La historia de la Psicóloga

Cómo una madre puede sin saberlo inducir a otra en el incesto

Hola, me llamo María, soy Psicóloga y tengo 37 años, soy divorciada y tengo a un hijo que por ahora estudia.

Esta historia comenzó cuando estaba tratando a una mujer (la llamaré Luisa aunque es evidente que su nombre real no es ése), con un cuadro severo de ninfomanía. A pesar de lo que piense la gente, la ninfomanía no es algo divertido. Es una adicción al sexo que, como todas o casi todas las adicciones termina destrozando la vida de la gente que la tiene y, en algunas ocasiones, pueden arrastrar a sus amigos y a sus familiares.

Mi paciente llevaba varias sesiones, había llegado a tener problemas en el trabajo con compañeros por insinuarse, con sus superiores....No se relacionaba ya con los amigos, sólo intentaba tener sexo. Sus hijos estaban estudiando en la universidad y al tiempo tenían que ocuparse de la casa y la comida porque su madre no lo hacía.

Un día llegó a mi consulta, pero hubo un cambio radical. Se había cuidado mucho, había ido a la peluquería, tenía las uñas pintadas, se había maquillado....parecía que había pasado por un reality de cambio de look.

Te agradezco todo lo que has hecho por mí – me dijo – pero ya no me va a hacer más falta venir, he encontrado la cura.

Bueno Luisa, eres libre de hacer lo que quieras, pero me gustaría que me contaras qué ha pasado para que hayas tomado tal decisión.

¿Todo lo que te diga se quedará entre nosotras verdad?

Sí Luisa, eres mi paciente y no puedo revelar algo, salvo que un juez me obligue, no soy un cura, pero me tendría que obligar un juez.

¡Me han curado mis hijos!

Luisa, siempre hemos hablado de cómo tus hijos intentan cuidar de ti y de la casa, pero tiene que haber camb...

No, no – me interrumpió – Ahora me doy cuenta de lo buenos que han sido conmigo, pero no me refiero a éso...verás....¿de aquí no sale verdad?

Luisa, por favor...- la reprendí.

Bueno. Uf – respiró hondo – Después de mi cita aquí volví a casa y, como siempre me encerré en mi habitación a buscar chats de sexo, foros y pornografía. Me desnudé y comencé a masturbarme mientras veía fotos, vídeos...a uno de esos chats se agregó un chico llamado POYAJOVEN. Y me empezó a lanzar privados.

Perdona Luisa, ¿lanzar privados?

Sí, que me enviaba muchos mensajes privados en el chat.

Ok, gracias por la aclaración Luisa, continúa por favor.

Pues que empezamos a chatear, nos calentamos, me pide que encienda la webcam, le pido que la encendamos a la vez y soy sola yo quien la enciende. Él me dice que ha tenido un problema técnico y que se le ha debido de romper. Yo sabía que era mentira, ya tengo mucha carrera en esto de los chats. El caso es que tarda un rato, me dice que estaba arreglando la cámara, pero no lo funcionaba, y entonces empezamos a escribirnos que él tiene 19 años, que yo tengo 40, que le recuerdo a su madre que nunca la había visto desnuda, a mí se me empieza a moj...

Luisa no es necesario que entres en detalles de esa clase, ya lo sabes. -Sabía que me tenía que abstraer, pero cuando Luisa cuenta algunas cosas me puedo llegar a excitar y mejor pararla antes de que me involucre.

Perdón, perdón. Al cabo de un rato me estaba metien....- la miré algo enojada- perdóoooon. Me estaba masturbando y me dice que le llame hijo. Yo me puse a cien y comenzamos a masturbarnos mutuamente jugando a realizar un incesto entre madre e hijo. Yo estaba desatada, la verdad es que fueron unos orgasmos como hacía tiempo no tenía. Al terminar él, me preguntó si lo haría de verdad con mi hijo. Yo le conté que tengo 2 hijos y que me encantaría que me follaran lo dos...

¡Luisa, esa boca!

Perdóoooooon. Total, al minuto de decir éso el tal POYAJOVEN desapareció del chat. Ya me parecía que había aguantado demasiado hablando. Los tíos en cuanto se corren cierran el chat. A los dos minutos entraron en pelotas en mi habitación mi hijo mayor y el menor. Me molestó mucho, pero cuando mi hijo mayor me dijo “Mamá, vamos a hacer realidad tu fantasía, como en el chat, te vamos a f....”- no terminó la palabra mirándome para que yo la autocompletara mentalmente – Se agarró la p....y yo, aunque lo quería, no lo quería. Empecé a masturbarlos con ansiedad mientras me decían que si lo hubieran sabido antes otro gallo nos cantaría, que si era una tal o una cuál...dejé de masturbarlos para chuparles las p....s una vez a uno y otra a otro. Antes de que se vinieran en mi boca hice que me montaran por el c...., vaya, anal y vaginalmente. Por mucho que se corrían no paraban y terminé yo exhausta.

Al terminar de relatar esa parte no pude articular palabra durante unos segundos. Estaba entre confundida y excitada, pero mi paciente me estaba contando que había tenido una relación incestuosa no sólo con uno de sus hijos, sino que con los dos. Y para más inri, su problema era justamente tener sexo!!!

Luisa, ejem – carraspeé mientras intentaba calcular mis palabras - ¿eres consciente de lo que has hecho?

¡Sí! - afirmó con rotundidad - Mis hijos me satisfacen, les amo con locura, ellos a mí y me han hecho volver a trabajar con normalidad, poder hacer algunas cosas en casa que había dejado abandonadas y saciar mi sexo con  las personas que más quiero y más me quieren en el mundo.

Luisa – de nuevo rebusqué en mi cerebro las mejores palabras - ¿pero sabes qué efecto tiene esta situación en tus hijos?

Jajaja – rio – ellos tienen sexo con una mujer que los colma. Lo hemos hablado a lo largo de esta semana. Es como si hubiera tenido una venda todos estos días y ellos me la hubieran quitado. Además, que sé que tienen que tener novias y que algún día me dejarán, pero mientras estén conmigo yo seré su sexo, sea el que sea el que quieran, duro, cariñoso, fetichista. Soy yo para ellos, no ellos para mí y lo bueno de todo es que, sé que ésto tendrá un fin, pero para cuando llegue estaré preparada.

Estaba muy convencida, se la veía muy segura de todo lo que me decía y, desde luego que parecía haberla hecho mucho bien. No estaba encontrando en realidad muchas pegas a todo ese asunto y, menos todavía, a que dejara de venir a las sesiones.

Te lo recomiendo encarecidamente – Me dijo.

Luisa, no creo que éso sea algo recomendable como si hablaras de un Restaurante.

No lo has probado, no lo entiendes. Sé que tienes un hijo más o menos de la edad de los míos y sé que estás divorciada y sin pareja. Créeme cuando te digo que tu hijo se la ha pela..

Suficiente Luisa – la corté – no hablamos de mí, hablamos de ti.

No quería ofender, disculpa. Sólo te quería decir que ni se me había ocurrido en mi vida, y tú bien sabes lo que he deseado el sexo y de cuántas maneras, pero hacerlo con mis hijos no había estado en mi cabeza y, fíjate, lo cerca que tenía la cura a mis penas.

Me trajo unos bombones para darme las gracias por todo este tiempo tratándola y nos despedimos. La verdad es que me quedé un poco tocada de lo que me había contado. Incluso, en parte de la conversación me vino una imagen mental de mi hijo y yo juntos que desterré inmediatamente de mi cerebro.

Aquella noche, soñé que chateaba en un foro de sexo y que era mi hijo quien entraba en la habitación y terminábamos haciendo el amor desenfrenadamente. Me levanté húmeda y preocupada, por mi cabeza rondaba satisfacerme con mi hijo.

(CONTINUARA)