La Historia de Fernando
Dos amigos van con sus padres a una fiesta de alta sociedad. El padre de uno de ellos debe ausentarse por trabajo. Ambos se quedan con la madre y, entre los tragos y el calor de la juventud, deciden trazar un plan para tirársela.
Esta es una historia totalmente real los nombres y las situaciones están ligeramente cambiadas para evitar problemas a los participantes de ella.
Qué tal, mi nombre es Fernando, vivo en la ciudad de México y les voy a contar algo que me pasó hace unos 5 años, en ese entonces tenía dieciocho vivía en una zona bastante acomodada y económicamente mi familia no podía estar mejor, mi padre es un exitoso abogado y mi madre una hermosa señora de sociedad, que dedica la mayor parte del tiempo a estar en desayunos de caridad o cosas por el estilo, ella en esa época tenía 38 años, tenia (y tiene) una hermosa figura, unas tetas pequeñas pero bien firmes y un gran culito en forma de corazón, es rubia y tiene las piernas increíblemente bien formadas.
Una tarde Pepe (uno de mis mejores amigos) y yo estábamos en mi casa tomando unas cervezas mientras veíamos un partido de fútbol y mi madre entró a mi habitación para decirme que ese fin de semana los Gutiérrez darían una fiesta, así que no hiciera planes, también se lo dijo a Pepe, ya que sus padres seguramente estaban invitados. En ese momento, Pepe se puso realmente feliz, en esas fiestas siempre se organizaba alguna movida con las niñitas más "recatadas" de la ciudad y era una verdadera maravilla tener una casa grande a completa disposición para hacer nuestras fechorías. El día de la fiesta llegó, y todos nos pusimos nuestros mejores trapos para la misma, mi madre era un verdadero poema, traía un traje negro con falda hasta el piso y una abertura hasta la parte media del muslo, el pelo suelto y completamente lacio y un escote que habría hecho al más santo de los santos voltear a ver, mi padre como siempre lucía alguno de sus serios trajes y yo estaba estrenando un traje nuevo de seda que había comprado unos meses atrás, así partimos para la fiesta.
Al llegar, a la primera persona que busqué era a Pepe, ya que él era el típico muchacho abierto y simpático que lograba acaparar a todas las muchachas de las fiestas sin mucho esfuerza y dicho y hecho, lo encontré en medio de tres niñas bastante buenas, a quienes tenía muertas de la risa con una de sus historias. La fiesta transcurrió normalmente, los jóvenes nos metimos en un pequeño mausoleo que tienen en la casa para poder tomar sin que los mayores nos lo estuvieran reclamando y con acceso rápido a la casa y al jardín, en caso de que alguien tuviera suerte con alguna pareja. Después de unas cuantas horas Pepe ya estaba bastante entrado en copas y las chavas ya no le prestaban tanta atención, y yo, como era muy tímido estaba a su lado, esperando conquistar a alguna mientras él estaba con otra, esto no pasó, y nos quedamos prácticamente aislados de los demás en un sillón en la orilla, en medio de su borrachera Pepe me comentó que mi Madre estaba buenísima, que ninguna de estas niñas le pedía nada, yo le di el avión y decidí que esta era plática de borracho, así que lo dejé medio inconsciente y me fui a dar una vuelta por la fiesta, en lo que se le bajaba un poco, para poder conseguir alguna niña después, entrando a la casa me encontré a mi padre y me dijo que tenía que irse, ya que habían detenido a un cliente suyo y que iba a ver qué podía hacer, me dio las llaves del auto, él se iría en taxi, me dio todas las recomendaciones y se marchó. Yo fui a ver a mi madre para ver a qué horas se quería ir, pero la encontré tan alegre con sus amigas, que me dijo que no me preocupara cuando se quisiera ir ella me buscaría, apenas eran las doce de la noche y ella se veía bastante acalorada por las copas, me dio gusto verla tan feliz, y salí a buscar a alguien con quien platicar, Pepe seguía medio inconsciente, así que me puse a platicar con Marcela, una joven bastante guapa, pero que además de apretada y mojigata, era bastante sangrona, sabía que de ella no iba a conseguir nada, pero, mis opciones estaban bastante reducidas, después de platicar con ella como por hora y media, me desesperó su estupidez y me fui a dar otra vuelta, esta vez encontré a Pepe ya bastante sobrio, así que me senté junto a él y le dije que su peda estaba bastante molesta, que hasta me había dicho que mi madre estaba buena, él me miró extremadamente serio y me dijo: Tu madre esta buenísima, no te lo dije ni por pedo ni por nada, te lo dije porque es una de las mujeres más buenas que he visto en la vida de hecho creo que me cortaría uno o dos dedos sólo por estar con ella una noche, yo me encabroné bastante y lo mandé a la chingada, pero como era un tipo bastante bueno para la palabra, poco a poco me fue cambiando mi enojo por calentura, logró que pensara que estaba hablando de cualquier putilla de las que se quería coger en vez de mi madre, así que nada más le dije, que ya parara de hablar así de mi jefa y que fuéramos a buscar a otras chavas, me dijo que primero tenía que ir al baño y que en un momento me alcanzaría, como media hora más tarde me cansé de esperar y fui a buscarlo. Lo encontré adentro de la casa platicando con mi madre, quien por cierto, se veía bastante tomada, el morbo me obligó a acercarme sin ser visto para oír qué era lo que le decía este guarro a mi madre, tan pronto estuve a una buena distancia escuché:
Enserio Rosa (así se llama mi madre), es más, hace rato le dije a Fernando lo buena que estás, que no tienes nada que envidiarle a ninguna jovencita de las que están aquí.
Para de decir babosadas- le contestó mi madre en medio de una risotada- tú deberías estarle diciendo esto a alguna de esas jovencitas en vez de a mí, en ese momento un mesero me preguntó si deseaba algo de beber y mi madre y Pepe se percataron de mi presencia, así que me hice el loco y le dije a Pepe que lo estaba buscando, y el descarado me dijo: Perdona, es que le estaba diciendo a tu madre lo guapa que está, díselo tú, tal vez a ti que eres su hijo te lo cree más que a mí. Sí mamá estas guapísima, vamos Pepe que la noche se acaba- contesté yo- , Mi madre estaba muy ebria, y me contestó, vamos hijo, déjalo un rato que hacía tiempo que nadie me echaba tales flores, y mucho menos un muchacho de su edad. En este momento, tuve un extraño sentimiento, por unos cuantos instantes escuché a mi madre como a muchas niñas cayendo rendidas a los brazos de Pepe, y me entró en la mente una excitación que no puedo explicar. Después de un rato de estar diciéndole a mi madre lo buena que se veía, en mi presencia, los padres de Pepe lo mandaron llamar, puesto que ya se iban, así que regresó rápido a avisar que se iba a quedar a dormir en mi casa, esto me hizo dar vueltas la cabeza pensando en todo lo que este tipo tendría en la cabeza, estaba luchando seriamente entre el morbo y la excitación y el sentido común, las amigas de mi madre, la llamaron para un ultimo brindis así que ella salí casi corriendo con ellas, en ese momento aproveché para decirle a Pepe que ya era demasiado, que estaba bien piropear a mi Madre, pero que no se pasara de la raya y me dijo:
Fernando, deja de pensar en ella como tu madre por un instante y vela, es una bellísima mujer, ¿dime si no se te antojaría tirártela?, me quedé mudo por un momento, la ira y la excitación estaban peleando en el terreno medio, y me dijo: Ese silencio sólo puede decir una cosa, se te antoja, aunque no lo quieras aceptar, ahora es tu oportunidad, así como la mía, esta muy cachonda y muy entrada en copas, seguro que hasta se lo esta imaginando ahora mismo, en ese momento, salí casi disparado hacia fuera de la casa, no supe qué responderle, me senté en la escalinata en la entrada durante unos momentos y un poco envalentonado me fui al bar, a ver después de unas copas, lograba aclarar mis ideas, me tomé unos dos o tres caballistos de tequila y junto con lo que había tomado horas antes pues alcancé un estado de euforia, me sentía muy feliz, y decidí que Pepe no estaba tan equivocado, para esto ya eran como las tres de la mañana, y ya poco a poco todas las personas se estaban yendo, así que me tomé otros tres caballos de tequila y fui a buscar a Pepe y a mi madre. Pepe estaba en el mismo lugar que lo dejé, con cara de preocupación, pensaba que me había molestado con él, y mi madre estaba tomándose una última copa con un señor amigo de no sé quién, así que fu a decirle a ambos que ya era hora de partir.
Mi madre estaba lo suficientemente ebria como para que la tuviéramos que ayudar a bajar las escaleras, en este momento Pepe y yo nos miramos durante un segundo y él supo que yo estaba adentro. Ayudamos a subir a mi madre al coche y arrancamos después de unos minutos, Pepe sugirió que fuéramos a un mirador que se encuentra en las salidas de la ciudad y mi madre enseguida dijo que sí, que necesitaba respirar un poco de aire puro, así que emprendimos el viaje que fue como de media hora, en ese tiempo, todos estábamos platicando y riendo de mil y una estupideces, hasta que llegamos, me estacioné y Pepe enseguida encendió el estéreo, busco una canción tranquila, y sacó una botella de Brandy que se había robado de la fiesta, se bajó del coche para sentarse en la parte trasera en donde estaba mi madre, yo le seguí, y nos sentamos uno a cada lado de mi mama, como no había vasos estábamos tomando a pico de botella, y mi madre se reía sin parar. En ese momento se le notaban los pezones a través del traje que llevaba puesto, y esto me puso como piedra, nunca en mi vida había estado tan excitado como en ese momento, Pepe al darse cuenta de esto le propuso a mi madre bailar, así que se bajaron del coche y comenzaron a moverse junto al auto, puesto que los dos se tambaleaban bastante como para llamar a eso baile, los dos estaban muy pegados, cachete a cachete, y desde mi posición podía ver claramente como las manos de Pepe comenzaban a sobar lentamente el trasero de mi madre, poco después escuché un ruido, que después me enteré fue un beso, duró muy poco y mi madre se separó de Pepe, pero siguió bailando como si nada, Pepe seguía sobando con una mano las nalgas de mi madre, y con la otra hacía círculos en su hombro, bajando poco a poco a su pecho, se escuchó un leve jadeo de mi madre mientras la mano de Pepe se acercaba a su pezón, después de unos minutos así, ella le dijo que necesitaba sentarse, así que regresaron al coche a la posición original, seguimos bebiendo Brandy y de repente Pepe se quitó el saco y lo puso sobre las piernas de mi madre, con la excusa del frió, vi claramente como sin muchas vueltas puso su mano sobre el muslo de mi madre y poco a poco lo fue subiendo mientras ella me contaba no sé qué historia de su universidad, poco a poco la respiración de mi madre se fue entrecortando, hasta que a la mitad del relato se quedo callada y abriendo un poco las piernas echó la cabeza levemente hacia atrás. Pepe, se acercó sutilmente a besar su cuello, y yo, mientras tanto, retiraba lentamente el saco que le cubría las piernas, Por fin se lo quité y vi como la mano de Pepe estaba amasando tiernamente su concha, por encima de las bragas, de repente Pepe, me agarró la mano y con un movimiento muy brusco, quitó su mano y puso la sobre el chocho de mi madre, en ese momento estuve a punto de correrme, sentí unas convulsiones enormes en todo mi cuerpo, definitivamente nunca pensé estar tan excitado, poco a poco Pepe fue quitándole los tirantes del vestido y comenzó a besar sus tetas, en este momento ella se dio cuenta de que yo estaba sobándola y me dijo: Fer... bueno, mañana olvidaremos todo, nada más dijo esto y me volví loco, le bajé sus bragas y comencé a sobarle el conejo directamente, no lo podía creer estaba dedeando a mi madre, era algo indescriptible, poco a poco el aroma de su panocha me obligó a acercarme hasta que la toqué con la lengua, y empecé a darle una lengüeteada de campeonato, poco a poco se fue excitando más, hasta que nos dijo que nos fuéramos a la casa, que estaba muy incómoda, no terminó de decir esto cuando Pepe ya estaba arrancando el coche, yo subí a besarla y se me quedó mirando con una increíble ternura, me comenzó a besar lentamente hasta que los besos se convirtieron en lengüeteadas mientras con una mano la masturbaba con la otra manoseaba sus tetas. Poco después llegamos a mi casa, Pepe manejó realmente rápido, mi padre todavía no había llegado, lo sabíamos de antemano, ya que cuando esto pasa, generalmente llega hasta entrada la tarde , así que corrimos los tres al interior de la casa, mientras mi madre subía las escaleras hacia su habitación Pepe y yo le fuimos arrancando toda la ropa, cuando llegamos, estaba completamente desnuda, enseguida se arrojó a la cama y Pepe y yo nos quedamos mirando durante un muy buen rato al pedazo de mujer que nos íbamos a follar, nos desnudamos, y fuimos a la cama, yo la besaba por la derecha sobándole todo lo que podía mientras Pepe la besaba por la izquierda, después de unos segundos yo subí y le puse mi verga cerca de la cara, ella, sin siquiera voltear a ver, comenzó a besarla cual caramelo, Pepe por su lado le estaba mamando la conchita, era muy bueno en eso, ya que cada dos segundos mi madre me mordía la verga debido a los espasmos que Pepe le causaba, después de unos segundos, Pepe se puso en posición y le metió la verga de un solo trancazo, ella me mordió bastante fuerte, tanto que hasta me sacó un poco de sangre, unos segundos después me corrí en su boca, manchando toda su cara y su pelo, ella, trato de devorar todo lo que fuera posible, pero el movimiento que tenía con Pepe no la dejaba, no pasaron ni tres segundos cuando Pepe le sacó la reata y le dejó caer toda su leche sobre el estomago, mi madre se frotaba para mancharse toda del semen de su joven amante, para luego, chuparse las manos, para ese momento yo ya estaba más que empalmado de nuevo, así que tomé el lugar de Pepe, y puse mi verga en la entrada de mi madre, nada más le toqué la vulva con mi punta y explotó en un increíble orgasmo, gritó como si la estuvieran matando, y me gritaba, métela, métemela, qué esperas, métela. Yo hice caso de las indicaciones y se la metí, ella me tomó de las nalgas y me empujó como si me quisiera todo adentro, enterrándome las uñas muy cerca del ojete, moviéndose como un verdadero animal, Pepe también empalmado de nuevo, comenzó a jugar con las tetas de mi madre, poco después de éste increíble orgasmo mi madre se tranquilizó un poco, se volteó y comenzó a mamar la verga de Pepe, yo la estaba fornicando al estilo perrito y vi su ojete, y me encantó la idea de poseerla por ahí, así que me escupí en la mano y comencé a masajearle poco a poco el ano, le metí un dedo, luego dos, y era verdaderamente angosto, me gritó, por ahí no lo he hecho, ¡me duele!, ¡me duele! le saqué la verga de la panocha y comencé a lamerle el ano, metiéndole la lengua cada vez más adentro tratando de dilatarla un poco, cuando ya no pude más, volví a meterle dos dedos, ya no gritó, le metí el tercero y le puse la verga en la entrada, comencé a empujar poco a poco, entró la cabeza, Me duele ¡¡¡ es muy grande!!! ¡¡¡Me duele, no entra!!! , de una estocada le entró completa y ella lanzó un grito de dolor, Pepe también puesto que le había mordido la verga, pero no se movió mi mamá, siguió mamándosela a Pepe y tratando de soportar el dolor y acompasarse con mis estocadas, después de unos cuantos metesaca, estaba gritando de placer, Pepe, le sacó la verga de la boca, y la empujó un poco, para que se echara hacia atrás, le puso la verga en la panocha y de un golpe se la introdujo completa, para mi fue una sensación increíble, puesto que cuando él la metió, mi entrada se hizo muy chica y la presión que ejercía era de lo más placentera, mi madre, gritó del dolor, y comenzó a llorar, besó a Pepe intensamente, mordiéndole los labios y enterrándole las uñas en la espalda, después de unos segundos estaba explotando en un increíble orgasmo, que duró como cinco minutos, yo me corrí dentro de ella, y comenzó a gritar de placer como si la quemaran por dentro, Pepe le sacó la verga y se vino de nuevo, encima de mi madre, después de esto ella se quedó dormida, Pepe y yo nos fuimos a mi habitación y sin decir una palabra nos dormimos.
Continuará...
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