La hipnosis de Valeria Mazza

Este es un relato...

El siguiente es un relato ficticio, inspirado en una persona real, lo que de ninguna manera quiere decir que esto haya ocurrido. Es mas, esto no ocurrió jamas, salvo en la imaginación del autor del relato, y debe ser entendido como una situación ficticia.

  • Son 1300 ptas, señorita -dijo el taxista.

  • Tome 1500 y quédese con el cambio de propina -contesto una mujer desde el asiento de atrás y bajó del coche.

Valeria Mazza se encontraba frente a un gran edificio acristalado, la sede de la empresa de publicidad donde iba a realizar el anuncio. Su agencia de modelos había arreglado un contrato con una gran empresa relojera para realizar la campaña de una serie especial de relojes conmemorativos del fin del milenio y ella sería la cara de esa campaña.

Vestía una gabardina, gafas oscuras y sombrero, no quería que nadie la reconociera. Si le hacían una foto a ella sola, sin su marido, los avispados reporteros de la prensa rosa empezarían a hablar de distanciamiento, de separación, de divorcio y quién sabe lo que harían si la fotografiaban con otro hombre. Entró a toda prisa en el edificio y se dirigió a recepción.

  • Señora Mazza -dijo un hombre trajeado levantándose de un sillón- La estábamos esperando. Soy Ernesto Pérez, director general. Si quiere acompañarme a mi despacho, resolveremos el tema del contrato y luego pasaremos a la sesión fotográfica.

Una vez resuelto el papeleo y la pertinente sesión de maquillaje, entró en el estudio fotográfico. Se había quitado todo el disfraz anterior. Llevaba un vestido amarillo con un escote recto y sin tirantes que dejaba desnudos sus hombros, el largo pelo rubio le caía sobre la línea del escote. El estudio estaba pintado de blanco, con un diván a un lado y un sofá al otro. En el centro había un taburete alto y al lado una mesa con los relojes. Los había de todo tipo, de pulsera, despertadores, de bolsillo, de oro, de plata, de acero... Un hombre estaba colocando una cámara en su trípode. Era guapo, de unos treinta años, con el pelo largo recogido en coleta y profundos ojos azules.

  • Buenos días, señora Mazza. Me llamo Miguel. Cuando usted quiera podemos empezar -a Valeria le gustó, parecía muy profesional.

  • Por mí podemos empezar ahora mismo, y por favor, llámeme Valeria.

  • Muy bien Valeria, podría sentarse en el taburete y ponerse uno de los relojes de pulsera. Ahora, como siempre, ¿una sonrisa?

Valeria se aburría con estas sesiones, siempre con posturitas, con sonrisitas, siempre igual. Pero según pasaba el tiempo se iba sintiendo muy a gusto. Miguel tenía un gran sentido del humor, era muy divertido y según avanzaba la sesión se iba sintiendo más cómoda y más relajada. Muy relajada. Miguel se acercó a la mesa.

  • Ahora vamos a hacer las fotos con los relojes de bolsillo -dijo y cogiendo uno por la cadena lo puso a la altura de los ojos de Valeria- Para mí son los más bonitos de la colección. Mira el dibujo, es muy interesante -Miguel hizo al reloj balancearse y girar- ¿Puedes ver el dibujo Val?

  • Sí, es muy bonito.

  • Mira cómo brilla el reloj, se balancea y brilla, se balancea y brilla. Es tan atractivo su diseño, tan maravilloso. Solo quieres mirar el reloj mientras se balancea. Es tan tranquilizante, tan relajante -el reloj recogía la luz de los focos y la enviaba a los verdes ojos de Valeria.

Antes de dedicarse profesionalmente a la fotografía, Miguel había estudiado psicología, descubriendo que tenia un inusitado talento para el hipnotismo. Además, había instalado un pequeño mecanismo que enviaba señales subliminales a los ojos cada vez que disparaba el flash consumiendo la resistencia y relajando al sujeto que se disponía a hipnotizar. Sabía que casi era suya y prosiguió con la inducción.

  • Escucha el tictac del reloj, Valeria. Es perfecto, tan repetitivo, tan ordenado. Está casi sincronizado con el balanceo del reloj. Solo escuchar y mirar, escuchar y mirar. Tic, brillo, tac, brillo, tic, brillo. De izquierda a derecha, de izquierda a derecha.

Valeria no podía apartar los ojos del reloj. Su mente consciente trataba de seguir los movimientos del reloj, pero su mente inconsciente se dejaba llevar por el maravilloso estado de relajación. Se encontraba en un ligero estado de trance y la tarea de Miguel era hacerlo más profundo.

  • Te pesan los párpados, Valeria. Mirar el reloj, seguirlo, el brillo en tus ojos es muy agotador. Muy agotador. Tienes sueño. Es tan relajante ver los destellos, seguir su balanceo y escuchar el monótono tictac. Tus párpados te pesan mucho, cierra los ojos Valeria. Déjate llevar, es un sueño muy dulce, muy agradable. Ciérralos y déjate llevar por el profundo sueño -los ojos de la bella modelo se cerraron y su cabeza cayó sobre su pecho- Y ahora vamos a pasar a cosa más interesantes que los relojes.

Miguel cogió la cámara de fotos del trípode y le quitó el flash.

  • Valeria, abre los ojos, pero permanece profundamente dormida -los ojos de ella se abrieron, tenía la mirada perdida en el infinito. Miguel comenzó a lanzar haces de luz de su modificado flash- Valeria, estás profundamente dormida, yo soy el fotógrafo y tú eres la modelo. Pero la sesión ha cambiado un poco, ahora es una sesión de fotos de desnudo, Valeria, debes desnudarte para que yo pueda fotografiarte. No tendrás ninguna vergüenza. Estás muy a gusto con tu cuerpo, con tu hermoso cuerpo. Quieres mostrarlo. No hay ningún tabú en esto, Valeria. El desnudo es arte.

  • Sí, el desnudo es arte. Amo.

Miguel sintió una descarga eléctrica a través de su polla cuando la oyó llamarle amo. Cambió el flash de la cámara por otro que hacía aumentar la líbido.

  • Cuanto más tiempo estemos haciendo fotos, más cachonda te pondrás; cuantas más fotos haga, te sentirás más y más caliente, y querrás sexo, querrás sexo con cualquiera.

Miguel cogió a la hipnotizada modelo de la mano y la condujo hasta el diván. Cogiendo la cámara comenzó a disparar.

  • Bien, Val, seduce a la cámara, mírala con picardía. Muy bien, una sonrisa. Eso es.

Miguel disparaba desde todos los ángulos, dándole ordenes. Valeria se movía bien, comenzó a desnudarse lentamente, de espaldas a la cámara. El vestido cayó al suelo poco a poco, estaba en top-less pero ella tapaba sus hermosos pechos con su abundante melena. De rodillas, en el diván, se lanzó a acariciarse, a pasear sus manos por su tremendo cuerpazo, cruzando los brazos sobre el pecho, tapándose con los cojines.

  • Así, muy bien, muy bien, insinúa, seduce a la cámara, seduce a tu amo.

Valeria se arqueó, y echó la cabeza hacia atrás, apartando el pelo con las manos y dándole a Miguel una vista maravillosa de su pecho. Eran unas tetas para morirse. Se quitó los zapatos y los lanzó a la cámara, después cayeron las medias, enseñando y tapando. Valeria jugaba muy bien el juego de la seducción. Miguel casi no podía contenerse y cuando se quitó las bragas y dejó al descubierto un precioso coño dorado no aguantó mas. Hizo cinco o seis fotos, dejó la cámara e inició su desnudo. Valeria mientras tanto había empezado a masturbarse. Su dedo entraba y salía de su goteante coñito. Se pellizcaba los erectos pezones con la otra mano mientras gemía de placer. Estaba a punto de explotar. Miguel la agarró por el talle con ambas manos y hundió su lengua en la boca de la hipnotizada modelo.

  • Túmbate en el diván.

Miguel le masajeaba los grandes pechos mientras ella ahora se masturbaba a con las dos manos y lamía sus dedos probando el sabor de su flujo. La penetró, ella se acariciaba la larga melena sintiendo las ondas de placer por todo su cuerpo. Miguel gruñía mientras se movía adelante y atrás, introduciendo su polla rítmicamente. Valeria estaba loca. El placer que sentía era increíble. Estaba más excitada en este momento que en toda su vida, su flujo estalló al mismo tiempo que Miguel se corría dentro de ella. Valeria daba grititos mientras llegaba al orgasmo.

Miguel condujo a Valeria al orgasmo unas cuantas veces mas durante la siguiente hora y media. Después se dirigió al sofá y se sentó.

  • Valeria, ven aquí y chúpamela.

Sin vacilar, ella se arrodilló y colocó el erecto miembro en su boca, masturbándolo con las manos, lamiéndola con la lengua, desde la punta hasta la base. Miguel estaba a punto de correrse otra vez. Valeria se introdujo todo el miembro en su boca, moviéndose de arriba abajo. Miguel no aguantó más y su polla disparó el semen como una pistola, esparciéndolo por toda la cara de Valeria y por su dorada melena. Valeria permaneció a sus pies, acariciándole los muslos mientras recogía con la lengua el semen que todavía caía de la goteante polla. Sus ojos verdes lo miraban como los de una gatita sumisa cuando mira a su amo.

  • Muy bien, Val. Lo has hecho muy bien. Ahora, mira este lindo reloj mientras se balancea...

UNA SEMANA DESPUÉS...

El teléfono sonó en casa de Miguel. Estaba acostado en la cama, con una morena estupenda a su lado.

  • Diga -contesto con voz soñolienta.

  • Miguel, soy Teo -Teo era un pez gordo de la revista "Playboy" en España- No sé cómo lo has hecho. Eres un maldito cabrón. Le ofrecimos el oro y el moro y no aceptó. Y llega un novato y la convence. El contrato en regla y las fotos perfectas. Cuando quieras puedes pasar a recoger tu "kilo". Pero contesta, ¿Cómo coño lo has hecho?

  • Teo, ¿sigues teniendo a esa preciosa rubia 120-60-90 de secretaria