La hija del presidente (7)
Narrado por Laura
La hija del presidente
- Laura
Un disparo me sacó del trance, estaba por darle un discurso conmovedor a Karla pero algo pasó.
Le ordené que se tirara al piso luego de aventarla hacia la cama. Lentamente lo hizo. Llevaba un arma en cada mano, una apuntaba a la ventana de la habitación de Karla y la otra hacia la puerta, ambas cargadas, listas para disparar sin consideración alguna.
Nunca había matado, aunque sí había herido personas, quizá muchas. Mientras me entrenaba como francotirador me di cuenta que era sumamente fácil matar a alguien sin dejar huella, a su vez me preocupaba bastante.
Conocía muy bien el sonido de un fusil, la forma en que penetraba en cristal o madera me era muy familiar.
Mi radio sonó.
—Coronel— se escuchó una voz de hombre.
—Sí— respondí.
—No sabemos de donde salió, los edificios más cercanos están lo suficientemente lejos como para que llegue la bala—
—Contáctame con fuerzas armadas—
—Enseguida Coronel—
En pocos segundos mi radio estaba enlazada a otra banda para.
—Capitán Primero Luis Méndez—
—Capitán le habla Laura Vega, Coronel de Estado Mayor presidencial— caminé hacia la ventana de Karla.
—Sí Coronel—
—Necesito suma discreción, tengo una situación en la residencia presidencial, hubo un disparo de un fusil de francotirador en la pared de la habitación de la hija del presidente—.
—¿Qué necesita Coronel?—
—Quiero un grupo armado custodiando la casa, refuerzos en la seguridad del presidente y un peritaje inmediato, posible móvil del ataque— cerré la ventana de Karla y coloqué la cortina.
—Enseguida Coronel—
—¿Qué pasa?— preguntó Karla.
—Espera—
Caminé a la puerta de la habitación y llamé a Benjamín.
—¿qué ha sido ese disparo?—
—No sabemos, estamos revisando toda la residencia—
—Necesito que custodies de cerca a Karla, tienes permiso de acercarte lo más posible y disparar a quien se interponga a la seguridad de la señorita—
—A la orden—
—¿qué pasa?—
—No sé Karla, fuerzas armadas y ejército ya están en eso, ven, te llevare a un lugar seguro—
—¿con quien hablabas?—
—Con Benjamín— me miró confundida —es parte de tu seguridad personal— Karla seguía sin entender —jamás permitiría que salieras sin un guardia, Benjamín está encargado de seguir tus pasos a donde vayas y ayudarme con tu bienestar. Sígueme por favor—
Extendí la mano para ayudarla a levantarse del piso.
La tomé de la mano y la conduje a la puerta de la habitación, abrí la puerta con cuidado y logré ver a Benjamín. Salí delante de Karla sin soltarla, ambos la custodiamos a una especie de búnker subterráneo en el corazón de la residencia. Solo el secretario de defensa nacional, el general de división y yo teníamos acceso a él, mediante ciertas medidas de seguridad.
—Karla necesito que escanees tus huellas digitales—
—sí— apenas y susurró.
Esperé unos instantes y la miré, me di cuenta que no había soltado su mano.
—perdón— me agaché y solté su mano, temblorosa escaneo sus pulgares.
Acceso confirmado
Retumbó una voz robótica amable, solo Karla y yo pasamos, Benjamín se quedó fuera.
La estructura era de metal sólido, paredes de hierro aislante y terminados en cristal. El lugar consistía en un pequeño vestíbulo con sillones, unos pasillos que daban a algunas habitaciones y otro llevaba al piso de abajo, hice que Karla pasara a una de las habitaciones, era una sala de juntas.
—Te juro que no conocía esto— me giré para verla mientras caminaba hacia una delgada barra que estaba al fondo, encendí la cafetera.
—Sí, es impresionante— tomé mi teléfono y marqué un número, acomodé el manos libres en una de mis orejas.
—Toma—me acerqué a ella con una taza y un sobre de té.
—¿cómo y dónde está Sánchez?— Karla se giró para verme, quizá se había olvidado de su padre.
—Bien, todo bien. Vamos para la residencia, ahí te vemos, cuida a Karla—
—Bien— colgué.
—¿cómo está mi papá?—
—Tranquila, él está bien. Bebe el té—.
—No me trates como una niña— se miraba molesta.
—Lo eres— la miré fijo — tu padre viene para acá, en un rato lo verás—. Tomé un vaso para prepararme un poco de café.
—¿alguna teoría respecto a lo que sucedió hoy?—
—Muchas, pero todas improbables—.
—¿qué quieren de mí?—
—Lo que sea que quieran, te quieren vivía—.
—¿qué?— gritó.
—Es sumamente fácil, si hubieran querido te disparaban directo en la cabeza— di un sorbo a mi café —O quizá no sea contra ti—.
Karla ya no habló, se dedicó a tomar su té mientras yo hacía algunas llamadas telefónicas. Se veía cansada y muy preocupada.
Dos horas después Karla dormía en una de las habitaciones mientras Rick y yo hablábamos por teléfono a cada rato, me preocupaba la seguridad del presidente. Revisé a Karla y seguía dormida, escoltaron al presidente hasta el lugar y sólo él y Rick entraron.
—Vega ¿cómo está mi hija?—
—Tranquilo señor, está a salvo, duerme en una de las habitaciones— respondí al instante.
—¿sabemos algo del móvil?—
—Nada señor— añadió Rick
—Están realizando el peritaje, aún no encuentran nada— Sánchez se sentó en un sillón del vestíbulo.
Hice una corta llamada a Benjamín.
—En un momento traerán comida para ambos— agregué sentándome frente al presidente.
La puerta se abrió y pasaron el secretario de defensa nacional y el general de división, también la asistente personal de Sánchez.
—Vega, ¿puedes cuidar de mi hija?— inspiró hondo— no quiero que esté sola—.
—Descuide— me incorporé —estaré ahí por si me necesitan—.
Caminé un por el pasillo hasta la última habitación, era la que Karla había elegido. Entré en ella sigilosamente, cuidando no despertarla pero fallé.
—¿por qué no hay interruptor para apagar la luz?— me preguntó con voz adormilada.
—Es por tu seguridad princesa, nadie puede esconderse con tanta luz—
—Quiero mi cama— no sabía si estaba aún dormida.
—Necesitas comer— me senté al borde de la cama —está por llegar la comida, tu padre te espera—
Karla accedió no de muy buen humor, salió y comió un poco mientras Benjamín, Rick y yo analizábamos la situación, debíamos saber el móvil del incidente de inmediato.
Salimos un rato a analizar el terreno, los tres coincidíamos en que era peligroso para Sánchez y su hija salir de aquel lugar, sin embargo una parte de mí se oponía, quería seguir entrenando a Karla, su actitud había cambiado mucho el poco tiempo y quizá podía mejorar aún más.
Rick y yo regresamos con Sánchez y Karla, al área estaba despejada y parecía seguro. Los dejamos que se movieran a sus habitaciones, con cuidado los escoltamos, la noche ya había caído, la seguridad estaba reforzada por toda él área.
Al dejar a Karla en su habitación recibí una llamada de Julia, rápidamente comenzamos a discutir, siempre me reclamaba sin saber si quiera que había pasado, traté de no molestarme pero ella sabía bien cómo sacarme de mis casillas, le colgué del coraje y en un arranque decidí no ir a dormir al apartamento, no tenía ganas de verle.
Hablé con Rick y Benjamín y les propuse doblar turno, obviamente me mandaron por un tubo, así que busqué un lugar donde quedarme esa noche, me acomodé en un pequeño living a escasos metros de la habitación de Karla y otros pocos pasos antes de la de Sánchez.
Tomé mi chaqueta y me cubrí con ella, atenué la luz y me dispuse a dormir algunas horas, ese día había sido sumamente pesado.
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