La hija de mi vecina
Ella nos había visto y quiso probar lo que la madre había probado. Lo que me dijo al final me dejo perplejo.
Ante todo pedir disculpas por mi tardanza en seguir escribiendo. Espero que les guste este relato y un par de ellos que vendrán más adelante.
Como recordareis, sino leed mi vecina 7, creí haber visto a su hija de 20 años mirándonos a los tres.
Con ella desde chica siempre he tenido buenas conversaciones y es muy risueña. Yo la veo como una niña, bueno la veía, ya con sus 20 años, su cuerpo se ha transformado y a raíz de ese día empecé a verlas con otros ojos.
Un día me le encontré en las escaleras, mientras iba a la azotea (si esa azotea hablara), lie pregunte por los estudios y algunas cosas triviales. Al preguntarle si ya tenía novio me contestó: “Ahí estamos, a ver si consigo, pero es más mayor que yo” y se fue. Ella iba vestida con un chándal y una camiseta de deportes. Al rato me la veo en la azotea, pero con una ropa totalmente diferente, nunca la había visto así, un pantalón super corto y camiseta ancha de tirantas, como las de baloncesto, pero metida en parte por el pantalón. Me pareció extraño verla así. Ella nunca subía a tender. Es más al agacharse para coger la ropa no se ponía la mano en la camiseta dejándome verle los pechos, se les veía jóvenes, turgentes y duritos. El pezón se le veía duro. Yo no paraba de mirarla y creo que se dio cuenta, porque me sonrió y miro su camiseta. En ese momento me acorde de aquella noche, me estaría poniendo a prueba.
Al marcharse se giró y me dijo: “¿Te ha gustado?”
A lo cual yo le respondí: “Claro a nadie le amargan un buen dulce, y ¿a ti te gusto lo que viste?
Eso no se lo esperaba, me miro y ví como se puso roja y se marchó.
Estando en mi casa descansando recibo un whasapt de un numero desconocido para mí, que me decía: “He cogido tú número del teléfono de mi padre”
“Y sí me gustó mucho”
Ya sabía quién era, en ese momento supe que ella tenía ganas también de recibir o de ver.
Le respondí: “¿Se lo vas a contar a tú padre o prefieres volver a ver o mejor participar?”
“Ya te diré” fue lo que contesto. De momento sabía que no se lo diría al padre.
Me puse a maquinar como podría hacer para verla desnuda o disfrutar de ella. Lo complicado sería que Loli me viese con ella, pero quien sabe.
Por la tarde noche fui a recoger lo tendido, al subir solo estaba mi ropa. Así que le mande un whasapt, “Sí estas en casa ve a la cocina y mira para arriba”. Al cabo de un momento la ví, me miro y me sonrió. Le mandé un whasapt y le dije: “Déjame verlas”. Puso cara de asombro y me escribió: “Esta mi padre y mi hermano”. A lo que le contesté: “Mejor más morbo y excitación, ¿no?”. Me miro y se fue bajando poco a poco la camiseta, mirando para atrás por si veía u oía algo. Cuando hubo dejado sus pechos al desnudo, me miro sonrió y empezó a acariciárselos. Fue poco tiempo porque el padre la llamo, se subió la camiseta y se fue, toda colorada.
Esa noche estaba relajado viendo una peli, cuando recibo un whasapt de ella que me decía: “Sube dentro de unos 15 minutos, no hagas ruido y disfruta del espectáculo”
Me quede extrañado, no sé a qué se referiría, pero pronto lo averiguaría. A los 15 minutos subí sin hacer ruido y al salir oí voces que decían: “¿No nos verán?” y alguien que respondió, la hija de Loli: “Mis padres están fuera cenando y los vecinos a estas horas no suben y si lo hacen encienden la luz y la veríamos”. Eran voces femeninas, ella estaba con una amiga, con cuidado volví para ver y me quedé impresionado. Allí estaban las dos semidesnudas acariciándose y besándose. La hija de mi vecina no hacía más que mirar por si me veía, al verme me sonrió y le dijo a su amiga: “Cierra los ojos y disfruta”. Y comenzó a morderle los pechos mientras sus manos entraban dentro de la braguita y hundía un dedito dentro de la vagina, la otra no se hice de rogar y gimió posesa. Cuando le bajo las bragas comenzó a lamerle la vagina, se veía con la luna llena que no era una experta como su madre, pero no lo hacía mal, la amiga no paraba de gemir y de decir que se estaba corriendo. Cuando se cambiaron, ella se puso mirándome a mí y la amiga me enseñaba su culito, Me saqué mi polla y me puse a masturbarme mientras las veía, ella me miraba y disfrutaba como su amiga le lamia los pezones duros y el coñito. Cuando noté que ella estaba a punto de llegar a su gran orgasmo, me fui y encendí la luz de la escalera. Al cabo de un minuto hice como el que iba a tender algo y me las encontré a las dos acaloradas pero vestidas. Las salude, la mire y le sonreí. Ella me puso cara de pocos amigos.
Al llegar a casa recibí un whasapt: “Me has cortado el mío grande, eso no se hace”
Me atreví a decirle: “Pues si quieres tenerlo ven”, al mismo tiempo que le mandaba recibía uno que decía: “Te gusto lo que viste”
Le dije: “Sí”
Al rato recibí la respuesta: “Mi amiga se queda a dormir aquí, sino bajaba para que tú terminases el trabajo que has cortado”
“Cuando quieras, por aquí estaré”
Ya había comenzado el juego, a ver hasta donde me llevaba, sí ella quería se llegaría al final, sino hasta donde ella quisiese.
A eso de las 8 de la mañana recibí un whasapt: “Mi amiga se va dentro de un rato, puedo bajar o subimos”
“¿Y tus padres?”
“Dormidos ayer llegaron super tarde”
“Pues lo que quieras”
Al cabo de un rato me llego su respuesta: “Subiré en unos 10 minutos”
Al leer eso, me levante fui al baño y subí a la azotea. Ella no había llegado, cuando me puse a mirar si estaba en la ventana de la cocina oí que me decía: “Hola”
Me volví y la ví, traía un pijama fino donde se podían apreciar sus duros pezones. Me acerqué a ella y le dije: “estas dispuesta”
“Sí” me contesto
Me acerque a ella y le baje una tiranta del pijama y después la otra, dejando sus pechos al descubierto. Lentamente fui bajando mi mano hasta rozar su precioso pecho, noté como se estremeció y cerró los ojos. Mis manos abarcaron sus pechos y comencé a acariciarlos, mi boca fue bajando hasta llegar a su pezón duro, sus pechos estaban tiernos y turgentes. Cuando noto mi lengua en su pezón gimió y note olor a hembra, se había corrido. Cuando me fui para el otro lo mordisqueé un poco y con mi mano acariciaba el otro, estaba gimiendo notaba que se lo estaba comiendo con dulzura y suavidad. Cuando mi mano estaba a punto de meterse por debajo de su pantalón del pijama, oímos como su madre la llamaba. Se puso nerviosa se subió la camiseta y se fue corriendo para su piso. Yo me quede un rato en la azotea pensando en lo que había pasado, después baje y me quede en el piso. Al rato recibí un mensaje de ella: “Ha sido genial, me he corrido tres veces sin tocarme apenas uffffff, las bragas las tenía mojadas”
Lo que me dijo después me dejo de cuadros, pero sonreí.
“Me gustaría perder la virginidad contigo”