La historia de la cantante, una dama y su poeta 17

... A ver grandísimo gafe, os mereceis una ostia, no os paseis de guarros conmigo, porque os juro que la próxima vez que me toqueis os dejare estéril... Y ni vuestro amiguito ni vos vais a seguir de aventados, me habéis entendido?

Capitulo 17

Llegamos al pueblo y la velocidad que traía era acta para niños, me gustaba manejar lento en ese lugar, a pesar de los bajos recursos me encantaba disfrutar cosas tan bellas y simples como un par de niños jugando con lodo. O unos ancianos sentados en una de las bancas jugando ajedrez -Puto juego de mierda jamás lo entenderé- Esos jóvenes que se esconden tras los árboles solo para besarse y esa persona desahuciada que nadie parece querer -la loca del pueblo- de pronto divise a un señor gordo parado en la vía hablándole a su auto, me causo mucha risa esa escena.

-       Hey Misael que le ocurre?

-       Esta carcacha... -Golpeo el caucho del camión- No se que tiene.

-       -Le di un vistazo a Ale, dormía plácidamente. Bubi los vidrios negros del auto y le encendí el aire acondicionado para que estuviese mejor. Baje y me acerque a Misael- A ver pequeño que te ocurre? -Le pregunte al auto como si pudiese responderme- Puedo subir? -el asintió-

-       No me diga que también sabe de autos.? -Sonríe y baje del auto-

-       Mi padre tenia uno de estos. Fue un clásico en el 2000, pero ahora?

-       Es un lindo recuerdo familiar. –respondió el en primer lugar.-

-       Esas son mejores palabras de las que yo le pude decir -ambos reímos- Solo debe cambiarle el aceite. Falla la alineación, ha rodado bastante. Quizá las llantas, claramente se ve que no han pasado tantos años en balde, están muy desgastadas, el pequeño se ha movido de un lado a otro apenas sintió mi peso, agradezco no se haya volcado.

-       Como puede sacar ese análisis? -Pregunto incrédulo-

-       Mi padre tenia uno, como ya le he comentado -explique refiriéndome al auto- y créame se dañaba cada año. Cada vez que nos veíamos me sentaba con él y aprendía con gusto todo lo que quiso enseñarme.

-       Pues creo que tendré que despedirme de mi carrito. No tengo tanto dinero para arreglar todo eso.

-       Donde ahí un taller mecánico por aquí? -se me estaba ocurriendo un plan-

-       A dos cuadras. Siguiendo esta calle. -Dijo Misael señalándome con su mirada la calle-

-       Deme 5 minutos ya vuelvo. -Le sonreí y seguí la dirección que me dijo hasta que llegue frente al taller mecánico unos cuantos hombres que me comían con la mirada no había que me molestara mas, hasta que al fin uno que parecía decente se levanto y acerco a mi-

-       Pero miren muchachos lo que nos ha traído el lago... -Rio y me observo con descaro- Que hace una hermosura como tú por aquí?

-       -Sonreí de la manera mas hipócrita que había- Pues esta hermosura os pateara justo allí -Señale su entrepierna- si no controlas vuestra testosterona.

-       Huy pero que agresiva la españolita, así me gustan mas, soy un hombre de mundo -hablo el sujeto pasando detrás de mi- y se nota que sabes hacer muchas cosas. -insinuó-

-       Necesito ayuda con un auto -Hable intentando mantener la cordura-

-       Yo te ayudo con lo que quieras mi amor -Beso mi mejilla-

-       Ahora si que ya valisteis madres... -tome el sujeto por el cuello con una fuerza descomunal y le pegue contra una parte del portón- A ver grandísimo gafe, os mereceis una ostia, no os paseis de guarros conmigo, porque os juro que la próxima vez que me toqueis os dejare estéril... Y ni vuestro amiguito ni vos vais a seguir de aventados, me habéis entendido? -El asintió- Hablando se entiende la gente! -le di un par de golpes a su mejilla al mejor estilo del padrino y lo solté, le di la espalda volviendo a mis cabales-

-       Pero estas loca española de mierda? -Grito él sobando su cuello- Por poco me matas.

-       -Voltee de espacio nuevamente y lo vi, su mirada era de odio y la mía de tranquilidad... camine despacio hacia el -Lo siento tío, no quise haceros eso, en realidad... -Coloque mis manos en sus hombros y le hable en un susurro a su oído -Desde que os vi quise haceros esto- e impactando mi rodilla en su ingle lo vi caer revolcándose de dolor- Para la próxima dejad de ser tan gilipollas y no os metáis con una lesbiana Española, gracias.

Las risas se hicieron sonar en el taller, hasta que recordé porque estaba allí.

-       Disculpen muchachos, pero alguno por favor puede ayudarme tengo una reliquia a dos cuadras.

-       -Salio uno del fondo limpiando sus manos con un trapo lleno de grasa, no le veía bien el rostro hasta que la luz del día le dio, el sonrió- Pues con gusto te ayudo Alexandra Medina

-       Alfonso Suguer? -No podía creer a quien tenía frente a mi- Alfonso eres tu?

-       -El llevo su mano al bolsillo trasero de su pantalón y saco su cédula- Aquí dice Alfonso Martín Suguer Torrearla y esta mi foto mi huella dactilar supongo que si, soy yo -Sonrió-

-       Por amor al cielo -Corrí hacia él los pocos metros que nos separaban y me tire sobre sus brazos- Alfonso no sabes cuanto tos extrañe! Donde habéis estado colega? -le reclame molesta, haciendo puchero-

-       Sigues igual de hermosa que siempre. -Dijo observándome con descaro-

-       Alfonso!

-       Ok, ok, ok -Me bajo- Pero qué culpa tengo si estas buena. -Eso acento tan colonial me hacía reír-

-       Estáis de coña tío! -Golpee su cabeza- Necesito ayuda con una reliquia, se que son vuestras favoritas

-       Tu padre me enseño bien... -ambos reímos- Donde esta la momia?

-       A dos cuadras... debemos llevar aceite y unas cuantas herramientas.

-       Se lo que necesitamos, esas momias que te gustan no son fáciles.

-       Deja de decir tanta chorrada y vamos.

Ambos salimos del taller, conversando y burlándonos de su colega que aun lloraba por el dolor quizá.

Alfonso era como el hijo que mis padres jamás tuvieron, él perdió muy temprano a su familia y papá le brindo casa y comida. Educación estudio. Y verlo hoy hablándome de lo feliz que era con su propio taller haciendo una nueva vida con una joven de la región me hacia feliz por el pero triste al recordar que yo no tenia suerte en eso que todos llamaban amor.

-       Aquí esta la reliquia -le dije ya enfrente del camión de Misael-

-       Misael de nuevo con esto? -pregunto Alfonso riendo-

-       Pero como hago? Tiene tantos hermosos recuerdos para mí!

-       Veamos que podemos hacer.

-       Alineación y cambio de aceite, las llantas también -Le dije viendo mis uñas largas fingiendo no tener ni el mas mínimo interés-

-       Alex, déjame hacer mi trabajo, se que papá te enseño hacer esto bien pero por lo menos déjame fingir que se algo.

-       Ok, ok. Que sensible. Vamos arreglar este vejestorio -observe a Misael- Tranquilo, es un alago -le guie el ojo-

-       Señorita Medina...

-       Alto allí, basta de cortesía. Solo dígame Alex. Vale?-El asintió- Ahora que me quería decir?

-       Recuerda la cena?

-       Claro... Como olvidarla? A que hora sera?

-       A las 7 de la noche... Ya le he comentado a la señorita Estefania -Mi sangre hirvió al escuchar su nombre-

-       Estaré un poco antes para preparar la comida. Tengo un excelente platillo sera una sopa.

-       No quiero  abusar de su generosidad. -Note la impotencia que expresaban sus palabras-

-       Alex ayúdame aquí.

-       Salvada por la campana -le dije a Misael alejándome para ayudar a Alfonso.

Luego de una hora mas treinta y ocho minutos el pedazo de hojalata que tenia Misael se movió. Así nos despedimos no sin antes cancelarle a Alfonso las reparaciones que había hecho el se negó unas 8 veces pero yo insistí unas 12 así que no le quedo de otra, y volví de nuevo al auto, estaba llena de grasa y Ale seguía durmiendo. 3:37 PM y estacione a las afuera del hotel, despertando a Ale la cual se exalto apenas me vio

-       Quien sos vos, y que habeis hecho con mi hermana? -se recostó de la ventana como si quisiese salir traspasándola-

-       Dejad de jugar, le he hecho de mecánica, observa como ha quedado mi rostro.

-       Parecéis un mapache. Os veis ridiculísima.

-       Gracias hermanita yo también te amo. -puchero-

-       Es con amor. -sonrió-

-       Pues con tu amor no necesito odio, venga vamos... hemos llegado.

-       Ya tan rápido? Pero qué hora es -acomodo el puesto y vio la hora- Oh rayos sí que hemos tardado.

Bajamos del auto y la ayude con su maleta, no dejaría que hiciera absolutamente nada, debía empezar a pagarle tanta ausencia. Llegamos a la habitación su rostro dibujo una sonrisa amplia y hermosa.

-       Me has traído la habitación o aun álbum lleno de recuerdos?

-       Aunque no lo creas pensé eso mismo anoche cuando entre. Oh por cierto debo pagar la estadía. Me daré una ducha. Para luego ir a comprar las cosas, recuerda que hoy es la cena, llegare temprano.

-       Alex no quiero andes de pica flor conmigo aquí. -puchero-

-       Te vez tan hermosa haciendo puchero, extrañaba eso también. -me acerque a ella y la abrace- Hermanita me iré a cambiar -bese su frente y me fui a la ducha dejando un rastro de mi ropa que se perdía justo a la entrada de la ducha.

Unos minutos después de batallar con las manchas de aceite en mi cuerpo salí. Ya tenía de nuevo el color no definido de mi piel. Ale estaba en la cocina picando algo mientras yo me vestía.

15 minutos de pues ya estaba preparada para salir pero algo me freno, necesitaba dinero. Debía comprar las cosas para la cena.

Daba vueltas por toda la habitación y aun no encontraba lo que necesitaba MI MALETÍN!

Me estaba desesperando allí estaba TODO! Mi credencial, cédula, portátil, dinero y lo que más me importaba el trabajo de todos esos días!

-       Maletín del diablo! Donde estas? -pregunte enfadada sin esperar respuesta-

-       Que te ocurre mi poeta?

-       Ale habeis visto mi maletín?

-       Tu qué?

-       Joder siento que he perdido el maletín! No haber calma Alexandra

-       Cuando me fuisteis a recoger no llevabas nada, a duras penas tu celular

-       Carajo! Ahora... Piensa Alexandra Piensa.

-       Jajajajaja -ella se reía como loca mientras yo caminaba de un lado a otro de la habitación-

-       De que te ríes Medina? –pregunte cabreada-

-       De que eres una pendeja, pensé que ya no caminabas de esa forma...

-       Me cago en la leche. Ayúdame a pensar que hice el maletín. - Me senté en la cama cruzada de piernas con mi mano derecha que daba suave golpes a mi frente 'Como si eso me fuese ayudar a recordar' estuvimos minutos en silencio hasta que me levante bruscamente de la cama-  Claro!

-       Qué, qué, qué? -Grito ella exaltada-

-       Estefanía!

-       La doctora entrometida de la que me platicaste? Esa que se lastimo el tobillo por ti?

-       Exacto, para mi mala fortuna esta hospedada aquí, anoche mi dislexia no me ayudo ni un poco y confundí los números de habitación teniendo un mal momento que me cago la noche.

-       Huy, y que deduces poeta?

-       Que en su habitación deje mi maletín.

-       Ostias tías, fueses comenzado por allí, id por el colega, venga. -me dijo haciendo gestos con sus manos-

-       Nada de eso. Aquí es donde vos me ayudáis id vos..

-       Qué? No si yo a esa chavala ni la conozco... -decía ella sujetándose fuerte del mueble-

-       Venga hermanita es un simple favor...

-       Vale, vamos ya...

-       No, debeis ir vos. No quiero sepa que tengo una gemela.

-       Lo usaras a tu favor no? -pregunto ya de pie cruzada de brazos-

-       No solo que vos sos más gentil. Anda.

-       Voy, voy! En que pedos me meto cada día por vos. Que habitación decís que es?

-       6 habitación 6

-       vale...

Y aquí iba yo... Con mi perfecto acento español hablar con la perfecta doctorcita que mi hermana no toleraba. El pasillo oscuro, algunas puertas con la chapa forzada -Ok, que ocurrió aquí?- Veo la soledad acompañarme y acaricio mi vientre antes de llegar... 8, 7 BINGO 6. Reviso mi aliento, veo mi pinta -Tacones rojos, pantalones ajustados negros y una camisa de encaje al frente roja, mi cabellera un poco despeinada por el viaje, mi piel un poco bronceada por el sol de la hermosa playa en Ibiza donde pasaba horas enteras apoderada de un pequeño espacio. Solo esperaba la doctora no se diese cuenta de las interminables pero minuciosas diferencias entre mi hermana y yo. Pero aun así allí estaba yo tocando la puerta de una completa extraña fingiendo total amabilidad -esa que tanto me caracterizaba.

- hola, buenos días Estefanía, -le di un beso en ambas mejillas típico saludo español- Oh pero que despistada, buenas tardes -bese de nuevo sus mejillas- como sigue vuestro tobillo? -quise entablar una buena conversación no quería ser como Alex directo al punto y muere .

Ella quizás no era la mujer mas hermosa que fuese visto en mi vida, y vaya que en cada concierto veía y detallaba cuan cantidad de mujeres podía. Ella era diferente, no era radiante, no era brillante, solo era ella, una mujer piel canela con mirada entristecida como si en su interior llevase un fuerte dolor. Se veía todo el trabajo que hacia solo con detallar su pinta. Pero lo que mas me llamo la atención de ella fue su rostro, ahí si justo en esa parte sabría quien era. Sus cejas finamente sobre sus ojos, estos adornados por unas largas y delgadas pestañas, color aceitunas, asi eran sus ojos. Esa nariz perfilada que terminaba junto donde se daba pasó a la línea de sus labios provocativos, no eran tan voluminosos, eran vivos, labios que saciaban la sed. De nuevo mientras subia me topaba con sus mejillas, ahí se escaseaba el color, ese hermoso color canela estaba opaco, triste. Se veía prominente la línea muda de sus pomulos, estaba delgada. Con que esta era la señorita Estefania Del Castillo, vaya, una mujer de impetud y dedicación. Quizás, pero solo quizás ella pudiese ser un buen partido para Alexandra, aunque… No ni pensarlo. Aunque quizás pueda ella ser una vida hecha a momentos. La doctora me hablo, rescatando mi concentración del pequeño limbo donde se encontraba.

- Hola... - me observo extrañada como si no fuese Alex, esto seria divertido para mi hermanita-estoy... Estoy bien, gracias por preguntar –Por un segundo me pregunte porque mi hermana la odiaba tanto, al segundo siguiente ella siguió hablando con ese tono molesto -Que deseas Medina?**

- -tartamudeo y recostada del marco de la puerta observe su mano lastimada y me fue imposible no involucrarme. – Os habeis lastimado la mano, colega? De seguro salvando a alguien mas, tan amable como siempre, sos una gran persona. –esboce una sonrisa-

- -Joder que tanto me miraba? No podía decir nada solo estaba allí parada-

- Estef disculpadme el atrevimiento, se que quizás esto cuente como pedir vuestra ayuda -conociendo a mi hermanita seguro le recalco unas 17 veces que no necesitaba ayuda de nadie- pero quisiera disculparme, se que suelo ser impulsiva, a veces un poco detestable -Alejandra calla si Alex te escucha os mata- ok queda claro que hablo mas de la cuenta, pero la cuestión es que algo en mi siente que fue anoche que por descuido deje algo aquí frente a vuestra puerta. Mi maletín sino me equivoco.

- Si. dame un segundo. - ella entro de nuevo a su habitación y segundos después salió - Ten aquí tienes.

- Oh gracias, sos mi salvadora, me habeis quitado un peso de encima. Ya tengo que irme, pero hey cuida esa mano la necesitareis a menos que seas ambidextra.

- Si, lo soy... Este te ocurre algo? - pregunto extrañada -

- Nada de eso estoy de maravillas tía. Ya habeis llevado el fresco? Os caería muy bien. Aparte estar aquí en cerrada no os cae bien, tenes un tobillo lesionado y ahora la muñeca un poco de sol y aire fresco es perfecto para vos -le sonreí de una forma única ella solo asintió- Estef ha sido un placer hablaros, pero ya me tengo que retirar, os veo esta noche. -de nuevo un beso en cada una de sus mejillas- hasta luego descansa. Súper Estef. -Le guiñe mi ojo derecho y me marche.

Camine de vuelta a la habitación, cuando entre la vi tirada en la cama resolviendo un crucigrama que había dejado sobre la mesita de noche.

- Os traigo vuestro tesoro. -Dije sonriendo dejando el maletín sobre un de los sofá-

Me aburrí de esperarla... Sabrá Dios con que cortesía está tratando Alejandra a Estefanía! No se porque todo debía ser así. Yo no era mala, todo lo contrario, pero porque ella sacaba ese lado tan feo de mí, supongo que así siempre serian las cosas con ella. “Peleas, discusiones, encuentros no deseados, odio constante y así”

Sentí unos pasos y abriendo la puerta la vi a ella sujetando mi maletín.

-       Gracias! -me levante dejando el lápiz en la cama, revise el maletín no es porque creyese que Estefanía me podría robar o algo así pero había que salir de dudas- Excelente. -Saque las hojas que había impreso antes y se la entregue a mi hermana-

-       Alex esto lo has hecho vos? -Dijo atónita

-       Que creéis? Debo ganarme crédito! -Mi ego se inflaba solo-

-       De algo valió las acostaditas que os habeis dado con las profes...

-       Hey, hey! Eso fue solo placer tuve que esmerarme mucho para salir con honores.

-       Lo se hermanita... -Sonrió y siguió viendo- Vaya La doctora si que es entregada

-       No te imaginas cuanto -Le dije acomodando el maletín a mi cuerpo y coloque la maleta pequeña al lado de la puerta - Te sorprenderías las agarrada que se da con el mas alto, sino me equivoco se llama George, a mi parecer ella es una mujer para admirar.

-       Pero aun así la odias.

-       No es odio mi cantante, es solo que no quiero lastima, ni condolencia... No quiero que nadie mas que yo se aflija por mi situación. -me acerque a ella y bese su frente- Te traigo algo?

-       Un poco de helado... -Sonrió feliz-

-       Déjame adivinar... -Lleve mis dedos índice y medio a los extremos de mi frente cerrando los ojos muy fuerte, fingiendo leer su mente- Tornado con Crema Rosa y sirope de Fresa?

-       Como lo supiste? -pregunto sorprendida-

-       Puedo leer tu mente, y tranquila no me cogeré a la doctora. -Abrí la puerta- Nos vemos en la noche.

-       Vuelves?

-       Claro imposible dejarte sola...

-       Por qué la maleta?

-       Cocinare a leña, y aunque ame el olor de la brasa en mi ropa, prefiero tener un cambio extra.

-       Siempre manteniendo el toque.

-       Por favor mi ego necesita tener con que defenderse. Nos vemos al rato. Te amo.

-       Y yo a ti

Salí de la habitación y de nuevo a la calle... El machito esperando por mi y el supermercado abierto. Un carrito de metal donde subir las cosas ya ordenadas, pase por caja un par de miradas a la cajera que sin pudor alguno me dejaba la brillante vista al paraíso de su escote junto con la factura de mi compra su numero “Llámame, Tatiana” -Mujeres urgidas! Pero con gusto conozco ese delirio- pensé antes de salir del súper y emprender camino al lugar de encuentro “La casa de Misael”

RcAdriiTorres -Facebook-

Se reserva el derecho de autor.

Dejame tu comentario o critica, asi me ayudara a seguir construyendo una linea de letras solo para mejor.

Exitos y bendiciones desde mi amada Venezuela-Caracas. Nos leeremos pronto!

Con cariño para ustedes, un fuerte abrazo, besos. Que esten bien. No dejen que los limiten, rompan las paredes y salgan por sus sueños!