La Hija-1-

Comienza una nueva y entretenida serie, disfrútenla ¿Que trama Laura? ¿porque esta haciendo lo que hace? pero la pregunta mas importante es ¿Como terminará esta historia?

Les traigo esta nueva historia, espero que la disfruten y sea de su agrado. Como siempre saben pueden escribir para hacerme llegar sus críticas, estare atento a cada una y responderé en el menor tiempo posible. Un abrazo y que lo disfruten.También les recomiendo leer historias de oficina para conocer otra creación de mi mente : https://www.todorelatos.com/relato/128089/

Capítulo Uno

Los días pasaban, el teléfono seguía en silencio ¿Por qué no llamas? Era una pregunta que solo la soledad podía escuchar y solo el más absoluto silencio responder, ella me debía odiar no pude aguantar llorar nuevamente, el timbre de mi celular corto como un cuchillo el silencio que reinaba en mi casa.

-          Julia mi amor, volvé a casa por favor – contesté sin siquiera saber si en verdad era ella, podía sentir su respiración del otro lado — háblame por favor.

-          Tenemos que hablar Javier, nos vemos en el bar de Garibaldi y Medrano en una hora no faltes– dijo cortando la llamada.

Era momento de enfrentar las consecuencias de mis actos, me vestí lo más deprisa que pude, nunca fui una persona que se preocupara en combinar colores y en esta situación mucho menos. El tráfico estaba terrible, definitivamente era mejor opción caminar en esta ciudad, por fin llegue al bar acordado con tanta suerte que justo un auto deja espacio para que pueda estacionar. Al entrar al bar lo primero que mis ojos divisan es a julia, me acerque tímidamente a ella sentándome en su mesa, el primer cachetazo logra darme vuelta la cara, cuando levanto la cara para mirarla nuevamente recibo otro cachetazo tan certero como el primero, ambos llegan a su objetivo.

-          Sos una basura ¿cómo te atreves a mirarme a la cara? – dijo con los ojos llenos de lágrimas.

-          Fui un estúpido… Julia mi amor perdóname, hace días que no cómo, no duermo, no puedo trabajar, no puedo vivir… te amo, perdóname – dije lamentándome lo más sinceramente posible.

-          No te llame para esto… te traje los papeles del divorcio, fírmalos –dijo sacándolos de su cartera y poniéndolos a mi alcance – si me amas tanto como decís firma, por favor.

-          Por favor, yo creí que habías llamado para poder encontrar una solución a este error y que jun…

-          ¿Una solución? – grito, tomo aire tranquilizándose un poco, para volver a bajar la voz – ¿Qué solución tiene el hecho que me hayas cagado con mi hija? No sé cómo te da la cara para decir que me amas, me rompiste el corazón, me destruiste Javier.

Tenía razón no merecía ni mirarla a los ojos, merecía morir de la peor forma por haber traicionado a la mujer más importante de toda mi vida. Todo esto paso hace algunos meses.

Todo comenzó cuando conocí a Julia, a pesar de que parecía que el universo iba   a ponerse en nuestra contra terminamos juntos, por aquellos años fue que conocí a Laura, su hija una niña muy malcriada de unos quince años que para mí fortuna se fue a vivir con su padre en París. Nuestra historia realmente comienza diez años después de este hecho, la mañana en la que esa malcriada volvía al país a vivir con nosotros. Durante todo mi tiempo con Julia debí soportarla cada año, que bien íbamos a Europa cosa que no salía nada barato o la traíamos a casa, cosa que tampoco. Todo cambio los tres últimos años Laura no pudo venir ya que debía arreglar temas de la universidad por lo que no teníamos más noticias de ella más que cuando chateaba con mi mujer.

-          Mi amor por favor apúrate tenemos que ir al aeropuerto ¡dale se hace tarde!

-          Tranquilízate por favor, tenemos tiempo, además no es una nena… es bastante grandecita ya – respondí molesto

-          Ya sé, ya se no quiero hacerla esperar ¿me perdonas por gritarte? –dijo sonriendo mientras se acercaba a mi poniendo cara de nena buena.

Tras unos pocos besos encaminamos para el aeropuerto. Era un caos, llegábamos tarde ya habían bajado todos los pasajeros del avión, solo nos quedaba esperar y buscarla dentro del aeropuerto. Tras unos aburridísimos treinta minutos vagando por los interminables pasillos decidimos separarnos con el fin de encontrarla antes de esta manera cubriríamos más espacio, hacía diez años que no veía a esa mocosa, las probabilidades de que la encuentren eran mínimas. Si bien hacía más de tres años que no la veía no pensaba que fuera a cambiar tanto, siempre usaba el pelo recogido haciendo un rodete bastante desprolijo, vestía ropa mucho más grande que ella lo que a su figura regordeta no le sentaba para nada bien. Era realmente introvertida al punto que cada vez que venía teníamos casi que obligarla a que salga a tomar un poco de aire fresco.

Me acerque a unos de los tantos cafés que allí había. Ordene una taza una taza grande una docena de medialunas y algunas facturas que sabía que mi esposa adoraba, imaginaba que para tres personas sería suficiente realmente jamás me gusto quedar como un tacaño y comprar las cosas demasiado justo, por eso siempre que compraba lo hacía en grande. Decidí sentarme en la mesa más alejada posible de las ventanas de la fachada. Tomaría unos minutos para mí, lo que me permitiría descansar. Fue entonces cuando una hermosa mujer ingresaba al mismo establecimiento cargando un pequeño bolso de mano, de forma inmediata capto todas las atenciones, llevaba un short rojo con flecos y una musculosa blanca, su cabello morocho creaba una hermosa melena que llegaba hasta sus hombros de forma ondulada, sus gafas de sol se encargaban de ocultar sus ojos del resto de los mortales, era definitivamente una diosa. Miro para todos lados y detuvo su mirada en mí que estaba en una de las mesas, me sonrió de lado de forma tan sexy que me quede congelado mirándola mientras se acercaba con un paso lento y seductor.

-          Hola ¿Puedo hacerte una pregunta? –Susurro en mi oído

-          Claro dime que necesitas –susurre

Su perfume se encargó de encantarme, me estaba excitando con una desconocida y lo peor era que no hizo nada fuera de lugar.

-          No tengo un centavo – comenzó diciendo –  acabo de llegar de un viaje muy largo y tengo hambre ¿podrías convidarme algo de tu comida?

Era una especie de fantasía que siempre había tenido, que una hermosa mujer se acerque a mí para algo tan simple como eso. Mierda, de conocerla antes sería tan distinto este encuentro.

-          Si te estas preguntando porque justo tú, bueno eres el único que esta solo…. Si te molesto me voy – aclaró.

-          No por favor siéntate – dije a lo que respondió mostrándome de nuevo su hermosa sonrisa y ocupando la silla enfrente a la mía

Tras diez minutos de platica estaba muy a gusto con ella, sus ojos, su boca, sus gestos, sus miradas… era hermosa no debía tener ni veinticinco años, pero era muy madura para esa edad. Ni siquiera le había preguntado cómo se llamaba. En un momento me pidió que la acompañe que había algo de los vuelos que debía tomar que no comprendía, tras unos minutos de ruego decidí seguirla, realmente me encantaba que tan bella mujer me rogara que fuera con ella. Pague la cuenta y la espere que tomase su bolso para poder salir del café siempre bajo la mirada de todos los demás hombres que había allí – Así es, se va conmigo – pensé complacido mostrando una sonrisa.

Seguíamos con nuestra charla tranquilamente mientras caminábamos por uno de los pasillos cuando me empujó dentro de una de las habitaciones que se encontraban por ahí, resulto que era para guardar los instrumentos de limpieza de la compañía, giro dos veces la llave y me arrincono contra el rincón más cercano.

-          ¿Quieres saber cuál es la manera en la cual me gusta dar las gracias? – susurro en mi oído al momento que bajaba el cierre de mi pantalón.

-          Espera, espera creo que te confundes conmigo – dije al momento que una de sus hábiles manos sacaba mi miembro y comenzaba a masajearlo –  soy un hombre casado

-          Tu mujer no está por acá, no te preocupes– susurro en mi oído mientras comenzaba a pajearme– quiero jugar contigo.

-          No, no espera – vi como ella bajaba y con un rápido movimiento se lo metía en la boca.

Sus movimientos eran rápidos, el placer que sentía era inmenso, todo mi miembro se desaparecía en su boca, era una profesional para esto estaba a punto de eyacular en su boca, tenía que controlarme, pensar en cualquier cosa lo que fuera. Ella solo sonreía o eso era la intención. Podía notar que se estaba masturbando, se levantó en un solo movimiento se desprendió de su short y una mojada tanga, ahora me tocaba a mí la coloque contra la pared hundiendo todo mi miembro en su interior de una sola vez, sus gemidos no se hicieron esperar, mis manos masajeaban sus senos mientras que mi verga se encargaba de llegar hasta lo más profundo de tan tentador ser, ella solo me miraba risueña pidiendo más y más. Estaba em el paraíso, era ella, poseerla lo era. La besaba con pasión, con locura, se di vuelta subiéndose encima, la apoyé contra la pared apretando sus nalgas y rasguñando su piel. Mordía sus labios, sus senos, la llenaba de besos mientras sus gemidos continuos en mis oídos jugaban en mi contra.

-          Estoy acabando – susurro mordiendo sus labios.

Sus ojos fijos en mi me enloquecían, tan hermosa se veía sonriendo completamente desnuda aun con pequeños espasmos productos de su orgasmo.

Cuando le dije que estaba por acabar se sacó mi miembro de su interior y nuevamente arrodillándose frente a mí se lo metió a la boca. Mi celular arruino el momento con una llamada de mi esposa.

-          Hola mi amor – contesté como pude – ¿dónde estás? yo… recorriendo los pasillos de este lugar. No, no me pasa nada es solo que estoy algo agitado, tengo que dejar de fumar – mi nueva amiga solo se reía y comenzaba a pajearme a un ritmo infernal.

Invente la primera excusa que encontré para colgarle mi mujer y pude relajarme, termine acabando dentro de su boca llenándola de abundante esperma que ella solo trago sin decir una palabra sonriendo nuevamente como si nada hubiera pasado. Se levanto rápidamente vistiéndose y acomodando su ropa.

-          Tenemos que salir separados de este lugar – dijo sin más.

Me dejo solo en aquel deposito, cuando recuperé mi aliento empecé a caminar hasta que por fin encontré a mi mujer quien se hallaba charlando muy animada con una joven.

-          Mi amor, encontré a Laura. hija ¿te acuerdas de Javier? – pregunto sonriente Julia

-          Mmm si más o menos. hola Javy cuantos años – responde de forma inocente Laura, mientras me lanza una picara mirada.

No creía lo que había pasado había sido manipulado por una veinteañera que ahora fingía no conocerme, no sabía que estaba planeando, pero no caería de nuevo en su juego. Nos dirigimos a casa y le mostramos su habitación, mi mujer hablaba con ella muy emocionada mientras esa pendeja me miraba una y otra vez riéndose por lo bajo, estaba colérico había ido demasiado lejos, aunque no era la única culpable. Fui débil, había sido infiel a Laura por lo que me sentía una completa porquería.

-          ¿Paso algo con Laura? – pregunto en una ocasión Julia.

-          ¿Que? No amor.

-          ¿Seguro? – note su mirada angustiada.

-          Si, mi amor – respondí tratando de parecer tranquilo – ¿Por qué lo preguntas?

-          Es que siento que algo no está bien – dijo sentándose en el borde de la cama – Laura esta increíblemente distinta.

-          Se convirtió en una mujer, tardo más en romper el cascaron – respondí rápidamente – ¿Sera eso lo que te tiene así mi amor?  – me arrodille a su lado tomando su rostro entre mis manos

-          No es solamente eso, siempre fue una chica introvertida y ahora tiene estos aires de liberal ¿Notaste la forma en que se viste ahora? Pero por favor.

-          Bueno sí, pero ahora todos se visten así mi amor. Laura es una chica joven, con una mente alocada que está pasando otra de sus etapas.

-          Júrame que no pasa nada más.

-          ¿Qué más podría pasar mi amor?

-          Yo…no lo sé – dijo ya quebrándosele la voz – solo júrame que nada más ocurre, por favor.

-          Lo juro – respondí sin apenas pensar.

Me abrazo con fuerza y solo ahí tome conciencia de lo que acababa de hacer ¿Sospechaba algo? Podría ser que considerase que me sentiría atraído por Laura, mientras los días pasaban me sentía más como una completa mierda. Decidí no darle más importancia a esa pendeja y volver a trabajar en el proyecto que la empresa me había asignado, si podía terminarlo y era aprobado me harían socio de la firma. Necesitaba que todo saliera perfecto. Los días pasaban y la actitud de Laura había mejorado no hacia insinuaciones ni chistes de doble sentido por lo que me sentía tranquilo y al mismo tiempo al haber tranquilizado las sospechas de mi mujer parecía que todo volvería a la normalidad. El trabajo me tenía muy cansado así que prepare la bañera con abundante agua caliente pero cuando estaba por entrar en ella la voz de Laura lleno mis oídos.

-          Hola papi, piensa rápido – dijo sacando una ráfaga de fotos con su cámara– wow saliste muy bien –dijo riendo mirando la pequeña pantalla para luego salir corriendo

-          ¡Eyy Laura – no me dio tiempo a nada, solo tomé mi bata y corrí a buscarla a su habitación.

Como esperaba la puerta estaba cerrada, intente hablarle muchas veces, pero solo escuchaba como se reía, tras varios minutos pidiéndole que abra la puerta logre conseguirlo.

-          Hola papi ¿no te gusto mi broma? –dijo sonriente – no seas aburrido solo fue un chiste

-          Dame la cámara – sonreía nuevamente de esa manera tan bella – te lo voy a decir una vez más, dame la cámara.

-          ¿Esta cámara? – dijo sosteniéndola en la mano, pero al intentar agarrarla la aparto

-          ¡Dame la cámara! – grite enojado.

-          No – dijo tratando de cerrar nuevamente la puerta.

Di un fuerte empujón y tras un pequeño forcejeo logré sacársela llevándola a mi habitación, pero fue grande la sorpresa cuando al revisar la ranura de la memoria me di cuenta de que no estaba por lo que volví furioso a la habitación de Laura. Ella me esperaba en la puerta sonriente, al pedírsela comenzó su juego…

-          Dame la memoria Laura – ordene furioso.

-          Eres una persona muy seria – contesto tranquila – ¿De verdad la quieres? – pregunto sonriente.

-          ¿Me das la memoria por favor?

-          Claro Javy – dio media vuelta y busco sobre la cama –acá esta

-          Gracias Laura –ella solo sonreía con una mirada muy picara

-          Eres un aburrido –dijo metiendo la memoria bajo su ropa interior - ¿qué piensas hacer?

¿Que buscaba? No la entendía ¿Por qué me estaba haciendo esto? Esta pendeja me estaba volviendo loco, pero de algo podía estar seguro, la pesadilla recién comenzaba.