La historia de Gloria (1)
Gloria comienza a descubrir el sexo con su abuelo.
Gloria estaba como de costumbre acostada en su cama, de lado, tapada hasta los hombros y mirando hacia la ventana.
Pasaba de las 2 de la madrugada pero ella no podía dormir pensaba.
Pensaba en los exámenes que había tenido durante aquella última semana y en los que tan mal le había ido.
Hacía menos de 2 meses que ella había llegado proveniente de provincia a estudiar en un Instituto Superior, era la hija mayor y sus padres con mucha ilusión y esfuerzo económico la habían mandado a quedarse en casa de su abuelito José, para que sacara un título y que fuera el orgullo de la familia. Sin embargo le había ido bastante mal y su desazón era mucha por lo que daba vueltas y vueltas en la cama sin poder dormir.
La casa no era muy grande sin embargo alcanzaba para que cada uno tuviera su pieza: en una dormía su abuelito José, en otra su tío Julio (hermano de su madre) con su tía Pilar, en otra su prima Elena (que iba en el secundario) junto con su primito Jorgito que apenas iba en el Colegio. Además en el patio de la casa había una habitación pequeña con un baño que ocupaba Gina, la empleada de la casa, que había llegado hacía apenas unos 5 años justo después que había muerto su abuelita.
Como las paredes no eran muy gruesas en ocasiones se alcanzaban a oír con mucha claridad los sonoros ronquidos de su tío o de su abuelito, que si bien tenía 60 años se conservaba muy bien y activo.
A pesar de que Gloria tenía 18 años había sido tan sobreprotegida que muy pocas veces había saldo de su pueblo, salía poco de su casa y aunque había tenido 2 o 3 novios nunca le permitieron con demasiada libertad ir a fiestas o quedarse hasta tarde con ellos en la entrada de la casa.
Ella a ratos extrañaba a su último novio : Aníbal. Extrañaba esa exquisita forma que tenía de besarla y como la turbaba cuando, en los pocos momentos que tenían a solas, aprovechaba de recorrer con sus manos sus pechos por sobre la ropa mientras la besaba con unas ansias locas. En esos momentos Gloria se derretía y anhelaba que siguiera, y siguiera y siguiera.
Aníbal estaba absolutamente loco por ella. Gloria era preciosa, pequeña, medía 1.55 metros, tenía un hermoso cabello castaño que le llegaba a la cintura, unos ojos marrones rematados por unas hermosas pestañas, una boca de labios deliciosos y suaves que anhelaba besar en todo momento, unas piernas preciosas, bien torneadas, rellenas, no era precisamente delgada sin embargo su cintura era lo bastante pequeña para hacer resaltar adecuadamente su trasero bien formado, sin embargo eran sus pechos lo que mas lo excitaba, eran dos pechos grandes y bien formados y cada vez que él podía los acariciaba sobre la ropa de Gloria. Había buscado mil veces la posibilidad de quedar a solas con ella y poder tocarlos directamente con sus manos. Ooooh, si tan solo pudiera tocarlos, amasarlos, chuparlos, lamerlos y morderlos. Casi todas las noches terminaba masturbándose imaginando el día en que por fin podría tocarlos. Lo tenía todo imaginado, preparado, hasta había buscado la excusa perfecta para que a ella le dieran permiso para salir con la familia de él y ahí encontraría la forma de quedar a solas con ella y por fin sabía que ella no se opondría, era solo cosa de ver como respiraba agitadamente cuando él la tocaba.
Sin embargo cuando ella le avisó que se tendría que ir del pueblo, que se tendría que ir a una ciudad más grande a estudiar Aníbal se enfureció, no se imaginaba perderla por lo que le exigió que se rehusara y se quedara con él, que se casaran y tuvieran hijos. Gloria no podía desobedecer a sus padres, así pues, con el tremendo dolor de su corazón terminó con Aníbal y se fue a la ciudad.
En esa noche Gloria extrañaba a Aníbal e imaginaba como sería estar sentada en el porche de su casa con él, besándose, sintiendo como él acariciaba ansiosamente sus pechos ocasionando que su sangre le ardiera en las venas. Como andaba con una ligera camisera de tirantes corrió solo un poco la tela de ella y casi sin darse cuenta con la punta de su dedo acarició su pecho, cuando lo deslizó hacia su pezón casi salta de la impresión.
Se sentía rico, muy rico.
Comenzó a sentir algo de humedad entre sus piernas por lo que súbitamente perturbada decidió levantarse e ir a la cocina a tomar un vaso de agua.
No sabía si era correcto o no desear así, sin embargo en ese momento anhelaba sentir el abrazo de Aníbal, los labios de Aníbal en los suyos, en su cuello y sus manos sobre sus pechos.
Salió en absoluto silencio y bajó las escaleras procurando hacer el menor ruido posible ya que al apoyarse en la baranda esta siempre crujía y no quería que desde su pieza alguien la oyera y a la mañana siguiente le hicieran mil preguntas acerca de que andaba haciendo tan tarde en la noche.
Decidió entrar a la cocina sin encender la luz, total ya casi la conocía de memoria, así que por la tenue claridad que llegaba desde los postes de iluminación de afuera se guió sin problemas.
Sacó un vaso y estaba llenándolo de agua cuando creyó oír una risa sofocada, cerró súbitamente la llave de agua asustada pensando que habría despertado a alguien en casa y aguzó su oído. Luego de unos momentos de silencio escuchó otra risa ahogada y en esta ocasión estuvo segura de que provenía del patio, desde la habitación de Gina.
Gina tenía cerca de 35 años y se había portado estupendamente con ella, la entendía, conversaban mientras veían la telenovela de la tarde, le guardaba una ración extra de postre para dársela en la noche, se había convertido en su única amiga y confidente, así que sonrió al imaginar que quizás estuviera viendo algún programa cómico y decidió ir a hacerle compañía un rato, al menos hasta que le diera sueño.
Tomó el vaso con agua y abrió sin hacer ruido la puerta del patio, salió procurando no meter ninguna bulla y cuando estaba llegando a la habitación de Gina creyó oír una voz mas ronca, pero creyendo que era la TV tocó suavemente una sola vez y sin esperar respuesta abrió la puerta sonriendo.
La escena que vio la dejó muda de asombro y estuvo a punto de hacerla soltar el vaso de la pura impresión.
De rodillas en el suelo, con las manos atadas a la espalda con un pañuelo y absolutamente desnuda estaba su amiga Gina. Su abuelo absolutamente desnudo también le tenía tomada con ambas manos la cabeza mientras empujaba su pene dentro de la boca de ella.
Ambos la miraron con expresión de sorpresa y Gloria no supo que hacer.
Comenzó a murmurar : "perdón yo yo no yo no sabía es . perdón" y sin decir nada mas salió casi corriendo hacia la casa.
Entró a la cocina, dejó el vaso lleno y lo más rápido que pudo subió la escalera sin hacer el menor ruido, entró a su habitación, cerró la puerta, se metió a la cama y se tapó hasta la cabeza.
No sabía que pensar, sin embargo lo que vio no le causó repulsión, sino mas bien susto.
Comenzó a recordar la escena, recordó los senos de Gina colgando, su pubis, sus manos atadas a la espalda. A su abuelo. El pene de su abuelo. Y sintió la sangre arder en sus venas otra vez.
Nunca había visto uno, solo en diagramas de libros, y fotografías y en unas fotografías porno que le habían sorprendido una vez que andaba conectada a Internet buscando algo.
Sintió miedo de que su abuelito se enojara con ella y la mandara de regreso a su casa, ¿qué le diría a su mamá y a su papá para explicar por que la había mandado de regreso a casa?. No les podía decir lo que había visto no podía.
En eso estaba pensando cuando oyó los lentos y suaves pasos de su abuelo subiendo por la escalera, su corazón comenzó a latir con mas fuerza con el temor cierto de que la mandaría de regreso a su casa.
Esperó con ansias que los pasos de su abuelo se dirigieran a su habitación, sin embargo para su pesar se dirigieron hacia su puerta. Oyó que abría silenciosamente la puerta, entraba y volvía a cerrar.
Con lágrimas cayéndole por las mejillas pensaba a toda velocidad que le diría para convencerlo y suplicarle que no la mandara de regreso a su casa, se sentó en la cama y comenzó a susurrar : "Abuelito por favor perdóname abuelito te juro que yo no sabía fue sin querer perdóname no me mandes a mi casa, por favor abuelito"
El abuelo José se acercó a la cama, llevó su dedo a los labios de Gloria, lo puso sobre ellos, y le dijo silenciosamente : "Shhhhhhh" y luego comenzó a abrir la chaqueta de su pijama.
Gloria no comprendió de lo que se trataba hasta que el abuelo se sacó la chaqueta, la dejó a los pies de su cama y comenzó a bajarse los pantalones del pijama.
No sabía que hacer, no sabía que decir, se quedó muda de asombro. La cantidad de claridad que había en la habitación y que entraba por la ventana era suficiente para que ella pudiera ver en toda su longitud el pene de su abuelo que estaba en estado de semi erección.
Estaba completamente hipnotizada y muda de asombro.
Su abuelo se acercó a la cama, levantó las tapas y comenzó a meterse en silencio en la cama. Gloria a lo único que atinó fue a moverse un poco más allá en la estrecha cama para darle algo de espacio.
Sintió las manos de su abuelo recostarla en la cama, lo vio acercarse y buscar sus labios con una respiración agitada. Solo en ese momento Gloria sintió ganas de gritar, de oponerse, sin embargo al entreabrir los labios sintió la cálida lengua de su abuelo en su boca, sintió un tumulto de exquisitas sensaciones y sintió como su cuerpo de deshacía de ansias y deseos.
Todo lo que pasó a continuación fue como en sueños, Gloria cerró los ojos y sintió como su abuelo con mucho cuidado le sacó la camisa de dormir y luego comenzó a acariciar esos bien formados pechos.
El mundo de sensaciones que comenzó a apabullarla al sentir esas callosas manos apretar, amasar y estrujar sus pechos fue indescriptible, en el momento en que su abuelo tomó uno de los pezones y lo pellizcó Gloria dio un enorme gemido que si no hubiera tenido su abuelo presa su boca seguramente habría despertado a mas de alguno en esa casa.
Su abuelo soltó sus labios y nuevamente le susurró : "Shhhhhhhh" mientras su boca buscaba ansiosa los pechos de la bella Gloria. Una vez que capturó uno de ellos lo metió lo más que pudo en su boca y lo comenzó a succionar con ansias.
Al cabo de un momento Gloria no lo pudo evitar y emitió un suave gemido que fue correspondido con una succión un poco más fuerte de su abuelo. Fue una deliciosa mezcla de dolor y placer que ocasionó que ella arqueara su fino cuello sobre la almohada.
En el momento en él soltó aquel pecho para tomar entre sus labios el otro Gloria pudo sentir como una de las manos de su abuelo se acercaba a sus piernas y acariciaba anhelantemente sus muslos separándolos. La sensación era tan deliciosa que ella se dejó hacer y cuando sintió los dedos tocándola sobre la ropa interior y acariciando su pubis soltó otro gemido.
En un comienzo cuando tenía los ojos cerrados imaginó que era Aníbal, su Aníbal el que la tocaba así, el que chupaba sus pechos con tantas ansias, sin embargo cuando sintió aquellos dedos acariciar así su entrepierna volvió a recordar de que era su abuelo el que estaba ahí y se obligó a abrir los ojos.
Sintió miedo pensando que no era correcto sin embargo era muy rico lo que sentía.
Bajó la vista para descubrir a su abuelo con la mitad de su pecho metido en su boca succionando, la escena le encantó y lo abrazó, pasó su mano Portu cabeza sintiendo el poco cabello que conservaba y sin darse cuenta de lo que hacía comenzó a mover involuntariamente su cadera para procurar hacer mas notorio el toque que él hacía en su pubis.
Al sentir ese movimiento José levantó la vista, miró a su nieta a los ojos y sin soltar el pecho que tenía agarrado con la boca, movió con un dedo la ropa interior y suavemente hundió un dedo en ella.
Gloria se dio cuenta que estaba húmeda, muy húmeda. Y cuando sintió aquel dedo entrar no pudo sostener la mirada de su abuelo, cerró los ojos, arqueó su cuello, soltó un suave gemido y se dejó llevar por la deliciosa sensación.
El abuelo movió lentamente aquel dedo buscando el punto mas sensible, cuando lo tocó Gloria dio un respingo. En ese momento el soltó el pecho que tenía agarrado con su boca, se enderezó en la cama , salió de ella, tomó las piernas de su nieta, la arrastró hasta el borde de la cama, dejó sus piernas colgando y bajó su delicada y blanca ropa interior.
A continuación se enderezó y la miró fijamente deleitándose con la hermosa presa que tenía entre sus manos, se arrodilló y la hizo abrirse de piernas. Gloria obedientemente hizo lo que su abuelo sin palabras le ordenaba. Y cuando lo vio acercarse a su pubis se quedó asombrada, sin embargo en el mismo momento en que sintió la lengua de su abuelo entre los labios de su dulce cueva casi muere de placer.
Era suave, era cálido, era lo más delicioso del mundo.
Gloria tomó la almohada y la puso sobre su cara para que los gemidos que luchaban por salir de sus labios no fueran oídos por los demás habitantes de la casa.
Sentía que a cada lamida se derretía aún más, no quería que aquello terminara jamás y cuando sintió que junto con su lengua su abuelo metía un dedo dentro de ella deseó más, que lo metiera mucho más fuerte, mucho mas hondo.
La joven respiraba desesperadamente cuando sin darse cuenta sintió un placer tan intenso que su cuerpo comenzó a temblar sin control y fue como si tocara las mismas estrellas y de no ser por la almohada puesta sobre su rostro los gemidos hubieran dado cuenta de los deliciosos instantes vividos en aquella habitación.
José se dio cuenta de que su nieta había tenido su primer orgasmo, y estaba seguro que era el primer orgasmo de su vida pues Gina le había contado que la muchacha le había confidenciado hace unas pocas semanas que aún era virgen y que a lo más solo había tenido un novio que recordaba.
Alejó su rostro de la deliciosa hendidura y pudo observarla con más tranquilidad. Estaba cubierta de un fino bello castaño oscuro, no tenía mucho por lo que se podían apreciar los labios vaginales. Su pene estaba absolutamente duro y lo que mas anhelaba era poder introducirlo en esas jóvenes y vírgenes carnes.
Esa muchacha era tan deliciosa exquisita. Desde que la vio llegar casi quedó mudo de asombro al ver lo hermosa y bien formada que estaba, sobre todo por esos pechos, esas enormes y bien formadas tetas que encendían su lujuria. Cada vez que su nieta inocentemente lo abrazaba él tenía serios problemas para controlarse al sentir aquellas exquisitas tetas rozándolo, por ello había tenido que ir varias veces a la semana en la noche al cuarto de Gina a saciarse de las ansias y deseos contenidos.
El siempre iba a retozar con Gina, pero generalmente lo hacía una vez a la semana o a lo mas dos veces, sin embargo desde que su nieta llegó iba casi a diario.
La deseó desde el primer momento que la vio, y el tenerla ahí, acostada, con las piernas abiertas, abiertas para él, húmeda, era más de lo que hasta en sus mas calenturientas fantasías había podido imaginar.
Este era el momento, ¿que importaba que ella fuera su nieta?, ¿que importaba que fuera la hija de su propia hija?, ¿que importaba que la muchacha fuera virgen?
El solo recordar que esa criatura exquisita era la hija de su hija hacia que su pene se endureciera mas y mas. ¡Cuantas veces en silencio deseó a su hija!, la deseó muchos años pero jamás se atrevió siquiera a rozarla por casualidad, tener a su nieta a su disposición en estos momentos era culminar sus mas caros deseos, era dar rienda suelta a sus mas bajos instintos.
Sin pensarlo dos veces se limpió la cara con la sábana, se puso de pié, tomó en sus brazos a su nieta y la acostó en la cama derechamente, ella con los ojos entrecerrados fruto del delicioso cansancio no opuso la menor resistencia, a continuación se recostó a su lado, buscó su boca, tomó sus labios y se subió encima de ella abriendo con sus piernas las de su nieta.
Gloria a lo mas emitió un suave gemido al sentir esa lujuriosa lengua recorrer su boca, recordó lo exquisitamente que había recorrido su pubis y automáticamente abrió las piernas.
José se acomodó sobre la joven y comenzó a buscar con su erecto pene la entrada a la deliciosa cueva donde hacía un rato había estado su lengua.
El supo que Gloria era virgen, sin embargo también se dio cuenta que su nieta era estrecha, deliciosamente estrecha y eso lo excitaba y calentaba mucho mas, anhelaba poseerla, lo anhelaba demasiado. Deseaba entrar en ese angosto canal, abrir, tomar, hacerla suya. Con la mano ayudó a guiar su duro falo a la entrada y cuando Gloria lo sintió presionando suavemente para entrar gimió fuertemente y abrió aún más sus piernas.
Ella anhelaba sentir, sentir mucho más. Todo lo que había sentido esa noche le gustaba y quería sentir mucho mucho más.
Solo deseaba saber que se sentiría tener a su abuelo dentro, deseó ser penetrada, dejó de lado cualquier sentimiento de culpa, solo quería seguir sintiendo.
La cabeza del pene encontró los dulces labios y los comenzó a penetrar, en ese momento José soltó los labios de su nieta y le comenzó a susurrar . "Abre los ojos cosita rica mírame mírame cuando te abra te voy a culear bebé mírame para que siempre recuerdes esta primera culeada"
Gloria abrió los ojos y encontró a escasos centímetros la cara de su abuelo, sintió el empujón de aquel duro falo dentro de ella y sus tiernas carnes al abrirse le ocasionaron una leve punzada que ella exteriorizó con un suave gemido doloroso.
José le respondió "Shhhhhhhh bebé calladita mi niñita aguante un poquito shhhhhh" y acto seguido dio otro enorme empujón pero que se tradujo en una escasa introducción del bien desarrollado pene en la muchacha. La dulce joven volvió a gemir entrecortadamente haciendo un enorme esfuerzo para no ser oída.
"Abuelito" murmuró Gloria, "abuelito duele duele mucho"
"Ssssshhhh ya mi niñita sssshhhh ya va a pasar bebé . shhhh"
Siguió por espacio de un par de minutos accionando sobre la joven, intentando meter su pene dentro de ella pero las jóvenes carnes se resistían a su entrada mientras que la dulce muchacha gemía dolorosamente.
Se dio cuenta que no podría penetrarla evitando ser oídos por lo que sacó lo que llevaba introducido de pene, se puso de rodillas y lo frotó rápidamente con su mano mirando a su hermosa nieta con las piernas abiertas para él, ofreciéndole su dulce hendidura, con sus exquisitas tetas al aire y como estaba muy excitado logró eyacular abundantemente sobre el juvenil vientre de Gloria.
Cuando su abuelo terminó de gemir ella comprobó que tenía su vientre manchado con semen.
Una vez que acabó el abuelo tomó su pantalón de pijama que se encontraba cerca y limpió con él suavemente el vientre de su nieta, luego de lo cual se volvió a recostar sobre ella y a capturar su boca con sus labios mientras que con una mano tomó una de esas deliciosas tetas.
Soltó la boca de Gloria para decirle : "Mi bebé hermosa mañana lo haremos, ¿si?... hoy no se pudo porque a usted le dolía mañana va a doler menos así que mañana lo vamos a hacer"
"¿Mañana en la noche abuelito?", preguntó con toda inocencia Gloria.
"No mi bebé mañana, cuando todos se vayan al trabajo y a la Escuela usted se levanta y hace como que va a ir a la Universidad pero al final no se va y se queda conmigo así vamos a tener toda la mañana y la tarde para hacer cosas ricas" dijo el abuelo imaginando las deliciosas horas que podría disfrutarla a su antojo.
"Pero Gina", murmuró Gloria confundida "ella ella estará en casa"
José le dio un enorme beso a la dulce joven y luego le dijo, "no se preocupe mi chiquitita por eso yo hablo con Gina ella no va a decir nada ella también hace lo mismo conmigo", y Gina recordó la escena que había visto hacía momentos antes en el patio.
Le dio un último beso a la muchacha, silenciosa y lentamente se levantó, se puso el pijama, luego tomó la camisa de dormir de su nieta y se la puso delicadamente para luego tomar su blanca ropa interior y guardarla en uno de los bolsillos de su chaqueta. Acomodó a la muchacha en la cama, se agachó, le dio un beso y le murmuró : "Hasta mañana mi cosita rica"
Sólo en el momento en que su abuelo cerró su puerta tras de sí Gloria se dio real cuenta de lo que había pasado esa noche y lo que pasaría al día siguiente.