La hermanita de mi novia
Siempre supuse que la hermana de mi novia era una santa, pero me comprobo lo contrario mientras mi novia se bañaba.
Hola, este es el único relato que puedo poner en esta categoría pues es la única vez que he sido infiel, aunque el haberlo hecho con la hermana de mi novia supongo hace que valga por más.
Cierto día, Mi novia, Natalia, y yo, habíamos salido a tomar y a bailar, al terminar decidimos quedarnos en la casa de ella, estábamos más cerca de allá. Cuando llegamos ya todos dormían, así que muy disimuladamente fuimos al cuarto que ella compartía con la hermana, Adriana, y fuimos directamente a la cama.
Empezamos a besarnos, quitarnos la ropa, tocarnos y demás. Ya habíamos estado en la misma situación, sin embargo, no se si por los tragos o que cosa, no fuimos exactamente silenciosos, y Natalia gemía cada vez más duro. Yo no le di importancia, igual me excitaba y desde el cuarto de los papas no se podría escuchar, lo único era que Adriana si podía despertarse pero en ese momento no me importo.
Al terminar, nos abrazamos y nos dispusimos para dormir, yo quede mirando hacia la cama de Adriana que estaba al otro lado del cuarto, por un momento creí ver que ella estaba despierta pero no podía estar seguro y si se había dado cuenta ya que mas daba, no podía hacer nada.
Por la mañana, al despertarme, ya Natalia no estaba en la cama, estaba bañándose, Adriana también se había despertado y después de saludarme me dijo que cambiáramos de cama para conservar la rutina, (cuando yo me quedaba allá, los papas me mandaban al cuarto de Adriana y ellas dos, dormían juntas).
Adriana siempre dormía con una pijama muy normal, pantalón y blusa, pero ese día no tenia pantalón, solo la cubría una diminuta tanguita negra, mientras nos cambiábamos de cama me quede mirándola como idiota sin poder disimularlo, nunca la había visto así, por lo general ella era muy discreta y recatada, ni los tobillos se dejaba ver, de todas formas se notaba que tenia muy bueno cuerpo y con esa tanguita pude comprobarlo.
Adriana tenía 17 años, era dos años menor a Natalia y aunque eran muy parecidas físicamente, la menor parecía tener mejor cuerpo, sin embargo por la forma de ser de cada una, Adriana pasaba como desapercibida; hasta ese día, al verla con esa tanguita pude ver que en cuanto culo se refería ella ganaba, era pequeño, pero paradito y con buena forma. Al acostarme en la cama de ella, note que ella había dejado el pantalón de la pijama, inmediatamente ella se devolvió y levanto las cobijas para buscarlo.
Yo no se como, pero le pregunte que porqué se lo había quitado y me dio una respuesta que nunca imagine "pues anoche me despertaron los gemidos de mi hermana y pues me puse a verlos, te confieso que me éxito mucho ver como te comías a mi hermana y entonces pues tuve que buscar la forma de calmarme las ganas, sin embargo pues la verdad todavía como que no las he calmado" me lo dijo mientras me sonreía y me miraba a los ojos directamente.
Quede como idiota con esa respuesta y desvié la vista instintivamente hacia la puerta del baño, sin embargo mi mano se movió por si sola y empezó a acariciar la pierna de Adriana, subiendo suavemente, no se disgusto y al contrario se me subió encima, yo le acaricie las piernas subiendo hasta su culo masajeándoselo con ambas manos, mientras tanto nos besamos jugando con nuestras leguas, ella paso luego a besarme el cuello a la vez que subía mi camisa, yo pase una mano subiendo por su costado, por debajo de la blusa hasta llegar a sus senos y empecé a masajear uno, con la otra mano, debajo de su tango le toque el clítoris y luego metí un dedo entres sus labios, hasta ese momento por lo santa que parecía, pensaba que era virgen, pero al introducir el dedo abandone esa idea, estaba muy mojada y mi dedo se deslizaba fácilmente entre esa vaginita bien lubricada, nos quitamos la camisa y la blusa mutuamente y luego ella paso a bajarme el pantalón junto con mis boxers, cogiendo mi miembro con una mano, empezó a besármelo y pasarle la lengua y por un momento me masturbo con la boca y la mano al tiempo, se notaba que tenía experiencia, no pude evitar comparar la mamada de una hermana a otra, y la ganadora era esta; después de eso se quito la tanguita y yo empecé a manosearla toda, se puso encima mió y se introdujo mi verga, me cabalgo delicioso mientras yo le tocaba las tetas a la vez que pellizcaba sus pezones, ella pasaba su mano por detrás para tocarme los huevos, después de un rato, me abrazo y yo cogiendole el culo empecé a llevar el ritmo, por los gemidos supuse que ya iba a llegar al orgasmo, yo estaba igual.
De pronto oímos como el agua de la ducha se detenía, Natalia estaba por salir, no nos detuvimos, ya no podíamos en ese momento, empezamos a aumentar el ritmo, en un momento, ella me mordió el hombro muy fuerte, aunque no me importo por que en ese instante yo estaba llegando dentro de ella, nos abrazamos muy fuerte por otro instante y ella se devolvió a la cama de su hermana vistiéndose como pudo, yo me vestí también y me tape con las cobijas haciéndome el dormido, Natalia salió al momento, la escuché vestirse y luego salir del cuarto.
En el desayuno no podía mirar a nadie a los ojos, ni a los papas, Adriana como si nada, le hablaba a la hermana muy cariñosamente y de vez en cuando me hablaba a mi, muy tranquila ella, nadie se hubiera podido imaginar nada sobre ella, como siempre parecía la más santa, yo en cambio si mostraba la culpa e incluso Natalia alcanzo a preguntarme que si me pasaba algo, al final no se supo nada aunque después de que terminamos por otras razones me entere de que como que Adriana se lo había dicho, no supe bien que paso, igual ya que importaba.