La historia de la Dama & su Poeta 9
Te extraño mucho Alexandra. Despierta, eres mi sol. El que ilumina mis mañanas, la chica cursi a la cual amo, tu poesia, tus locuras, tus altanerias y tus berrinches.
Capitulo 9
De pronto escuché los gritos de Gustavo.
- EPINEFRINA!!! – Giré sobre mis pasos y vi al profesor buscando con urgencia la medicación para aplicarla directamente en la cánula. – ESTEFANIA!! HA REACCIONADO!!! – Sin poderlo creer me acerqué hasta la cama nuevamente.
- Vamos mi amor… tu puedes… - Le tomé la mano y se la sostuve con firmeza entre las mias. El monitor comenzó a mostrar ritmo normal. Se escuchó una honda exhalación de todos los que estábamos ahí.
- Mi amor? – Preguntó Gustavo con una sonrisa cómplice. Se me subieron los colores al rostro.
- Es…. Una larga historia… - Respondí dando un vistazo hacia la puerta. - Gustavo, por favor ordena una batería completa de examanes… Necesitamos saber que paso.
- Debemos dar una explicación a los familiares. – Suspiré.
- Yo lo haré. – Dije saliendo de la unidad. Despues de quitarme la ropa esteril sali del pabellón al corredor y de ahí al ascensor. Finalmente llegue a a la sala de espera donde habitualmente los familiares de los pacientes esperan su turno para entrar a la visita.
- Kelly volvió a mirarme con la cara de otras veces, la madre y el padre de Alexandra estaban abrazados en una escena que me conmovió profundamente.
Caminando lentamente me acerqué a ellos.
- Tuvo una fuerte crisis… - Expliqué tratando de evitar esos detalles médicos que normalmente carecían de sensibilidad. – Pero ella es muy fuerte y logro superarla… - Los padres de Alexandra me miraban sin interrumpirme. – Las siguientes veinticuatro horas serán decisivas... – Di un respiro y continué. – Estaré todo el tiempo que sea necesario con con Alexandra.
- No es necesario doctora… - Replicó la madre de Alexandra. – Ya ha hecho suficiente, no le parece? Nos hemos encargado de todo y nuestra hija está en mejores manos. – No supe como entender ese comentario, pero preferí ignorar el detalle ácido.
- Ya sé que han dispuesto al equipo médico del hospital para que esté al tanto de su hija…- Respondí con amabilidad. - Pero igual estaré pendiente de ella hasta que salga del coma inducido. – Finalicé con una sonrisa amable. – Si me permiten, con permiso. – Di la vuelta y comencé a caminar por el corredor.
De pronto alguien me retuvo por el brazo.
- Traduce la palabra crisis… - Era Kelly. –
- Tuvo un infarto… - Respondí sin rodeos. Kelly me parecía del tipo de persona que preferia la verdad a toda costa. – Estuvo sin vida por alrededor de tres minutos. – Su reacción no se hizo esperar, se llevo las manos al rostro preocupada. – Hace un rato el comité medico estaba reunido para decidir el mejor tratamiento para Alexandra, los últimos exámenes que le practicaran serán fundamentales…
- Ahora como esta?
- Con vida… Eso es lo que importa. – Respondi de la manera mas optimista que encontré y trate de esbozar alguna clase de sonrisa a pesar del momento. Comencé a caminar por el corredor volviendo a la unidad de aislamiento.
- Estando frente al ascensor presioné el piso numero 4.
- Doctora del Castillo… - Se trataba de la madre de Alexandra. Permití que la puerta del ascenso volviera a cerrarse.
- Si señora, digame… - Respondí disimulando mi tensión en ese instante.
- Quiero pedirle algo muy seriamente. – Seria era su petición y la expresión de su rostro. Aquello no me gustaba para nada.
- Digame…
- Quiero pedirle que se aleje inmediatamente de la vida de mi hija, que desaparezca de este hospital y que no vuelva jamas a acercarse a nuestra familia. – Conocia esa frialdad. Alexandra Medina y su manera de hablar.
- Perdone, pero…
- Aun no he terminado… - Ni siquiera me dejó responder. – Quiero que sepa que nada de lo que haga reparará el daño que le ha hecho a nuestra familia, asi que no haga siquiera el intento de expiar culpas a costa de la salud de mi hija, ya bastante hizo dejando a mi nieta sin su madre y casi matando a mi otra hija. – Mientras hablaba, podía ver el rencor en su ojos, sus ojos brillaban y a pesar de que entendia que todo aquello no era mas que efecto del dolor y la rabia de la perdida de una de sus hijas, todas esas palabras no dejaban de dolerme. Los ojos se me humedecieron, pero asi como muchas otras veces en estos últimos días, me contuve.
- No pude pronunciar palabras durante un segundo. Podía sentir todo ese odio recorrerme.
- No desearía tener que usar mis influencias para encargame del pequeño asunto de su carrera y su profesión, asi que, alejese de nosotros… - No dí crédito a las palabras que estaba escuchando.
- Haga lo que le dé tranquilidad a su conciencia… - Respondí luego de unos segundos. Experimentaba una mezcla de decepcion, enojo, sorpresa. Volví a presionar el botón del ascensor. – Lo que a mi corresponde, procuraré estar al tanto de la salud de Alexandra, le guste o no. – En ese momento se abrió la puerta del ascensor frente a nosotras. – Con permiso. – Entre al ascensor y procure que las puertas se cerraran sin dirigir una mirada a la madre de Alexandra.
Una vez se cerraron las puertas, me deje recostar en la pared del ascensor. Cinco pisos despues estaba de nuevo cerca en el corredor que daba al pabellon de aislamiento. Justo cuando iba de nuevo a la habitacion de Alexandra, encontré a Iñaki.
- Estefania, que bueno que os veo! - La cara de Santa Claus de Iñaki se veia tensa. - Me temo que tenemos que hablar... - Tras hacerme señas para ir de nuevo al ascensor, entramos a este y fuimos a su oficina.
Su gesto se tornó mas serio al tomar asiento frente a su escritorio.
- Teneis alguna idea del por qué la familia Medina quiere vuestra cabeza a nivel profesional? - Dijo sin mas ni mas. Me llevé la mano a la sien, esto era lo unico que faltaba.
- Lamento que haya tenido que escuchar esas cosas señor... - Tenia que empezar de algun modo, y ese fue el primero que se me atravesó por la mente.
- Tuvisteis algun problema de tipo personal con la familia? O mejor aun... quizá con la madre de las Medina? No se joder! - Iñaki se apoyo con los codos sobre el escritorio y me mostró su expresion mas preocupada.
- Señor, el asunto si es de tipo personal, no con la familia precisamente, pero por razones que no quisiera comentar aquí, el dolor de la tragedia de las hermanas Medina ha hecho que la madre me acuse de haber causado todo. - YO SOY LA CULPABLE. La conciencia taladró mis ideas durante un segundo.
- Pues os cuento que esa que yo creia que era una amable dama, ha resultado llamado a los institutos especializados de terapia respiratoria y a no se quien mas para decir que la doctora Estefania del Castillo ha casi acabado con la vida de su hija! - Cada palabra de Iñaki retumbó con mas y mas fuerza en mis oidos. - Hace solo minutos recibí una llamada de un director de otro Hospital preguntandome quien era esa doctora de la que la Medina le habia hablado!
- No es posible.... - Entendí que quizá ese era el fin de mi carrera al menos en España.
- Si que lo es... - Iñaki se levantó de su puesto. - Los Medina solicitaron una revision completa de todos y cada uno de los procedimientos que habeis realizado para ayudar a Alexandra y Alejandra Medina, y desde luego hasta vuestra participacion en la cesarea. - Hizo una pausa y continuó. - Su abogado ya ha contactado a los nuestros para encausar un procedimiento legal...
- Contra la clinica? - Pregunté alarmada.
- El abogado fue muy puntual... Contra La Clinica y contra la doctora Estefania del Castillo. - Dijo sentandose levemente contra su escritorio.
- Pero por qué la Clinica? Aca lo unico que todos han hecho es intentar ayudar! - Repliqué conteniendo ira, angustia, miedo. Todo junto.
- Para los Medina solo existe una manera de terminar el procesos legal que quieren iniciar, y es que os retiren el permiso para ejercer la medicina en España y que este hospital envíe comunicaciones a otros Hospitales alertando de que habeis sido retirada para mala praxis.
- Pero en que hubo mala praxis especificamente?
- Ellos alegan una serie de permisos y concesiones no controladas que os hemos dado para tratar a las hermanas Medina...
- No entiendo nada... - Me levante de la silla en la que estaba sentada.- Gracias a todo lo que me permitió hacer el hospital es que pude ayudar a Alexandra...
- Igual respondí yo al abogado, pero no hay caso. - Finalizó caminando de nuevo hacia su escritorio.
- Hay algo que pueda hacer para ayudar? - Estaba conteniéndome, no quería llorar ahí justo en medio de una situación estrictamente profesional.
- Por lo pronto, os debo retirar del caso Medina... - Su rostro mostraba disgusto. - Y por vuestro bien es mejor que solo tengáis ingreso a la clínica solo como paciente.... - Esas palabras me dolieron mas que cualquier otra cosa.
- Entiendo.... - Dije dando un ondo suspiro.
- Teneis que entender que la familia Medina es muy influyente, y al menos mientras todo esto pasa, debo protegeros y proteger la institucion. - Iñaki vio mi frustracion y se acercó a mi. - Estoy seguro de que sois lo suficientemente sensata para entender mi posicion.
- Si señor... - tomé el carnet de Médico de mi bolsillo. - Debo devolver esto, verdad?
- No.... podeis conservarlo. - Dijo tratando de sonreir. - Siempre serais de esta clinica.
- Muy bien señor, creo que lo mejor es que me retire. - Iñaki asintió. - Hasta una proxima ocasión. Sin atraverse a contestarme el solo hizo un gesto con la mano.
Al salir de la oficina de Iñaki de algun modo me sentí intimidada. Mi presencia en ese hospital ya no estaba en discusion y hasta mi permiso de ejercer en el pais estaba amenazado. Quizá ese era el último día que gozaría de completo acceso a los pabellones.
Busque de nuevo el camino hacia aislamiento por el ascensor y caminé por el corredor hasta la habitacion de Alexandra.
- Disculpe doctora, pero no puede estar acá. - Un hombre vestido de negro me retuvo.
- Perdóneme, pero yo soy medico... - Respondí con firmeza.
- Doctora del Castillo, tengo instrucciones de no permitir que ningun personal medico a excepcion del autorizado acceda a la habitacion de Alexandra Medina.
- Esto es una locura... - Murmuré disimulando mi intento por sobrepasar su guardia.
- No lo intente doctora... - Replicó el guarda seriamente.
- Estefania que terca eres!! - Esa voz. Al girar me encontré con Kelly.
- No estoy para juegos, Kelly, que es esto? - Pregunté con ofuscacion.
- Anais, la madre de Alexandra ha pedido a sus guardaespaldas que cuiden la habitacion de su hija. - Dijo con frialdad. - Exclusivamente tu, no podras acercarte, y es lo mejor...
- Estan locos todos ustedes? - Proferí con desesperacion. - No les basta con querer acabar con mi carrera... y ahora no quieren que la vea???
- Tu no eres su medico... - Escuché con incredulidad. - Tu misma dejaste en Gustavo todo el manejo de su caso.
- Era para no empeorar las cosas.... - Comencé a llorar sin poderlo evitar.
- Lo mejor es que te vayas Estefania... - Dijo de nuevo - Solo vas a empeorarlo todo.
- No!!! - Respondí con rabia y tras ver el descuido del guardaespaldas corrí hacia habitacion de Alexandra. Mi sorpresa fue mayuscula al ver que habia otro guardaespaldas. Ambos me retuvieron. - SUELTENME!!!! -Una patada fue a dar a la entrepierna del guardia.
- NO VENGA A HACERSE LA VICTIMA....! - Senti una fuerte bofetada en mi cara. Aquello me inmovilizó. - LA VICTIMA ES ESA QUE ESTA AHÍ, NO USTED... - Por reflejo mis ojos se dirigieron hacia Kelly, pero ella estaba paralizada. A su lado estaba la madre de Alexandra. - Y Alejandra, que ahora es cenizas por su culpa... Y a la niña que nunca conocerá a su madre.... POR SU CULPA!!!! - Al guardaespaldas no escatimó en fuerzas para atenazarme hasta hacerme sentir dolor. - LE JURO POR LA VIDA DE MI HIJA... QUE NO ESCATIMARÉ ESFUERZOS EN DESTRUIR COMPLETAMENTE SU VIDA... ASI COMO USTED DESTRUYO LA DE NUESTRA FAMILIA. - Luego se dirigió hacia el guardaespaldas. - Llévate esta escoria y asegúrate que no pise nunca mas este hospital- A pesar de mi resistencia, el y otro hombre se encargaron de sacarme hasta el estacionamiento del hospital, pasando por escaleras de servicio, ascensor y pasillos.
Anaís se estaba encargando de que Estefania no se acercase ni un milimetro a Alexandra, y aunque yo quisiera ayudarla no podia, sabia que ella no era la mala de este cuento, pero eso ya no me importaba sino mi amiga, esa que se encontraba aun en coma luego de dos semanas. Estaba tan mal. Ver a la persona que te ha sido mas fiel que nadie en una cama, conectada a tantos aparatos, me desbarataba, me heria su situación, me encontraba desorientada en una linea dual de dolor y amor.
Un viernes por la tarde, volví a la clinica luego de haber ido a mi hotel a cambiarme y vi la sala de esperaba vacia. No estaban los padres de Alex y quise aprovechar eso para entrar a verla.
- Alex... -Mi pecho sintio una fuerte punzada al instante en el cual la vi allí en esa cama indefensa- Amiga despierta quieres -me sente en la silla plastica de color azul que estaba cerca su cama y tome su mano izquierda- Ya este juego no me gusta, esta comprobado puedes durar tu mas sin mi que yo sin ti. Pero no es justo te extraño. -Respire profundo no era nada facil para mi ver a una mujer agil y fuerte. Ruda y orgullosa tan indefensa en una cama -Alex prometo que si te levantas te regalo la fabrica de chocolate que aparece en la pelicula, pero ya... no te parece mucho? Necesito a mi amiga, la fuerte del equipo. No puedes dejarme sola ahora, se supone que yo seria tu madrina de bodas, y tu aun no te casas, debes casarte. Donde quedo todos nuestros planes de niñas? Aun faltan muchas cosas por cumplir. Te extraño mucho Alexandra. Despierta, eres mi sol. El que ilumina mis mañanas, la chica cursi a la cual amo, tu poesia, tus locuras, tus altanerias y tus berrinches. No te vayas amiga, vuelve pronto que te necesito aquí a mi lado! -mi voz se quebro por completo, y coloque mi frente sobre su mano comenzando a cantarle aquella canción parte de nuestra infancia- prestame atención yo te lo pido, que va hablarte un corazón, llevo una ilusion que me persigue y que me alcanza como un sereno amor eterno, solo Dios sabe cuanto soy capaz de darte, solo Dios sabe que asi nadie puede amarte. Quien diría que daría mi vida por ti, no me dejes asi, quien diría que no puedo estar sin tu amor que yo te sueño que deberás siento que te voy amar el resto de mis días asi. Alex no te voy a dejar, porque prometimos llegar al final, asi que vuelve amiga. Te necesito conmigo mi pequeña aguila, siempre me enseñaste a luchar por eso te pido que luches, porque te amo, y te quiero aquí. No me dejes sola, necesito la miel de esos ojitos, la dulzura tan amarga que te acompaña. No me dejes sola amiga.
- Nada que despierta? -Escuche la voz de un hombre, levante la mirada llena de lagrimas-
- No... -Suspire- La extraño mucho.
- Igual yo.
- Y anaís?
- Esta descansando. Todo esto no le ha dado respiro. -Suspire-
- Esperemos se recupere pronto, ella sabe que no me puede dejar sola. Antes era porque no dormia y ahora porque esta durmiendo en exceso.
- Gracias por estar aquí Kelly.
- No es un favor Alfredo. Sabes que Alex es como mi hermana, y justo ahora m e duele tanto verla allí sobre esa cama. Te juro que daria mi vida, y todo lo que poseo por ser yo quien este alli y no ella.
- Debemos mantenernos fuerte, basta de llorar -El padre de Alex seco mis lagrimas, y me abrazo- Ella nos querría a todos fuertes.
- Si! Eso. Voy a comprarle chocolate porque ella lo necesitara cuando despierte -Intente dibujarme una sonrisa pero no hubo resultado bueno.
- Ven, te invito una taza de chocolate caliente. -suspire triste, aceptando la oferta del hombre, bese la frente de aquella mujer de tes palida y asi dejamos la habitación.
4 semanas despues.
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Feliz dia! Exitos, grandes bendiciones. No dejen que se pierda de ustedes la fe, la esperanza y el amor!
Con cariño la escritora. No olviden, que cualquier dia un cafe, sea bueno o malo, les puede robar la sonrisa que sus vidas puede cambiar..
Se les quiere! Un fuerte abrazo.