La hija de Lola 7

El final de una etapa.

"¿No me vas a perdonar nunca?" – Murphy miró a Carolina a los ojos y se dejó caer en su sillón.

"No lo se… no me das demasiados motivos para perdonarte."

"Carol, yo no quiero estar con Lola."

"¿Entonces por qué está en tu casa?"

"No está en mi casa… está en el hotel. Es la madre de Noa…"

"Y dale… que me da igual que sea la madre de Noa… no me gusta que esté tan cerca de ti, me pone nerviosa."

"¿Nerviosa o celosa?"

"Vete a la mierda Murphy… sabes, ya me estoy empezando a cansar de estas tonterías. Ya tengo una edad para andar con amoríos tortuosos."

"Nuestra relación no es tortuosa…"

"Para ti quizás no, pero para mi lo es. ¿No te das cuenta de que estoy a la sombra de tu ex?"

"Tu no estás a la sombra de nadie cariño…"

"No me llames cariño… ahora mismo me caes muy mal y no tengo ganas de aguantarte… va a ser mejor que me vaya."

"No quiero que te vayas…"

"¿Quieres que me quede aquí para ver como haces añicos mi corazón?"

"No voy a hacer añicos tu corazón. Carol, por favor."

"Creo que esto es algo que tienes que resolver tu solita Murphy. Pero no pienses que luego me vas a encontrar esperándote mientras te caliento la cama."

"¿Crees que solo eres eso para mí? ¿La que me calienta la cama?"

"No, no lo creo… pero, entiéndeme Murphy, has traído a nuestra casa a tu amante… eso es difícil de entender."

"Te recuerdo que fuiste tu la que la invitó… aunque luego cambiaste de opinión. ¿No has visto que contenta estaba Noa?"

"Noa no está tan contenta como tú crees… ¿eres tan egoísta como para no darte cuenta? Solo piensas en ti…"

"Carol, no tengo ganas de discutir contigo, en serio… no se si realmente piensas lo que me estás diciendo… yo creo que estás sacando las cosas un poco de quicio. Además, te agradecería que le diéramos la fiesta en paz a Noa."

"Deja de escudarte Murphy… cuando no te gusta lo que oyes pones a Noa delante para que los golpes no te alcancen."

"Vas a tener razón… es mejor que te vayas."

"Y ahora tienes la cara dura de echarme… no se como me pude enamorar de ti." – Murphy se puso de pie y miró al cielo para enjuagar las lágrimas que luchaban por salir de sus ojos.

"Solo te lo voy a decir esta vez… luego haz lo que quieras: Carol, te quiero… de verdad que te quiero… y yo soy la primera sorprendida en que en mí se haya despertado este sentimiento. Pero también Lola forma parte de mi vida… igual que Noa. No me escudo en ella… solo quiero solucionar el lío en el que yo solita me he metido."

"En el que te has metido solita y nos has arrastrado a todas…"

"Me equivoqué… y lo siento mucho. Pero, por mucho que lo intente, eso no va a cambiar porque ya pasó."

"Y tientas de nuevo al destino para demostrarte lo fuerte que eres… ya… no nací ayer Murphy… Lola es una mujer muy guapa… y muy atractiva…"

"Lo se, pero en ella no pienso todos los días."

"Y, ¿en mí si?" – Murphy asintió con la cabeza mientras Carolina se mordía el labio para no romper a llorar. – "No puedo creerte… no viendo como la miras…"

"No puedo ocultar que la quiero mucho y que la echaba de menos…"

"No se si te das cuenta de lo mucho que tus palabras me hieren." – Murphy asintió con la cabeza y dos lágrimas rodaron por sus mejillas. – "¿Por qué me dices que me quieres y luego me dices que la echabas de menos?"

"Porque Lola y yo nos conocemos desde hace muchos años y fuimos amigas antes que nada…"

"Una amiga que te utiliza… que te utilizó…"

"Por eso no quiero estar con ella."

"Ya… y no quieres perder a tu segundo plato…"

"No eres un segundo plato…"

"No te entiendo Murphy. Pensé que ya te conocía y que te entendía… pero no es así y me canso de intentarlo."

"Pues entonces deja de intentar entenderme y pregúntame… escúchame. Nunca podría ocultarte nada… no te puedo mentir, eres demasiado lista."

"No se si quiero escucharte… me da la sensación de que solo dices tonterías."

La puerta se abrió y, como si estuviera en su propia casa, Lola entró en aquella habitación sin haber sido invitada. Murphy respiró profundamente y agachó la cabeza. Carolina cerró fuerte los puños y miró desafiante a la recién llegada que le aguantaba la mirada con una sarcástica sonrisa.

"No quiero interrumpir vuestra discusión… pero es que se os escucha por toda la casa."

"No sabía que ya habíais vuelto… lo siento."

"No te preocupes… yo ya me iba." – dijo Carolina recogiendo su abrigo.

"Carol, por favor… no te vayas." – le suplicó Murphy.

"Déjalo ya, ¿vale? Estoy cansada. Dadle un beso de mi parte a Noa."

"A mi también me gustaría que te quedases." – dijo Lola con el mismo desafío con el que había entrado. La retaba. Murphy y Carolina se miraron.

"La verdad es que no me apetece nada estar con vosotras dos. No se ni que hago aquí ahora…"

"Yo tampoco lo se…" – dijo Lola intentando disimular mirando hacia un lado. Carolina levantó la cabeza y la miró. Cerró los puños y le entraron ganas de arrearle.

"Tienes suerte de que yo sea más elegante que tú…"

"Si no que…"

"No mereces la pena, Lola…"

"¿Y tú que sabes? ¿Acaso me conoces?"

"¿Y tú a mí? ¿Te has parado a pensar por un momento en donde te estás metiendo?"

"Ya vale…" – Murphy se había quedado sin aliento cuando las vio discutir y ahora trataba de evitar lo que ya estaba pasando.

"Has utilizado a tu hija para meterte de nuevo en la vida de Murphy…"

"Eso no te lo consiento… mi hija no es un juguete…" – Lola se puso muy seria y los ojos se le llenaron de rabia. – "Se que yo no le podía dar lo que tiene ahora… yo no podía…"

"Tu querías aprovechar tu oportunidad y saliste pitando. Dejaste a tu hija con dos desconocidas para que se hicieran cargo de ella… no tienes…"

"Carol…" – Murphy lo intentaba, pero las dos gatas ya habían abierto la caja de Pandora.

"Murphy no es una desconocida… yo sabía que con ella estaría bien…" – las lágrimas corrían descontroladas por las mejillas de Lola.

"La sedujiste y después le empaquetaste a la cría… ¿siempre obtienes así lo que quieres?"

"Mira, mosquita muerta, es muy fácil atacarme con lo que más quiero… pero no voy a dejar que me humilles porque tú te sientas humillada. Si soy capaz de seducir a Murphy es porque ella también se deja seducir… tal vez es que tú no eres suficiente para ella…"

"Ya está bien…" – Murphy seguía intentándolo… pero todas aquellas palabras estaban retumbando en su cabeza. Carolina la miró y vio dolor en sus ojos.

"Fui su primer amor… y ella el mío. Eso no se olvida fácilmente."

"Pero no el único…" – Carolina volvió a mirar a Murphy y se echó a llorar dudando de sus palabras.

"¿Fuiste su primer amor?" - Ninguna de las tres se había dado cuenta de que Noa había estado escuchando la conversación. La chiquilla miraba a las tres adultas y tenía un gesto extraño en la cara. – "¿Y ella el tuyo?"

"Noa…" – Lola estaba en estado de shock ante la presencia de su hija. Dudó un momento. – "Si…"

"¿Te enrollaste con Murphy para que yo me pudiera quedar aquí?" – Noa miró a Murphy con lágrimas en los ojos temiendo la respuesta.

"No fue por eso…"

Las lágrimas de Noa eran casi involuntarias. Lloraba en silencio, como tratando de asimilar y entender todo lo que ocurría a su alrededor sin a penas dar crédito a aquel espectáculo. Murphy la miró y miró también a las otras dos mujeres… en aquella habitación había demasiada gente.

"Esto no tiene que ver contigo… tu no tienes la culpa…" – Carolina no podía dejar de llorar por ella y por si misma.

"¿Por qué me dijiste que Murphy era amiga de papá? ¿Por qué no me dijiste que…?"

"Los tres éramos amigos… y muy jóvenes. Yo me sentía atraída por los dos… y los dos me querían. Me quedé embarazada y decidí que era mejor quedarme con tu padre."

"Pero… ¿no le querías?"

"Claro que le quería Noa, muchísimo… le echo mucho de menos, igual que tú." – Noa seguía sorprendida y seguía teniendo muchas dudas. Miraba a las tres mujeres como si fueran tres desconocidas. – "Pero nunca pude olvidar a Murphy… ni ella a mí."

"Ya conoces la historia…" – fue lo primero que dijo Murphy y lo que más hondo caló en todas las que allí estaban. – "Te la he contado… lo único que no sabías era el nombre… ahora ya lo sabes."

"Me tengo que ir…"

"Noa…" – Lola intentó salir detrás de ella, pero Murphy no la dejó ir.

"Déjala… tenemos que acabar con esto de una vez…" – Lola se soltó con un mal gesto y Carolina intentó recomponerse. – "Las dos sois muy importantes para mí. Os quiero muchísimo… pero ahora mismo me siento como un ratón entre dos gatas..."

"Tu te lo has buscado… aunque dudo que te lo merezcas."

"Por eso mismo… no me lo merezco… y tampoco me lo he buscado. ¿Crees que me gusta esta situación?" – dijo mirando a Lola, respondiendo a su afirmación.

"Se te ha ido de las manos… así que la que sobra, se va…" – dijo Carolina agotada y con ganas de irse a su casa.

"Yo no quiero que te vayas, Carol. Quiero que te quedes conmigo. Te quiero y quiero compartir mi vida contigo… me apetece… tengo ganas…"

"Murphy… es demasiado tarde, estoy cansada…"

"Lola… aunque Carol se vaya no voy a estar contigo." – las dos se sorprendieron ante el valor de Murphy. – "Te quiero mucho y no puedo negar que todavía tienes un cuerpo de escándalo… pero mi vida está aquí… y no la concibo sin ella." – Carolina se echó a llorar y Lola no pudo evitar hacer lo mismo. – "No quiero que eso cambie… ¿me entiendes?"

"He llegado demasiado tarde…"

"Mientras estuviste con Javi yo te respeté… y tu le respetabas porque le querías… Yo quiero a Carol."

"¿La has escuchado?" – Lola miró a Carol y esta asintió con la cabeza. – "Te quiere de verdad…" – Lola sintió la derrota y también una profunda alegría. – "Me alegro de que la quieras… es fuerte y luchadora."

"Lo se…" – dijo Murphy.

"Y es muy guapa… hasta cuando llora." – Lola se acercó a Carol, le acarició la cara y luego se acercó a Murphy y le besó la mejilla. – "Creo que debería hablar con mi hija… os dejo solas."

Murphy se acercó a Carolina y le agarró las manos. Carolina no dejaba de llorar y de mirar a todos lados, todavía no podía mirar a aquella mujer a los ojos.

"Te quiero."

"Ella lo volverá a intentar y entonces que… ¿tendremos que pasar otra vez lo mismo?"

"Carol, te quiero." – Carolina se echa a llorar una vez más. Sabe lo que sienten las dos y eso le da miedo.

"Como me vuelvas a hacer algo así te pego una paliza…" – Carolina esconde su cabeza en el pecho de Murphy y esta la abraza con fuerza.

"Te creo…"

"Es mejor que tengas miedo…"

"Mi mayor miedo es perderte. Te voy a comprar un GPS para tenerte localizada…"

"No me hagas más daño… te quiero mucho…" – Carolina mira de nuevo a Murphy y ve como es ahora la otra la que llora. No hace falta que diga nada y se besan para sellar el acuerdo. – "Será mejor que me de una ducha…"

"¿Puedo ir contigo?"

"Ni lo sueñes… necesito estar un ratito a solas. Me duele mucho la cabeza. Además, deberías estar en el hotel ahora…"

"¿Tengo que ir?"

"Tú verás cariño… eres la cocinera…"

"¿Te veo dentro de un rato?"

"Si… ahora vete a trabajar."

"No se que haría sin ti Carol… y se me hace muy extraño sentir esto. Me haces ser mejor… al menos, yo lo intento."

"Déjame sola anda…" – Carolina se acerca a Murphy y la besa mientras la empuja hacia la puerta.

.

Salí casi tambaleándome… no podía creerme lo que acababa de suceder. No podía ser cierto porque… ¿mamá y Murphy? ¿A mamá le gustaban las chicas? ¿El primer y desastroso amor de Murphy se llamaba Lola?

Mis ojos estaban llenos de lágrimas y me sentía confundida… últimamente estaban pasando cosas bastante extrañas en mi vida y no sabía si sería capaz de asimilarlas todas. Era como si, por primera vez estuviese siendo consciente de uno de los momentos que cambiaría mi vida.

Caminaba hacia el bosque, necesitaba perderme un rato. Me sentía desubicada. Me pareció escuchar mi nombre… pero un montón de cosas estaban bombardeando mi cabeza. En mi memoria retumbaban las palabras de Murphy… aquella chica de la que me había hablado era mamá

Porque mamá también había sido adolescente… y le cambió la vida al quedarse embarazada.

"Noa…" – sentí una mano en mi brazo y me giré. Era Antía. – "¿Estás bien?"

"Si…" – intenté recomponerme… – "La verdad es que no estoy muy bien… lo siento… no me acordaba de que ibas a venir…"

"No pasa nada… si quieres me marcho…"

"No…" – no quería estar sola

"¿Paseamos?" – asentí con la cabeza y comenzamos a caminar. – "Es la segunda vez que nos vemos fuera del entorno escolar (contando como entorno la cafetería)."

"Es cierto…" – no podía levantar la vista del suelo.

"He visto antes a Cris en el centro… ¿va a venir más tarde?"

"Dudo que venga… creo que tenía una cena con no se quien…" – para colmo de males. Aunque aquella era la menor de mis preocupaciones.

"¿Te puedo hacer una pregunta personal?" – la miré e intenté esbozar una sonrisa. – "Cris y tu…"

"Pues… ya no estoy tan segura…"

"Vaya… no me lo imaginaba." – se quedó en silencio un rato y me miró con curiosidad.

"Se lo que sientes… hay muchas cosas que yo tampoco me imaginaba…"

"¿Estás así por esas cosas?"

Asentí con la cabeza y seguimos caminando en silencio. Comencé a sentirme un poco extraña con toda aquella situación. Por una parte sentía como que todo lo que me rodeaba hubiese sido una mentira… pero aquellas tres mujeres me hicieron sentir lo mucho que me querían.

Nunca había sentido algo tan intenso como lo que aquellas tres mujeres me hicieron sentir en a penas unos minutos. Y Murphy, sin querer… o queriendo, me había preparado para aquello. Y todas aquellas cosas de las que había hablado con ella, sobre aquella chica a la que tanto quería… me hicieron ver a mamá como a una persona diferente.

No podía culparla… no solo era mi madre… lo que aquellas tres mujeres sentían poco o nada tenía que ver conmigo. ¿Por qué no me lo contaron antes? Tal vez, si mamá y yo hubiésemos hablado

"Verte tan seria y callada me da miedo…"

"Lo siento Antía…"

"Te he traído un regalo. Aunque no sea el mejor día de tu vida… es tu cumpleaños." – me entregó un paquete. – "Es un CD."

"Si me vas a decir lo que es, ¿para que lo envuelves?"

"Lo siento…" – agachó la cabeza y se ruborizó. Me hizo sonreír. – "Es de Extremoduro."

"¿Es ahora cuando te pones a cantar las canciones?" – la miré y me eché a reír.

"¿Te gusta? Es La ley innata a mi me encanta."

"A mi padre le gustaban… de pequeña mi madre le reñía por dejar que yo me aprendiera las canciones… pero a papá le resultaba gracioso escucharme gritar por la casa lo de Golfaaaaa. "

"Jajaja… no te imagino de esa guisa."

"Muchas gracias por el regalo. Estoy deseando escucharlo."

"Me alegro de que te haya gustado…" – nos quedamos un rato como paralizadas… no sabíamos muy bien que hacer. Me acerqué a ella y la abracé y ella me devolvió el abrazo efusivamente.

"Me alegro de que estés aquí." – me sonrió y no dijo nada más. Nos quedamos en silencio un rato y entonces apareció mamá.

"Siento interrumpir…"

"No interrumpes…" – la miré y vi que venía en son de paz.

"Soy Lola, la madre."

"Yo Antía… la amiga…" – mamá sonrió divertida y yo también. Antía se puso colorada.

"La cena está casi lista y…" – mamá me miró. – "quería hablar contigo un rato… si no te importa, claro."

Antía se despidió de nosotras y se alejó por el camino. Mamá se quedó de pie en frente de mí y me miró bastante emocionada. Tomó aire y sonrió dejando que dos lágrimas traicioneras recorrieran sus mejillas.

"Te estás haciendo mayor y yo no me estaba dando cuenta…" – se acercó a mí y me acarició la cara. – "Y tengo que reconocer que eres muy fuerte y mucho más lista de lo que crees…" – suspiré y me eché a llorar en silencio. No sabía que decir. – "Yo tenía tu edad cuando me enamoré de Murphy… creo que ella ya te ha contado la historia…" – asentí con la cabeza. – "Pero Murphy no era la única persona que había en mi vida…"

"¿Papá?"

"Si. Yo quería mucho a tu padre… todavía le echo de menos. Era mi mejor amigo." – mamá se echó a llorar.

"¿Papá lo sabía?"

"Si… los tres éramos amigos. A Javi y a mi nos costaba mucho tener que decirle a Murphy lo que había pasado… así que decidimos no decírselo. Y ella se marchó… y, bueno…"

"¿No pudiste olvidarla?"

"No del todo… siempre me quedó esa espina clavada…"

"Pero Murphy y tú…"

"Murphy está con Carolina…"

"Y la quiere de verdad." – en la cara de mi madre había una mezcla de tristeza y felicidad.

"Me alegro mucho de que sea feliz… pero me fastidia que no sea conmigo. Vaya, nunca pensé que le contaría esto a mi hija." – me miró y vi alivio en su cara.

"A mi también se me hace raro…" – mamá miró el reloj y sonrió.

"Ahora si… feliz cumpleaños." – se acercó a mi y me abrazó con mucha fuerza. – "Hace diecisiete años no eras más que un asqueroso bicho que berreaba sin parar sobre mi pecho… y mírate ahora."

..

Carolina se quedó sentada en el sillón de Murphy. Necesitaba relajarse un rato. Había sido todo demasiado intenso y había ocurrido demasiado rápido. Todavía tenía que relajarse y tranquilizarse… tenía que dejar de llorar.

¿Era real lo que estaba pasando? A veces se preguntaba por qué se había enamorado de una mujer como Murphy… pero no podía evitar quererla porque sabía que el sentimiento era mutuo. Pero la sombra de Lola era más grande de lo que creía y pesaba más de lo que ella creía poder soportar.

Murphy le daba fuerza para tratar de apartar esa sombra… pero había algo que le reconcomía por dentro y que no podía alejar de su mente. Se querían mucho y no estaba segura de si ese querer sería sano para si misma.

Se levantó y se fue al dormitorio de Murphy para darse un baño. Sentía sus ojos hinchados y las mejillas le ardían. Estaba muy cansada y tenía más ganas de meterse en la cama que de otra cosa.

Se desnudó y se metió despacio en el agua, intentando disfrutar de aquel momento de relajación. Intentó dejar su mente en blanco, cubrió sus ojos con una toalla húmeda y apoyó su nuca en el borde de la bañera. Escuchaba la música que llegaba desde el salón y comenzó a oler un ligero perfume de incienso que no recordaba haber encendido.

"¿Te importa si te hago compañía?" – Carolina descubrió sus ojos y vio la imagen de Lola sentada en un pequeño taburete al lado de la bañera. Se asustó en primer momento… pero su cuerpo ya no quería responder a más ataques.

"Diga lo que diga te vas a quedar…"

"Si." – Lola acercó el taburete y se volvió a sentar. – "Y creo que estás demasiado cansada para discutir conmigo."

"Si me pusiera, creo que te podría dar una paliza." – Carolina se volvió a acomodar en su relajante baño y dejó caer los párpados.

"La verdad es que preferiría ver tu cuerpo en estado de lucha… así relajado ya es bonito…"

"¿Me quieres seducir a mi también, Lola?"

"Simplemente intentaba ser amable… Carolina… te quería dar las gracias." – Carolina abrió los ojos y se quedó mirando a Lola. Tenía cara de fastidio. – "Gracias por lo que estás haciendo por mi hija. Yo no supe hacerlo y tú si…"

"Ha sido Murphy… es con la que pasa más tiempo."

"Me ha hablado mucho de ti. Reconozco que sentí mucha envidia de que te respetara más que a mí. Tu tenías algo y yo quería tener lo mismo…"

"Y ¿ya no quieres tener lo mismo?"

"Ya lo tengo… desde antes de que aparecieras tú. Sentí celos de lo que habías despertado en Murphy y actué como una desquiciada." – Carolina le sonrió.

"Caray, eres sincera."

"Es la primera vez que me enfrento al reto de verla como a mi amiga… ha sido mi primer amor y ya no tengo diecisiete años."

"No… ahora es tu hija la que los tiene."

"Han pasado volando… a veces me da miedo pensarlo. Le doblo la edad a mi hija y solo tengo treinta y cuatro…"

"Qué me vas a decir a mí…" – las dos se miraron y sonrieron. – "¿qué hora es?"

"Todavía faltan veinte minutos para la cena."

"Debería ir saliendo de la bañera… aunque aquí se está de vicio."

"Me estás dando envidia…"

"¿Me acercas la toalla?" – Carolina se levantó y dejó que Lola la rodeara con ella.

"Parece que me quieres seducir tú a mí…" – dijo mientras salía de la bañera.

"A ver… a que has venido y por qué no dejas de torturarme."

"Porque quiero a Murphy pero no quiere estar conmigo. Entonces, y debido en gran parte a que le caes tan bien a mi hija, me veo en la obligación de intentarme llevar bien contigo."

"¿Y no puedes simplemente ignorarme?"

"Si… podría… pero, por alguna extraña razón, eso no haría felices a esas dos chicas. Ni por tu parte ni por la mía. Escucha, solo estoy intentando entender que te ven…"

"Noa es muy cariñosa… yo tan solo le presto atención. Se hace querer muy rápido…"

"Eso es cierto…"

"Quiero a Murphy. La quiero y he luchado mucho para que esté a mi lado. Y ella quiere estar conmigo… pero tú estás en medio…"

"No… para mi desgracia he dejado de estar en medio. Murphy te quiere mucho más de lo que te crees… solo quiero entenderlo." – Lola se acerca a Carolina y seca con la mano dos gotas de agua rebeldes que le recorren la cara. – "Sabes una cosa, tienes cara de buena persona…"

"Lo soy…"

"Y fuerte además…" – Lola se quedó paralizada mirando los ojos de Carolina que reflejaban gran parte de su personalidad… se sintió abrumada por todo lo que había pasado y entendió que Murphy se merecía a una mujer así. Sonrió y se apartó para dejarla sola.

"Lola…" – Carolina le agarró la mano y tiró de ella. – "sigo pensando que estás como una cabra… pero, en el fondo, también entiendo por qué Murphy se enamoró de ti. Y no me cabe la menor duda de que eres una de esas mujeres que es capaz de crear sentimientos que nunca desaparecen… te admiro… pero no te envidio."

"No eres ninguna mosquita muerta…"

Carolina sonrió, la sujetó por la cintura y la besó. Lola no pudo más que dejarse hacer por aquella experta lengua. Sin saber muy bien como, se vieron envueltas en una lucha por ver quien de las dos era la vencedora, sin entender si quiera que clase de demostración fuera aquella

Lola se tuvo que separar primero porque notaba como le faltaba el aire. Sus mejillas ardían y su corazón latía acelerado. No podía apartar los ojos de los de aquella que seguía sonriendo sin perder el control.

"No me subestimes, Lola… puedes salir perdiendo."

Lola sonrió también y se marchó sin decir nada. Carolina se dejó caer sobre la cama sin dejar de reírse… era tan surrealista todo que no se lo podía ni creer. Acababa de comerle la boca a la amante de su novia y había conseguido hacerla huir.

Si tenía la autoestima baja hacía un rato, se le había pasado ya después de ver a aquella sexy y sofisticada hembra rendida ante ella.

.

A pesar de que lo único que deseaba era estar sola y encerrarme en mi cuarto escuchando música para llorar, me encontré montando la cama supletoria y dejándole un pijama a Antía. Quien me iba a decir a mí que un final cargado de agua esperaba a este intenso día.

El chaparrón nos había pillado mientras caminábamos por el bosque con la linterna y nos habíamos calado hasta los huesos y, tanto Murphy como Carolina, insistieron en que se quedara a dormir para no tener que coger la moto con ese tiempo.

Cuando salí de la ducha empecé a escuchar una lenta melodía con instrumentos hechos para el rock. Aquella voz rasgada que daba letra a aquella canción. Antía estaba tumbada sobre la cama con los ojos cerrados y seguía con sus labios cada una de las palabras.

El ritmo de la canción aumentó un poco y se fue haciendo más intensa. La guitarra eléctrica creaba un solo principal donde todo lo demás poco importaba. Abrió los ojos y se ruborizó al encontrarme sonriendo.

"Tienes cara de cansada."

"Si… hoy ha sido un día muy intenso."

"Espero que no te importe que haya puesto el disco."

"No, no me importa… suena muy bien."

"Creo que este es uno de esos discos que hay que escuchar del tirón." – Me dirigí a mi cama y me metí dentro. Antía me miraba como queriendo decirme algo, pero no abría la boca. Estaba un poco más rara de lo normal.

"Siento no haber sido una buena compañía hoy."

"Tus motivos tenías Noa."

"Bueno… no sirven de excusa."

"Somos amigas, ¿no?" – ella me miró y yo sonreí.

"Eso suena bien…"

"Si…" – Antía agachó la cabeza y se puso colorada. – "¿Has echado de menos a Cris?"

"No he tenido demasiado tiempo para pensar en ella."

"Se me hace muy raro saber que estáis juntas."

"¿Y eso?"

"A ella la conozco desde hace mucho y a ti te acabo de conocer… pero me da la sensación de que ella no te merece." – me incorporé y la miré.

"No se por qué dices eso… además, no es tu problema…"

"Perdona, no quería entrometerme… pero no entiendo por qué no ha venido hoy. Si yo fuese tu novia…"

"Ya… pero tu no eres mi novia."

"Oye, no te quería molestar. Retiro lo que he dicho, olvídalo… perdona."

"¿Qué os pasa a las mujeres hoy?"

"Ya te he dicho que lo siento… por favor, no me hagas caso… es solo que…" – se quedó en silencio y luego dejó de mirarme. – "Olvídalo, ¿vale?"

Apagué la luz y me tapé con las mantas. No entendía nada y estaba deseando que el día acabase, que Morfeo me acunara y que hiciera que las horas que me separaban de la mañana llegaran antes de darme cuenta.

Pero tenía mucho frío. El chaparrón anterior me había calado hasta los huesos y no era capaz de conciliar el sueño por el tembleque que tenía mi cuerpo. Pero también me encontraba muy cansada como para levantarme a por otra manta.

"Oye…" – sentí como Antía apoyaba la rodilla en mi cama y se acercaba a mi oído. – "¿Te importa si duermo contigo? Estoy muerta de frío…"

Me giré y le sonreí, yo también necesitaba entrar en calor. Ella se metió bajo las mantas y pegó su cuerpo al mío rodeándome con sus brazos. Cerré los ojos y apoyé mi frente contra la suya. Le había cogido mucho cariño y, era cierto, era una de mis pocas amigas.

"Siento lo de antes."

"No tiene importancia…"

"Estás teniendo un día horrible y voy y meto el dedo en la yaga. Lo siento, de veras."

"Tranquila, ¿vale? Vamos a hacer como que no ocurrió…"

"Espera…"

Antía comenzó a besarme y yo me dejé hacer. Estaba cansada, mi mente estaba en blanco por saturación y aquella sensación me gustaba. Mordía ligeramente mi labio y tiraba de el despacio. Después pasaba su lengua por la zona y acababa peleándose con la mía para ver quien podía más.

No sentía nervios ni cosquillas… me sentía como flotar. Ni siquiera me paré a pensar si aquello era o no era una buena idea. Me gustaba aquel beso y necesitaba mucho cariño. Y la persona que estaba, en aquel lugar, en aquel momento, era Antía.

Yo no se si era porque todavía estaba sonando aquel disco y me dejé envolver por el silencio sonoro, porque su olor se metió, de repente en mi cabeza, porque necesitaba sentir aquello que sabía que me hacía sentir mejor.

La fui empujando hasta ponerme sobre ella, se que se sorprendió mucho, pero no por ello se apartó o hizo por detenerme. Podía sentir nuestros besos acompañando la dura y dulce melodía. Podía sentir nuestras lenguas bailando, luchando para igualar el toque desgarrado de aquellas guitarras. Su boca sabía a la menta de mi pasta de dientes.

Tiré de su camiseta hacia arriba y colé mi mano por debajo. Su piel era suave y olía a vainilla. Sus pechos eran pequeños y, con un mínimo roce, hice que sus pezones se pusieran de punta y deseé besarlos… igual que comencé a desear desnudar a aquella chica con la que desayunaba todas las mañanas desde que había empezado el curso.

Ella también tiró de mi camiseta y acabamos, más pronto que tarde, desnudas dentro de mi cama. Una pequeña cama con dos cuerpos totalmente acoplados para no caer… aunque ya era demasiado tarde.

Deslicé mis manos sobre su cuerpo. Seguí su silueta y me incorporé para mirarla. Ella me miró y vi que sus ojos brillaban con una mezcla de miedo y excitación. Yo sabía que Antía quería hablar. Pero yo ya no tenía más fuerza que la que estaba usando para hacerla flotar.

Y quería hacerlo. Necesitaba sentir todo ese amor aunque no fuera cierto. Porque necesitaba calor, necesitaba que alguien me quisiera así.

Mordí su cuello y sentí sus manos en mi cabeza. Me acariciaba el pelo y suspiraba cerca de mi oído. Seguí bajando, lamiendo su pecho, dirigiendo mi boca a sus pechos, a esos pezones rosas que estaban deseando darme la bienvenida.

Me enganché a ellos como si fueran el último manjar del mundo y disfruté tanto como ella de aquello. No dejaba de acariciarme animándome con mi descarada aventura. Por primera vez en todo el día estaba segura de algo… y ni siquiera estaba tan segura como pensaba.

Seguí descendiendo y me enredé con su ombligo… y ella me sujetó la cara y tiró de mí hacia arriba.

"Espera…"

"Es la segunda vez que me dices eso esta noche." – me agaché y la besé en la boca. Ella correspondió al beso haciéndolo más profundo y más intenso.

"Es que… estoy nerviosa…"

"No tienes por qué estarlo… no vamos a hacer nada que no queramos hacer…"

"Ya… pero es que yo quiero hacerlo todo contigo… y eso me da miedo."

"Pues deja de tener miedo." – Me quedé en silencio… a mi no me daba miedo. La verdad es que quería seguir y conseguir que las dos acabáramos contentas. No había por qué pensar nada más… para eso ya tendríamos el días siguiente.

Ella me miró y sonrió. Y fue ella la que dejó que mi espalda se pusiese contra el colchón, la que me empujó para ponerse sobre mí, la que se lanzó desesperada a mi boca para besarla con ganas, la que acarició mis pechos, apretándolos con fuerza para hacerme notar que estaba allí y que estaba dispuesta a disfrutar como yo.

Ella también se prendió de mi cuello, clavándome los dientes en el y consiguiendo hacerme suspirar. También besó mi pecho y también se prendió de mis pezones que, desde hacía un rato, la estaban esperando.

Deslicé mi mano entre nuestros cuerpos y sentí su intimidad en mis dedos… toda aquella humedad me indicaba que la muchacha estaba tanto o más excitada que yo. Ella se quedó un rato parada cuando encontré su clítoris y lo empecé a acariciar.

"Qué me haces… por favor…" – la miré a los ojos, los tenía cerrados y se movía despacio, meciéndose al ritmo de las caricias de mi mano.

Sentí como su mano se instalaba en mi entrepierna también y el calor aumentó en mi cuerpo con aquellos mimos. No puedo decir cual de las dos tenía más experiencia. Me daba la sensación de que las dos estábamos actuando por instinto. Y ese instinto me hacía tener una seguridad de la que carecía.

No me importaba nada más que estar allí con ella. No quería hacer otra cosa que tocarla y dejar que me tocara. Me hacía sentir bien, me gustaba escuchar ese rock, a veces lento, otra veces intenso, hacía que mi cuerpo sintiera lo mismo.

Nos tumbamos una al lado de la otra para poder mirarnos a los ojos sin saber siquiera si los podríamos mantener abiertos. Las dos sonreíamos y las dos nos penetramos al mismo tiempo uniendo nuestras frentes al mismo tiempo. Ella dejó escapar un leve gemido y yo la imité.

Mi cuerpo se iba disolviendo. La música comenzó a apurar más y nuestras manos hicieron lo propio. Yo notaba sus líquidos en mi mano, notaba como mis dedos estaban cada vez más lubricados y como cada vez entraban con más facilidad. También sentía como los suyos me invadían sin ningún tipo de obstáculo. No era tan dulce como, a veces, lo era Cris… pero la manera en la que me estaba haciendo el amor Antía me tenía loca.

Cambió la canción de nuevo y comenzó a sonar una canción cargada de rabia, cargada de sonidos metálicos… nuestro pulso se volvió loco y nos dejamos llevar por aquel momento. Y dejé de tener claro que era lo que estaba pasando.

Dejamos la timidez y la consideración. Nos miramos a los ojos y comenzamos a luchar sin cuartel. Nos cansamos de jugar a ser dos chicas haciendo el amor y pasamos a ser dos cuerpos jóvenes buscando el placer.

Dejé de diferenciar las partes de su cuerpo que alcanzaba, sentía sus dientes arañando mi piel, sentía sus dedos en mi interior y las gotas de sudor que comenzaban a salpicarle el cuerpo. Tal vez mis dedos seguían húmedos de la penetración anterior, tal vez no había dejado, si quiera, de penetrarla… es posible que se nos escapara más de un grito

No puedo explicar lo que ocurrió durante los siete minutos y pico del Tercer movimiento: Lo de dentro , solo se que antes de que las guitarras, los bajos, la batería y la voz rasgada pasaran a la siguiente canción del disco yo ya estaba intentando recuperar el aliento ante un inesperado orgasmo que me llevó a un cielo que era la primera vez que veía.

Miré a Antía y estaba temblando. Haciendo un esfuerzo sobrehumano me incorporé para coger las mantas. La cubrí con ellas y la abracé besando su frente. Ella se acurrucó contra mi cuerpo y besó mi cuello.

"¿Sigues teniendo frío?"

"No…" – me miró y me besó la punta de la nariz.

"Pues sigues temblando…" – me sonrió.

"No es por el frío."

Sentí como se le erizaba la piel, como me miraba y me sonreía. Yo no pensaba en nada. Estaba disfrutando de aquel momento, de aquella chica, de mi casa… estaba más tranquila de lo que podía recordar en los últimos… estaba más tranquila de lo que lo había estado nunca.

"Y… ¿ahora? ¿Hacemos como que esto no ha ocurrido nunca?"

"Dudo que lo pueda olvidar." – la miré y sonreí.

"Ya… yo también lo dudo." – ella también me sonrió.

"¿Se lo vas a decir a Cris?"

"No creo que sea bueno para ti que se lo diga." – Antía me miró sorprendida pero aliviada. – "Me alegra mucho que estés aquí." – la abracé con fuerza.

"Yo también me alegro." – se separó un momento y me miró a los ojos. – "¿Seguimos siendo amigas?" – sonreí y asentí con la cabeza. Me besó en los labios y apareció Morfeo para mecerme en sus brazos

"Cuando eres joven no eres consciente, muchas veces, de que los días pasan, los años pasan. No nos damos cuenta de que no sabemos nada y es, con los años, cuando aprendemos a callar y a escuchar." – Murphy me besó en la frente y luego se secó las lágrimas.

Si algo me dio mi extraña timidez es a escuchar, a observar las cosas que pasan a mí alrededor. ¿Qué mejor escuela hay que el mundo? A veces es bueno observar los problemas para intentar no caer en ellos… y si caemos, al menos ya tendríamos planeada alguna salida.

Aquel año y pico que estuve viviendo con Murphy me sirvió para descubrirme. Para abrir mi mente a la infinidad de cosas que me rodean. A estar preparada para cualquier tipo de situación que me pudiera surgir. A ver la vida desde un punto de vista diferente al de una muchacha de diecisiete años.

Mi mayoría de edad supuso una puerta abierta a hacer mi vida a mi antojo. Y no es que mi madre y yo volviésemos a las andadas… simplemente fue una decisión a la que decidí lanzarme sin pensarlo.

Se que mi madre se sentía sorprendida de mi decisión… y prorrogó su contrato por dos años más en Buenos Aires (seguramente por su nuevo novio), siempre dejándome la puerta abierta para ir con ella. Además de una pequeña ayuda mensual para mi aventura.

Murphy y Carolina siguen juntas y cuando las veo siento una inmensa alegría. Al final pudo más el amor y la compenetración que había entre ellas que un primer amor… por muy Lola y por muy Madre que fuera.

Ellas también me siguen ayudando. Carolina viene, de vez en cuando, y me trae cosas para comer. Murphy me llama cada dos días y me obliga a ir, como mínimo, un fin de semana al mes.

A Cris hace casi medio año que no la veo. La dejé el día de mi dieciocho cumpleaños porque estaba harta. Si bien sigo queriéndola, y reconozco que lo pasé muy mal, quiero continuar mirando hacia delante y ver lo que me deparará mi vida. Ella no era

Antía y yo vivimos en la misma ciudad y nos vemos todos los días. Somos muy buenas amigas y nos queremos mucho. Lo que pasó aquella noche lo seguimos recordando y ella siempre me dice que yo seré la única mujer de su vida. Y se que lo seré… le gustan demasiado los hombres.

Aquel día, el día de mi diecisiete cumpleaños, a las cinco mujeres que compartimos cena nos cambió la vida un poquito. Aquel día descubrí que mamá es también una mujer. Aprendí a quererla y a respetarla más. Descubrí que hay personas que son de tu familia aunque no tengan tu misma sangre. Carolina era mi madre también… ella me cuidaba y me daba mucho cariño. También era dura y era la única persona en el mundo capaz de castigarme aun después de haberme ido de casa. Antía descubrió que podía quererme sin que ello implicara tener que acostarse conmigo y me enseñó que puedo ser amiga de una chica sin más.

Y Murphy… una mujer que nunca deja de sonreír. La que me dio la llave del mundo y no me propuso enseñármelo. Me las dio para que me fuera sola y lo descubriera. También me dio la llave de su casa y supe que tenía otro hogar al que volver.

Anda vaite polo mundo sente a túa liberdade ela abrirache as portas con ela poderás medrar

Con ela poderás medrar e chegar ó máis profundo con todo o que agora sabes anda vaite polo mundo

Nota: canción del grupo Leilía que se titula Vaite polo mundo.* (Anda vete por el mundo/siente tu libertad/ella te abrirá las puertas/con ella podrás crecer// Con ella podrás crecer/y llegar a lo más profundo/ con todo lo que ahora sabes/ anda vete por el mundo.)