La historia de Eva-2

La cena con Carlos se prolonga para ver un video que nos trajo como regalo sorpresa.

No le dije que ya estaba en casa, y entré como un torbellino, pero con el corazón en un puño, con el temor de encontrarme a Carlos bombeando a mi mujercita. La escena era absolutamente normal. Eva estaba en un sofá, frente a Carlos, que me miró sonriente, como conociendo mi preocupación.

-      Por fin llegas…, ya estaba pensando que me tendría que ocupar de entretener a tu mujercita toda la noche.

Eva se removió en su asiento. Estaba preciosa, ligeramente sonrojada, con una blusa de botones de seda y una faldita discreta, que le cubría todo el muslo para detenerse en el comienzo de la rodilla. Iba sin sujetador, claro, nunca lo usa, y se había pintado ligeramente los labios y los ojos. Al verles deseché las dudas. Carlos estaba sonriente, pero no tanto como para que se pudiera pensar que había conseguido algo.

-      Cariño, me pones una cerveza mientras me ducho?

Nuestro invitado se mostró cortes, si bien no quietaba los ojos de los peones de mi esposa, que se marcaban claramente en la blusa. Estuvo atento a llenar nuestras copas una y otra vez, primero con un albariño y después con un reserva riojano. Los caldos eran excelentes y cuando llegó el postre ya estábamos todos un poco achispados.

-      Helado de chocolate, me encanta. Si queréis os cuento cual es la mejor forma de tomarlo, mezclando sabores – el comentario era aparentemente inocente, pero no así su mirada, comiéndose a Eva con los ojos.

-      ¿Cómo lo comerías tú? – le reté.

-      Quizás te lo demuestre… -sonrió

Eva se levantó entonces de manera brusca, tenía los peones como piedras. Empezó  a recoger la mesa, y yo intenté incorporarme para ayudarla.

-      No - me retuvo Carlos, sujetándome del brazo con firmeza- tú estás muy cansado. Ya voy yo. He traído un ron de 23 años, ¿quieres probarlo?. También os traje un video de hace años, seguro que os gusta. Está encima de la mesa.

Dicho esto se dio la vuelta siguiendo a mi mujer, con los ojos fijos en su culito. Les perdí de vista cundo entraron en la cocina, y me entretuve deshaciendo el paquete en el que venía la película, y más aún preparando el equipo para verlo cada vez más cabreado por mi incapacidad para adaptarme a las nuevas tecnologías.

Me di cuenta entonces de que no llegaba ningún ruido de la cocina, y me acerqué sigilosamente, con un nudo en la garganta. Me quedé clavado: Carlos estaba de espaldas a la puerta. Tenía a mi mujer empotrada contra la encimera, debía de haberla pillado cuando iba a coger las copas para el ron. Él actuaba como si la estuviese ayudando, aunque era evidente que le estaba pegando su paquete al culito.

Entonces se apartó, con tres copas en las manos. Se volvió hacia la puerta. Me vio entonces, pero no perdió ni la sonrisa ni el aplomo:

-      ¿Vamos a ver el video? –preguntó. Eva se recompuso en un segundo  aunque estaba sonrojada, y con una mirada turbada en los ojos. Tenía los pezones como piedras y me fijé en que el cerdo tenía el paquete a media asta.

Eva se sentó entre los dos en el sofá. Estaba nerviosa, y se bebió su copa con una rapidez insólita en ella. Me esquivó la mirada mientras Carlos se apresuraba a servirla de nuevo. Nos dejó solos unos momentos para ir a lbaño y aproveché para interrogarla:

-      Qué ha pasado en la cocina?,

-      Nada – respondió con excesiva prisa- me estaba ayudando a coger las copas…

-      Pues parecía que se frotaba contra ti

-      Lo hizo…sí… me la restregó… -y me miró a os ojos para continuar, como pidiendo perdón- y es verdad, es muy grande.

Estaba muy nerviosa, como preocupada por mi reacción, y le di un beso en los labios. Ella los tenía cálidos, y los entreabrió para recibirme. Pero en ese momento regresó Carlos.

-      Qué tortolitos más dulces. –y al ver que nos separábamos bruscamente continuó mientras se sentaba- seguir, seguir, por mí no os cortéis.

La película empezaba cuando Laura entraba en el piso que compartíamos, preguntando por mí. Llevaba una mini cortita y un top anudado que dejaba ver su ombligo perfecto. Llevaba desabotonados los suficientes botones para que se viera el canalillo entre sus pechos.

-      Esa es Laura –aclaró Carlos- la ex de tu marido- ¿verdad que estaba pidiendo guerra?

Eva se estremeció y se pegó aún más a mí, le puse una mantita sobre el cuerpo y me aseguré de que le tapara bien las piernas, aunque no sé si esto fue un error.

Hubo un corte en la película y en la siguiente escena estaban sentados en el sofá. Carlos jugaba a pasarle un hielo por la cintura, y ella se resistía entre risas. Notaba la presión del cuerpo de Eva sobre el mío, en una tensión expectante. Yo le acariciaba la espalda con suavidad y no me opuse cuando Carlos dijo que mejor apagaba la luz, para ver mejor.

Un nuevo corte y ahora le pasaba un cubito por el canalillo, pero sus nudillos le rozaban claramente los pezones. Laura ya no se reía, tenía la respiración agitada, y había colocado una manita en la muñeca de Carlos, como para frenarle.

Carlos paró el video entonces y se volvió hacia nosotros.

-      ¿Nunca habéis probado  a jugar con hielo?..., no falla nunca, jajaja.

-      Eres un guarro – contestó Eva.

-      Sí, pero bien que os gusta a todas, jajajaja

Y tenía razón. Cuando dio de nuevo al play vimos como Laura gemía, con los ojos cerrados, mordiéndose los labios. El hielo dejaba un cerco de humedad en su top y Carlos había metido ya una mano en su escote. Se veía el movimiento dentro de la blusa, como si le estuviese amasando los pezones.

-      La verdad es que me costó muy poco conseguir a esa putita –me soltó, y noté que Eva se rebullía en el sofá. La besé de nuevo en los labios.

-      - No pasa nada, mi vida, Carlos es así. No hay que hacerle mucho caso.

Tendría que haber comprendido entonces que la agitación de Eva no podía ser sólo por el comentario de Carlos. Me confesó después que mientras hablaba había introducido la mano dentro de la manta, y había empezado a masajearle la parte interna de la rodilla. Debía sentir una superioridad total al sobar a mi esposa mientras veíamos en la tele como sometía a mi ex, haciéndome doblemente cornudo.

Sentía la respiración agitada de mi mujer, su aliento cálido en el cuello mientras veíamos como desabrochaba lentamente, uno a uno, los botones del top de Laura con una mano, mientras metía la otra dentro de la faldita. Aunque protestaba entre jadeos, Laura echó la cabecita hacia atrás, y soltó un gemido sordo en el momento en que empezó a jugar con su clítoris.

En casa fue ese el momento que aprovechó para subir por el interior de los muslos de Eva hasta rozar su braguita. Mi mujer se levantó entonces bruscamente. Yo puse una mano en mi entrepierna, disimulando mi erección.

-      Estoy muy cansada, creo que voy a dormir.

-      Está bien –se incorporó también Carlos, mirando el reloj- se ha hecho tarde, había quedado a tomar unas copas aquí al lado. ¿La seguimos viendo otro día?

-      Vale, contesté yo.

-      ¿Mañana?-

Mire a Eva antes de contestar, pero ella estaba como ida, con el ceño fruncido, pensando.

-      Vale –asentí finalmente- vente cuando queras, estaremos en casa.

Le acompañé hasta la puerta, y no puede evitar presumir de que Eva no tenía nada que ver con la chica de la película, que era mi nenita dulce y fiel.

-      Ya veremos. –me respondió con una sonrisa- si te parece me acerco después de comer, salvo que me necesitéis antes….

Me quedé con la boca abierta, sin saber que responder, y cuando quise hacerlo ya había salido de casa. Regresé resignado al domitorio. Eva ya estaba en la cama.

Cuando me introduje entre las sábanas me recibió con un beso ansioso en la boca. Mientras jugaba con su lengua metí una mano entre sus piernas. Estaba desnuda y sentí la humedad de su vagina.

-      La película te ha puesto muy caliente, verdad putita?

Mis dedos entraban con una facilidad asombrosa. Estaba encharcada. Empecé a dedearla cuando confesó:

-      Me…, metió mano…mmmmmm – me quedé parado, asimilando, pero ella continuó- no…pares…aahhmmmmm…sigue….

Se aferró a mi polla como si fuese una tabla de salvación y yo la dedeé más rápido, follándola con los dedos, que chapoteaban en sus fluidos.

-      Te gustó, zorrita?

Mi niña se corrió entonces, y aceleró los movimientos de su manita en mi pene.

-      Fó…. Lla…me….mmmmmmmmmmm

Pero no pude controlarme, estaba sobreexcitado entre las imágenes de mi ex y la revelación de que el cabrón de Carlos había magreado  a mi esposa delante de mis narices. Manché las sábanas como un adolescente pajillero. Ella exhaló un suspiro.

-      Te has corrido ya? – me preguntó con voz ronca, y dejó patente su insatisfacción al continuar- ¿tan pronto?

-      Lo siento…, estaba muy caliente.

-      Te excitó la película…o saber que me estaba tocando?

-      Lo… lo segundo –confesé

-      Es muy hábil… si no me hubiese levantado no sé qué habría pasado –reconoció.

-      ¿Te excitó?

-      Mucho, mi amor…, sabe cómo tratar a una mujer.

Me quedé en silencio unos segundos, mientras sentía como aumentaba la bola en el estómago.

-      Está aquí al lado…

-      Ya –quedó ella también en silencio, como esperando que siguiera.

-      ¿Quieres que le llame para acabar de ver la película? – propuse.

-      Es que si viene…, no sé si voy a poder resistirme…

-      Le llamo?

-      Bueno…, pero solo le dejaré tocarme, un poquito. Luego le pararé.

-      Claro, así sabrá que eres mía, que no va a poder hacer nada para separarnos.

Me levanté y le llamé al móvil. No contestó  a la llamada, pero insistí dos, tres veces, hasta que cogió el teléfono.

-      Javi? –había mucho ruido de fondo.

-      Hola Carlos, Eva ha cambiado de idea…quiere seguir viendo la peli. ¿Quieres venir?

-      No te oigo bien, ¿dime?

-      Que si quieres venir a seguir viendo la peli.

-      ¿tu nena no fue a dormir?

-      No, no…, dice que le apetece seguir viéndola.

Soltó una carcajada y me dijo que tardaría unos 15 minutos, que tenía que despedirse de sus amigos.

(Continuará)