La hija de mi prima. 1ª parte.

Como empecé a conquistar a una joven de 18 años.

Hola, mi nombre es Natalia. Aunque llevo tiempo leyendo relatos en esta página, es la primera vez que escribo; a ver qué tal.

Comenzaré explicando que soy una mujer felizmente casada y con dos hijas. Tengo 37 años y por describirme un poco, soy una mujer normal, 1.67 piel morena, pelo largo también moreno, con un cuerpo normalito y acorde a mi edad, aunque procuro cuidarme un poco comiendo sano y con algo de deporte. Físicamente me veo bien y aunque no soy la típica mujer de cuerpo escultural que suelen describirse en los relatos, me gusta vestir de forma sugerente y sexy, sin resultar demasiado descarada, pero luciendo mi cuerpo con ropas ajustadas, vestidos cortos y minifaldas, uso mucho la minifalda en cualquier época del año, me encanta.

Y ahora paso a contaros lo que siempre he ocultado y llevado en secreto desde adolescente, pero que es algo de lo que no me avergüenzo y además disfruto. Como decía, desde joven empecé a darme cuenta que sentía atracción tanto por los chicos como por las chicas, no me consideraba lesbiana ni bisexual, de hecho siempre he tenido novios y terminé casada. Pero no podía evitar fijarme en las chicas, sobre todo en mis amigas, ya que empezábamos a desarrollar y nuestros cuerpos se formaban cada vez más bonitos.

Era normal verme en situaciones en las que podía observar perfectamente a mis amigas tanto en ropa interior como desnudas en algunos casos. Esto sucedía cuando quedábamos en casa de alguna, bien fuera para salir,  porque iba a buscarlas para algo o incluso algún fin de semana que dormíamos unas en casas de otras. Nunca perdía la oportunidad para deleitarme viéndolas cuando se cambiaban de ropa delante de mí, cuando estábamos en bikini en la piscina, cuando íbamos juntas al servicio en los centros comerciales o bares....

Pero esa época la saltaré y me situaré unos años más adelante, estando ya casada; para este relato. Fue durante mi primer embarazo, entonces tenía 31 años y andaba ya por el séptimo mes de gestación. Tenemos una casa en una urbanización a las afueras del pueblo, con un amplio jardín en la zona posterior y piscina. Era por el mes de julio y me pasaba buena parte de las tardes relajada en el jardín, tomando el sol, bañándome o leyendo en una tumbona. Mi marido tiene una pequeña empresa y no suele llegar hasta las 8 o 9  de la noche.

Sin proponérmelo, un buen día me surgió una situación que iba a hacer que estuviera más acompañada en mis tardes de piscina. Había visitado a una prima mayor que yo, que vive en mi mismo pueblo, con la cual tengo muy buena relación. Tras un rato de charla y tomarnos un refresco, apareció su hija que acababa de despertarse de la siesta, me saludo con un beso como siempre y se sentó con nosotras. Vestía un pijama de pantalón corto y camiseta de tirantes ajustadito y para mi sorpresa, no llevaba sujetador!!! Aunque es normal que en su casa y sola con su madre, después de levantarse vistiera así, pensé que al estar yo se sentiría incómoda, pero todo lo contrario, actuó con mucha naturalidad sin importarle mi presencia, imagino que pensando que estaba ante su madre y su prima y había confianza.

Casi se me olvidó de que estábamos hablando cuando me di cuenta que me había quedado embobada mirando aquella mujercita de 18 años, con un cuerpo muy bien desarrollado y definido, con sus piernas tan largas, es más alta que yo, delgada de piel blanquita, un culito no muy grande pero redondito, y sus tetas, que si que eran grandes, o al menos eso me parecía a mi teniendo en cuenta su edad y lo delgada que era. Por disimular un poco en la forma que me había quedado observándola, se me ocurrió decirle que estaba muy blanquita y que debía aprovechar el verano para bañarse y tomar el sol y broncearse un poco.

Ana, que es el nombre de la joven, me reprochó que le dijera eso, ya que según ella, para mí era muy fácil hacer eso teniendo piscina propia, pero para ella que vivían en un piso, la única opción que tenia era ir a la piscina pública, ya que tampoco tenía ninguna amiga que dispusiera de piscina y no le agradaba mucho ir a la piscina pública con tanta gente y niños por todos lados. Fue entonces cuando le dije que eso no era así, que si quería podía ir cuando quisiera a mi casa,  yo estaba sola y me haría compañía a la vez que ella podría disfrutar del baño y el sol. Todo esto me salió sin pensar en que yo también disfrutaría a mi manera de ella, y cuando me dijo que estaba de acuerdo y que empezaría a ir de vez en cuando, fue cuando me di cuenta de la suerte  que iba a tener de poder verla en bikini en mi casa, sin nadie que nos molestara.

Unos días después de aquello, Ana me llamó para decirme que si podía pasarse esa tarde por casa a bañarse, a lo que le contesté que no había ningún problema y que no hacía falta que me llamara, podía ir cuando quisiera. Sobre las 4 de la tarde llegó Ana, me dio un beso y me acarició la barriga preguntándome como

llevaba el embarazo y haciendo comentarios sobre mi ya abultada tripa. Le dije que iba a mi habitación a ponerme el bikini y que ella se cambiara en el baño, a lo que me dijo que no hacía falta ya que lo traía puesto debajo de la ropa. La ropa!!! pensé yo, esa camiseta ancha y cortada por debajo del pecho, mostrando su vientre plano y una minifalda vaquera con unas sandalias,

se le veía muy sexy.

Cuando salí al jardín, ella estaba ya en bikini, un conjunto color negro, que resaltaba sobre su piel blanquecina, una imagen que me causo un escalofrío solo de verla allí de pie, poniéndose una goma en el pelo, que lo tiene muy largo, para hacerse una cola. Disimulé y me acerqué con naturalidad, ella al verme exclamó un "Dios miooo!!!" al verme la barriga al descubierto y me dijo que parecía tener menos tripa con la ropa de la que en realidad tenía. Volvió a poner sus manos en la barriga, decía que nunca había visto una al natural, y me daba pequeñas caricias en círculos mientras yo miraba sus manos y sentía una sensación entre relajamiento y excitación. Una vez que terminó de acariciarme, me senté en la tumbona y saqué el protector solar para comenzar a dármelo por los brazos, ella que también estaba sentada, me miraba y me decía que si no me costaba trabajo con la barriga para darme el protector por algunas zonas. Le dije que un poco, pero no tenía más remedio estando sola.

-Pues ahora no estás sola!!!

Me dijo mientras se acercaba a mí.

-Dame el protector que ya te lo echo yo. Venga túmbate.

Yo sin decir palabra, me recosté de lado sobre la tumbona, ya que boca abajo me era imposible, y ella comenzó a extenderme el protector por la espalda, con mucha tranquilidad, como si de un masaje se tratara. Yo disfrutaba el pequeño masaje pensando en cómo se estaba desarrollando todo, sin yo planear ni proponer nada, solo dejándome llevar por las circunstancias de la situación. Terminada la espalda y hombros bajo a las piernas, sobre la que no estaba recostada, me lo extendía a lo largo de la pierna y subía hasta el mismo filo del bikini, yo me sentía en una nube, comenzaba a excitarme, pero era la hija de mi prima y no quería que se diera cuenta de nada, yo le hablaba para disimular, mientras ella seguía y me decía que me diera la vuelta.

-Ya solo te queda por delante, - dijo.

-Tranquila, si quieres ya sigo yo, aquí puedo hacerlo bien. - Le contesté pensando en que no quería eso, quería que siguiera ella, no quería terminar esas caricias que me estaba dando.

-Es igual, ya que he empezado termino, además, sabes que me gusta tocarte la barriguita y ahora no voy a perder la oportunidad.

-Como quieras, -

Dije mientras imaginaba que pensaría Ana de mí si supiera lo que estaba sintiendo en esos momentos mientras recorría todo mi cuerpo aplicándome el protector.

Comenzó por las piernas, estaba de rodillas sobre la tumbona, entre mis pies, mientras yo la observaba, ahora desde una posición privilegiada, podía ver sus tetas sujetas por el diminuto bikini, que al estar ella con el cuerpo inclinado hacia abajo, proporcionaban unas vistas inmejorables de su escote. Me estaba sintiendo acalorada ante semejante visión, cuando siento sus manos acercarse a la parte más alta de los muslos, rozando el bikini, no dejaba ni un centímetro sin aplicar el protector, parecía como si le gustase hacerlo, por la forma tan delicada y pausada en que lo hacía. Yo tratando de parecer ajena a esas caricias, le dije que ya sólo le quedaba la tripa, al que directamente cambió, echándome la crema y comenzando a extenderla con mucha más delicadeza aún de lo que lo había hecho con el resto de mi cuerpo.

Sus manos impregnadas de crema recorrían todo lo que dejaba al descubierto entre la parte superior e inferior del bikini, hasta que se echó un poco más de crema sobre una de sus manos y comenzó a frotarme desde el cuello hacia abajo, tocando la parte interior de mis tetas que quedaban fuera del bikini. Cerré los ojos para disfrutar el momento, cuando de repente me dice:

-Vaya tetazas se te han puesto con el embarazo, Natalia!!!

-Buenooo…. Ya ves, algo si que han crecido, tanto se nota??. –Dije abriendo los ojos y un poco cortada, no esperando ese comentario.

-Pues claro que se nota, ya me había dado cuenta, pero es que en bikini se ven mucho mejor.

Aquello me dejó un poco confusa, me estaba diciendo que se fijaba en mí? que ya me había observado antes las tetas? Ese comentario era en plan inocente, o era algo más?? O acaso era todo imaginación mía y ella sólo había hecho un comentario normal entre mujeres? Reaccione con naturalidad, pensando que esto último y contesté:

-Pues sí, la verdad es que han aumentado bastante, y espero que no lo hagan mucho más, no estoy acostumbrada a verme así y hasta me resultan exageradas. Y tú no te quejes, que tienes unas tetas bien grandes para tu edad.

No me podía creer que hubiera dicho esto último, creo que me puse roja y dije rápidamente antes de que ella pudiera contestar:

-Y ahora te toca a ti, que tanto hablar te has olvidado de que llevas un buen rato al sol y aún no te has puesto protector.

-Es verdad, además yo me quemo con facilidad.

Se fue a su tumbona y comenzó a aplicarse la crema por las piernas. Yo la miraba fijamente, mientras ella, ajena mis miradas terminó las piernas, soltó el bote de protector y se llevó la mano al nudo de la parte de arriba del bikini para desabrochárselo, a la vez que se giraba para decirme:

-Espero que no te importe, pero prefiero quitarme la parte de arriba, que no me gusta que se me quede marca.

Importarme??? Estaba a punto de poder verle las tetas que tantas veces había imaginado y me preguntaba que si me importaba?

“Por mí, puedes desnudarte entera”, es lo que me dieron ganas de contestarle, aunque me contuve y le dije con naturalidad, aunque con mi entrepierna ya húmeda de pensar lo que iba a ver, que se lo quitara sin problema, que había confianza y que no temiera por los vecinos, que no podían verla desde ninguna posición de las casas de alrededor.

No había terminado de decírselo y ya estaba Ana con sus tetas al descubierto, eran unas tetas perfectas, redonditas y firmes, blancas como el resto de su piel y unos pezones pequeños y rosados. Me puse las gafas de sol para intentar disimular, ya que era incapaz de quitarle la vista de encima, así incluso podía mirarla con más atrevimiento sin que se diera cuenta. Se daba crema por todas partes, primero la cara, el cuello, los brazos… para seguir por el vientre y las tetas, se masajeaba con delicadeza las tetas, como si estuviera leyendo mis pensamientos, que suplicaban que no parara nunca de tocarse, mientras yo la observaba y me excitaba con esa visión.

-Me ayudas con la espalda? –Me dijo mirándome mientras una de sus manos aún daba el último masaje entre sus tetas.

-Claro, pero ven y siéntate delante de mí para estar yo más cómoda. –Dije mientras me incorporaba y me sentaba a horcajadas en la tumbona y ella hacía lo mismo justo a unos centímetros delante mía.

Le eché la crema, en abundancia y comencé a extendérsela por toda la espalda, ella me hablaba algo sobre unas compras que quería hacer al día siguiente, yo solo la escuchaba mientras me deleitaba acariciando su piel suave, que me estaba haciendo humedecer la entrepierna, subía y bajaba por la espalda, y en cada recorrido alargaba un poco más los dedos para notar donde acababan sus tetas en el costado, era maravilloso, casi las rozaba, las sentía a unos milímetros de mis dedos, pero no me atrevía a llegar más allá.

-Bueno, creo que ya está. –Le dije dándole una palmadita en el muslo para que se levantara.

-Te dejo un momento que tengo que ir al baño, ya sabes; las embarazadas y la orina.

Es verdad que necesitaba ir al baño, pero no sólo a orinar, estaba tan excitada que necesitaba desahogarme, o terminaría lanzándome sobre Ana, porque haberla tenido medio desnuda entre mis brazos era algo superior a mis fuerzas. Necesitaba tranquilizarme, así que una vez termine de orinar y me limpié, cerré la tapa y me senté de nuevo sobre ella, con las piernas abiertas, el bikini por los tobillos y me llevé la mano a mi sexo que lo tenía húmedo. Empecé a acariciarme con una mano, mientras con la otra la introducía por dentro del bikini y me tocaba el pecho imaginándome que eran los de Ana, tenía la imagen de ella muy reciente y podía verla perfectamente con los ojos cerrados. Estaba tan excitada que sabía que esas caricias que me estaba dando no iban a durar mucho, por lo que aceleré el ritmo para acabar en un intenso orgasmo que me dejo exhausta.

Me recompuse lo mejor que pude y salí de nuevo al jardín. Al mirar a donde dejé Ana, vi que no estaba allí. Se había metido en la piscina.

-No aguantaba el calor, no he podido esperar a que absorba el protector.

Allí estaba Ana, esa dulce jovencita 13 años menor que yo, que me había provocado un gran orgasmo sin saberlo….

CONTINUARÁ......