La historia de Laura

Nos seguimos mirando a los ojos al tiempo que mis dedos rozaban su piel expuesta gracias a lo corto de su top, hizo un chiste al respecto de la situación que no entendí, ni escuche, toda mi atención estaba concentrada en sentir su respiración sobre mi, su piel que rozaba con mis dedos...

La reforma de mi casa iría para largo por problemas en las tuberías y a mi madre no se le ocurrió otra brillante idea que irnos a vivir a casa de mis tíos el tiempo que tardaran; pero yo no estaba dispuesta, no es que yo sea un monumento pero con 20 años, en ese entonces, morena de cabello largo y negro y unos pronunciados senos y trasero encerrarme en una casa con mis dos primos mayores que no me dejaban ni respirar y que creía que yo era una niña no me parecía la mejor opción, así que después de hablar con ella y convencerla de que seria mucha gente en casa de mis tíos le hice entender que lo mejor seria que yo me fuese ese tiempo a casa de mi mejor amiga. Era mas fácil para ir y venir de la universidad,  en su casa solo estaban ella y su mama y habría espacio de sobra y Así lo hice.

Silvia y yo éramos amigas desde hacia un par de años cuando comenzamos la universidad pero parecía que nos conocíamos de toda la vida, ella cursaba educación y yo informática, éramos muy diferentes pero nos complementábamos, ambas habíamos salido de relaciones difíciles. La mía porque Sergio mi anterior novio se había ido a estudiar fuera del país y habíamos tenido que dejarlo ya que aunque nos queríamos muchos yo no estaba dispuesta a vivir un “Amor de lejos, felices los cuatro”. Por su parte José mi mejor amigo y exnovio de Silvia, había hecho con ella lo mismo que con todas (y bien que se lo había advertido a ella) enamorarla y dejarla por otra… u otras, la verdad no se, él nunca fue hombre de una sola mujer y ella aun estaba enamorada de él.

La depresión de Silvia por José fue otro de los motivos para pensar en irme a vivir a su casa, su mama trabajaba todo el día y ella estaba sola, y eso definitivamente no era bueno ya que solo se dedicaba a llorar y a comer; nos quedaban dos semanas de vacaciones antes de empezar el nuevo semestre y no estaba dispuesta a que mi mejor amiga  llegara a clases destruida y descuidada así que lo primero que hice al llegar a su casa fue inscribirnos en el gimnasio de junto para ponernos en forma.

La primera semana fue genial, Silvia y yo (Laura) estuvimos ocupadas decidiendo los horarios de la uni, comprando parte de lo que necesitaríamos, yendo al Gym y adaptándonos a la nueva rutina de vivir juntas, ella pensaba menos en José y yo hacia mi mejor esfuerzo para mantener la amistad con Sergio a pesar de lo mucho que le recriminaba que se hubiese ido porque lo extrañaba y mucho. Así íbamos llevando las cosas cuando a solo un par de días de empezar las clases ocurrió un pequeño evento que dio comienzo a algo que cambiaria nuestras vidas.

Silvia y yo habíamos ido ese día al Gym en la mañana, era viernes. Yo pasaría el fin de semana con mi familia y aun debíamos comprar algunos libros y materiales para la universidad, decidimos subir los 12 pisos hasta el apartamento por las escaleras corriendo como niñas a ver quien llegaba antes, yo gane y corrí hasta el sofá celebrando mi victoria aunque estábamos cansadas y me lance al mueble y con el impulso la jale y cayo sobre mi, solo era un juego hasta que la mire a los ojos, esos hermosos ojos color miel que hacían juego con los rulos castaños claro de su cabello y con esas pecas que adornaban su piel blanca, estaba sobre mi una mujer absolutamente hermosa a la que nunca antes había visto como mujer. Su primer impulso por levantarse se vio frustrado al resbalar y caer nuevamente sobre mí, reímos y como reflejo a su nueva caída mis manos habían intentado sujetarla y se habían quedado sujetando su cintura.

Nos seguimos mirando  a los ojos al tiempo que mis dedos rozaban su piel expuesta gracias a lo corto de su top, hizo un chiste al respecto de la situación que no entendí, ni escuche, toda mi atención estaba concentrada en sentir su respiración sobre mi, su piel que rozaba con mis dedos y en mirar sus ojos, nunca me había fijado que eran tan bellos, no se si fueron minutos o segundos cuando al fin la escuche decir: Laura, Laura espabila, déjame levantarme que debemos bañarnos y ya se nos hizo tarde. Solo en ese momento me di cuenta que mis manos estaban aferradas con fuerza a su cintura manteniéndola muy unida a mi.  – Si, si Levántate guapa que tanto chocolate te tiene como pesadita , fue lo único que alcance a decir en tono de broma. Ella rio y se levanto, yo solo sonreí pero en mi mente se agolpaban preguntas tratando de entender lo que había pasado hacia apenas un minuto. Me quede acostada allí en el sofá pensado y tratando de no pensar, hasta que la vi salir de nuevo hacia la sala, ya no llevaba el top solo un sujetador que mostraba la majestuosidad de sus senos. Nunca había tenido un buen trasero, siempre bromeábamos con eso pero sus senos eran el sueño de más de uno en la universidad y en el edificio.

Yo por mi parte nunca, hasta ese momento, me había percatado de que aun así, aun cubiertos por el sujetador eran hermosos, grandes, bien formados, salpicados con pequeñas pecas que los hacían realmente perfectos, no podía evitar mirarlos mientras ella me hablaba de las cosas que teníamos pendientes, como pude reaccione y le dije que se apurara, mientras ella se bañaba puse algo de música y arregle lo que me llevaría ese fin de semana, en mi cabeza mientras tanto solo me repetía mil veces – Laura que te pasa si es solo Silvia, tu mejor amiga, amiga… Mujer. Así que déjate de vainas raras. La vi salir del baño envuelta en una toalla que dejaba ver la inmensidad de sus piernas y el maravilloso contorno de sus curvas pero decidí cerrar los ojos y apurarme porque debía bañarme y ya era tarde…

Es mi primer relato, me anime a compartir esta historia que puede tener muchos capitulos si la cuento entera pero no se como la ire modificando para no hacerla tan personal, si os gusta me animo a seguirla subiendo por aca, Saludos.