La hija de mi primo

Tuve sexo con la hija de mi primo...

La hija de mi primo

Antes de empezar el relato, les anticipo que todo lo que voy contar es real.

Todo comenzó de la manera más inocente, no hubo planificación alguna, solo sucedió.

En aquel entonces contaba con treinta y seis años. Físicamente pues mido 1,70, metros. Tez clara, pelo negro, pesaba como 150 libras. No tengo un físico espectacular, ni soy extremadamente guapo, pero me doy modos para llamar la atención de una mujer cuando esta me gusta, y he llegado a más de una base, si me entienden lo que quiero decir. En Cuanto a mi miembro, lo medí, antes de decidirme a contar esta historia, mide 16 centímetros, de largo y de diámetro 13 centímetros, en la cabeza del glande. Ya se que no es como los de de los actores de las películas porno, pero con él he podido satisfacer a las mujeres con las que he estado.

El día en cuestión yo había ido a visitar, fui a visitar a mi primo, que hijo del hermano de mi padre. El tiene 38 años. El tener casi misma edad, ha hecho que siempre nos llevemos bien y6 compartamos muchas cosas. Y siempre que podemos, salimos juntos o armamos programas con nuestras respectivas familias. Como decía lo fui a visitar con la intención de organizar algo para el fin de semana. Lamé a su puerta y salió su hija llamada Verónica, todos le decíamos Vero . Yo por hacerla rabiar le decía monstra

-Hola monstra , ¿está tu papá?

-No –respondió, sin ocultar el disgusto que le producía que la llamara así. – Me llamo Verónica, para ti, Señorita Verónica . Aún no llega, pero quizá no tarde, pasa si quieres esperarlo.

Entré siguiéndola, fui a sala y me senté con la esperanza de que mi primo no tardara mucho. Verónica estaba vestida como cualquier muchacha de su edad (19 años): tenía una camiseta de manga corta que le llegaba hasta más debajo de la cadera y traía vestía un pantalón jeen algo flojo pero muy cómodo para estar en casa y calzaba unas zapatillas de lona. Su pelo estaba recogido en una cola. Físicamente pues mide uno setenta, tiene un cuero muy bien definido, curvilíneo. Pechos medianos, un trasero redondito. Rostro tez clara, ojos cafés, pelo color castaño oscuro, bonita.

Con toda naturalidad comencé a hojear las revistas que estaban bajo la mesa de la sala. Estuve así por varios minutos hasta que tropecé con una revista de modas de esas gruesas que se las halla en las modisterías o en las sastrerías, la estaba revisando, y me encontré con la sección de ropa interior desde para hombres y para mujeres hasta para niños y adolescentes. De pronto escucho la voz de Vero que me dice: –Ya debes estar caliente viendo a las mujeres así.

-¿Y tú que sabes de calenturas?

-Lo suficiente –A la vez que hablaba se sentó frente a mí

-¿A qué te refieres con eso de lo ‘suficiente’?

-Pues a eso, a que te calientas viendo a las mujeres así

-¿Sabes qué quiere decir estar caliente?

-Que cuando les ves a sí a las mujeres, tienes ganas de hacerles cosas. –Me responde algo inquieta.

Prosigo hojeando otra revista, una de medicina, de pronto aparece un hombre desnudo.

-¿Todos los hombres lo tienen así? ¿Peludo?

-Pues si, más o menos.

-¿Tú tienes bastantes pelos ahí abajo?

-Más o menos

-¿Me muestras?

Estoy conciente de que estamos yendo demasiado lejos, pero ya estoy muy excitado, como para detenerme, así que me abro la cremallera y le enseño mi vellosidad púbica. Cuidando de no enseñarle mi órgano genital para picar su curiosidad. Y da resultado, por que ella pide ver todo:

-Si ya me has enseñado eso, déjame verlo todo –dice impaciente

-Haber monstrita , yo te dejo ver todo, pero luego tú también me lo haces ver, ¿trato hecho?

-Bueno, pero ya déjame ver

Sin hacerme repetir, me bajo el pantalón y el calzoncillo de una sola vez y queda ante sus ojos mi falo totalmente erecto. Ella lo mira con los ojos muy abiertos, se acerca hasta casi tocarlo. Rompo su embelesamiento al informarle:

-Chiquita, ahora te toca a ti.

Se levanta y va a la puerta, pone el seguro y viene hacia a mí: ¿Me prometes que le no vas a contar de esto a nadie?

-Eso ni se pregunta, pero que estés tranquila, no se lo diré a nadie.

Se para frente a mí, luego de vencer la última duda, se desabotona el pantalón y su braga los deja caer, estos quedan a la altura de sus tobillos, luego se levanta su blusa dejando al descubierto un pequeño mechón púbico. La atraigo hacia a mí y sin pensarlo dos veces, la tiro en el sofá, la termino de despojar de sus prendas inferiores y comienzo a hacerle una mamada a su vagina que de por si ya está húmeda. Por dejo a orina, se nota ya que no estaba preparada para tener sexo, pero aún sabe deliciosa. Puedo percibir los movimientos de su pelvis alrededor de mi lengua. Siento como su mano poco a poco se va apoderando de mi miembro, lo va descubriendo con su mano, llega hasta el glande, lo acaricia, luego vuelve a recorrer hasta llegar a los testículos.

La acomodo en el sofá y me pongo entre sus piernas con la intención de penetrarla, pero me detiene algo temerosa:

-Despacio, por favor, es mi primera vez.

-Está bien, lo haré con cuidado.

Dirijo la punta de mi falo a la entrada de su gruta y poco a poquito se la voy introduciendo, hasta que la punta desaparece. No hay mucha dificultad en la penetración ya que está completamente lubricada. No llego muy lejos, por cuanto me topo con su himen. Vero me mira algo inquieta, solo en ese momento reparo en sus senos, meto mis manos por debajo de la camiseta hasta llegar a ellos, los estrujo. Los estiro, juego con ellos hasta que siento que la tensión en sus paredes vaginales ha disminuido, entonces de un solo empujón se la meto toda hasta los güevos tocan sus glúteos. Un quejido rompe el silencio. Me quedo quieto con todo mi miembro dentro de ella, esperando a que su cuerpo se acostumbre a mi verga. Cuando siento que la tensión en sus paredes a disminuido, inicio un lento movimiento de adentro hacia fuera. Se lo saco hasta la mitad y se lo vuelvo a meter, voy acrecentando la velocidad de los movimientos de miembro dentro de ella. Vero con los ojos cerrados, me abraza muy fuerte y se pega a mí comienza a mover su pelvis al compás de mis movimientos, nuestras resp0iraciones se van haciendo cada vez más agitadas.

-Dame más. –Dice en mi oído.

Por toda respuesta acelero mis movimientos, ahora ya no solo son solo de adentro hacia fuera, sino en círculos.

-¿Te gusta, mi chiquita? –Le pregunto

-Es riquísimo, muévete más que me haces sentir rico.

Con este moviendo siento que ya no demoro venirme, no me puedo controlar y siento cono el semen sale urgente de mi pito he inunda su cueva de amor y ella se abraza más fuertemente a mí y llega también a un orgasmo.

Se lo saco de su sexo y puedo observar como hay algo de sangre en mi pene, pero casi nada. Nos besamos y luego algunos segundos ellas se levanta, recoge su rora y se va rumbo a su dormitorio. Yo igual me incorporo y me dirijo al baño, me aseo un poco, y luego me arreglo la rora, regreso a la sala.

Luego de algunos minutos llega mi primo. Me cuesta trabajo mirarle a la cara después de lo sucedido con su hija.

Durante todo el tiempo que estuve en la casa Vero no salió de su dormitorio. Nunca más volví a tener sexo con Vero , tampoco nuestras relaciones sufrieron algún cambio.

Escriban sus comentarios. Que les vaya Bien.

Mi correo es manucovi210@hotmail.com . Soy de Quito, Ecuador, actualmente vivo en este mismo lugar.