La historia de Alicia

Es la historia de una joven mujer que descubre su sexualidad, en brasos de una mujer, despues de varios años de matrimonio.

La historia de Alicia.

Alicia, había nacido en San Nicolás, Prov. de Buenos Aires cuando joven alrededor de los siete años, sus padres se radicaron definitivamente en Salta más precisamente a una finca de Coronel Moldes en donde la explotaron.

A los veinte cinco años Alicia conoce a Miguel, un joven Ingeniero en Sistema y se casan y van a vivir a Ledesma, Jujuy.

La vida de Alicia, se fue desarrollando muy perfecta e uniforme

Permanecía todo el día, enfrascada en las tareas domésticas y al cabo de siete años, cae en una profunda antipatía de la vida, y aunque en realidad gozaba de todo, un buen sueldo de parte de su marido, dos coches, una empleada doméstica y una cuenta bancaria buena, le faltaba algo.

Un amigo de su esposo un, cierto político, le concede a Alicia, un puesto nacional de amplia cobertura como auditora de contabilidad de los establecimientos educativos, con la esperanza que viajando y dando sentido a una nueva vida, ella saliese de su trance

Fue así que con los viajes, al cabo de cinco meses ella empezó a mejorar pero esos viajes, que en realidad le demandaban días, ella aumentaba su fe en si misma y disfrutaba de a poco de una independencia que el propio matrimonio le había restringido

Una tarde de mayo, inspeccionando una escuela de Montero, en la Prov. de Tucumán descubre a Gustavo.

Gustavo era un director, secretario y maestro de un establecimiento, algo lejos de los centros urbanos que el residía allí casi toda la temporada de clases,

La escuela tenía una pieza modesta con una cama amplia. Era a simple vista un sencillo hombre, este sujeto pero su capacidad residía en interpretar los silencios de las personas y en cuestión de dos días, Alicia le confió casi toda su vida y a los cuatro le fue por primera vez infiel a su esposo.

He aquí lo que Alicia, tiempo después le confiara a una amiga sobre ese suceso

Después de conversar largamente y tomar unas copas, Gustavo me llevó a su cuarto. Nos acariciamos, nos besamos largamente, mientras nuestras manos recorrían nuestros cuerpos hasta que desnudos nos fuimos a la cama. Recibí caricias conocidas y algunas otras desconocidas para mí, pues nunca las había recibido mi esposo. Con mi esposo todo era más normal, casi como los libros de buenas costumbres el los cumplía. Con Gustavo me sentí otra mujer.

Cuando llevó su lengua a mi vagina y jugó con mi clítoris, creí volar de placer y apreté su cabeza contra mi vientre pidiéndole más...más...más...entonces él me fue comiendo el clítoris de una manera como jamás mi marido lo hubiese realizado, era la primera vez que un hombre sentía los sabores de mi intimidad que no fuese mi esposo, y de solo pensarlo me hacia eclosionar en espasmos violentos que terminaban en orgasmos en su boca.

Pronto sentí estremecer mi cuerpo partirse era un orgasmo, como nunca había tenido, brotándome de mis de entrañas.

Me sentí feliz le besaba en la cara de agradecimiento, y así jugamos mucho tiempo antes de penetrarme. Allí en ese momento, sentí como mis pliegues de la vagina tomaban conocimiento de una pija diferente, normal a la de la mayoría de los hombres salvo levemente arqueada, poco a poco fue introduciéndola, yo apretaba mis manos sobre su espalda y cerraba, los ojos, era viernes y hasta el lunes tendríamos tiempo de amarnos.

Nos movíamos acompasados habíamos encontrado el ritmo, cuando yo le dije, Gustavo son mis días fértiles, entonces el a desgano saco su miembro y tomándome de la cabeza llevó su miembro a mi boca y me hizo sentir otro placer que nunca había tenido. Lo succioné como si fuera una veterana, a pesar de que era la primera vez que lo hacía. Me gustó mucho y lo acaricié con mis labios, mi lengua y mis manos, hasta que un chorro ardiente voló por los aires y comenzó a chorrear por mi cara. Aquel era otro mundo. Ese hombre parecía hacerme revivir de nuevo, dejando en los olvidos aquellos monótonos y tibios momentos vividos en mi casa de Jujuy.

Pase casi tres días, mas de lo que la contabilidad de esa simple escuela, lo permitía, busque la excusa eficiente para que se me autorizase permanecer en Monteros, y casi con cinco días de retrazo llegue a mi casa en Jujuy, donde mis esposo por suerte esa semana estaba de reuniones con directivos en Buenos Aires, nos cruzamos en el aeropuerto de Jujuy, en verdad salía para estudiar una contabilidad de dos colegios privados de Sta. Fe.

Me hospede en un hotel simple, de esos que son familiares, los dos que solía ir de mejor calidad estaban ocupados, en una tarde llegó cuando yo tomaba un café, Fernanda, una mujer de apenas treinta y cinco años dos mas que yo, que estaba de paso porque su coche de había roto.

Nos miramos y en la noche coincidimos a la cena, al bajar y tomar una mesa, pero ella muy respetuosamente, me pidió si no le molestaba compartirla, y fue así que en una noche nos contamos nuestras cosas, ella venia de una separación traumática, y yo de un matrimonio que hacia aguas.

Después de la cena, seguimos hablando en la sala, pero por lo alto de un partido de fútbol, (era domingo en la noche y pasaban los tapes los mismos), ella me invitó a tomar un café en su pieza, a lo cual yo no encontré nada de particular malo, accediendo.

Se tornó allí más íntima la charla, nos mirábamos fijas, en algún momento ella me tomó la mano, y se agacho al suelo, se le había caídos sus cigarrillos, fue así que pude ver involuntariamente senos, libres de corpiño estábamos sentadas en la cama, y ello nos intimó más. Hasta ese momento no pensaba en tener nunca una aventura con una mujer, pero Fernanda era una bella mujer, sensual aparentemente dispuesta y sin querer impulsada mas por un sentimiento de gratitud le tomé la cara como acariciando, (ella entendió el gesto) y volteándome por los hombros, me apoyo en la cama,

Fue así que tomándome la cara busco mi boca, y mas luego al no reaccionar en contrario al beso su lengua se confundió dentro de mi boca.

Ella a un tiempo se paró y mirándome fijamente saco su blusa, y aparecieron dos senos hermosos duros, parados, coronados por dos aureolas bien marcadas de color rojo, y ante la admiración mía, siguió en silencio, desprendiéndose la pollera que era simple quedando con una diminuta tanga, de color blanco. Me encontraba tendida en la cama, ridículamente vestida cuando ella, me dijo.

Voy al baño, si prepárate.

Cuando vino del baño yo estaba desnuda, y tímidamente la esperaba

Ella apagó la luz del baño y solo había un velador en el lado opuesto a nostras prendido, eres muy bella Alicia me dijo al verme desnuda si, carajo

Sus manos suaves empezaron a recorrer mi cuerpo, en un principio me sentía extraña que otra mujer me acariciara, después me empezó a agradar, ya que lo hacia con bastante delicadeza, tocaba mi vientre, deslizaba sus manos por el contorno de mi busto, el cual no es muy grande, bajaba hasta mis caderas, seguía por mis piernas, y volvía a subir tocando con suavidad mi zona púdica, casi en el aire con sus manos tocaba mis vellos. Es que estaba empezando a sentir una sensación extraña de sopor, entre lo mareada que estaba y sus caricias, de pronto Fernanda abrió mis piernas se agacho y hundió su cara en mi sexo, me empezó a besar todo mi sexo, sentía su lengua recorrer mis labios vaginales, mi clítoris,

Le dije que se detuviera y ella no lo hacia, estaba tan mareada que no podía sacarla de encima de mí, su boca seguía comiéndose mi concha y con sus manos me tomo mis pechos y empezó a jugar con mis pezones, los cuales se endurecieron ante tal estimulo. Yo no podía luchar contra ella, mi cuerpo no me respondía y mi sexo estaba respondiendo también a esa lengua, la cual se metía en mi vagina

Fernanda ya ni siquiera respiraba, besando mi sexo era grotesco pero a la vez el ruido producido por la dificultada de respirar, me excita.

Fernanda me tenia excitada, yo luchaba mentalmente contra el hecho de que fuera una mujer la que me hiciera gozar, así mas que Gustavo pero yo estaba tan excitada que no tenia fuerza para sacarla de encima, ella siguió besando mi sexo, después levanto mis piernas y empezó a hundir su lengua en mi cola, mojando todo mi raya, yo estaba totalmente excitada por un lado quería disfrutar su lengua y por otro me resistía a la idea de que fuera una mujer, la que me hiciera esto y gozar tanto. En un momento, ella se detuvo, y mirándome a la cara cruzo sus piernas sobre las mías me puso la almohada sobre mi cola elevándola y ella arqueándose empezó a refregar su clítoris contra el mío, sentía mis propios jugos mezclarse con los de ella, allí por primera vez pude ver su vagina rasura que se mezclaba con mis pelos,

Fernanda le atine a decir, esto para mi es nuevo, ella mirándome, se sonrió y siguió ese refriegue pero ahora mas profundo podía sentir su entrepiernas sobre mi propio sexo hasta que me hizo llegar al orgasmo, yo quede temblando, no se de nervios, o de tanta excitación ya que me hizo volar.

Nos amamos toda la noche, dormimos juntas y así los dos días subsiguientes, ella al despedirme me dejo su dirección y teléfono,

Llámame simplemente cuando estés dispuesta Alicia, yo te cuidare en casa, dejándome su dirección y teléfono

Cuando regrese a Jujuy hable claro con mi esposo, le conté algo de lo que me había pasado con Gustavo pero omití lo de Fernanda

A lo dos meses nos separamos, prepare mi valija, llame por teléfono a la agencia de viaje y sonriendo, saque la tarjeta de Fernanda...

Gustavo Gabriel Camisasca

Almagro

Bueno Aires

Argentina.