La historia de la cantante una dama y su poeta X

Aunque no se me ocurría alguna excusa creíble, ya me había resignado a decirle que me había pasado

CAPITULO X

Sábado 4 de Agosto del 2008 9:56 AM y me encuentro en una pequeña aldea adentrada en el pueblo de Ojeda, la situación se ve muy desfavorable para los habitantes de este lugar, la hambruna parece ser su mayor compañía y unos doctores al fondo que demuestran dar su vida por cada uno de ellos, camino por lo que parece ser la vereda y me doy cuenta que cada hogar se ve peor que otros, niños los cuales mueren y no se sabe bien porque razón, el corazón mas fuerte aquí se termina partiendo, hablo con algunos de los habitantes que me reciben cordialmente a pesar de lo poco que pueden brindar la calidez que entregan sin pedir nada a cambio me hace querer llorar, veo a un niño caer al suelo y convulsionar no se qué hacer pero alguien corre hacia a él rápidamente... Una mujer, que deja de atender a una pequeña con unas yagas en su piel, la Doctora Del castillo es lo que puedo leer en su bata, amarillenta por el polvo del lugar auxilia al niño de la mejor manera, pero solo ella, sus colegas no parecen percatarse de la situación, ella lo toma en brazos y lo adentra en algo que parece ser el consultorio, comienza a buscar en unas cajas supongo alguna medicina, saca una ampolla la cual prepara rápidamente, la pasa a una jeringa y procede a inyectar al niño el cual poco a poco se calma, le coloca las vías de transfusión y por ellas comienza a pasar aquel liquido, tal parecer que es suero. Jamáshabía visto tanta entrega y pasión en una misma persona, la doctora revisa una vez mas al pequeño y se cerciora que todo este bien, el niño parece dormir plácidamente mientras ella termina de atender a la niña que dejo sola hace solo unos minutos. Al cabo de diez minutos la doctora Del Castillo ha terminado con su labor. Intenta hablar con sus colegas los cuales parecen no tomarla en cuenta pero uno en particular no parece muy amigable. -nota: Este sujeto no me da buena espina-

Termino mi grabación y guardo la grabadora tomo otras fotos más y me dirijo a la doctora que hace minutos había atendido al niño, la veo un poco distante con un lápiz en mano escribiendo algunas cosas sobre un trozo de papel arrugado.

  • Soy Alexandra Medina -dije extendiéndole mi mano-
  • Mi nombre es Estefanía Del castillo, supongo no eres de aquí, verdad? -pregunto extrañada quizás por mi acento no definido mientras estrechaba mi mano-
  • Soy la reportera que les ayudara con esta causa. Vengo de la capital, He visto lo que has hecho y lo he documentado ya.
  • Que has hecho que? -pregunto un poco confundida como si no me entendiese-
  • Lo siento nuestros acentos no congenian muy bien, pero me refiero a que he guardado cada parte de lo que has hecho por ese pequeño.
  • Si, me doy cuenta. -dijo ella rascando la parte posterior de su cabeza- No fue nada, quizá se trate de un paciente, se supone que mi labor debe ser muy objetiva, pero no puedo evitar sentir que todo esto que veo me afecta de algún modo, y cuando veo a pacientes como ese niño, quisiera poder ayudarlos a todos y que su sufrimiento acabara. -dejo lo que estaba haciendo y salimos de su consultorio a caminar-
  • Por eso estoy aquí los he venido ayudar, haré que se sepa lo que pasa, jamás imagine que las cosas estuviesen tan mal por aquí.
  • He estado en otras partes del mundo, la situación es muy precaria, pero nunca imaginé que una situación peor se estuviera viviendo aquí.
  • Continuo. - No es suficiente lo que hacemos, tenemos que hacer mas, incluso desde Médicos Sin Fronteras.
  • Tienes problemas con ellos? -le dije señalando con la cabeza a sus colegas-
  • No es eso, solo que tenemos diferentes... como lo digo? Distintos enfoques o no lo se, diferentes maneras de pensar.
  • Se lo que paso con el mas alto.
  • El lleva mas tiempo que yo haciendo esto, es un gran profesional, se nota que quiere ayudar a las personas, pero quizá mi manera de ayudar no es la correcta y la que el tiene si lo es.
  • Y como debería ser la forma de ayudar correcta, según tu compañero? -saque mi grabadora anhelante de su respuesta, ella se sorprendió- es trabajo, esto le dará consistencia a mi reporte de hoy.
  • Se supone que como médicos aun en este tipo de misión, tenemos un deber ser estrictamente profesional, pero siento que antes que médicos somos personas y   que en esta misión se trata de seres humanos ayudando a otros seres humanos, tenemos que ser compresivos, tenemos que escuchar, entender que no se trata de auscultar al paciente, se trata de entender al paciente, escuchar a las madres en su dolor, entender al anciano que se le olvida lo que ha sentido pero que sabe que le duele. No podemos limitarnos a pensar solo en como curar, tenemos que aportar verdaderamente a que nuestros pacientes mejoren sus condiciones de vida. Nada hacemos con dar un diagnostico, regalar las medicinas, para que cuando volvamos en un año, las condiciones de vida de estos pacientes estén aun peor. Por otro lado, no entiendo que clase de médicos somos, si aun cuando no hacemos nada por cambiar esa dura situación, desvinculamos el cariño de la atención a nuestros pacientes, entonces, que estamos haciendo? Lo que cualquier otro medico haría.
  • Esto han sido palabras de la señorita Estefanía Del Castillo. -apague la grabadora y la guarde- oh vaya que hermoso! Esa manera de ayudar me encanta y definitivamente para mi es la correcta has de tener infinidad de ofertas, no?
  • Algo así, pero no acostumbro a parar mucho en un sitio, soy un poco nómada .
  • Me alegro no ser la única persona en este planeta que aun no ha sentado cabeza en su trabajo. Sos una gran persona Estefanía.
  • Tu también pareces ser una gran persona Alexandra.
  • Ella se quedo observándome unos segundo hasta que su expresión cambio completamente- Pasa algo? -pregunte alarmada, nos habíamos detenido cerca del rio-
  • Te has lastimado últimamente en el cuello? -pregunto colocando su mano en su mentón.-
  • Hablas por esto? -respondí con una pregunta señalando mi moretón-
  • Ajá.
  • No en realidad, nadie me ha golpeado, solo que... -hacia mucho que no me importaba lo que pensaren de mi las personas, aunque ya se me hacia normal que me preguntasen 'Te han violado' 'Te golpearon' o la mas común y que mas odiaba 'Te robaron' solo que con ella no quería decirle la verdad no se porque extraña razón no-

Aunque no se me ocurría alguna excusa creíble, ya me había resignado a decirle que me había pasado. Sus colegas se fueron acercando a nosotras quizás de una manera amistosa, quise dar un paso al frente para saludar a las personas que ella me presentaba, pero yo no pude dar un paso mas, de pronto algo en mi se bloqueo, mis piernas no funcionaban mis palabras no salían y mis sentidos se desvanecían al igual de mi cuerpo que cayoo sobre la tierra caliente.

Me desmaye -Aquí vengo de nuevo- segundos después de que me faltase la respiración y expulsase un coagulo de sangre, sentía como el frio invadía mi cuerpo aunque estaba sudando. No recuerdo cuando paso solo se que desperté en un lugar parecido a donde se encontraba el pequeño. Abrí lentamente los ojos y vi allí a Estefanía a mi lado tomando nota de no se que cosas nuevamente.

  • Que me ocurrió?
  • Has sufrido un desmayo, aun no se muy bien la razón.
  • Puedo asegurarte que no es un embarazo.
  • Eso me da tranquilidad, de lo contrario tendría usar una de esas jeringas enormes con una aguja enorme para extraerte sangre, así que gracias por descartar esa posibilidad.
  • NO! -grite asustada y aliviada al saber que no me harían nada mi terror a las agujas era descomunal-
  • -la vi sonreír y siguió hablándome- Tus signos vitales están bien, quizá has sufrido alguna alteración por el cambio de clima tan drástico.
  • Como? -pregunte sentándome en la camilla-
  • Algunos organismos no reaccionan bien al cambio de temperaturas, incluso a los cambios de presión en relación con el nivel del mar, así como me temo que te ha pasado a ti. Lo que me preocupa es la sangre, no es normal, lo mas prudente es hacerte algunas pruebas y exámenes de rutina.
  • Si.
  • Me parece perfecto cuando bajemos pasamos por el hospital del pueblo.
  • NO! -grite rápidamente, ella no parecía entender nada- Que si entiendo a que te refieres, pero no quiero hacerme ninguno exámenes, se perfectamente lo que tengo y se llama una mala digestión, claro eso es. -me dije a misma para sentirme segura y creerme la semejante mentira que decía-Llevo días sin comer bien y hoy al sobre cargar mi estomago con todo lo que me comí en la mañana y el paseo que me di para llegar aquí he tenido una baja de tensión la cual se a congeniado con mi estomago y han hecho que ese coagulo de sangre saliese de mí, si vos sus buena doctora has de saber que este tipo de cosas suelen ocurrir -estaba sorprendida ante mi mentira tan rápida, tan bien formada, estaba tapándome de la peor forma pero que mas podría hacer-
  • Ya veo . -Ella se dio la vuelta, salió y al rato entro con otro colega- Y eso es lo que me ha dicho. No lo creo pero se ha rehusado hacerse los exámenes.
  • A ver como esta todo por aquí -George empezó hacerme cosas de rutina que realmente me aburrían, cuando estuve harta de todas sus preguntas me levante y le dije con voz fría.
  • Ya le he explicado a la Doctora Del Castillo que es lo que me ocurre ahora solo necesito ir a tomar un poco de aire y seguir haciendo mi trabajo agradezco se preocupen de verdad, pero todos sabemos que esto es únicamente profesional, así que ahorrémonos dolor y preocupación ficticio y yo me ahorrare mi cansancio, que eso es lo que tengo, y un estrés por ver a estas personas así! De todas formas gracias por nada! -Jamás había pedido que se preocuparan por mi, no dejaba que nadie lo hiciese, y que ahora llegasen ellos y quisieran estar preocupados por algo que ni si quiera a mi me había importado me hacia sentir mal, el día se fue dando poco a poco, tomaba fotos de diferentes ángulos, mi libreta acompañada con algunos apuntes, hable con algunos residentes que me contaron su desgracia mi corazón se partió en mil trocitos pero mi frialdad y orgullo me impedía mostrarme débil.-

...

No hay peor enfermo que el que no se quiere aliviar. Estaba segura que algo le pasaba a esa mujer y tambiénestaba absolutamente segura de que ese pretexto sobre la mala digestiónera un excusa barata para no dejarse hacer los exámenes que tenia que hacerse. Esos moretones...  Habíanmuchísimasenfermedades que pondrían generar ese tipo de síntomaen la piel, los habíadesde los mas benignos, y por no decir, banales  si quizás esos moretones eran de los que se hacen por los besos? Podría ser, -Mi mente me bombardeaba con cualquier posibilidad nadie sabe la vida de nadie. - hasta los mas malignos.

En ese momento recordé las palabras de George. A veces las cosas son como tienen que ser, si ella no queríadejarse ayudar, tendríaque resignarme a dejar que las cosas que tuvieran que ser y que ella misma se encargara de sus asuntos.

Despuésdel pequeño incidente con esta periodista engreída, volví a la mesa donde estaba atendiendo a los pacientes. No podíadejar de pensar en esos síntomas. Los mismos síntomaspara mil enfermedades, como era que alguien no queríaque le ayudasen con algo tan preocupante como vomitar sangre? Mientras atendía a paciente tras paciente vigilé sus movimientos con cautela para que no se diera cuenta de que la analizaba. Ese era mi fuerte, leer a las personas, entenderlas.

Mi primera observaciónes que se le notaba cansada, por momentos hacia pausas y tomaba aire mas de la cuenta. De pronto tosía, y tenia ataques leves. Otra cosa que me causó curiosidad es que cuando tosía miraba su mano. - Que esperas ver ahí? - Me pregunté mientras la observaba, sin duda habíaalgo que me hacia pensar que ella sabía exactamente lo que le pasaba.

  • Que es lo que tanto miras? - Preguntó uno de mis colegas. Hice un gesto señalando a la periodista.
  • Desde cuando Médicossin fronteras tiene despliegue de publicidad? - No habíatenido buenas experiencias con la prensa en Tailandia. Al menos lo que habíaconocido eran de medios amarillista, investigativos, no aportaban a la solución.
  • George sabe... - Respondió. - El toma las decisiones.
  • Humm George? Esta bien... - Era mejor no preguntar mucho, apenas llevaba un par de díascon MédicosSin Fronteras y me daba la impresión de que quizá mi curiosidad hacia parte de cosas que quizá yo no sabía y que eran del manejo estricto de George. En Fin! Yo estaba acápara ayudar.
  • Tuvo un desmayo ahora, no? - Dijo mirando tambiéna la periodista.- George mencionó que no quisoque le hicieran nada.
  • Hay gente muy terca en este mundo, no los entiendo... - Mencioné contrariada por la frialdad de esa mujer. De pronto, justo cuando en mi mente iba a cuestionarla precisamente por la frialdad en que habíarechazado cualquier tratamiento, la vihablar con un anciano. Su sonrisa esa... como decirlo? Comprensiva? amable? Que se yo!!!  De nuevo se limpió la frente. Otro síntoma: sudaba aun cuando ya el calor habíamermado un poco. ¿Por qué de pronto me estaba concentrando tanto en una persona cuando tenia a centenares por ayudar? Quizá porque nunca antes alguien habíarechazado mi ayuda.

Para salir de dudas, mezclé en un pequeño recipiente un par de pastillas de acetaminofén y me las arreglé para que no quedara ningúnresiduo. Luego abrí una botella con agua y mezclé la solución en el contenido de la botella. Haciéndomela tonta, tomé otras botellas con agua y se las repartí a mis colegas, luego me dirigí hacia ella.

  • Algo de agua. - Ella estaba concentrada en su grabadora. Periodistas! Sin responder recibió la botella y continuó escuchando su grabadora. No esperaba que dijera gracias, ella estaba bastante concentrada, asíque volví a lo mío.

Para fortuna de ella misma, y suerte mía, comenzó a beber de la botella sin darse cuenta de lo que yo  habíahecho. Unos minutos después, noté que la medicina habíahecho efecto, pareció animarse un poco y continuó observando y grabando notas. Sonreí para mi misma por haberle podido ayudar un poco sin que ella misma lo supiera y desde luego, comencé a pensar mas aun en sus síntomas. El acetaminofén hacia efecto. ¿Qué es lo que tienes?

Me obligué a dejar la mirada en mi objetivo médico de corto plazo (la periodista) y continué atendiendo a los pacientes, ya la tarde caía y en un rato George nos pediríarecoger todo para irnos. Un poco mas!! En mi lista había10 personas mas y solo tenia al menos una hora, no sería posible atenderlos, al menos hoy. Suspiré. Todo esto apestaba, si tan solo no nos hubiera tomado media hora sacar de su trance a la periodista esta, quizá yo hubiera podido atender a estos pacientes. Por cierto, donde estaba? No, si se habíaido de brucesen algúnlugar era problema suyo, no me importaba, probablemente a ella tampoco le importaba.

...Pfffff....

  • Juanito!!! - El niño andaba por acá cerca, viendo como nosotros hacíamos nuestras cosas.
  • Si doctorcita? - El chico llegó obedientemente. -
  • Hay... Llámame Estefanía, Estefi, y Estef, como quieras. - El chico no dijo nada y solo sonrió. - Mira, reconoces a la mujer que estuvo en tu casa, la que se desmayo?
  • Desmayo? - Término incorrecto.
  • Bueno, la que se quedo dormida y se cayó. - El chico asintió. - Puedes ir a mirar donde está y que hace? Luego vienes y me dices... - El chico asintió otra vez con la cabeza y salió corriendo. Continué atendiendo los pacientes, eso si, muy pendiente de Juanito.

Unos minutos despuésel niño volvió.

  • Doctorcita, ella está... - Alarmada, me incliné hacia el niño
  • Shhhh....- El niño bajó la voz. - Dime...
  • Está con Wilson....
  • Wilson? - Quien rayos es Wilson? Para mi daba igual si era Misael o lo que sea. - Ok, Wilson, y está bien? - Me sentía tonta con estos juegos, para ser honesta, debería haber ido yo misma, después de todo, que mas daba? Ese era mi trabajo.
  • Vale Juanito, ve a jugar. – El niño tranquilamente volvió a lo que hacia, rondar por ahí viéndonos, mientras yo me quedaba con la misma inquietud. Por alguna razón, mis colegas viendo que aun tenia pacientes en mi lista comenzaron a apoyarme recibiendo aquello que aun estaban en mis lista y tan solo después de una señora embarazada y una adolescente con una lesión menor, logré terminar. Levanté de nuevo la vista buscando a la periodista y esta vez no pude aguantar.

Caminé con disimulo saludando a algunos pacientes que ya había atendido mientras la buscaba. Como me dolían los pies!! Despuésde todo un díaprácticamente de pie, salvo con algunas pausas, un sándwichy algunas botellas con agua, me sentía agotada. Otra vez me pregunté que rayos estaba haciendo buscando a quien no quería ser ayudado, esa era la tercera o cuarta vez que esa misma pregunta llegaba a mi mente. Me rendí y me senté bajo la sombra de un viejo árbol. De pronto escuché su voz altiva.

  • Eso es terrible, en que líos me meto! Joder, que no me sale! – Si, ese acento españolete mal definido lo había escuchado antes. Por qué será que la gente se iba un par de años para otro país y terminaba con esa pseudo-fonética barata? A pesar del dolor de espalda me puse de pié y seguí el sonido de la voz. Comencé a caminar hacia la dirección que mi oído calculaba. De pronto sentí que alguien chocó conmigo- OUCH!!! -Había chocado con ella, su libreta y su grabadora cayeron al piso y de inmediato me incliné a tomarla.
  • Que torpe soy!!! -Ella también se inclinó y justo en ese momento mi mano tocó la suya. Mi tacto lo primero que detectó es que estaba en extremo caliente. Fiebre? Otra ficha del rompecabezas. – Disculpa!!

Su cara mostró un tremendo disgusto, desde luego su grabadora podría haberse averiado, pero que digo! Que digo! Que digo!!! Tenia que pensar rápido o ese momento sería incómodo!

  • Pronto vendrá el trasporte por nosotros, para que lo tengas en cuenta.
  • Gracias por el dato. – Respondió fastidiada mirando la grabadora. – Para la próxima agradezco os fijéis por donde caminas,  ostias!!
  • Que carácter… por nada!! – Habían cosas peores en la vida que una maldita grabadora y para mí fue suficiente de preocupación pro-activa por un paciente. Ya. Contrariada y enojada, me dila vuelta y volví hasta donde estaban mis colegas que empezaban a empacar los equipos y las medicinas, parecía que George había dado la orden de terminar la jornada.

De pronto escuché el ruido del viejo campero que debía recogernos, comenzamos a subir las mochilas y el equipo. Diun vistazo al lugar, había tanto que hacer! Por algún tipo de intuición busqué a la periodista con la mirada, lo único que faltaba es que por accidente la dejáramosy tuviéramos que hacer doble recorrido para volverla a buscar. Y claro, ahí estaba distraída en sus cosas, pensando probablemente en toda las historias del día.

...