La historia de la cantante, una dama y su poeta 32

-Te has enamorado...- Dije muy despacio. Detallando el brillo en mis ojos intentando creerme todo lo que había pasado las ultimas tres semanas. -No es amor... No estoy.. -calle mi sutil susurro-

Capitulo 32

Al llegar a ese lugar un vistazo y me maravillé, no sabía que en alguna parte de esta zona hubiera alguien que viviera medianamente bien. En mi mente zumbaban sus palabras y yo me las quería creer, quería pensar que yo había hecho algo en su corazón y que si no era allí al menos había logrado moverle sus propios cimientos. Mientras meditaba sentí sus brazos alrededor de mi.

- Escondite? Wow... Suena bonito.... Y señorita Alexandra... Cual es la agenda del resto de este día? - Gire mi cabeza hacia ella mirándola con curiosidad y ternura.

-       Déjeme y reviso... -Pase mi brazo derecho sobre su hombro rosando sus pechos buscando de nuevo mi celular dentro del saco, lo tome y bese la punta de su nariz. Hice otra llamada -Hola papá, como estas?, si estamos en la hacienda los equinos están bien? Gracias, si tranquilo, aun no te haré abuelo. Sabes que no poseo ese maravilloso don -Guarde el teléfono y la tome de la mano - confías en mi? -pregunte observándola fijamente regalándole un sonrisa sincera y llena de... de... cariño

- Precioso descaro, a otra persona de inmediato le hubiera rechazado, intentando volarle los dientes de una cachetada. Pero a ella... A ella no. Tras su llamada y aquella pregunta, me encontré contra sus ojos como si me estuviera hipnotizando. Confiar era realmente tan fácil. Apreté su mano suavemente y con la otra le acaricie la mejilla. - Si Alexandra, confió en ti. - sonreí ampliamente. No tenía ni idea a donde llegaría con todo esto, pero estaba decidido, me arriesgaría.

-       Ven conmigo -le extendí mi mano, ella la tomo y comencé a correr rodeando la casa llegando al establo donde ya estaba todo preparado -Estef te presento a Aghata...  -tome la mano de Estefania y la coloque sobre el hocico de Aghata haciendo un leve contacto entre ellas para que se conocieran – Aghata ha sido mi yegua desde muy pequeña. –Lleve la mano de Estefania a la crin del animal – Ahora, te ayudo a subir.

- Aghata? - Comencé a acariciar el animal con suavidad, parecía que le daba gusto. - hola bonita... - Luego de un primer intento por subirme a la silla no lo logre, al segundo finalmente lo logre. Mire hacia ambos lados y no vi ningún otro caballo. - Y tu? - Ella sonrió y se impulsó para subir y sentarse tras de mi. Su cuerpo quedo tan cerca al mío que se me embriago el olfato con su olor. Sólo guarde silencio, ahí estaba de nuevo idiotizada.

-       Arre -tome las riendas de mi yegua y dando un par de golpecitos a sus costados salimos del establo -Tranquila estoy aquí junto a ti -le hable a su oído, un par de golpes mas y ya sentía el galopar del animal y el nerviosismo de Estefania.

No se que me paso, en ese instante, puedo jurar que su recuerdo aun sigue en mi, aun puedo recordar con fina claridad el aroma a frescura de mañana que emanaba de su piel. Eso era el aprecio hacia alguien mas.

Detuve el caballo en medio de la nada y baje.

– Dadme un segundo no os muevas, cuidado y caes, Aghata cuídala -acaricie el hocico de Aghata y camine un poco. Me conocía la finca, y disfrutaba estar en ella los pocos momentos que vivía allí, desde pequeña siempre había sido traviesa.

Una pequeña mocosa que en oportunidades varias por poco dejo sin capataz la hacienda. O sin hacienda a la familia. Lo admito, fui tremenda, tan insoportablemente incontrolable, era adorable pero terrible. Por causa de mis lunáticas travesuras Papá mando a construir una pequeña cabaña alejada de la casa, esa pequeña cabaña a la que siempre considere mi escondite. El que solo yo conocía, el que solo yo vivía, el que solo yo pedía tener.

Solo fui a encender las luces, esas que iluminaron el rostro de Estef la cual se veía hermosa con la mirada perdida y debía admitir que era mona a pesar de no mantener el control del caballo.

-         Que os parece? -me acerque de nuevo a ella ayudándola a bajar de la yegua.

- La cabaña se veía preciosa, sin duda acogedora, no obstante aquello de estar ahí en el caballo sola me puso tensa. Agradecí a los cielos que Alexandra me bajará. - Ufff, ahora desde aquí si puedo verla mejor. - En un impulso le tomé la mano. - Se ve muy bien, me gusta... Este sera nuestro escondite? Me gusta mucho - sonreí maravillada, la cabaña parecía como una de esas casitas de los cuentos de hadas en medio del bosque.

-       Aun tenes frio? -pregunte por su tacto estaba literalmente congelada- Sos la primera y quiero seas la ultima mujer que conozca esta faceta de mi, así que si queres, quiero hacer de este mi escondite... Nuestro escondite -Caminamos juntas abrí la puerta y vi sus ojos brillar, jamas soltó mi mano- Adelante, ahora es tan tuyo como mio, quisieras algo -juro que escuche "A ti" Pero nada me lo confirmo. Estúpida audición y distorsión de partículas!

- Quizá no fui clara con lo que dije. - me acerque suavemente a ella y con ambas manos busque su rostro para ponerlo a mi alcance, pero antes la mire a los ojos. - Lo único que quiero es a ti... - y luego me aventure a besarla con el mismo sentir, con todas la cosas juntas que se pueden sentir cuando el corazón se acelera en la cercanía del ser que se.... Que se quiere.

-       Desde cuando dejaba que alguien estuviera tan de lleno en algo que sentía mio? Desde cuando? Todas mis preguntas terminaban con la misma respuesta Desde que... Esa respuesta que negué aceptando el hermoso beso que recibí en mis labios, quise detener ese momento y quedar por siempre así sintiendo su calor, su olor, -eres real... -Quise confirmar sino se trataba de uno de los tantos sueños que siempre me secuestraban la lógica y la razón haciéndome viajar por lugares lejanos llenándome de sensaciones como esta. Una cálida y hermosa sensación inexplicable me envolvió justo cuando vi sus ojos nuevamente.

- Veía el brillo en sus ojos, como si nunca la hubieran querido, como nadie nunca hubiera leído tras de esa impetuosidad cuan bello era su ser. Tome su mano y la puse justo en la posición de mi corazón, este latía tan a prisa que mi piel podía sentirlo. Quería que ella también lo sintiera. - Es tan real como lo que siento aquí en mi corazón... Lo sientes? - Ella asintió sonriendo - Tan real como lo que se que siente aquí. - Puse mi mano en el lugar de su corazón. - Siente Alexandra.... Así como yo siento por ti... -

-       Te estas robando todo de mí, hasta este suspiro que se termina de disipar en el aire de esta antigua casa -suspire- Estefania no se que pasa, aquí -señale su corazón- o aquí -señale el mio- solo se que esto me esta haciendo vulnerable ante tu dulce mirada que me grita cariño o ante tus besos que me devuelven el aliento, me estas abriendo puertas a mundos desconocidos a los que un dia jure no volver a entrar y a los mismos que me aterra conocer, me rescataste en una noche con un gesto tomándome en tus brazos y llenándome de afecto -sonreí y sin posponer mas bese sus labios, con toda esa ternura que tenia en lo mas recóndito de mi ser. Con la misma que solo en mis principios de amor Samantha había conocido.

Todo estaba dicho, no había que agregar ninguna otra palabra, sólo quedaba confirmar en este espacio lo estrecho y mezquino que podía ser el lenguaje para expresar lo que se siente. Así fue como me entregue a sus labios, al abrazo delicado de sus brazos por mi cintura, y le concedí a mi instinto la inconsciencia necesaria para poder obrar sin cordura. Sólo la rodee con los brazos detrás de su cuello... Y decidí que pasara lo que pasará, yo me entregaría completamente.-

Sentí su entrega en ese beso que comenzó a subir de tono... no quería que las cosas se dieran allí en esa sala un poco vieja, llena de polvo. Quería que lo que fuese ocurrir fuese mágico, fuese inolvidable, así como lo que ya sentía mi desbocado corazón por esa mujer.

No hubo limites en mi, levante a Estefania tal como un novio levanta a la novia en la primera noche y entre besos la lleve a la habitación -Nuestro lugar- la acosté suavemente sobre la cama, había una muy tenue luz esta me hacia perfecta el momento, ese en el que mis labios besaron su cuello, sentía que desgastaría mis labios en su piel, solo quería hacerla mía y ser suya

'por primera vez nuevamente ser solo de alguien'

Sucumbiendo nos al deseo y ese sentimiento que nos estaba ahogando sobre esas sabanas de color lila estampadas con copos de nieves esos de los cuales solo existía uno, que no tenia otra mitad, asi como ahora ella y yo que nos volvíamos una con cada caricia, besos, sonido..

Sin miedos, sin restricciones sólo con todo lo que era yo iba a responderle cada beso y cada caricia. Ya en su cama, intentando resistir beso tras beso, retiré los botones de su camisa y la deje sobre sus hombros mientras me esforzaba en no gemir. Acaricie la piel de su espalda bajo la camisa experimentando cuán suave y tersa era, luego se la retire dejando expuesto su sostén Calvin Klein gris azulado. Pero su boca no me daba tregua, sus besos me arrebatan el aire y mi cuerpo no coordinaba. -

Empecé retirando mi saco de su cuerpo... Ella no tardo en retirarme la camisa blanca. Mis expertas manos bajaron por sus piernas subiendo un poco su vestido, amaba su bronceado natural. Me encantaba, quise dejar sus labios y entregarme de lleno al resto de su cuerpo que reclamaba mi atencion. Bajando lentamente a su cuello, conjuntamente asociada a mis manos que empezaron bajando su vestido, dejando al descubierto de mi mirada su exquisita ropa interior de Victoria Secret me tome el tiempo necesario y deseado de besar y lamer su cuello, jugando con sus espasmos al deslizar mi lengua suavemente hasta su lobulo y chuparlo con delirio, minutos que no se contaban pase explorando su cuello, hasta que decidi aventurarme a ese estampado floral de su encaje Victoria Secret...

-Eres perfecta-

Susurre dejando un suspiro que se ligo a su gemido, su lenceria aunque hermosa paso a otro plano mostrandome ahora con mayor satisfaccion su desnudez esa a la cual ya estaba adicta. Sus manos retiraban mi pantalón del cual cayo la copa de chocolate. La vi y luego devolví la mirada a Estefania, tome mi camisa blanca y la doble de tal forma que parecia una venda, la venda con la cual cubri sus ojos. Pose mis labios en su oido dejando que mi aliento la hiciera extremecer

-Dejate llevar-

Fueron las últimas palabras que le dedique antes de volverla mi Dulce Dama

Poco a poco sucumbimos a la entrega, el chocolate fue el aperitivo necesario que me hizo conocer de la mejor manera su cuerpo entero. Hice un camino de chocolate desde sus labios hasta su pelvis, y en su cuerpo desnudo dibuje mi nombre, como marcandola, destinandola para mi. Desde su cuello a sus senos, sus uniones, los entrelaces de sus costillas, su abdomen plano, con su ombligo jugue. Las caricias se tornaban pacificas, queria irme y que su cuerpo me recordara.

Chupe desde su mandibula despacio, creando pequeños roses entre su cuerpo y el mio, siguiendo el camino oscuro hasta su cuello, un mar de pasiones, que desemboco en sus senos, expresiones perfectas, medida y sabor perfecto, nada que envidiarle a la naturaleza, sus pezones erguidos reclamando atención mis labios llenos de chocolate se aventuraron a chuparlos como si despues de esa noche pudiese morir.

Mi mano masajeaba su silueta, y sus gemidos se tornaban mas fuertes eso derretian mas el chocolate, las gotas de lluvia sobre el techo y nuestro deseo que aumentaba de apoco cuando mordisqueba su seno. Bese por debajo de ellos, y conoci unos cuantos lunares en su torso, las lineas de sus caderas no pasaron desapercibidas ante mi lengua.. Poco a poco y muy lentamente fui bajando, y pase directo a sus piernas, sus grandes muslos y su parte interna, bese con suavidad cada parte de ella, y sus gemidos se tornaban cada vez mas rogantes, pidiendo atención en su ecuador.

Y asi lo hice, subi con cada beso hasta su pelvis hinchada, su clitoris sobre salia ante el chocolate, y sus labios superiores estaban tan rojos como la sagre que se acumulaba en sus mejillas.

Sus ruegos fueron mas que suficientes para que mi lengua actuara, lami despacio y muy suave, creando pequeños espasmos en ambas, veia su cuerpo arquearse con cada beso mio, y decidí no hacerla esperar mas, chucandola, lamiendola, mordisqueando su gran botón, sintiendo el sabor de sus flujos y el chocolate, me volvi adicta a su vagina, introduciendo dos de mis dedos dentro de ella comence un suave vaiben que fue aumento su rapidez a medida que ella exclamaba mi nombre, sujetandose del espaldar de la cama, la cual se movia ante nuestro hidilio lesbico.

Sus musculos se tensaron y ella mordio fuerte sus labios, apegando mi cabeza a su sexo mientras yo me esmeraba por darle el maximo placer, su cuerpo se arqueo a una forma descomunal que tuve que arrodillarme en la cama para no dejar de chupar esa exquisitez que llevaba entre sus piernas, hasta que un fiel grito desbordo la cordura llena de dulzura y la senti eyacular en mi boca, llenando mis dedos de sus flujos, mientras caia rendida sobre el colchón, con la respiración cortaba, chupe mis dedos antes de subir creando un camino de besos hasta sus labios. -Sos mía- le susurre, retirandole la venda de sus ojos y viendola sonreir, mientras intentaba respirar con tranquilidad, ella me tomo del rostro y me beso con pasión y lujuria. Pero con tanto amor y dulzura que me senti tocar la luna. Estefania se acomodo sobre mi pecho abrazandose a mi torso, me gustaba el olor que habia quedado en su cuerpo, ella olia tan magico, y me destine a grabar sus olores en mi ser, sus ruidos, hasta esa extraña forma de dormir, nos cubrí un poco con la sabana, y ella se durmio al sentir el tranquilo palpitar de mi corazón.

Despues de nuestra magnifica noche, esa la cual llovio como si el cielo se fuera caer... y donde nosotras nos amamos sin medir el sentimiento desperté y la vi dormir en mi pecho... Tras nuestro ultimo encuentro supe que ella era de mal dormir así que con una cautela extraordinaria me levante remplazando mi cuerpo con una almohada sentí que se despertaria y me quede inmovil ante su movimiento el cual solo fue un gesto para cubrir un poco mas su dorso. Me dirigí al fondo de la habitación tomando de mi armario una bata de seda color crema para cubrir mi cuerpo desnudo.

Entre al baño y lave mi cara. Detalle mi rostro en el espejo ovalado empotrado en la pared del baño, mientras colocaba mis manos sobre el lavamanos para poder asimilar lo que veia.

-       -Te has enamorado...- Dije muy despacio. Detallando el brillo en mis ojos intentando creerme todo lo que había pasado las ultimas tres semanas.

-No es amor... No estoy.. -calle mi sutil susurro-

-Si no te has enamorado por qué amaneces en la cama con otra mujer que no sea Kelly? Si no te has enamorado por qué te has acostado más de una vez con la misma mujer? Y aun, si no te has enamorado por qué esta ese brillo en tu mirada?

-Estefania Del castillo. -Esa era la única respuesta a todas las preguntas con las cuales me bombardeaba mi consciencia.-

Lave mi rostro y cepille mis dientes, salí del baño por a puerta principal que conectaba a la cocina

-Manos a la obra- Dije estirando mis brazos... Comencé a sacar algunas cosas de la nevera -Harina, leche, huevos, mantequilla. Me gustaba cocinar, y ese día quería empezara terminando de la mejor manera. Mi vuelo salia a las 8 PM aun me quedaban 12 horas para seguir compartiendo con Estef...

Una hora después, y un poco de harina en mi rostro -Me sentía empanizada- Todo estaba listo, coloque la mesa, prepare café. Un poco de juego de mango -Maracaibo y sus grandes cosechas- Tuve tiempo de ducharme y cambiarme, y todo cambio cuando la vi despertar.

Fue la mejor sensación hasta ahora, ver como caía su cabello negro por el medio de su rostro.

Me fue imposible no capturar el momento con la cámara de mi teléfono celular, esos que para la fecha eran los del momento, aquellos que tenían infrarojo y uno que otro poseía bluetooth, sonreí ante su mirada soñolienta, levantándome de la silla que estaba un poco distanciada de la cama me acerque a ella y con sutilidad bese su frente.

-       Buenos días hermosa dama... -Ella sonrió y beso la comisura de mis labios, dio un par de vueltas en la cama y restregó sus ojos-  Te espero en la mesa. Ve a cambiarte, esa puerta que ves allí -extendí mi brazo señalando la puerta del fondo- es el baño. En el clóset que esta junto a la ventana encontraras ropa. No te preocupes por lo demás. -Bese su frente nuevamente y salí de la habitación-

30 minutos después, su presencia estaba en la sala. Quede impactada contra la silla cuando la vi acercarse usaba uno de mis tantos short cortos y una camisa de caída larga su cabello suelto y su mirada de ojos verdes posada en mi.

-       Vaya que tengo buenos gustos tía, te veo hermosa, divina, fantástica, brillante, expendida y bla, bla, bla..-Dije saliendo de mi trance y levantándome rápidamente para abrirle paso en la silla, ella me regalo una sonrisa colocando un mechón de cabello tras su oreja y se sentó-

- Gracias -sus mejillas se tornaron rojas, me encantaba verla sonrojarse- Lo has preparado tú? -Refiriéndose al desayuno- Se ve apetitoso .

-       Espero te guste -le serví  un poco de jugo y empezamos a comer, sosteniendo una charla muy amena de temas tribales.

Terminamos el desayuno y sentí su mirada en mí -otra vez- Recogí la mesa y lave los platos, seque mis manos y me acerque de nuevo a ella.

-       Que planes tienes para hoy? -le pregunte con ilusión-

- Estar contigo... -Dijo con un tono de voz casi inaudible, mientras sus mejillas se teñian de rojo-

-       Eso me encanta, porque tus planes son muy parecidos a los mios. Ven conmigo tengo algo que te gustara ver aparte de mí-

La tome de la mano entrelazando nuestros dedos salimos de la casa y frente a nosotros la inmensa sabana adornada de algunos arboles, el sol dando su brillo al pasto aun mojado, Aghata comiendo paja, y Estefania con una hermosa sonrisa, observando al caballo que se encontraba junto a la yegua.

-       Se llama Marcus, y hoy lo montaras -Le dije con una sonrisa, sus ojos se abrieron como platos haciendo que una risa se escapara de mí- por favor, venga tía, sos super Estef no creo que haya algo que no puedas hacer, aparte yo estare a tu lado, desde Aghata pero a tu lado al fin.

- Y si me caigo? -No pude evitar sonreir tontamente por su inocencia-

-       Anoche me has dicho que confiabas en mí, asi que os ruego sigais confiando porque yo no os dejare caer. -camine con ella hacia Marcus y quise bromear un poco- Marcus te presento a mi chica -Le guiñe el ojo a Estef- El es muy coqueto, siempre quiere estar con todas... Ya me entere Marcus que tienes un potrillo por allí. Pero ella no esta disponible -le dije en un tono de voz seria- Esta conmigo -Me acerque a Estef y le di un beso momentaneo que creo un escalofrío en mí- Vez esta conmigo -Intente sonar confiada-

- Alexandra siempre eres así? -Hice un gesto con mi rostro intentando afirmar-

-       Solo cuando alguien como vos esta en mi vida, ahora ven sube, te ayudo -Esta vez fue un poco mas facil ella subio a Marcus y este se quedo quieto mostrando calma y tranquilidad, de igual forma subí sobre Aghata y comenzamos a dar un paseo por la sabana que conformaba la hacienda.

- Esto es realmente hermoso -escuche decir mientras dirigía su vista a un pequeño bosque cerca de nosotras-

-       Ven sígueme, Marcus te portas bien, y tratala con amor... Arre, arre -di un par de golpes con mi talón a los costados de la yegua y esta empezo a correr, pare a lo lejos viendo como Estef se acercaba quizas con un poco de miedo. -Confiad en el caballo -segui cabalgando y ella tras de mi ya cogiendo el galope.

Seguimos así por varios minutos adentrándonos en el bosque lleno de arboles frutales, y espesa vegetación. La temporada de lluvia hacia crecer mas la hierba y esta le daba ese toque sutil al lugar, la humedad por las tormentas torrenciales, el canto de algunos animales, la escasa luz del sol que iluminaba con gran esplendor los pocos lugares por donde se colaban sus rayos pasando por debajo de las hojas de los grandes árboles.

Estaba como me gustaba...

El agua luego de caer a la tierra que hacia barro con tan solo pisar. Las huellas de los caballos quedaron marcadas tras nosotros. En algunos arboles se sentía el trinar de algunas aves, una de ellas era la perdiz montañera. Me gustaba detallar lo mas minimo, para mi todo debía tener un porque, por eso hasta el trinar de las aves me gustaba reconocerlo.

Quise llevarla a un lugar que jamas habria conocido. O que pedi ella no huebese visto algo similar, el sonido del río era cada vez más cercano y fuerte. Sentia ya las gotitas de agua resbalar por mi piel. Veia de reojo a Estefania... Estaba encantadora, observando todo, cada arbol, cada fruta como si lo archivase en algun lugar de su mente de la manera más preciada asi como yo lo estaba guardando en mi corazon. Y allí estaba la cascada a la que siempre llame “Cascada mi verdad” baje de Aghata y ayude a Estef a bajar ella no dejaba de sonreír y ver la cascada que caia de unos 3 metros de altura formando un hermoso pozo, el cual fue testigo de muchas de mis lagrimas. Quise recordar el momento, guardarlo en lo más profundo de mí… si su curiosidad no la hubiese llevado a ver algo que estaba junto a un arbol. Se alejo de mi y camino al arbol, quito algunas hojas que cubrian el animal y lo levanto, ella estaba de espalda a mi por ende aun no veia esa especie que la tenia tan maravillada

- Oh pero que linda, ven a verla Alex.

-       -Me acerque despacio a ella y la abrace pasando mis brazos por su cintura observando así el animal que la tenia tan cautivada, la solté de golpe y me aleje caminando de espalda-

- Hey, te ocurre algo? No te parece hermosa? -pregunto acariciando su cresta-

-       No, alejala de mi. Alejala -Ella se acercaba cada vez mas, y yo sentía que mi corazón estallaria del terror que recorria mi cuerpo- Por favor alejala… llevatela -Tropese con una rama y cai al piso así como de igual forma las lagrimas de mis ojos- Llevate esa cosa de aquí! No, fuera. Alejala de mí, Estefania por favor. -decia secando rapidamente cada una de mis lagrimas con el dorso de mi mano.

- Alex estas bien, es solo una iguanita. -decia ella con una cara que no lograba divisar, el terror me consumia.

-       No llevadla lejos, Joder que os lleves ese animal! Fuera! -estaba temblando, y no se como me subí a un arbol, estaria a unos dos metros y medios del piso, quedando lejos del alcanse de la “iguanita”- Dejadla por allí MUY LEJOS! -musite aterrorizada, nada me daba mas miedo que ver a esos animales- Estefania… por… favor… -Sentia miedo, terror, dolor, me volvia a ver miserable en el mismo instante donde la mirada vieja, entristecida y cansada del animal se perdia entre la maleza.

- Ok, esta bien, mira ya se va -Ella la dejo en el piso pero para mi mala suerte la iguana se subio al árbol donde yo estaba- eso no es bueno, Alex, mirame guarda la calma . -Estefania buscaba calmarme viendome como yo observaba al animalito segun ella, pero en realidad animalote era enorme, una iguana de esas viejas, que tienen la piel arrugada y parecen no ser capaces ni de tragar su saliba, con su cresta un poco gris-blancuzca y el tono de su piel de verde desgastado quizas un metro y algo tenia de largo-

RcAdriiTorres- Facebook-

Se reserva el derecho de autor.

A mis queridas lectoras, me despido de nuevo con este capitulo a pie de copa... Mañana vuelvo al trabajo, tuve solo un dia de libertad, espero pronto poder soltar estas cadenas que me alejan de ser quien soy, quien disfruto ser y de quien jamas quiero dejar de ser.!

Sonrio de solo pensar que les pueda gustar este capitulo, disfrutamos mucho al escribirlo! Se les quiere con gran aprecio, espero esten bien. No dejen de soñar, no dejen de reir... Sean siempre felices con la bandera alta para un nuevo triunfo, su triunfo, sus metas! Desde mi lugar un fuerte abrazo! Que esten muy bien... Besos! Venezuela-Caracas... De viaje por mi region, con el punto a su corazon!