La hija del sargento (3)

Sara ya está en manos de Anabel que le enseñara todo un mundo placentero y desconocido para ella...

Gracias de nuevo a todos por las críticas, es el mejor método para mejorar y he de decir que hay algunas de muy constructivas y estimulantes.

Para compensar la tardanza de mi última entrega esta viene seguidita y con la temperatura alta que se dejo.

Espero la disfrutéis... ;-P

LA HIJA DEL SARGENTO (III)

Anabel casi no podía creerse lo que estaba sucediendo, acababa de conocer a su nueva vecina y ya estaba bajo su poder. Se parecía mucho a las morbosas fotos que vio de su madre, cuyas imágenes quedaron grabadas en su mente y ese recuerdo fue lo que la impulso a someterla nada más verla.

.- ¿Te has masturbado alguna vez?- Pregunta Anabel, pero Sara no responde y su mirada recupera su timidez dirigiéndose al suelo. Así que Anabel tira de su vello púbico de nuevo.

.- ¡Vamos responde! –

.-No, nunca. .- susurra Sara en un jadeo.

Anabel retrocede un poco si quitar la mano de la entrepierna de Sara, y desliza uno de sus dedos hacia el interior notándolo húmedo, caliente. La cara de Sara se contrae en una mueca de sorpresa que pronto va dejando paso a la relajación y el placer.

Sin piedad Anabel continúa masturbándola mientras con la otra mano sujeta uno de sus pechos haciendo presión sobre el, con su dedo índice y pulgar pellizca suavemente el pezón provocando en la cara de Sara una sinfonía de muecas indescriptibles.

.- Que viciosa eres Sarita, lo estas disfrutando ¿verdad? .-

Sara solo emite pequeños gemidos así que Anabel introduce un segundo dedo, y un tercero viendo la cara de dulce angustia reprimida de Sara.

Sara nunca había experimentado algo así, nota los dedos de Anabel dentro de si y a cada leve movimiento debe hacer un esfuerzo para no gemir de placer, además el dolor en su pecho se ha ido convirtiendo en un placer punzante que esta anulando sus sentidos hasta que la suelta de golpe..

.-Arrodíllate.-Ordena Anabel

Sin dudarlo un segundo obedece su mandato; esta demasiado excitada y la costumbre de obedecer la domina por completo, Anabel la tiene hipnotizada, abducida, la tiene en sus manos.

.-Quítame la falda.- Dice Anabel calmadamente mientras desabrocha el cinturón que adorna su falda. Pero cuando Sara se dispone a cogerla descarga un latigazo con el cinturón en su espalda.

.- ¡Con la boca!-

Sara coloca su cara entre las piernas de Anabel agarrando con los dientes su falda. Despacio primero y luego mas ágilmente consigue bajarla hasta el suelo quedando su cara pegada al suelo y su trasero expuesto y elevado.

Sara: 'Noto mi sexo ardiendo y los pezones hinchados, tengo la sensación que mis pezones estallaran, no comprendo porque me ocurre esto, al quitarle la falda he podido ver sus medias sujetas con un liguero negro y unas mini braguitas muy distintas a las que siempre he visto, esta simple visión me ha excitado aun mas...'

Anabel saca los pies enfundados en sus botas del círculo formado por su falda en el suelo y apoya uno de ellos en la espalda de Sara.

.- Besa mis botas. – Ordena mientras presiona su espalda con el otro pie, y Sara inmediatamente empieza a besar las botas ladeando levemente la cabeza y mirando hacia arriba en actitud suplicante.

Anabel se siente encantada con su dominio, con Sara a sus pies se siente importante, poderosa, y una extraña lujuria va apoderándose de su mente en nuevas ideas y perversiones. Se sienta en la cama mientras sigue observando a su "perrita", le encanta verla en esa postura...

.- Mastúrbate; quiero ver como te estrenas... – Le ordena.

Sara levanta su cabeza de las botas mirando a Anabel como si no entendiera así que Anabel descarga un par de correazos en el trasero expuesto de Sara.

.- No me gusta repetir las cosas, mastúrbate; quiero que te toques tu misma. –

Sara empieza a examinarse su entrepierna con una de sus manos sintiendo como cada roce de sus dedos produce una pequeña descarga eléctrica de placer. En respuesta su mano parece cobrar vida propia haciéndola gemir de placer.

.- No bajes la cabeza, quiero verte esa cara de lujuria.- dice Anabel mientras con una mano agarra el pelo de Sara para obligarle a levantar la cabeza.

La cara de Sara es un poema, sus mejillas están ya sonrosadas de la excitación y pequeñas gotas de sudor aparecen en su frente, al cavo de unos minutos cuando esta a punto de correrse Anabel la detiene.

.- ¡Para!, levántate. – Dice tirándole del pelo.

Pero Sara esta descontrolada y no reacciona hasta que Anabel azota de nuevo su sonrosado culo.

.- Ven, túmbate en la cama.- Le ordena Anabel mientras ella se levanta.

Sara se tumba en la cama quedándose boca arriba.

.- Me has puesto muy cachonda "perrita", así que ahora te vas a encargar de darme placer. – Y dicho esto se sentó encima la cara de Sara en la punta de la cama sin que esta pudiera moverse.

Sara esta tan excitada que nada mas notar el trasero de Anabel cerca de su boca se pega a el como si le fuera la vida limpiándolo con su lengua, pronto descubre el sexo húmedo de Anabel y se dedica a el lamiéndolo, sorbiéndolo, saboreándolo...

Anabel, que ya esta a mil con toda la situación, empieza a gemir de placer y a cada nuevo gemido ejerce más presión sobre la cara de Sara hasta casi ahogarla.

.- ¡Dios si! ¡No pares cerda! ¡Voy a correrme en tu dulce boquita!- Exclama Anabel

Los movimientos se vuelven rítmicos y lo único que se escucha es el sonido de los gemidos de Anabel junto a su respiración entrecortada, hasta que al cavo de unos minutos explota en un fantástico orgasmo.

Al levantarse encuentra el rostro enrojecido de Sara lleno de sus jugos mirándola en una sonrisa.

.- ¡Muy bien Sarita! me has sorprendido, te mereces un premio. –

Y dicho esto levanta a Sara de la cama haciéndola sentar en su regazo con el trasero en pompa; en esa postura le permite acceder a sus pezones y a su trasero sin ningún esfuerzo. Así que empieza a masajear el sexo de Sara muy despacio mientras le pellizca los pezones sin piedad.

Sara no tarda mucho en jadear, tiene el sexo chorreando debido a las caricias de Anabel y sus pezones ardiendo debido a los constantes pellizcos.

Cuando Anabel percibe la respiración agitada de Sara empieza a acelerar sus caricias, su experta mano se mueve cada vez más deprisa en el húmedo sexo de Sara. Al poco rato empieza a introducirle los dedos, primero uno, luego otro, hasta un tercero y un cuarto dedos entran en su sexo taladrándola.

Sara ya no puede contener sus jadeos, siente como el placer la absorbe en una espiral sin fin hasta que una explosión de placer la inunda por completo y no puede evitar soltar un último alarido.

Extenuadas las dos chicas se recuestan en la cama mientras las últimas oleadas de placer aun recorren el cuerpo de Sara.

.- Gracias Anabel.- dice Sara.- Nunca imagine que pudiera sentir todo esto.

.- Tranquila pequeña, esto solo es tu inicio, me gustara que conozcas a Pedro.-

.- ¿Pedro?- Pregunta claramente angustiada Sara.

.- ¿Nunca has estado con un hombre verdad?-

.- No, nunca, me dan miedo. – dice Sara.

.- Tranquila, déjamelo a mí, tengo algo pensado....

CONTINUARA.....