miro con una mira tierna o al menos así la vi yo, pero mi cerebro luchaba por salir de esa dimensión desconocida que era mi vida desde hacia un rato así que aun sin hambre devore la comida y salimos de allí…

Compramos los libros que necesitábamos y todo lo demás sin alejarnos de una conversación típica y mundana entre dos amigas, realmente mas típica y mundana que nunca, yo no dejaba de preguntarme si ella también había sentido el cambio que me estaba volteando la vida, o si era que yo me estaba volviendo loca de repente. En lo que creía parte de esa dimensión donde me encontraba cada roce, mirada o palabra algo especial la sentía como una declaración de que ella también lo sentía pero al momento mi mente rechazaba la idea, era definitivo ese fin de semana con mi familia me vendría genial porque necesitaba despejar muchas locuras de mi mente. En un momento me aleje a una vitrina donde habían cámara mi segunda gran pasión, y sentí su cuerpo abrazado al mio por detrás, sus brazos me rodearon y su perfume me paralizo, temblé… volvieron los escalofríos cuando le sentí decir casi en mi oído – Deberías comprar una cámara nueva, desde que se fue Sergio no has tomado ni una foto, hay otras cosas bonitas a parte de él, es parte de ti y sé que también extrañas salir con la cámara a retratar el mundo.

Era cierto, extrañaba fotografiar pero era algo que compartía con Sergio y lo había dejado en pro de olvidarme de él, pero en ese momento no existía Sergio, ni nadie mas en el mundo para mi, solo ella, allí detrás de mi abrazándome,  sentí como se aceleró mi respiración, estaba nerviosa, mi mente quedo en blanco, solo disfrutaba de tenerla tan cerca. – Bueno ya que no dices nada, porque mejor no vamos por un helado que como que te hice pensar en Sergio, y eso deprime . Se rio y prácticamente me arrastro a la heladería donde me pregunto si estaba pensando en Sergio y le dije que no, que últimamente no tenia cabeza para pensar en Sergio, terminamos allí y fui a dejarla en su casa.

Cuando llegamos al edificio, subimos al apartamento e inexplicablemente me sentí nerviosa mientras caminaba por el estacionamiento al pensar en la idea de estar sola con ella en el ascensor por doce pisos, pero afortunadamente iban varios vecinos. Me disponía a entrar a dejar los libros sacar el bolso e irme pero su mama estaba en casa y se sentía algo mal así que me pidió que fuese a la farmacia, no parecía ser nada serio pero le dije a Silvia que condujera que me llevara a casa, fuese a la farmacia y se quedara ella con el auto, le pareció buena idea y eso hicimos… fuimos primero a la farmacia y luego me dejo en casa cuando me estaba bajando pregunto si no me despediría, - Cierto guapa, dame un abrazo que se me vas a extrañar mucho este par de días, dije en plan broma para no parecer extraña y la abrace… note que el abrazo se hizo mas largo de lo habitual y cuando pensé en preguntarle que pasaba note lo cerca que estaba de su rosto, podía sentir un dejo de su respiración y ver sus ojos cerrado  y sin saber donde había quedo mi sentido común la bese, despacio suave, solo juntando los labios… correspondió… sentí sus labios jugando con los mio, eran suaves y firmes delicados y juguetones nuestras lengua se encontraron solo unos segundos y se separo… me dijo ­– nos vemos el domingo, saludos a tu mama y arranco el auto, dejándome allí inundada de dudas y sumergida en la dimensión desconocida de mi nueva vida.