La historia de culito y villero

Dos aspirantes a un trabajo en un estudio de abogados, diferentes en todo, menos en la pasión por la carne de su mismo sexo.

LA HISTORIA DE CULITO Y VILLERO

Lo conoci el primer día que entré a trabajar al Estudio Larraín, Abogados Asociados, el mas grande de mi provincia. Al verlo tan formal y bien vestido, me acordé de una estrofa de un verso infantil "almidonado y compuesto". Traje oscuro, corbata blanca, corbata al tono, zapatos negros nuevos. Mas álto que yo, mediría casi un metro ochenta, tan delgado como yo, pesaria unos 73 kilogramos. Pagado de si mismo, elegante, soberbio, con dientes muy blancos e inmaculadamente peinado. Supe que llevaba dos apellidos, elemento que en la Argentina, puede significar pertenecer a la clase alta, pues lo usual es usar el apellido del padre unicamente.

Cuando lo escuché hablar, no me hablaba a mi sino a uno parecido a él, noté su tono aristocrático, su acento del barrio norte de Buenos Aires, tan peculiar y tan falso al mimso tiempo. Aparte de almidonado, era porteño o sea nativo de la capital de mi paìs.

Ese día me cayó tan mal , que creo no me di cuenta que era un machito hermoso, un tipo singularmente sexy, con esas espaldas no tan anchas pero bien puestas, esos hombros bien redondeados, con esa estatura y porte de modelo europeo de alta costura, esas piernas inusualmente gruesas pero proporcionadas, y ese culito que se dirigía a lo alto , como una hermosa pompa de jabón.

Tampoco supe su nombre, pero aquel primer día que le vi el culo , porque se había sacado el saco de su ambo, lo bauticé "Culito". Era una forma de reducirlo a su verdadera esencia: no era ya otro abogadito recien recibido como yo, ni un muchacho del Barrio Norte de Buenos Aires, de doble apellido y acento distinguido, sino un machito con un culo que sobresalía: dos esferas chiquitas y bonitas, gorditas y levantadas, que parecían elevarse cada vez que caminaba . Culo calienta pijas, culo para soñar, culo para estacionar el automovil toda la noche, culo que parecía una tentación diabólica. Orto para coger por horas, orto para besar y chupar delicadamente, y hundirse en su bellleza que imaginaba blanca y sin vello. No podía dejar de mirarlo, admirarlo y ponerme cachondo caliente, al palo, erecto, tu me entiendes….

Claro que mi "Culito "tenía nombre. Alvaro Martínez Alarcón, pero yo nunca lo llamaba así: es que nunca nos hablábamos. Lo nuestro era un intercambio de miradas de reojo, un duelo disimulado de ojos que van y vienen. No se como decirlo, pero a mi me parecía que entre los dos algo estaba pasando y no era competencia, y no era indiferencia, pero no se que decir que era.

Eramos 35 aspirantes a un puesto de "junior" en aquel estudio de abogados y tras revisar la lista de concursantes, me di cuenta que yo era el único ratón del grupo, vivía en un barrio pobre de la zona sur, no tenía ningún elemento distinguido por el que pudiera sobresalir, salvo mi condición de primer promedio general de mi promoción en una universidad pública suburbana. Ellos buscaban talento decían y bueno, la demostración de que no discriminaban era haberme incluído en su lista de posibles nuevos abogados a incorporar. Alguna vez, me pareció oir, el sobrenombre que me habían puesto los otros aspirantes y al principio me sentí humillado y discriminado, pero luego eso me dio ánimos, me estimuló a destacarme. Me decían " el villero", o sea habitante de esos barrios muy humildes de hojalata y cartón que rodeaban mi ciudad de norte a sur y de este al río. Barrios bajos de gente pobre, algunos trabajadores, otros delincuentes, sirvientas y desamparados varios,, sin agua corriente ni servicios sanitarios, ni electricidad ni gas, asentamientos miserables, ubicados en zonas bajas e inundables generalmente, que en otros países tienen nombres menos elocuentes o menos degradantes, favelas, chavolas, ciudades nuevas, asentamientos transitorios, villas de emergencia.

Después de tres meses de estar trabajando juntos, no nos habíamos dirigido la palabra con Culito, apenas un gesto de saludo con la cabeza cuando nos veíamos en el baño. Nunca buen día , nunca que tal , nunca como vas. Parecìa que era Era como contagioso hablar conmigo. Podría violarlo con mi garcha suburbana y sureña, con mis deseos sexuales desatados de barrio promiscuo.

Un dia entré al baño general a orinar, y Culito se estaba peinando y me pareció que miraba en mi dirección con sumo interés. El guacho me estaba mirando la verga. O eso me pareció. Culito me esta marcando el miembro, adivinando el bulto, junando la poronga como se dice en mi barrio. Yo me demoré orinando hasta que me pareció que era demasiado tiempo y casi sin querer me corrí hacia atrás, y con total inconsciencia le mostré la verga algo endurecida al Culito que parecía un pollo hipnotizado. La querés?

Y en ese acto desafiante de exhibir y ofrecer mi sexo a alquien que me despreciaba, me pareció recuperar mi dignidad

Lo que no imaginé nunca es que a ese desafiante "la querés" el respondiera caminando hacia mi y cuando creia que me iba a pegar una trompada, alargó su mano para tocarme la pija y la agarró con fuerza erecta como estaba y me miró a los ojos por primera vez y creo que hasta sonríó complice.

La caricia duró solo un instante porque conciente del peligro, el salió de inmediato del baño, pero esa noche creo haberme pajeado tres veces, recordando el calor y la suavidad de su mano temblorosa mientras acariciaba mi miembro endurecido.

Unos días despues, me hizo un gesto con la cabeza y salió en dirección al baño, y yo lo seguí nervioso . Cuando llegué me llamó por debajo de la puerta de uno de los compartimentos, y entonado por el hecho de que no había nadie, ya era bastante tarde, entré y me lo encontré sentado en el inodoro y con los calzones bajos y sin decir palabra, desabroché mi bragueta, y con mi pija ya bien erecta la apoyé en su pelo tan bien peinado, y la hice recorrer aquella cara armoniosa que sonreia de deseo, e intento tomarla con la mano, pero yo la segui pasando por sus ojos, sus anteojos, por sus mejillas, por su frente por su perilla , por su boca y el trataba de ponersela en la garganta y gemía de deseo y yo le negaba ese placer que el necesitaba .

Finalmente, se la puso en su boquita de putito lindo y una tersura suave húmeda y muy caliente envolvió mi pija y la llenó de su saliva de nene bueno , de su saliva desodorizada por crema dental , loción de enjuague y pastillas de menta fuerte. Y agarrándome de la pared , cogí su boca con desesperación y deseo , y con tal fuerza que en algun momento su cabeza golpeó contra la pared.

PAPITO ME MATAS, me dijo y yo se la saque y acaricié su cabeza bien peinada y sentí la tersura de su pelo, su colonia, la fuerte fragancia de su colonia que quedó en mis manos por horas….Se la volví a poner, y el continuó mamando mi verga con dedicación y cada vez con mas excitación y cuando la saqué de su boca, bauticé con mi leche su carita y su pelo … Y sin decir nada , abroché mi bragueta y salí al baño general.

Me estaba lavando las manos cuando el salió del compartimento y sin decir palabra alguna se fue.

Por varios dias ni nos saludamos ni nada. Se habían roto nuestras diferencias sociales, y yo ahora parecía tener algo que el no tenía. Mi verga desfachatada, mi polla que lo provocaba. Mi sexualidad atrevida.

El día del examen final, cuando entregamos nuestros exámenes al comité de selección del Estudio, el me volvió a hacer el gesto de aquella vez para que lo siguiera, y ya en el baño, entré al cúbiculo donde el estaba, temblando de miedo por que nos descubrieran, y no dejé que su boca ansiosa se comiera mi pija, y lo miré a los ojos , y le dije que se parara. Lo hizo, y entonces acaricié su culo por sobre el pantalón del traje, y recorri aquel ojete maravilloso y redondo que se entregó a mis caricias sin protestar. Fue cuando me pidió un beso, cuando lo abracé , cuando estreché su cuerpo contra el mío y el supo como yo lo llamaba en mis sueños. Culito.

Fui seleccionado para ingresar, y el quedó en tercer lugar…. Nadie festejó mi triunfo, salvo Culito que esa noche , previo un brindis con champagne barato, me entregó aquel orto hermoso que yo tanto deseaba , y era igual a lo que yo imaginara, suave lampiño y redondo, y conciente de mi deseo y del suyo, se abrió de par en par para que mi pija pordiosera, para que mi garcha enamorada, entrara en su interior y bombeara por horas como celebrando aquella ocasión inolvidable.

galansoy.

A tantos lectores de todas partes, muchas gracias por sus mensajes. Escríbanme a mi mail y valoren mis relatos. Abrazos g.