La hija del presidente (1)
Capítulo 1. Laura
Capítulo 1
Laura
Me desperté más temprano de lo habitual, eran las 6am en punto. Me levanté y prepare un poco de café, lo dejé enfriando mientras me di un baño, no estaba muy caliente el agua, pero era aceptable. Después bebí mi café mientras me vestía, era un lunes como pocos, agotador, la noche anterior había estado leyendo un poco sobre nuevas leyes y gracias a eso dormí cuatro horas. Tomé mis llaves y mi mochila y me dirigí a la puerta del apartamento, cerré bien y bajé hasta el estacionamiento, tomé mi coche y me fui directo a Los Pinos, el tráfico estuvo más relajado de lo común, llegué justo a tiempo, el presidente estaba por salir hacia palacio nacional.
El día transcurrió de forma tranquila, durante la comida del presidente me tomé un momento para comprarme un jugo y unas galletas en la máquina expendedora, cuando iba de regreso a la Oficina del presidente una llamada entro a mi celular.
-si- pronuncie con cautela, era un número privado.
-Licenciada Laura Vega Monte?-
-Ella habla- di un sorbo a mi jugo mientras me acomodaba fuera de la oficina junto a Ricardo, mi compañero de seguridad.
-Tenemos un reporte en MP de vínculos con el cártel del Pacífico de usted y su hermano- escupí los trozos de galleta al oír eso
-¿qué?- estaba exaltada- no sé de qué demonios habla- el aire comenzaba faltarme y mi vista se nublaba
-Ah verdad cabrona- la otra voz que me hablo me parecía familiar- te tembló hasta el calzón- pude identificar a voz
-No me jodas Oscar- respire profundamente
-¿te asuste hermanita?- reía tranquilamente
-Tengo cola que me pisen, aunque lo dudes- bromee
-fuera del cuerno de unicornio que te ponen, creo que no hay algo que escodas- no pude evitar reír, sus comentarios siempre eran sarcásticos.
-Estoy ocupada hermano, ¿te llamo más tarde?- Rick me veía serio
-Claro, solo quiero que sepas que mañana llegamos Ale y yo a tu rancho para que nos esperes en tu casa-
-Bien, la cuota es por día y el check-in a las 6am, te quiero tonto-
Colgué porque Rick me fusilaba con la mirada. Oscar vivía en Guadalajara pero de vez en cuando el y su novia me frecuentaban.
El Dr. Sánchez salió de su comida con su familia y de ahí nos fuimos a una reunión en el congreso, esta vez Rick y yo estuvimos detrás de él todo el tiempo, había rumores de políticos inconformes y tratábamos de evitar cualquier altercado.
Por la noche lo regresamos a la residencia oficial y me fui a dormir a mi casa, estaba agotada.
La mañana siguiente al llegar a la oficina presidencial, Sánchez nos pidió a Ricardo y a mí que habláramos con el, presentía que prono habría una tremenda guerra y deseaba que pusiéramos énfasis en el cuidado de su familia.
-Ustedes dos son mi personal de confianza, además de unos excelentes abogados y admirable equipo de seguridad- Sánchez estaba algo tenso- por eso necesito que cuiden de mi familia, necesito que pongan todo de ustedes, sé que no me defraudarán- Mi compañero y yo nos limitamos a escuchar.
-Ricardo, espera a Laura afuera, por favor- continuó- mira Laura- Rick ya estaba por sale del lugar- son tiempos complicados, estaba pensando en enviar al extranjero a mis hijas para evitar un posible atentado o algo así, por desgracia sabemos que no son muy queridas por el pueblo, en especial Karla, tiene un iman para atraer escándalos-respiró lentamente- necesito que me busques una universidad en Estados Unidos, donde Karla pueda hacer una maestría y llevar una vida lejana a todo esto-
-Señor ¿cómo va a convencerla de irse?- estaba desconcertada.
-No lo sé- empuñó sus manos sobre el escritorio- Vega, eres muy capaz, sé que serás de gran utilidad para convencer a Karla, al final de cuentas, comparten profesión, tú sabes cómo motivarla-
-señor, primero lo primero, déjeme buscarle algunas opciones y vemos qué pasa con su hija-
-Excelente Vega, lo dejo en tus manos-
Salí de la oficina , Sánchez era un tipo de carácter fuerte, no llegaba a las cinco décadas, y honestamente jamás lo había mirado así de tenso.
El día transcurrió de forma tranquila, por la noche al llegar a casa me puse a investigar la encomienda del presidente, Karla era una chica terca, sólo por joder a su padre hacía justo lo contrario de lo que él quería, andaba en muchos escándalos, a mi juicio, por no trabajar. Mi hermano llegó a casa a eso de las 11pm los saludé y les propuse ir a cenar, fuimos caminando a una taquería que estaba cerca, Alejandra y Oscar querían ubicar el auditorio nacional porque el fin de semana irían a un concierto, estaba a unas calles, prometí llevarlos al día siguiente. De regreso a casa, alcancé a ver un vehículo que creí conocido, Julia estaba entrando al estacionamiento del edificio.
Nos acercamos y se saludaron como siempre, luego Julia me besó desesperadamente, su aliento tenía un poco de alcohol y era martes, al día siguiente trabajaba, lo dejé pasar esperando hablarlo más tarde con ella. Subimos a mi piso y Oscar y Julia estuvieron platicando en la sala mientras le ayudaba a Alejandra a instalarse en la otra habitación de mi apartamento, platicamos un poco hasta que Julia y Oscar entraron a la habitación. Julia se recostó en la cama a mi lado y me abrazó mientras Oscar besaba a Alejandra, Julia se levantó y me invitó a hacer lo mismo.
-Los dejamos solitos eh…- Julia hizo como si fuera de puntillas- no griten mucho o serán competencias- me tomó de la mano y salimos de la habitación y nos fuimos a la mía.
Antes de abrir la puerta Julia me recargó contra la puerta y me empezó a besar el cuello, mi temperatura se elevó de inmediato, la tomé del cabello y la besé dulcemente en los labios, luego, el beso subió de tono.
Su lengua peleaba contra la mía, a ratos la pelea tenía lugar en su boca y a ratos en la mía y aunque teníamos mucho de qué hablar, esa noche decidí que las palabras sobrarían, al menos por unas horas.
Abrí la puerta y entramos en mi habitación, Julia me tomó de la cintura y me recargó contra la pared, subió una de mis manos y continuaba besándome, lentamente empezó a besarme el cuello, enredaba sus manos en mi cabello y lo jalaba con delicadeza. Coloque mis manos en su cadera, baje presionando su piel hasta llegar a sus glúteos, deseaba todo de ella en ese momento.
Me tomó de las piernas y me hizo dar un brinco para acomodarlas en su cintura, me tenía suspendida en la pared, mis piernas rodeaban su cadera y mis brazos hacían prisionera su cabeza, Julia comenzó con un rítmico vaivén que rápidamente provoco choques eléctricos en mi columna vertebral y cosquilleo en mi vientre. Nuestras respiraciones estaban alteradas, nos movimos unos minutos así mientras ambas disfrutábamos, a ratos soltaba pequeños gemidos en el oído de Julia, ella se limitaba a contener la respiración, sus manos me recorrían de arriba a abajo, con gran habilidad me tocaba, sabía exactamente dónde y como hacerlo.
Me sostuvo con fuerza y nos fuimos a la cama, se sentó al borde de esta y quede a horcajadas sobre ella, me tomó por la cintura y siguió ese delicioso vaivén, mis senos rozaban con los suyos, gemía más fuerte, necesitaba más de ella, quería acabar en ese mismo instante. Julia me quitó la blusa y el sostén en un dos por tres, se quitó lo suyo y nuestros senos chocaron, eso me provocó aún más placer, cambiaba el ritmo del vaivén, iba rápido y luego lento, ahogue mis gemidos en su cuello, ella tomó uno de mis senos y se lo llevó a la boca, me miraba con lujuria, ambas sabíamos lo que deseábamos, aunque yo estaba cerca de lograrlo y parecía que sería con ropa.
Mi entrepierna estaba más que húmeda, la deseaba ahí en ese momento, Julia lo sabía, me dio vuelta y quedo sobre mi, rápidamente bajo el cierre de mi pantalón, que se encontraba en mi trasero, obscenamente me acarició las nalgas y me bajo de un tirón el pantalón, separe las piernas y ella se puso encima de mi,.
Por la mañana Julia se quedo dormida en mi cama, yo tuve que irme temprano al trabajo.