La historia de la cantante, una dama y su poeta 15
ESTE ES EL BUENO!!! CORRECCIONES POR HERRORES. LO SIENTO.
Capitulo 15
- Estefanía?
Esto no podía ser cierto. Como si mis sufrimientos no hubieran sido bastantes ese día y esa noche, tenia precisamente frente a mi a la causa de todos mis problemas en ese maldito lugar.
- Que quieres Medina…aun no te has muerto? – Mi sentido de la crueldad estaba agudizado mas allá de la tolerancia.Mefrotélafrenteconlasyemasdemimanoderecha.
- Joder, que esto no es posible. Me habéis cagado la noche! – Su cara de frustración fue fantástica. Con ironía levantó la llave y me mostró el número impreso en ella. Decía 6 pero la muy tonta la había visto mal. – Veis esto? – Solté una carcajada.
- Mira esto… - Le arrebaté la llave y la volteé. – Sorpresa! – Dije divertida. – Nueve!! – Luego le mostré el número en la puerta de la habitación. – Y acá que dice? Seis!!!! – Su cara tomó la expresión de indignación de siempre, comenzaba a divertirme. - Seis evidentemente no es lo mismo que nueve, captas?
- Y yo que decía que los médicos no servíais para nada. Muy bien Del Castillo, os mereces un trofeo. – Hasta cuando la humillaban lograba humillar, Su comentario logró bajarme de plano toda la diversión .
- Sabes que? Púdrete… - Di un saltico en mi pie sano tratando de descansar un poco. – Busca tu habitación y déjame en paz… - Intenté apoyarme en la pared para cerrarle la puerta en la cara pero resulté cayéndome en el piso. Mi pobre trasero sufrió todo el impacto.
Durante un segundo hubo silencio. Ni ella decía algo, ni yo decía nada.
La primera en reír fue ella, y a pesar del dolor que aun tenia en el pie terminé riendo a carcajadas La escena parecía de película, yo en el suelo muriendo de risa y ella sosteniéndose el estómago.
- Vas a quedarte ahí o vas a ayudar? - Dije tratando de dar un respiro luego del ataque de risa. Ella me miró desde arriba divertida.
- Ahora que lo pienso, creo que si me he equivocado de habitación, es la habitación de una loca torpe. - Dijo cruzándose de brazos.
- Creo que voy a tener que hacerlo yo misma. - Intenté apoyarme cuando vi su mano extendida. - La otra...
- Cual otra? - Replicó extrañada.
- La mano!!! dame la otra mano!!! - Que difícil era esto de la comunicación entre ambas. Ella extendió la otra mano y yo le tomé ambas, luego intenté impulsarme con el pié sano. - A ver, usa tu fuerza -Impulsándome como mejor podía intenté reincorporarme En el impulso mi pié se debilitó y terminé casi encima de ella.
- Que tonta has sido, joder! Casi me matas! Tengo razón, sos una torpe - Creo que ambas compartimos durante un segundo la incomodidad de sentirnos tan cerca. De inmediato me aparté.
En ese momento la señora del hotel llegó corriendo por el corredor. Por algún motivo estúpido Alexandra y yo nos miramos. ¿Qué me miraba? Acaso tenia dibujitos en la cara?
- Doña Alexandra!!! Doña Alexandra!! - Solté una risita cuando le dijeron "doña".
- Por favor, dígame Alexandra, es que no soy tan vieja tía! - Dijo ella molesta el prefijo. Esto se ponía divertido aun con el dolor en mi pie.
- Es que hay un problema con su habitación, tiene goteras por las lluvias que han caído - Explicó la señora poniendo cara de preocupación
- No hay por qué complicarse, solo deme otra Lupe. - Respondió ella.
- Enséñele la habitación a "Doña Alexandra" - Enfaticé el "doña" apropósito para seguirme divirtiendo a costa suya. - Para que no despierte a otros...
- JODER que es Alexandra tía!!! - Insistió ella y ahí no pude mas que reírme de nuevo.
- Muy bien, entonces por favor enséñele a Alexandra Tía la habitación para que no se pierda. - La señora del hotel disimuló la risa, desde luego el españolete de Alexandra le ponía al asunto una gracia que era muy difícil de ignorar. Ella enrojeció de cólera.
- Evitémonos estas tonterías!! Sos demasiado infantil para mis gustos- Dijo caminando en dirección opuesta a mi habitación por el pasillo.
- Es por acá... - Dijo la señora señalando la otra dirección
- Hasta pronto "doña" Alexandra. - De nuevo la señora del hotel y yo nos reímos, Alexandra ignoró totalmente mis palabras y caminó hacia la dirección que ella le señalo.
- Has el favor de lastimaros más el pie cuando cerréis la puerta. Gracias torpe. -Dijo ella alejándose
Aun riéndome de lo divertido que había sido todo esto permanecí unos segundos apoyada en el marco de la puerta de la habitación Justo cuando iba a entrar de nuevo vi un maletín en el suelo.
- Alexandra!!! - Grité con la esperanza de que lograra escucharme, pero no hubo respuesta. - Genial, ahora dirá que por culpa mía tuvo que quedarse sin ropa. - Murmuré tomando el maletín. No pareció pesado.
Una vez dentro de la habitación puse el maletín en la vieja silla y volví a la cama. Quien podría dormir después de semejante interrupción? El pié comenzó a dolerme de nuevo. Porqué se me había quitado el dolor durante este rato y ahora comenzaba a doler? No era justo. Y todo por Alexandra Medina!!!!!
Comenzaba a detestar esa mujer. Pensando en todos los perjuicios que me había ocasionado, recordé el maletín. Ya con curiosidad, sabiendo que sería insano y hasta maleducado hurgar en sus cosas, le dí una mirada externa, luego lo tomé y lo sacudí. Había cosas adentro. No, pero no iba a mirar que había, era inadecuado. Volví a cerrar el maletín y no quise ver mas.
Miré de nuevo mi pié y vi que estaba bastante inflamado aun. No tenia caso, debía ir a dormir.
Para cuando desperté, los rayos del sol me daba directamente el cara. El reloj daba las ocho de la mañana. Lo primero que sentí fue dolor, un dolor agudo y brutal en el pie, y algo menos de dolor en la espalda. Había dormido todas esas horas y ahora no solamente padecía dolor de pie, sino de espalda, seguro por un aumento leve de la creatinina en mi cuerpo. Ahora solo era asunto de rehidratarme y de curar este pie.
Mi intuición me decía que todo había sido cuestión de una torcedura, de hecho, recordé que cuando corrí a quitar a Alexandra de la trayectoria del tronco, sentí dolor en el pie, por tanto, no había sido el tronco el que me lastimara sino yo misma tratando de ayudarle. Suspiré. Ni siquiera el tronco había sido tan pesado, ellos habían sido unos exagerados al tratar de moverlo, quizá había agua en el tronco.
SI, eso había sido.
Luego de aplicar algo de medicina sobre el pié y tomar algunos analgésicos para el dolor me aventuré a salir a la calle. No podía tolerar mas el encierro, el sol ahora hacia hervir cuando charco había por ahí la humedad era insoportable. Estaba usando como apoyo un viejo palo que había encontrado en mi habitación, de seguro algún visitante lo había dejado ahí, desde luego convenientemente para mi. Justo cuando empezaba a caminar tratando de apoyar lo menos posible el pié, mi estómago rugió fuertemente. Para mi fortuna, la señora de los tamales estaba de vuelta por el parque, tan solo tenia que caminar lo mas rápido que pudiera.
Y así fue. Cargando con toda mi humanidad comencé a dar saltos con un solo pie para atravesar la calle, me sentí ridícula pero era necesario. Para cuando crucé la calle y logré llegar al parque me dolía la otra pierna. Casi me tiré a primera banca del parque.
- Hola, le duele el pie? – Alguien llegó a mi lado, era la voz de una mujer. – Si esta aporreada, yo le puedo componer el pie. – El acento era definitivamente local. Levanté la vista y vi que se trataba de una mujer de unos cincuenta años.
- Componer mi pie? – Pregunté con curiosidad.
- Yo sé sobar…. - ¿Sobar? Así como sobar la lámpara de Aladino o algo? Pensé en ese momento.
- Y como es eso? – Le pregunté aun mas curiosa. Había escuchado en Tailandia de personas que tenían cierta capacidad de reconocer los daños funcionales de tendones, huesos, articulaciones, y que nada mas con masajes eran capaces de re-acomodarlos Siempre me habían causado curiosidad. Para mí eran casi como alguna clase de quiroprácticos, y desde luego, tanto en Tailandia como acá no se les daba mucha credibilidad. No obstante, yo necesitaba aferrarme de esa posibilidad.
- Venga yo le muestro. – Sonreí por la confianza natural que me generaba esta señora. Casi me hizo tomó mi pié y me quitó con brusquedad el calzado que tenia a medio atar, luego me quitó el vendaje en pleno parque. Sin ningún miramiento usó la yema de los dedos comenzó a hacer una ligera presión desde la pantorrilla hacia el tobillo, el dolor comenzó a incrementarse poco a poco, apreté los dientes y los puños con fuerza. – Esto está muy feo.
- Feo? – Apenas murmuré viendo estrellitas mientras ella continuaba deslizando los dedos sobre el tobillo y la pantorrilla. – Ya, por favor…. Duele mucho. – Ella dejó de “sobar” y descansé.
- Esta muy feo, pero yo creo que con unas tres sobadita tiene. – Dijo la señora con muchísima seguridad, mientras tanto el pie comenzaba a palpitarme internamente del dolor.
- Está usted segura? – Le pregunté haciendo cuentas de las dosis de diclofenac en pastillas que aun tenia en la habitación. Iba a necesitarlos.
- Por un masajito le cobro cincuenta mil pesitos colombianos, o si quiere se los cobro en bolívares… - La cifra me pareció un tanto elevada, pero veía un tanto divertido el tema folclórico de esta improvisada sanadora. No perdía nada con intentarlo. – Le prometo que luego de este masajito usted va a poder apoyar el pie.
- De verdad? – El acento cantadito de la señora me divertía aun mas. Quería saber hasta donde iba a llegar esta curación. – Listo, empiece.
- Esoooo!!! – La señora sacó de su bolsillo una pequeña pomada. El color de la sustancia era café y olía muy extraño. Luego alistó mi pié sobre su pierna y comenzó a aplicarme la pomada en toda la piel desde la rodilla hacia abajo. Sus manos se sentían increíblemente calientes. – Le va a doler un poquito… - Eso no era bueno.
Después de diez minutos de masaje estaba viendo estrellas. El pié me dolió tanto que comencé a marearme. La señora ignoró todos mis gestos de dolor, mis muecas, mis expresiones y continuó re-alineando lo que para ella eran cuerditas desafinadas. Justo cuando creía que iba a desmayar de dolor, retiró las manos.
- Listo… - Dijo con una sonrisa de oreja a oreja. El pié dolió muchísimo mientras ella lo “sobaba”, pero una vez retiró las manos, sentí un increíble alivio, cosa que me sorprendió enormemente.
- Vaya… - Intente mover el tobillo y aunque dolía un poco, no era tan intenso como hace un rato.
- Que fue eso??? – Le pregunté asombrada. – Como lo hizo?
- Ahhh uno conoce… - Desde luego mi interés científico apareció de inmediato.
- Conoce? – Repliqué- Yo soy medico especialista en trauma!!! No me diga que “sabe” cuando ha logrado sanarme en solo minutos, lo que mi pie se demoraría por lo menos una semana en curarse!!! - La señora parecía divertida con mi asombro.
- Acá todos en el pueblo me conocen como Margo. – Dijo alegremente como narrando un cuento. – A mi me traen los que se aporrean y se descomponen a mi casa y yo los sobo. – Me reí de nuevo con el verbo “sobar”.
- Tenga señora Margo. – Le dije extendiéndole el billete de 50000 pesos colombianos. – Mañana repetiremos la dosis a esta misma hora? – Estaba interesada en intentar ver como lo había hecho, quizá tendría algún provecho para mi carrera aprender artes como estas, las de “sobar”.
- Si señorita doctora, mañana a esta horita, claro, si usted me trae la platica. – La señora estaba feliz, tenia dinero seguro durante algunos días. Intenté ensayar que tal se sentía apoyar el pie y había una notable mejoría. ¿Qué clase de brujería era esto? - No se exagere, tenga aplomo. - De nuevo las palabras llenas de notable folclore
- Solo voy a dar un pequeño pasito. - Dije intentando caminar. Increíble no dolía tanto. - Desde luego que le voy a tener su platica doña Margo, pero usted me tiene que enseñar como hace esto!! - La señora me examinó, quise pensar que decidía si yo era apta o no para recibir su conocimiento.
- Váyase con mañita. - Dijo alejándose mientras yo me despedía haciéndole un gesto con la mano. Aun sin creer lo que había pasado con mi pié, volví a vendarlo y me puse con suavidad el calzado. Comencé a caminar pausadamente evitando forzar el pié y me sentí eufórica, en parte por la sanación, pero también porque finalmente iba a poder probar los tamales de la señora. Moría de hambre.
Después de comprar dos tamales los que devoré rápidamente. Como pude comer tanto? No quería exagerar pero sentía un poco mas sueltos los pantalones, necesitaba esas calorías. Abusando un poco de la nueva energía de mi pié caminé hasta una tienda y compré algo de beber, desde luego una Coca-Cola.
De pronto vi el viejo campero de la misión y me causo curiosidad. Solo iba el conductor... Misael. Caminé hacia la calle y el auto paró.
- Doctorcita, como sigue? - Me extrañó la pregunta.
- Bien, bien... - Respondí siguiente el hilo de la conversación.
- Ayer se veía bien cansada. - Dijo apagando el carro.
- Dígame Estefanía. - Le dije con energías renovadas, la comida me había animado mucho.
- Doc... Digo, Estefanía, se acuerda de que hace unos días hubo un accidente por acá? Una niña en una moto... - Asentí
- Si claro, pobre chica, se lastimó muchísimo
- Es mi sobrina! - Vaya que chico es el mundo. Nunca pensé que esa chica fuera pariente de una persona conocida.
- En serio?
- Si, usted le salvó la vida y es por eso que aprovecho que me la encuentro para invitarla usted y a la señorita Alexandra a mi humilde casa para cenar. - Tuve que aguantarme la frustración. Hasta cuando me iba a encontrar a esta mujer?
- A ella le gusta que le digan "doña". - Murmuré.
- Como dice?
- No, nada... - Repliqué conteniendo la risa. - Claro que acepto, donde queda su casa?
- Miré, nada mas usted coge por allí.... - Dijo señalando la calle hacia adelante. - Luego voltea la primera a la derecha, luego hacia la izquierda, y ahí donde hay una tienda, ahí es.
- Ya veo... - Respondí tratando de grabarme la referencia.
- Bueno, entonces las espero esta noche a las 7, yo le cuento a la señorita Alexandra cuando la vea.
- Claro que si. – Misael prendió encendió el motor del auto.
- Entonces las veo a esa hora. - Asentí, el hizo un gesto de despedida e inicio la marcha.
...
Estaba tan molesta, quien se creía ella? -Alex calma, Alex calma- La señora Guadalupe me llevo hasta lo que seria mi nueva habitación Yo me comía las uñas de miedo, el pasillo cada vez se hacia mas largo y oscuro, Se detuvo afuera de ella sin abrirla me observo seria
- Esta es la única habitación que me queda
- y entonces?-pregunte esperando que la abriera-
- Solo que es un poco mas costosa que la otra –ya veía venir los tiros-
- Eso no es problema mañana hablamos de dinero, cárgueselo a la tarjeta de crédito que le entregue. Por ahora por favor solo necesito una cama
- -ella por fin abrió la habitación -aquí hay mas que una cama
- Oh por Dios, me encanta! -Dije entrando a la habitación dejando mis maletas al lado de la puerta- Hermosa divina, me encanta. No me importa el precio, aquí me quedo -me recordaba tanto a la habitación que compartía con Alejandra en la casa de papá, me era imposible re-usarme a estar allí-
- La dejare sola para que descanse.
- Espero poder -ella noto mi molestia
- No quise ofenderla -replico apenada-
- No hay porque sentirse mal, fue un prefijo sin intención, tranquila -la abrace y luego la vi partir.
Soledad de nuevo conmigo... Quise obviar el hecho de que estaba sola, de que nadie me acompañaba mas que el triste silencio. Decidí recorrer la habitación una cama matrimonial, cerca de ella una pequeña mesita de noche de madera. Al fondo una cocina modesta, se veía gastada por los años, pero tenia la comida que necesitaba. -Oh no tendré que hacer mercado- Cerré la nevera y seguí inspeccionando todo. Un baño bastante amplio, quizás el baño era mejor que todo el cuarto en general. Cerca de la cama un clóset de madera tallada a mano empotrado a la pared, el escritorio de metal en una de las esquinas acompañado de una silla. Sin duda alguna me gustaba estar allí, me sentía tan en casa.
Pero ya estaba bastante cansada y agobiada, tan solo llevaba dos días en el lugar, extrañaba a Kelly, el pequeño Brayan, hasta los sermones de Claudia. No tenia fuerzas, ánimos, ni humor para nada. Solo me avente a la cama con todo y zapatos estaba por quedarme dormida, recordé el mensaje que vi el otro día en mi celular.
Lo saco del bolsillo de mi pantalón, me doy cuenta que esta apagado. -Ah- lo enciendo. Luego de varios minutos siento que vibra a descontrol. Una llamada.
-Alo.
-Ostias! Por fin!
-Donde estais? No me digas que...
-Te lo diré lo quieras o no. Estoy Llegando a vuestra tierra hermanita.
-Cuando os veo?
-No se me apetece café hombre, ni me gusta, lo que mi estomago y yo deseamos es una buena
-Arepa...
-Bingo. Si quiero una arepa...
-De carne mechada.
-Si por favor. Ya va hermanita, es que este servicio es toda una chorrada, Señor no sé si mi acento lo jode o qué carajo pero quiero una arepa de carne mechada y un jugo de mango natural, frio gracias.
-Nada suave para las horas.
-13 horas viajando no son fáciles tía. Sigo en el aeropuerto esperando el vuelo que sale a las 5 para Maracaibo. Llego a las 6 me iras a buscar hermanita? -Note ese tono de ruego-
(Observe el reloj que tenia en mi brazo izquierdo 1:34 AM Maracaibo estaba a 120 minutos o sea 2 horas de Ojeda) -Llega hasta Ojeda. -dije con un tanto de pesadez-
-Ay hermanita qué coño haré contigo... Como llego?
-Traes euros o ya hiciste el cambio?
-Euros.
-Suerte que he alquilado un coche porque si no os moriréis.
-De 45 minutos a 1 hora tarda el vuelo.
-Voy a dormir tengo sueño. No he descansado nada.
-6 AM en el aeropuerto, se puntual! -su voz fue firme-
- -no pude evitar reír- Siempre lo he sido la impuntual eres tú.
-Anda, descansa un poco. Nos vemos.
-Vale.
Mi hermana Gemela, nos diferenciábamos por como cantábamos, ah, los magníficos lentes que ella no usaba y yo si. En otras cuestiones ella era la amable, la carismática y la súper amiguera yo por mi parte era la fría, la orgullosa, y despiadada. Nuestra personalidad nos definía bien. Ella me hacia bastante falta solo acostumbraba a verla en vacaciones y Navidad por todos aquellos momentos que casi incendiábamos la casa o terminabamos jugando le una mala broma a alguien de la familia. Pero desde que conocí a Susana solo nos veíamos por video-llamada 4 años sin verla ya que Alejandra jamás aprobó “nuestra relación”, ahora ella con un sacrificio enorme por venir a verme, no dudaría en desaprovechar la oportunidad, no me importaba el trabajo que tuviese, sabia que su toque humanístico y caritativo no le impediría ayudarme.
Ale y yo habíamos tenido vidas tan diferentes aunque tan parecidas a la vez. Jamás podría haber dicho que éramos hermanas si el ADN no lo fuese confirmado. Siempre intercambiábamos lugares quizás por eso nos separaron desde muy pequeñas. Mi cantante se crio en Barcelona con los abuelos paternales, yo en Madrid con las tías maternales sobreviví, -Mis padres no quisieron estuviéramos juntas, porque decían que alguna de las dos terminaría muerta (Exagerados!)-
Ambas manteníamos esos promedios brillantes en los estudios. Quizás yo un poco mas traviesa o ella un tanto mas aventurera. Pero nos queríamos y compenetrábamos como lo que éramos la una parte de la otra.
Ella fue ese tipo de mujer que se quedaba en casa la noche de un viernes tomando vino y escuchando a Vivaldi mientras componía una que otra pista con alguno de sus instrumentos. En cambio yo me subía a un avión y me lanzaba en paracaídas a 10 mil pies de altura. Nuestros gustos nunca fueron semejantes. A pesar del poco tiempo que desde nuestro nacimiento habíamos compartido no había alguna duda que bajo cualquier circunstancia ella podría dar la vida por mí y yo por ella. Asi nos amábamos, asi nos complementábamos.
Fue mi ultimo pensamiento antes de caer en un súbito sueño. Después de recordar de la manera mas hermosa a mi hermana dormí lo que la emoción de volver a verla me permitió.
- 3 AM Arriba Alexandra Victoria! -No quiero, es de madrugada... Recuerda me que tengo que hacer?- Ir a buscar a Alejandra TU HERMANA! -Ah y por qué debo hacer eso? Tengo sueño.- Porque Alejandra lo vale!
- Te pedí una buena razón- Ok, si el hecho que tienes 4 años sin verla no te parece suficiente motivo vuelve a dormir. -Si tienes razón, razón. Voy voy, voy!-
Después de esa platica conmigo, me levante para recibir una ducha con cubos de hielo -eso en definitiva parecía el agua- Cuando me sentí bien despierta salí de la ducha sin poder evitar detallar mi cuerpo en el espejo grande que se encontraba en la pared del baño. Mi espalda llena de innumerables tatuajes. Al igual que la parte baja de mi abdomen. Mi favorito era un águila calva con la mirada perdida en el océano y una lagrima a medio salir cristalizada en sus pupilas elevando su vuelo con las alas extendidas en las cuales iba escrito 'Cerca De Dios' ese tatuaje siempre me hacia llorar, cada uno tenia una historia y una cicatriz que ocultar. De pronto cuando me sentía mal por recordar la historia de ese tatuaje apareció mi ego
-Oh por Dios! Esto ha de ser un sueño. Pero que hermosa estas mi vida. De verdad juro que si fuese legal ya mismo me casaría contigo. Es que estas como quieres, no podre entender jamás como alguien no quisiera estar contigo, pero mírame pues si hasta ya a mi me volviste gay. -Joder pero que egocéntrica Alexandra, ahora dejad de ser tan gilipollas y ve arreglarte- Mi conciencia siempre se las arreglaba para cortarme toda mi hermosa inspiración.
Decidí hacerle caso antes de que se me hiciera mas tarde, y empecé arreglarme un short corto -Poco soy de usar jean- una camisa de seda un tanto holgada a mi cuerpo mis tenis blancos una cola alta en mi cabello y la hermosa gorra blanca que jamás podría olvidar con mis lentes permanentes. Me observo en el espejo, estoy lista. Mi reloj, la pulsera arco iris - Mas gay y te mueres - Una sonrisa espectacular, un suspiro con su nombre -Camila- Mi celular en el bolsillo, las llaves del machito y camino al aeropuerto. Me siento un poco cansada. Minutos de estar sentada compartiendo mi soledad con la ausencia de compañía escucho una voz tan familiar que logra hacerme reír.
- Señorita Medina Poeta, escritora y fotógrafa venezolana, sin mencionar hermosa hermana de esta hermana, permítame decirle que esa camisa deja ver muy bien sus hermosos tatuajes. Este año cual decidirá?
- Este año prefiero un reto. -Dije con mi mirada fija al café-
- He escuchado que la plazoleta donde esta la virgen es muy buena.
- Que queres de mi Ale? -volteando para verla por primera vez y encontrarme con su brillante sonrisa-
Alejandra, esa mujer mi complemento, sentí el corazón dar un brinco dentro de mi. Se veía radiante, su rostro semi-redondeado, algunas sombras bajo sus ojos al parecer por el cansancio, los pomulos se veian colorados, no un colorete artificial de esos baratos que compran en algun establecimiento de chinos, no, este era un colorete de alegría, de unión, amaba la vida mia. Sus ojos de mirada profunda marrones, como la corteza fresca de un árbol en pleno amanecer. La detallaba y guardaba en mi mente cada rasgo de su rostro palidecido, como aquellos labios delgados, los cuales se veian resecos, el lunar transparente bajo su labio inferior en el costado derecho, justo donde terminaba la línea de sus labios poco rosas. Pero ella era asi, mi fiel reflejo, quizás solo que estaba vez mi rosto estaba mucho mas delgado que el de ella, lo se me veía demacrada, lo estaba, me sentía débil pero no podía aceptar que esa hermosa sonrisa que casi llegaba a sus pequeñas orejas se callera.
- Que os levantes y vengas corriendo en cámara lenta a saludarme -ella junto su mirada en mi, Me impulso y con un suspiro me levante de la mesa simulando ir en cámara lenta “corrí” a sus brazos y la levante dándole vueltas caímos al piso.
- Sigues siendo igual de torpe hermanita.
- No sabéis cuanto os extrañe... - le dije Besando sus mejillas aleatoriamente-
- Seguis siendo igual de melosa... O solo es conmigo? -pregunto graciosa-
- Sabes que eso ya no ocurre.
- Carajo Samanta sí que supo dejar su huella en vos! -Me levante cabizbaja y la ayude a levantarse-
- Como estas?
- Sos ciega o los lentuchos esos necesitan mas aumento? Estoy como para comerme con los dedos. -Me hizo reír su vil intento de ego-
- Ja, hermanita tantos años y aun no aprendes nada. El egocentrismo no es tu fuerte. Pero tenes razón estas hermosa. -la abrace- Te amo! No sabes cuan falta me hiciste.
- Ya... Me haras llorar. Por favor, vamos, tengo hambre.
- QUE? -grite sorprendida soltándola de golpe- Si solo hasta hace unas horas comiste, y vaya que comiste.
- Huy, me lo ha dicho la que -coloque mi mano en su boca- Jum mmm Jum -eran los sonidos que salían de esta tratando de hablar mas de la cuenta.
- Cállate, ya quedo claro. Vamos a comer, os invito.
- No, estos días todo gasto, corre por mi cuenta. Debo buscar engordarte, mira que estas quedando en los huesos tía.
- Esto es solo físico escultural. -Dije pasando por su frente en señal de modelo-
- Alcohol, cigarrillos y sexo si eso es. -dijo ella sonriendo-
- Callaros sos una... -Quise decirle algo no apto para menores de 18 años-
- Hermanita vamos. Acompáñame al banco. -su sonrisa me recordó la sencillez y calidez que siempre conseguí a su lado, definitivamente con ella estaba completa-
- Para?.. Ah ya recuerdo. Aquí a la vuelta vi un banco.
- Perfecto entonces que esperamos?
- Dejare tu maleta en el auto.
Salimos del aeropuerto en medio de risas interminables. Guarde la maleta de Ale y nos dirigimos al banco.
- Huy que cola tan horrible. -Susurre apenas entramos al banco, pero señor apenas eran las 8:36 AM no había derecho para que estuviera así, si recién abría sus puertas-
- Ostias majo, fuese sabido que las cosas están así fuera cambiado cada euro en España.
- Alexandra? -escuchamos que alguien repetía mi nombre a nuestras espaldas- Alexandra Medina eres tú? -me di la vuelta ya que Alejandra solía no darle la cara a mis amistades pocas personas sabían que tenia una gemela 'Punto a favor de mis padres' y allí frente a mis ojos esta una morena de 1,70 quizás 1,75 m. Con aquel color negro azabache en su melenuda cabellera aunque con la luz del sol de frente parecía rojizo, enseguida sus labios llamaron mi atención. Y su porte de modelo me cautivo sacando de mi ese lado que tanto odiaba 'CASANOVA'
- Hola hermosa. Con quien tengo el gusto? -pregunte educada-
- Soy Lorena Montiel. Se que no nos conocemos pero quisiera saber si te tomarías una foto conmigo. –dijo ella con cierta timidez-
- Una foto? -no entendía de que me hablaba
- Si, te admiro de verdad. Me encanta la fuerza que tuviste y ese toque que te hizo ver tan confiada dando la rueda de prensa aquel día después de la NO boda -notaba cierta satisfacción en su voz por no haberme casado-
- Si las cosas son así claro que te regalo una foto, y quizás hasta un dulce beso a esos cautivantes labios. –ese lunar en la parte derecha de su labio superior me llamaba, descaradamente deseaba besarla, sus labios se veían frescos, tal como un vaso de agua en pleno desierto y ante mi evidente sequía claro que aceptaría beber todo el agua que fuese necesaria para no deshidratarme.
- Hace un par de meses termine con mi novia, y me sentía fatal, un amigo me platico de ti, de lo que te ocurrió y de cómo ha surgido tu vida y eso me ha servido mucho. A ella ya ni el recuerdo ahora he aprendido a valorarme más, amarme más y a disfrutar más cada momento de mi vida.
- Esa es la actitud correcta. -dije guiñándole un ojo-
- Entonces si me regalas la foto?
- Claro.
Le hizo señas a alguien, -un amigo- Que nos tomo la foto, por su caminar note que era gay. Y por su hablar note que lo conocía.
- Alex, me encanto saber que supiste darte tu puesto.
- Ya va, te conozco? Se que te conozco pero dame un segundo. -Empezó a reír de forma descomunal- Oh no es posible! Sos Mark! Mark! Oh por dios! Mark pero que bella estas! Años!
- Años? Que descaro yo diría, siglos! Pero que divina te vez amiga.
- La buena vida, la buena vida -Dije en tono presumido dando una vuelta para que me observara.
- Ya va... Ustedes se conocen? -pregunto Lorena-
- Claro Lore. Fuimos juntos a la prepa... La donjuanesca esta me saco del clóset a patadas. -colocando su mano en su cintura haciendo una pose de jarrón-
- Este chaval sí que ha sabido tomarse las cosas en serio. -Comente dándole una nalgada a Mark, a ese tío que ahora parecía tía, con una larga cabellera rojiza que le daba un poco debajo de sus omóplatos. Sus curvilíneas caderas, me sorprendía saber su transformación, de tipo serio enclosetado, a loca mana empedernida, pero fuese como fuese lo amaba.
- Esto no se vale. Como es posible que conozcas mujeres tan guapas y nos las presentes! NO! Que mala amiga eres. -Dijo Lore simulando estar enfadada-
- Ya hermosa, tranquila. Lo importante es que me has conocido -Tome su mentón y bese la comisura de sus labios- Ahora si me disculpan tengo una cola que hacer, debo cambiar algunos euros -guiñe mi ojo para Lorena-
- Ven conmigo yo me encargo. -Dijo ella extendiéndome su mano-
- Disculpa?
- Trabajo aquí, voy de entrada. Has elegido un mal día pero por ser tan hermosa te haré el favor. –amaba cuando alguna chica creía tener el control de la situación y lo único que tenia era algo de ventaja, era como decirles “la muerte va tan segura de ganar que de ventaja te da una vida” Así de exacta era mi estrategia para con todo el aren.
- Oh mil gracias Lorena. Entonces que esperamos? Vamos. -me acerque Alejandra que no dejaba de reír por mi nueva conquista y en un susurro le hable a su oído- Ale vamos, conseguí pasar de primeras.
- Sos una pillina, no llevo ni 8 horas en el país y ya estais haciendo fiesta. Respetadme -dijo en tono divertido-
- Dejad lo celos mi amor, y ven. Te encantara volver a ver a Mark
- Mi amor? -preguntaron Mark y Lorena al mismo tiempo-
- Hola -Saludo ella dándose la vuelta-
- Alejandra Medina! NO como es posible, mis gemelas favoritas aquí! Ven a mis brazos -Le dijo Mark extendiendo sus brazos-
- Es tu gemela? -Escuche a Lorena preguntar, solo asentí- Esto si que es una sorpresa. Pero no importa a mi me sigues gustan... -Callo bruscamente- Vengan los pasare a la caja 8 esa es mi caja.
Alejandra y Mark se instalaron hablar mientras Lorena hacia el cambio de los euros, depositándolos a las cuentas de Ale en Venezuela. Una hora después ya nos encontrábamos saliendo del banco, no sin antes mil besos mas de parte de Mark y un beso fugaz en mis labios de parte de Lorena.