La historia de Gloria (2)

Gloria es desvirgada por su abuelo.

Si hasta ese momento Gloria no había podido dormir más aún le costó conciliar el sueño luego de todo lo que vivido.

No podía quitarse del pensamiento la sensación de tener a su abuelo encima de ella, las manos de él recorriéndola, la boca de él saboreando su hendidura, su lengua recorriendo su boca.

Y quería más, más y más.

Le había dolido cuando su abuelo intentó penetrarla sin embargo acostada en esa cama quería mas, lo quería tener dentro, imaginaba como sería, se sentía excitada ante la idea.

Sintió que amaba a su abuelo y de distinta manera que lo había amado hasta el día de hoy, sintió que deseaba a ese hombre que si bien tenía 60 años se conservaba de lo mejor, tenía aún fuerza en sus brazos, y aunque tenía ya pocos cabellos tenía una buena estampa.

Estaba segura que eso que en esos momentos sentía tan profundamente era amor, amor de verdad. Y súbitamente ya no recordaba a Aníbal, sólo deseaba que llegara el día para poder volver a besar a su abuelo José, para poder sentir sus manos.

Si logró dormirse fue solo fruto del enorme cansancio que tenía y del tumulto de sensaciones que sintió en aquellas pocas horas.

Cuando el despertador sonó marcando a la hora de despertarse le costó abrir los ojos para encontrarlo y ubicar el lugar donde estaba para extender la mano y apagarlo. Durante algunos segundos le costó recordar lo que había pasado pero bastó que sintiera que se encontraba sin ropa interior para recordar el preciso instante en que su abuelo, la noche anterior, la tomó y la guardó en el bolsillo de su chaqueta y se la llevó.

Se sentó súbitamente en la cama, era de día, tenía que arreglarse para disimular que todo era igual que siempre, pero, ¿cómo?

Tomó su toalla, el neceser con sus cosas y se fue como siempre al baño.

A esa hora en la casa se oían los sonidos de siempre : su tía repitiéndole por décima vez los quehaceres para ese día a Gina, su tío sentado a la mesa de la cocina pidiendo silencio para poder escuchar las noticias de la TV, su primito Jorge lanzándole cosas a su hermana Elena para que se levante de una buena vez.

Gloria entró al baño rápidamente y cuando cerró la puerta detrás suyo se miró al espejo sintió que algo en ella era diferente. Si, diferente. Ese día ya no sería virgen. Esa noche sería de su abuelo. Y al pensarlo le recorrió un escalofrío y sintió algo de humedad entre sus piernas. Levantó sus manos y tocó su cara, las bajó y tocó sus duros pechos. Anhelaba que llegara el momento que su abuelo le había prometido, ¿cómo sería?, ¿qué se sentiría?, ¿sería tan delicioso como lo sintió cuando su abuelo hundió su lengua en ella?

Se metió a la ducha y durante todo el tiempo de duró el baño no podía evitar pensar que en cada parte que pasaban sus manos con jabón pronto estarían las callosas manos de su abuelo y de solo pensarlo se ponía tan nerviosa que varias veces se le cayeron de las manos el shampoo, el cepillo, el jabón.

Estaba demasiado ansiosa, mucho.

Ya no tenía ningún sentimiento de culpa, ninguno, sentía amar a ese hombre y se intentaba convencer que debía estar con él, debía entregarle todo, deseaba que el tiempo transcurriera pronto para estar con él.

Lo deseaba.

Cuando salió del baño se encontró con su prima Elena que con cara de estar durmiendo de pie esperaba apoyada en la pared, seguramente Jorgito la había molestado tanto que prefirió salirse de la pieza a tener que seguir soportándolo.

Una vez a solas en su pieza se apresuró a peinarse y cuando llegó el momento de elegir la ropa interior que utilizaría ese día quedó inmóvil. Recordó que pronto su abuelo la vería con esa ropa interior y se la sacaría y no pudo reprimir una sonrisa en los labios. Justamente eso era lo que en esos momentos mas deseaba.

Escogió un conjunto de ropa interior azul, los jeans de siempre y una polera a rayas rojas además de sandalias.

Se dio cuenta que se había arreglado tan apresurada que no se había colocado crema en los brazos ni en las piernas como lo hacía a diario, se sacó la ropa nuevamente y se puso crema pues recordó que no podía apresurarse demasiado. Si estaba lista muy temprano capaz que su tía se ofreciera a dejarla en el Instituto, y ahí ¿como se podría negar?

Una vez que se puso crema y se vistió ordenó su cama y bajó. Ya estaban todos sentados a la mesa, su tío ya había acabado de desayunar sin embargo seguía mirando las noticias mientras revolvía algo de su portafolios, mientras tanto su tía regañaba una y otra vez a Elena de que nuevamente estaban atrasados y que llegarían tarde al Colegio, y que ella como profesora no podía llegar tarde, que era una vergüenza. Y mientras tanto Jorgito le lanzaba migas de pan a su hermana mayor.

Se sentó y comenzó a tomar su desayuno intentando parecer normal.

Cuando Gina se acercó y la saludó como todos los días al ponerle delante la taza con leche Gloria no pudo evitar sonrojarse. Gina lo sabía todo, sabía seguramente lo que había pasado con su abuelo en la noche y seguramente sabía lo que pasaría ese día.

Gina le devolvió una tranquilizadora sonrisa sin embargo Gloria sintió mariposas en el estómago.

Llegada la hora de partir todos salieron casi juntos dejando a Gloria sentada sola en la mesa, se despidieron y salieron en bulliciosa comitiva, su tío en su carro y su tía con ambos niños en el suyo propio.

Cuando el sonido de los autos fue lejano recién Gloria se atrevió a mirar a Gina y titubeante murmuró : "Gina… yo…. yo no sé…", en ese momento sintieron que el agua de la ducha se abría, ambas miraron hacia el segundo piso, era el abuelo José.

El nunca se levantaba durante la semana temprano a desayunar por lo que esperó a que todos se fueran para ducharse. Gloria supo inmediatamente por que lo hacía y Gina lo supuso al ver como las mejillas de Gloria se volvían a poner rojas.

"¿Estas muy nerviosa?" preguntó Gina y Gloria casi suelta un grito de susto porque tan pendiente estaba de diferenciar los sonidos de la TV de los sonidos que provenían de arriba que no esperó que alguien al lado suyo le hablara.

Gloria la miró y le susurró : "Si". Gina se sentó en el lugar vacío delante de ella, la miró directamente a los ojos y le dijo : "Cuéntame lo que pasó anoche"

Ella no se esperaba aquello, tragó saliva y aunque sus labios se abrieron no sabía como decirle lo que pasó. Gina le dijo : "Cuéntame con confianza, a mi también me ha hecho muchas de esas cosas… Cuéntame", y los nervios de Gloria eran tantos que le comenzó a susurrar todo lo que había pasado la noche anterior mientras Gina la miraba fijamente.

"Es decir que no te desvirgó anoche y lo va a hacer hoy… ahora" le preguntó Gina y Gloria solo asintió con su cabeza.

Gina se acercó un poco mas y le preguntó : "¿Y tu quieres que él lo haga?", esta vez Gloria se puso colorada y volvió a asentir.

En ese momento se abrió la puerta del baño, tan embelesadas estaban hablando que no sintieron el momento en que el abuelo había cerrado la llave de agua, y a continuación sintieron los pasos que comenzaban a bajar las escaleras.

Entonces poniéndose de pie Gina le dijo : "Entonces disfrútalo mucho niña, vas a ver que te va a gustar mucho, tu abuelo lo hace muy rico" y le guiñó un ojo.

Justo en el momento que Gina se alejó hacia la cafetera el abuelo apareció en la cocina envuelto solo en una bata de toalla y con pantuflas. Era tan extraño verlo así que a Gloria casi le costó reconocerlo. Gina le sonrió y puso sobre la mesa al lado de Gloria una taza de café.

José caminó hacia Gloria, se agachó, le dijo "Buenos días preciosa" y le dio, como si fuera lo mas natural del mundo, un leve beso en los labios. A continuación se acercó a Gina que de espaldas a ellos hacía un sándwich de queso, le dio un pellizco en una de sus nalgas mientras le murmuraba "Buenos días Ginita" a lo que ella inmediatamente volvió la cabeza para darle un ruidoso beso en los labios.

A continuación él se fue a sentar al lado de Gloria y tomó la taza de café con una de sus manos mientras que con la otra tomó al muslo de Gloria y lo acarició preguntándole "¿Durmió bien mi niñita?", la muchacha completamente descolocada por la nueva situación a lo más alcanzó a negar con la cabeza. El la miró y le preguntó "¿Y por que mi chiquitita?" pero la muchacha nuevamente no podía articular palabra, por lo que mientras Gina colocaba el plato con el sándwich frente al abuelo le dijo "La niña está nerviosa don José, ¿no ve que nunca la han estrenado?, pero ya pronto se le va a pasar"

José se rió ruidosamente, le tomó la cabeza a la pequeña Gloria y le dio un profundo beso obligándola a abrir la boca. Gloria pudo sentir el sabor a café y al sentir la deliciosa lengua de su abuelo recorriendo el interior de su boca se sintió derretir por dentro.

Una vez que la soltó le dijo "Usted quédese tranquilita que ya pronto va a tener esta cosita rica", y mirándola tomó la mano de ella que tenía mas cercana, la puso sobre su bata en el mismo lugar donde ya se notaba con bastante claridad una protuberancia y le mostró como moverla para hacer que ella lo acariciara. Cuando Gloria comenzó a mover su mano él se giró a la mesa y comenzó a comer del sándwich y a tomar con toda calma el café mientras fijaba su atención en las noticias de la TV.

A la muchacha le pareció una eternidad lo que su abuelo se demoró en desayunar, sin embargo cuando le tomó la mano con la suya casi da un respingo de susto.

Mientras se ponía de pie le dijo a la sirvienta : "Ginita, yo y esta niñita vamos a estar muy ocupados, así que no quiero interrupciones. A eso del mediodía háganos unos sándwiches ligeros y unos de esos jugos ricos que hace usted de manzana, usted sabe que a mi me da mucha hambre y ahí me los lleva a la pieza, no golpee, entre nomás y nos lo deja en el velador"

Siguió caminando por lo que Gloria se tuvo que poner de pié y lo siguió sin siquiera abrir los labios, miró por última vez a Gina quién le sonreía cómplice. Él sin soltarla de la mano subió la escalera guiándola. Gina sintió morir de nervios cuando vio que se dirigían hacia la habitación de su abuelo.

Deseaba mucho que eso sucediera, y deseaba que sucediera con su abuelo, sin embargo sentía muchos nervios mientras se acercaban a esa habitación.

Una vez que entraron José se volvió y cerró la puerta, mientras tanto Gloria se fijó en que la cama de su abuelo se encontraba con todas las cobijas ordenadas hacia debajo de tal forma que se podrían acostar y luego cuando ya les diera la gana se podrían tapar.

José la agarró por la cintura y acercó su boca a la parte posterior del cuello de Gloria, ella era mas baja por lo que cuando la dio vuelta él se tuvo que doblar un poco para capturarle los labios.

Le dio un beso delicioso y Gloria sintió morir de deseos.

Él súbitamente la soltó y se fue a sentar al borde de la cama, las cortinas gruesas estaban cerradas sin embargo no detenían para nada la claridad de afuera, se veía con absoluta nitidez toda la habitación.

Se sentó en la cama y le dijo : "Desvístete para mi. Quiero mirarte mientras te quitas la ropa para tu abuelito".

Gloria se quedó sin saber que hacer y cuando al mirarlo se dio cuenta de que él se lo pedía en serio comenzó a sacarse la polera.

"Mas lento tesorito… mas lentito… tenemos todo el día para disfrutar…. Quiero disfrutar este momento" le dijo su abuelo y Gloria se sacó más lentamente la polera a rayas y la dejó en el suelo dejando al aire el sostén azul que apenas contenía esas enormes tetas.

A continuación se sacó las sandalias y se bajó con mucho cuidado el jeans dejando a su abuelo mirándola extasiado.

Cuando dirigió sus brazos hacia atrás para desabrochar el sostén Gloria se dio cuenta de que su abuelo tenía su falo fuera de la bata y que se lo acariciaba lentamente. Sin despegar los ojos del miembro de su abuelo abrió el cierre del sostén y cuando sus tetas se soltaron vio en la cara de abuelo un sentimiento de verdadera lujuria que le encantó y la enardeció aún más.

Estaba a punto de bajar sus calzones cuando su abuelo la llamó a su lado y él mismo se los bajó. Mientras Gloria con los ojos cerrados se dejaba hacer él puso las manos alrededor de la cintura y con los dedos bajó los laterales del calzón deteniéndose justo en el momento en que el monte de Venus, levemente cubierto de un fino vello apareció ante sus ojos. Su abuelo se acercó y dio un suave beso en su vientre, eso hizo que la muchacha se estremeciera notoriamente.

José deslizó un poco mas abajo la ropa interior, devolvió sus dedos y buscó la entrada a esa dulce cuevita y al introducir un dedo sintió un nuevo estremecimiento de su bella nieta y descubrió que estaba mojada, muy mojada.

Levantó la mirada y se dio cuenta que con los ojos apretados su nieta respiraba aceleradamente con los preciosos labios entreabiertos. Decidió que antes de poseer definitivamente a esa ricura se daría el gusto de meter su miembro en aquellos hermosos labios.

Sacó definitivamente la prenda, se puso de pie y la hizo sentar en el lugar que él estuviera ocupando.

Sin decir ni una palabra abrió la bata dejando al descubierto su abdomen, no muy abultado pero con un miembro bastante enardecido a esa altura.

El pene quedó justo a la atura del rostro de Gloria quien lentamente acercó una mano para tocarlo.

"Así es mi niñita, hágale cariñito al pico del abuelito" murmuró José mientras se acercaba mas y se ponía entre las piernas de ella para dejar su miembro a escasos centímetros de la boca de su nieta.

Gloria, lo tomó y deslizó suavemente su mano sobre él sintiendo su textura.

José acercó su mano y presionando la de ella le mostró la presión y movimiento que debía hacer, "Así debe hacerlo tesoro, así, así le gusta al abuelito".

Al cabo de un momento le susurró muy excitado "Mételo en tu boca bebé, abra la boquita y métalo".

Gloria recordó inmediatamente lo que había visto la noche anterior al entrar a la habitación de Gina, el solo recuerdo la excitó aún más. ¿Su abuelo haría lo mismo con ella?. Ella deseaba que lo hiciera.

Abrió la boca y lentamente lo guió hacia adentro.

Cuando su lengua tocó el glande sintió el sabor semisalado del fluido seminal sin embargo siguió metiéndolo lo mas que pudo, una vez que no cabía mas dentro de sus labios se quedó quieta y ahí sintió las manos de su abuelo que sujetándola suavemente la empujaron hacia atrás y justo antes de que el miembro saliera de la boca de la muchacha lo volvió a meter con mucha suavidad.

"Abra mas la boquita mi niñita, abra mas… hay que tener cuidado con los dientes… el abuelito se lo va a meter un ratito en la boca". Gloria pudo sentir como el miembro endurecía y engrosaba un poco mas dentro de su boca.

"Chupa preciosa" le murmuró el abuelo, "chupa como si fuera un dulce", y cuando ella así lo hizo José emitió un gemido de inmenso placer.

La muchacha tenía aprisionado el pene entre la lengua y el paladar y al succionar había ocasionado un intenso placer en José a pesar de que apenas tenía un poco mas de la mitad de su miembro dentro de la boca de la pequeña.

"Que rico, que rico… chupa mas cosita… chupa mas" le repitió con voz entrecortada de placer como fruto de la excitación.

Al cabo de unas cuantas chupadas e introducciones mas José se dio cuenta que si seguía en eso acabaría en la boca de la muchacha y quería conservar toda esa dureza para saciarse bien saciado pero desvirgándola.

Sacó su miembro de la boca de la muchacha, tiró la bata al suelo y le dijo "Ya mi niñita, ya no me aguanto mas, acuéstese en medio de la cama y abra las piernitas para su abuelito".

Gloria temblorosa se recostó sobre la cama y se deslizó hasta que su cabeza quedó en la almohada, miró el techo y cerró los ojos.

Sintió como su abuelo se subía en la cama y como con suavidad se acercaba a ella, le hacía abrir las piernas y comenzaba a darle besos desde las rodillas hasta arriba. Sintió como besaba sus muslos, luego como besó suavemente su monte de Venus y prosiguió con besos hacia su ombligo mientras los dedos se quedaban entretenidos tocando y abriendo los labios de su vulva. Cuando llegó hasta sus senos y tomó uno con la boca y lo succionó Gloria no pudo evitarlo y soltó un gemido tan fuerte que se tapó asustada la boca con las manos.

José soltó el pecho, miró a su nieta y le dijo "Ahora puedes estar tranquilita mi niña, no importa si metes bulla pues estamos solitos" y dirigió su hambrienta boca hacia el otro seno cuidando de meterlo lo mas posible en su boca y succionándolo justo en el preciso momento en que uno de sus dedos se metía profundamente dentro de la dulce muchacha.

Esa doble sensación ocasionó un nuevo gemido de placer y la hizo arquear el cuello sobre la almohada.

Mientras un dedo estaba dentro revolviéndose suavemente otro buscó su clítoris y lo masajeó suavemente.

La muchacha comenzó a mover ansiosamente su cadera buscando mas contacto a la vez que lo poco experto de sus movimientos ocasionaba que los toques en su clítoris fueran mas fuertes de lo que aún podía soportar.

"Abuelito"… gimió entrecortadamente… "abuelito eso… duele" pero como a la misma vez le encantaba seguía moviendo sus caderas.

La humedad que tocó su mano le dio a entender a él que la muchacha estaba lista y suficientemente lubricada para que el penetrarla fuera relativamente fácil, si seguía haciendo aquello ella seguramente terminaría teniendo un orgasmo y él quería reservar ese momento para cuando él estuviera dentro de ella.

Soltó el pecho y se deslizó hasta ponerse encima de la pequeña.

Cuando la besó se dio cuenta de que su aliento era entrecortado y que estaba dispuesta y ansiosa.

Soltó esos dulces labios justo en el momento en que con su glande tocaba aquella suave y mojada vulva, se apoyó en un codo y la miró, ella tenía los ojos cerrados y se notaba tensa.

"Mírame bebé", le dijo, "mírame mientras te hago mía"

Gloria abrió los ojos y lo miró ansiosa.

Su abuelo comenzó a mover la punta de su glande muy suavemente por todo el contorno de la vulva si aún empujar mientras le decía "Relájate bebé, si estás tan tensa te va a doler mucho"

Gloria le preguntó titubeante "¿Duele?... ¿duele mucho?"

Él la miró y le susurró "Te va a doler un poquito al principio, porque tu cosita está cerradita y es chiquita y yo voy a meter todo mi pico grande y duro dentro, pero cuando lo tengas todo metido dentro y lo mueva el dolor va a pasar y vas a ver lo rico que lo pasas mi cosita"

A continuación tomó los labios de la muchacha con los suyos y cuando su lengua entró a la boca de ella empujó resueltamente su miembro dentro de la vulva de la muchacha.

Gloria al sentirse penetrada intentó conservar la calma pero cuando su abuelo soltó sus labios soltó varios quejidos.

El miembro tenía firmemente enterrada la cabeza por lo que José sabía que era cosa de tiempo hasta que estuviera completamente adentro, así que sujetó a su nieta firmemente por la cintura y dio otro poderoso empujón mirándola a los ojos.

Al sentir aquella nueva introducción la muchacha abrió un poco mas las piernas pensando que si lo hacía de aquella forma el dolor sería menos, lo que provocó que José dijera complacido por lo cooperativa que se mostraba su nieta "Eso es mi bebé, bien abiertita, el abuelito ya nomás le va a dar una culeada rica… aguante un poquito más" y sumó a sus palabras un poderoso empujón que introdujo una gran parte del pene dentro de la pequeña vaina que se distendió ocasionando dolor. Gloria soltó un grito de dolor al sentirse tan violentamente empalada y se agarró fuertemente a la espalda de su abuelo.

Él sintió como la punta de su miembro chocaba justo con la suave membrana y se dio cuenta que con un empujón más la habría desvirgado por completo eso lo excitó aún mas por lo que y sin darle tiempo a la bella muchacha de sobreponerse a la violenta introducción anterior volvió a empujar fuertemente sintiendo como la membrana se rompía. Aquello fue más de lo que pudo soportar, dio rienda suelta a sus mas bajos instintos y ya sin poder contenerse empujó enloquecido introduciéndose cada vez mas en aquellas apretadas carnes hasta que estuvo completamente dentro de la bella muchacha sin hacer caso de los gritos y llantos con que la muchacha pedía que se detuviera.

La violenta introducción de ese enorme aparato fue mas de lo que Gloria pudo soportar, inicialmente había confiado en que el dolor pronto pasaría o se atenuaría pero ya no podía soportar mas y lloraba desconsoladamente mientras sentía que su abuelo entraba más y más en ella y toda sensación de placer y deseos de ser poseída se habían esfumado.

Una vez que por fin sus testículos chocaron contra el ano de la muchacha y comprobó que no podía entrar más en aquella deliciosa vaina José se detuvo, salió de su trance desesperado y se dio cuenta del enorme dolor que la pequeña estaba sintiendo. Buscó los temblorosos labios de su nieta con los suyos, la besó y le susurró tiernas palabras "Ya mi niñita, ya está… ya estoy dentro… ya esta completamente adentro… tranquilita"

Gloria, con lágrimas rodándole de los ojos no podía articular palabras.

El se quedó absolutamente quieto dentro de ella y siguió rociando de besos sus labios, sus mejillas, sus ojos intentando calmarla.

Cuando ella abrió los ojos y lo miró mas tranquila le murmuró con voz ronca "Ya pasó la peor parte, lo que pasa es que te dolió porque eres muy chiquita mi niña, y te la tenía que meter enterita… ¿la sientes?" y diciendo aquello se movió un poquito dentro de ella ocasionando que la bella muchacha gimiera dolorosamente.

"Ahora preciosa vamos a gozar rico… muy rico… te voy a dar tu primera culeada y te va a gustar mucho"

Y acto seguido sacó lentamente parte de su miembro de ella diciéndole mientras la miraba a los ojos "Siente como va saliendo… y ahora entra de nuevo" y diciendo esto volvió a empujar hacia adentro pero esta vez suavemente.

Gloria cerró los ojos al sentir la punzada de la nueva introducción sin embargo al ser mas suave solo soltó un gemido. En realidad cuando él estaba sacando su miembro de ella imaginó que lo sacaría del todo y sintió un poco de angustia física al sentir que nuevamente estaba penetrándola.

Como su abuelo se quedó quieto volvió a abrir los ojos para mirarlo, "Relájate preciosa" le dijo José, "déjame hacerte disfrutar". "Pero duele abuelo" gimió la muchacha, duele mucho".

"Si se chiquitita, si se… pero ya va a pasar y te va a gustar lo que vas a sentir", con su boca tomó la de ella, con mano agarró un seno y mientras apretaba el pezón volvió a entrar y salir suavemente de ella.

Repitió varias veces la misma acción y al sentir que cada vez costaba menos entrar y salir de la muchacha no lo pudo evitar, enloqueció nuevamente, soltó el seno y los labios de su nieta, tomó firmemente la cintura de la muchacha y se dedicó por completo a darse autosatisfacción, empujaba lo mas profundo posible alargando e incrementando su propia sensación placentera.

Esa muchacha era absolutamente deliciosa, su hendidura era exquisitamente angosta, saber que él estaba abriéndola por primera vez, saber que por fin era dueño de esa deliciosa mujer, recordar que era la hija de su hija era demasiado éxtasis para él. Era como poseer a su propia hija, era cumplir sus mas sucias fantasías.

Alcanzaba a oír los sonoros gemidos dolorosos de su nieta sin embargo el sentirlos mas lo excitaba, mas deseaba hacerla gemir, y se removía mas fuerte para que nunca olvidara lo que estaba haciéndole.

Por espacio de 15 minutos se escucharon solamente los gemidos dolorosos de la pequeña Gloria, la respiración agitada de José y los crujidos de la cama mientras el abuelo entraba y salía del sexo de la pequeña, cada vez más rápido, cada vez más profundo.

Gloria miraba la faz excitadísima de su abuelo y sentía como cada vez que entraba en ella su cueva se llenaba por completo y creía que sería su último momento, que desfallecería de dolor, al cabo de algunos momentos que a ella le parecieron infinitos el dolor de la dilatación se vio atenuado y comenzó a sentir como cálidas sensaciones nacían en el fondo de su vientre.

Arqueó la cabeza sobre la almohada y con la boca abierta comenzó a tomar aire pues dulces sensaciones se apoderaron de su ser, cada vez mas intensamente hasta que en el momento menos pensando se sintió derretir, cayó en un dulce temblor que la recorrió por completo.

José al sentir que ella estaba teniendo un orgasmo no se pudo resistir más y luego de tres estocadas eyaculó profundamente en el vientre de su nieta gimiendo de profundo placer durante un minuto aproximadamente.

Cuando el delicioso espasmo se detuvo del todo y su abuelo se desplomó cansadamente sobre ella Gloria abrió los ojos y miró el techo sintiendo como el duro miembro disminuía lentamente su tamaño.

Se sintió feliz y deliciosamente agotada.

Cerró los ojos y abrazó dulcemente a su abuelo.