La historia de la cantante una dama y su poeta.

Cuando una se embarca en este tipo de aventuras siempre surge la misma pregunta: ¿Y Ahora que? Y la respuesta era la misma: Seguir. ...

Las despedidas no fueron nunca mi fuerte. Recuerdo que siempre huí de todas las oportunidades en donde había pretextos para hacer fiestas de despedida precisamente porque odiaba ver a todo el mundo llorando y sufriendo aun cuando sabían que por los ires y venires de la vida terminarían viéndose de nuevo. Pero a esta despedida no pude huir le Todos los colegas se reunieron para hacerme un homenaje con lo mejor que pudieron, con los pocos recursos que estaban disponibles para ellos.

Que increíble que gente con tan poco en la vida fuera capaz de ser tan generosa y desprendida. En casa había conocido a unos que lo tenían todo y morían por pagar el dinero de autobús.

Luego de tener que pasar por los brazos de todos y recibir tarjetas y pequeños pero significativos detalles,  salí del hospital precisamente con la sensación que no me gustaba, la de saber que quizá esta vez no volvería a ver a aquellos con los que había compartido los dos últimos años.

Mi departamento era una locura. Cajas y mas cajas, me preguntaba donde había comprado tantas cosas? todo lo tenia que llevar a casa. Puse sobre una de las cajas la poca comida que había comprado a unas cuadras y fui hasta la habitación. Justo al entrar recordé que había desarmado la cama, excelente!! Vaya Genio!!! Ahora donde se supone que iba a dormir? MENSA!! Ok, esa no era una palabra tailandesa, pero me venia genial!!

  • Veamos, es hora de sacar el colchón y me tirarme en el suelo! - Pensé mientras intentaba recordar en que caja estaban las sabanas - Sabanas, sabanitas, donde están? - Les decía como si pudieran escucharme- Ah, aquí estaban, dije tomando la que era mi favorita, aquella que a Sofia le gustaba tanto, no pude evitar que un suspiro se escapara de mí. Tendí la cama, o mejor el colchón y me tumbe a intentar dormir mientras llegaba el ansiado día donde dejaría aquel lugar que ya era parte de mi.

Desperté por el sonidito tan perturbador de mi teléfono. No se que era eso precisamente, si un insecto o un animal, pero el teléfono si que se hacia sentir.

  • Hola? - Mi tailandés era bueno a pesar de mi primera lengua. La transportadora ya venia!!! No!!! Y yo estaba acá todavía durmiendo!!

Me levanté tan rápido como pude y me tiré literalmente hasta la ducha. El jabón!! No había jabón!! Salí y busqué en la caja donde había puesto las cosas de baño hasta encontrar uno. Volví a la ducha y luego de 10 minutos de una ducha no muy agradable por la ansiedad, busqué lo que pude para ponerme y estuve lista.

Cuando vi el camión de la transportadora quise tirarme por el balcón de mi departamento. En serio ese pedazo de carro iba a llevar mis cosas? No había marcha atrás. Dejé que los trabajadores se encargaran de bajar y subir caja por caja mientras yo me cercioraba de recordarle al encargado los detalles del trasporte.

Terminado el proceso de la mudanza tomé un taxi y me dirigí al aeropuerto. Dos horas después estaba en el avión. Solo rezaba que mis cosas de valor llegaran sanas y salvas a Bogotá y que este vuelo no tuviera mucha turbulencia, de lo contrario hasta la tripulación escucharía mis gritos.

No sé por qué en ese momento quise revisar la pequeña foto de Sofía. - Ya vamos de nuevo a casa pequeña. - Nunca dejaba de sentir melancolía. Siempre dolía. Después de secarme una lagrimita furtiva, volví a guardar la foto de mi hija y me acomodé mejor en la silla, me esperaban muchas horas de viaje.

Después de dormir varias horas miré el reloj. No íbamos ni por la mitad del trayecto. Volví a enterrar la cabeza literalmente en la silla y concilié de nuevo el sueño.

  • Señora - Alguien me despertó. ¿Señora? Acaso me veía tan vieja? Se supone que esta era la primera escala y tenia que bajar del avión. Que molesto era esto!!!

Luego de otra escala y varias horas más de vuelo, finalmente llegué a Bogotá. Solo Dios sabe como baje del avión luego de haber dormido tantas horas.

Se sintió extraño ver de nuevo mi país, mi gente, incluso al infeliz aeropuerto!! Me sentía increíblemente incómoda de nuevo en la capital. La gente de Tailandia era amable y acá si acaso me había saludado el tipo de la entrega de equipajes. Punto para Tailandia. Luego de un par de incomodidades más, tomé un taxi y le indiqué al conductor la dirección. Solo esperaba que a mi familia no le hubiera dado por mudarse.

Luego de un par de embotellamientos, y unas cuantas vueltas innecesarias por parte del conductor alrededor del barrio donde vivía, llegué a casa. Allí estaba el automóvil de mi padre, una vieja camioneta que hacia cinco años había sido el último modelo. Ahora era el último automóvil que cualquiera quisiera tener.

Si que había aumentado el valor del taxi en Bogotá!!! Dudando de la veracidad del taxímetro le pague al conductor y junto con mis maletas me paré frente a la entrada de la casa.

"NO QUIERO VOLVER A VERTE" El pensamiento me traicionó y me hizo recordar las palabras de mi padre. Tuve que hacer un esfuerzo para tocar el timbre, pero igual así lo hice. Unos segundos después alguien abrió.

Estefanía? - Mamá achinó los ojos como si así pudiera verme mejor, luego casi que se lanzó hacia mí abrazándome. - Cuando viniste!! Que estas haciendo acá!!! - Dijo casi arrastrándome hacia dentro de la casa, luego hizo que me sentara con ella en uno de los muebles de la sala.

Ya he vuelto del todo a Colombia mamá. - Dije con seguridad. - Pero no voy a quedarme acá.

Como es eso? - Preguntó.

Voy trabajar en la frontera con Venezuela. - Dije orgullosa del camino que había escogido para mi profesión. - En un hospital y en mi tiempo libre apoyaré a Médicos Sin Fronteras. - Mamá guardó silencio por unos segundos. No calculé el impacto de mi felicidad.

De nuevo vas a irte? - Asentí. - Por qué no pudiste quedarte acá, apenas vuelves!! - Los ojos de mi madre se humedecieron.

Mamá..... - La abracé con fuerza. - Prometo venir a casa con más frecuencia, lo prometo.. - Tenia que decir el tipo de cosas que una mamá quería escuchar.

Eso dijiste cuando fuiste a Tailandia y no viniste... - Bum!!! Había dado en el punto.

Es diferente mama...  ya sabia que tenias a papá y a mis hermanos. - Repliqué recordando que yo no había sido precisamente la más querida dentro del grupo de dos hermanas y tres hermanos. Mamá lo sabía, yo lo sabia, ninguna de las dos lo mencionábamos pero era la realidad.

Mamá se quedo unos segundos mirándome como comparando la hija que se le había ido y la que había vuelto.

Mi niña... estas preciosa, un poquito mas morena, pero muy preciosa. - Sonreí.

Estoy igual mamá. - Las lagrimitas se derramaron por la cara de mamá y yo se las limpié con cuidado.

Cuando vuelves a viajar?

Mañana temprano. - Mamá suspiró resignada. Ella sabia que cuando yo me decidía a algo, lo hacia.

Eres como tu padre en estas cosas...- No supe sí enojarme o sentirme halagada, pero igual guarde silencio. - Vas a quedarte con nosotros al menos hoy?

Si mama, puedes intentar engordarme los kilos que quieras por hoy.

Muy bien, entonces, voy a pedir la cena a los restaurantes típicos que te gustan para que recuerdes como es la comida de casa. - era irónico que mama quisiera recordarme la comida de casa pidiendo domicilios, pero que podía hacer? Esa era la forma de mama de recordarme el sabor de las cosas de casa.

Mientras mamá preparaba sus sorpresas para mi, me instalé de nuevo en la habitación. Era bastante curioso volver a mi viejo cuarto, todo estaba como lo había dejado y sin embargo me sentía extraña. Tanto había cambiado? Miré la fotografía sobre la mesita de noche. Cuanto había cambiado desde la graduación en el colegio, eran otros tiempos, en los que como versa el dicho, no sabia que era feliz. Cuanta inocencia.  En la foto estábamos Daniela, mi mejor amiga Andrea y su novio Miguel.

Sonreí. Que tiempos aquellos, vino a mi mente la conversación del día después de la fiesta de graduación.

Estef, tengo que contarte algo

Que pasa amiga?

Es que es un secreto que no sé si contarte…

Que es?

Anoche en la fiesta mientras que mientras Miguel estaba tan borracho que se quedo dormido en la sala

Eso no es raro, Migue se pasa a veces de tragos

Pero eso no es el problema

Y que paso?

Es que Mariana y yo comenzamos a bailar, nos pasamos de tragos también y..

Y que?

Terminamos en mi habitación… y lo hicimos.

Que???

Lo hicimos!

Espera… como que lo hicieron? De “hacerlo”?

Asíes…

No sabia que tu…

Ni yo!! Tengo la cabeza vuelta mierda!Ni siquiera me gustan las mujeres!!!

Daniela y Andrea terminaron finalizando su relación. Muchas fueron las noches en las que tuve que escuchar a Andrea sufriendo por el rechazo de sus padres, muchas otras veces tuve que darle consuelo debido al escarnio social, la gente podía ser muy cruel con dos mujeres tomadas de la mano. El pobre Miguel tuvo aceptar aquello le diera rabia o no, lo ultimo que supe de él es que se había ido para los Estados Unidos y no volvía  saber de él.

En cuanto a mi, las cosas fueron mas o menos bien. Mientras Daniela y Andrea luchaban por defender su relación, yo trataba de adaptarme a una universidad que no me gustaba – Quedaba lejísimos de casa-  eso si, al menos en la carrera que adoraba. Desde siempre quise dedicarme a la medicina. En el tercer año conocí a Marcos, un chico que al igual que yo había crecido leyendo devorando libros de biología y teniendo fantasías medicas.

Buenos días amor…

Hola…

Dormiste rico princesa?

Si… estaba agotada…

Y con toda razón…

No digas esas cosas!!!!

Sabes… fue mágico haber sido ya sabes… el primero hombre en tu vida…

Queríaque fuera contigo

Te amo…

Muchos meses después confirmé que estaba embarazada, desde luego, largas noches de estudio no habían sido solamente entre libros, sino también entre sábanas. Sin saberlo, mi hija Sofía había estado conmigo en mi vientre durante mi graduación de Medicina.

Suspiré viendo la foto de mi pequeña hija en una de sus pocas fotografías. Nadie nos prepararía a Marcos y a mi para lo vino, nuestra bebé manifestó síntomas de hipertensión pulmonar neonatal y murió.  La muerte de Sofía destruyo la parte de nosotros que había crecido y madurado al hacernos padres, también destruyó nuestra relación.

Marcos terminó muy lejos de mi vida pero su fotografía aun estaba en mi mesita de noche. Le deseaba lo mejor, estuviera donde estuviera. Era un buen hombre, solamente que había dado con la persona equivocada.

Después de la muerte de mi hija, decidí especializarme en Neumología, tuve un par de meses para ejercer como especialista hasta que decidí hacer un cambio radical en mi vida viajando a Tailandia. Tuve que aprender un nuevo idioma nuevas costumbres y dos años después aquí estaba. Una persona tan distinta y distante a todos estos recuerdos que incluso me asombraba.

Que sería de Daniela y Andrea, aun seguirían juntas? Miguel. Que habría sido de él? Marcos.  Estaba bien? Tanta gente que pasaba por la vida dejando huella.

Esa noche la pase en la cama de la habitación que solía ser mía, pero me resulto muy difícil dormir. Pensaba en todo lo que me esperaba, en mis proyectos, incluso en lo que había hecho y lo que sentía era que tenía mucho por hacer. Finalmente me quede dormida si querer y con la conciencia puesta en el despertador.

Al otro día, muy temprano estaba tomando el taxi para el aeropuerto.

Hija, prométeme que estarás en contacto.

Si mama, lo prometo. - le dije respondiendo el fuerte abrazo que me daba, Luego subí al taxi.

El segundo viaje en menos de 48 horas fue relativamente cómodo. Esa ciudad era nueva para mi y la única noción que tenía para ubicarme era la de localizar el terminal de buses. Aún me faltaban varias horas de viaje para llegar a mi destino en ese pueblito de nombre extraño, así que me apresure a tomar el bus y sólo hice como en los otros viajes, tener  paciencia y dormir como si estuviera hibernando.

Finalmente llegue a... Como se llamaba? Ojeda... Bien. Al menos sabía eso, era un comienzo.

Realmente fue fácil encontrar un lugar donde quedarme. Se trataba de un pequeño hospedaje de paso que de primera vista pareció confortable, había TV, una cama, un lugar decente donde poner la ropa, agua caliente y una tarifa barata. Después de cerciorarme de que aquello no era un motel (no quería encontrarme ninguna escena sórdida), pagué la estadía de un mes y luego busqué mi habitación 1er pasillo  puerta número 6.

Por fin había llegado a... un hogar? No. Una vez pude dejar el equipaje y dejarme caer sobre la cama experimenté la sensación del primer día en Tailandia. Cuando una se embarca en este tipo de aventuras siempre surge la misma pregunta: ¿Y Ahora que? Y la respuesta era la misma: Seguir.

...

Se reserva el derecho de autor.

Que esten excelente... Cuidense, recuerden NO dejen que nadie robe su paz! Un abrazo

RcSol.