La hermanita
La historia continuó con la hermanita de mi alumna y fue algo fuera de lo normal, lo más HOT HOT.
Después de romper con mi alumna por las circunstancias que explique en mi relato anterior estuve un buen tiempo manteniendo una especie de relación con su hermana pequeña a través del móvil, todo empezó un par de semanas después de romper con mi alumna.
A lo primero los mensajes fueron tanto por parte de ella como por mi parte bastante inofensivos pero poco a poco fueron subiendo de tono y podíamos llegar a estar horas mandándonos sms, últimamente quedábamos por las noches para escribirnos sms y de ahí surgieron los sms más calientes por ambas partes.
Después de bastante tiempo en esta situación y de haberme ella comentado que le gustaría tener algo conmigo, que aunque lo que vivió conmigo fue producto de una pequeña droga, yo siempre le había interesado a ella, desde siempre ha querido tener todo lo que su hermana mayor ha tenido.
Me comento que estaba muy mimada y siempre ha tenido lo que ha querido.
(es lo típico cuando tus padres tienen dinero)
En fin el caso es que después de muchos y ardiente sms quedamos un día en su casa para poder estar a solas y bueno........
Quedamos un viernes ya que su padre se iba de viaje de negocios y como no se llevaba a su madre de acompañante, su hermana mayor (mi ex alumna) tenía clases en la universidad por la mañana y por la tarde y además la noche del jueves la pasaba en casa de una amiga porque salían de fiesta y se levantaban tarde.
(la verdad es que yo también tenía clases pero no podía desaprovechar una ocasión tan buena)
Fui a su casa sobre el medio día para cuando sus padres ya se habían ido, en el trayecto hasta su casa (está a las afueras, es una enorme casa aislada del mundanal ruido) me dio tiempo a pensar muchas cosas y cada vez que más me acercaba más nervioso me ponía.
Cuando llegué me recibió muy contenta, me abrazo y me dio un pequeño pico que me supo a gloria. Entramos a su casa y le ayude a preparar la comida, un sencillo pero sabroso plato de pasta. Entre la comida hablamos de todo un poco y parecíamos una pareja de novios, yo pienso que eso era lo que ella quería conseguir de mi, cada vez que la miraba se le veía un brillo en los ojos que era típico en una muchacha enamorada, al menos esa fue mi impresión.
Llegando al postre la conversación dio un vuelco y fue bastante caliente me sorprendía como una muchacha de unos 19-20 años fuera tan despierta para aquellos temas y aunque por sms ya me lo había demostrado me dejo bastante sorprendido.
Le ayude a recoger la mesa y me dijo que el postre sería algo que a mi me encanta, algo que a ella le recuerda siempre a mi, algo que nos une.
Abrió el frigorífico y sacó un gran plato repleto de fresas, yo me quede alucinado con tal cantidad de fresas, ella me miró, me sonrió y me dijo que eran todas para nosotros dos que las había comprado expresamente para aquella ocasión y que quería recordar aquel día siempre que volviera a comer fresas.....!!!
En la misma cocina empezamos a comer las deliciosas fresas con bastante parecido con una famosa película llamada 9 semanas y media, intercalábamos las fresas entre besos y besos, nunca en mi vida me había dado unos besos con tan buen sabor, para cuando nos quisimos dar cuenta estábamos bastante calientes los dos, subimos a su habitación (por supuesto con las fresas) y después de barios sabrosísimos besos nos empezamos a desnudar uno al otro hasta quedarnos en ropa interior, para mi fue bastante sorprendente verla) ya que desde la última vez su cuerpo había madurado bastante y lo tenia mucho más desarrollado. (llevaba una lencería impresionante, un sujetador blanco bastante transparente que casi dejaba ver sus pezones y un tanga a juego igual de sugerente
Nos abrazamos y nos quitamos la poca ropa que nos quedaba, nos besamos y nos dejamos caer en su cama, repleta de peluches. Para mi era una de la cosas más bellas que jamás he visto, una chica de unos 19-20 años, desnuda en una cama rodeada por sus peluches, nunca lo olvidare!!!!!!!
Creo que llegado a este punto debería de describirla ya que todavía no lo he hecho y pienso que deberíais haceros una idea de cual era mi visión en aquel momento.
Su pelo es precioso rubio con unas extensiones de color morado, al principio, durante la comida lo llevaba con un precioso recogido pero cuando nos desnudamos se lo soltó dejándolo caer sobre su hermoso cuerpo desnudo, eso fue lo que termino de excitarme por si no lo estaba lo bastante. Creo que ya en algún otro relato lo he comentado pero me fijo mucho en el pelo de las chicas, es una de las cosas más me atrae y pienso que dice mucho de ellas.
Los ojos los tenia maquillados con un color azul clarito y los labios con un brillo, en conjunto su carita parecía una fruta deliciosa esperando para comérsela.
Ella sentía un poco de vergüenza al ver como la observaba porque tenia las piernas algo cruzadas si dejarme ver su conejito y entre sus brazos abrazaba un osito de peluche que me impedía contemplar sus pechos, poco a poco la fue besando y dejo su peluche entre sus piernas, dejándome el camino libre para pasar a besar sus pechos, tenían un tacto increíble, firmes y sus pezones tan rosaditos como siempre y se estaban poniendo duros mientras yo jugaba con ellos con mis manos y mi boca, los acariciaba, los besaba, los bordeaba con mi lengua y los pellizcaba.
Fui notando como cada vez estaba más a gusto y se divertía con todo aquello, baje hasta llegar a su punto débil su ombligo, ya sabía de mi anterior encuentro con ella que eso era lo que más le gustaba, lo que yo le hacía, jugar con su ombligo, rodearlo con mi lengua, besarlo.....
Mientras mis manos recorrían todo su cuerpo palpando el fino tacto de su piel tenía la misma tersura y suavidez que la piel de un bebe, me sorprendía comprobar con mis propias manos lo mucho que había evolucionado y madurado su cuerpo, como sus curvas se habían acentuado, estando tan bien proporcionada que me estaba volviendo loco en aquel cuerpo de cine.
Seguí bajando y me encontré al oso de peluche tapando su conejo, sin quitárselo le di un beso al peluche y ella soltó una pequeña risa, después lo cogí y se lo lleve hasta su boca, ella le dio otro pequeño beso al peluche, me abrazo y me beso, un beso largo y profundo, seguido de otros pequeños y rápidos mientras me acariciaba el pelo, la cara, las espaldas, de pronto paro y me dijo:
¿Hoy acabaras lo que estas empezando verdad?
Yo la mire a los ojos, le brillaban como nunca y le dije:
Tranquila mi niña.
Me volvió a soltar un par de besos muy enérgicos y rápidos.
Rápidamente me levanté de la cama y cogí el plato de las fresas y lo puse en la cama, cogí una fresa la chupe un poco y se la lleve hasta su boca, ella la mordió y el trozo sobrante me lo comí yo, me abrazo y volvió a besarme, otro beso largo solo que ella tenían en su boca todavía trozos de fresa y entre su lengua y la mía jugamos con aquel manjar, aquello nos justo a los dos y repetimos varias veces. Después mientras ella se comía media fresa yo con la otra media la pasaba por su cuello lamiéndolo junto con el jugo de la fresa, exactamente igual por sus pechos, dejando pequeños trozitos de la fruta entre su pechos para después comérmelos, igual lo hice sobre su pezones, que los chupara y los lamiera junto con las fresas.
Poco a poco su cuerpo fue quedando lleno del jugo de las fresas, aquello era lo más erótico que estaba haciendo en mi vida, no quería que aquello terminará nunca, quería que el tiempo se detuviera para siempre, yo se lo susurraba a ella y ella decía y opinaba igual que yo, estábamos los dos viviendo unas de nuestras mejores experiencias.
Le di la vuelta para jugar con su espaldas, besarlas y saborearlas con las fresas, poco a poco fui bajando hasta tener su trasero entre mis manos, era perfecto, redondo prieto con un tersura impresionante, la agarre por la cintura con mis manos y la levante un poco, quedando con la espalda inclinada y apoyada en la cama sobre sus rodillas dejando en pompa su hermoso trasero y dejando ver en parte su precioso conejo.
Alternaba mis besos en sus cachetes mientras los acariciaba y ella respondió dejando cada vez más sus piernas abiertas como dejándome en camino libre hacia su caliente conejo, mis manos se fueron deslizando por entre sus muslos mientras seguida dándole pequeños besos y mordiscos hasta que llegue con mi lengua hasta su conejo y con solo rozarlo ella soltó un pequeño suspiro, para mi fue indicio de que estaba preparada para lo que se le venia encima.
Mis manos acariciaban aquel ardiente conejo tan inmaculado, estaba todo cerradito y tan bien rasurado, nadie antes lo había acariciado y cada vez que yo pasaba mis manos o mi lengua ella soltaba unos suspiros y se le estremecía todo el cuerpo, me puse debajo de ella dándole besos y rodeando su conejo con mi boca, ella estaba llegando al orgasmo, daba pequeños chillidos y empezó a soltar un gran flujo.
Rápidamente le di la vuelta de nuevo quedando boca arriba, ella agarró un par de peluches y se los llevo a la cara para evitar que sus chillidos provocaran un escándalo, yo quería que tuviera un orgasmo aún mayor y me propuse seguir jugando con su conejo, con mi mano lo abrí y con la punta de mi lengua fui saboreando sus labios tan rosados junto con el flujo que no paraba de soltar, ella tenia las piernas totalmente abiertas y los pies apoyados en mi espalda, no paraba de moverlos parecía que estaba sufriendo un terremoto, el chillido más escandaloso de todos y eso que tenía la cara totalmente tapada por sus peluches lo soltó cuando rodeé su clítoris que estaba completamente hinchado con los labios y sin solarlo mientras lo hacía girar con la punta de mi lengua lo tocaba.
Fue sólo un momento pero fue el de máxima excitación, sus piernas parecían que tenía electricidad de lo que se movían y el chillido fue bastante escandaloso, sus muslos estaban totalmente empapados de su excitación, cuando tuvo bastante le acaricie sus muslos con mis manos y se los fui besando.
Finalmente le cerré las piernas, la deje tendida del todo con mucho cuidado, fui subiendo besando de abajo a arriba su cuerpo, estaba completamente ardiendo y cuando llegue a la altura de su corazón lo sentía latir deprisa y muy fuerte como si quisiera escapar de allí, hasta llegar a su cara que la tenia aún tapada por los peluches. Mientras le besaba el cuello ella se fue quitando los peluches y comprobé con gran asombro que de sus dos preciosos ojos salía unas pequeñas lagrimas. Me quede bastante sorprendido y con bastante ternura le di un beso a cada ojo y le pregunte si no le había gustado, ella riéndose un poco me respondió que todo lo contrario que sus lagrimas eran del inmenso placer que había sentido, que era la primera vez que sentía algo así tan grande y que creía que nunca volvería a sentirlo tan fuerte.
Ella me abrazo y me beso como solo ella lo sabía hacer volviendo loco con su lengua, unos besos sabrosos y largos, así estuvimos jugando en la cama durante un buen rato dando vueltas, yo sobre ella y ella sobre mi.
Hasta que por fin ella se paro cuando estaba sobre mi, me miro y me dijo entre pequeños besos:
Te quiero, y quiero que seas el primero, no quiero que esto termine nunca ni que nos separemos jamás, quiero regalarte mi virginidad, te quiero, te amo.......
Mientras me decía todo esto se iba restregando su conejo con mi rabo que estaba muy empalmado y bastante lubricado por toda la situación, no paraba de restregarse, se movía de arriba debajo de derecha a izquierda, parecía una serpiente intentando enroscarse en mi cuerpo, con aquel movimiento casi de manera involuntaria llego a meterse mi rabo en su conejo.
Cuando no aguante más sus movimientos la agarre con mis manos por su cintura deteniéndola, ella se apoyo sobre sus rodillas y se abrió de piernas para dejar paso a lo que tanto los dos estábamos deseando. Con una mano agarre mi rabo que estaba inquieto y parecía que tenia vida propia y con la otra mano di un par de caricias a su conejo y comprobé que estaba ardiendo y totalmente húmedo, ella fue bajando hasta que notó que nuestros dos sexos se rozaban, yo moví mi rabo provocándole un cierto cosquilleo en su conejo le abrí bien sus labios y dándole un beso ella fue bajando hasta que se introdujo la punta de mi rabo.
Sus piernas cansadas fueron cediendo y cada vez que lo hacían mi rabo se introducía más y más en su conejo que no ponía ninguna resistencia de lo húmedo que ya estaba, yo no quise hacer ningún movimiento brusco para que a ella no le costara más trabajo y de proporcionara ningún dolor, su cara era un enigma ya que tenia gestos de un dolor moderado y de empezar a sentir placer, apretaba las sabanas de la cama con sus manos, hasta que por fin todo mi rabo penetro por completo su conejo.
Los dos soltamos al unísono un suspiro producido por el placer que estábamos sintiendo y por la tensión que nos provocó la situación. Ella intentó empezar a moverse para ver si aquel pequeño dolor se iba transformando en placer, además intuyo que quería satisfacerme gratamente.
Tranquila mi niña, date tiempo.
Al serenarse yo empecé a mover dentro de su conejo mi rabo tocando sus paredes y provocando en ella otra sensación que para ella era desconocía y que le proporcionaba mucho placer.
UMMMM, que rico, que me estas haciendo oh, oh, oh.
Sorprendida por aquella nueva sensación empezó a balancearse encima de mi, las penetraciones eran lentas y muy profundas hasta el fondo, los gemidos de los dos eran suaves y largos como nuestros movimientos y cada vez que llegaba hasta el fondo de su conejo ella acentuaba sus gemidos.
ah, ah, Ah, Ah, AH, AH, AH, AH
Con todo el calentón nos fuimos moviendo cada vez más y más rápido, nos besábamos, nos mordíamos, nuestro sudor estaba provocado tanto por el ajetreo como por la fiebre que los dos teníamos, era bellísimo ver su cuerpo sudando , su piel resplandecía y mis manos resbalaban por todas sus curvas desde el cuello pasando por sus pechos, su cintura, su trasero ( que no podía dejar de acariciar, era perfecto y notaba como en cada embestida lo apretaba para sentir más adentro mi rabo ) hasta sus bien torneadas piernas con aquellos firmes muslos que me atrapaban y me estaban volviendo loco sino lo estaba ya.
Con aquellos movimientos tan rápidos pronto alcanzamos los dos la gloria, ella se levanto apoyándose con sus manos en mi pecho, arqueaba su cuerpo hacia atrás sin dejar de moverse como una diosa, su cabeza se movía de adelante hacía atrás en cada embestida que le daba, su pelo suelto y algo mojado por el sudor se movía acompasando nuestros movimientos, note como ella tenia otro orgasmo, sus manos empezaron a temblar, sus gemidos eran más grandes y rápidos ( no paraba de decir mil cosas a la vez, parecía como loca, hasta que por último sentí como se corría, se derrumbo sobre mi y me mordisqueo el cuello dejándome marcas de nuestro encuentro.
Yo termine dejándola a ella debajo de mi, la penetre y dándole rápidas embestidas y profundas, ella movía su cabeza de izquierda a derecha mordiéndose los labios y dando unos pequeños gemidos, más bien ya de cansancio, le aparte el pelo que cubría parte de su bella cara, era grandioso verla así, le acaricié sus pechos tan firmes, luego los chupe despacio y luego algo más fuerte ( sin dejar de parar las embestidas ) mis chupeteos en sus pechos le hicieron gemir aún más, hasta que por fin provoco mi corrida.
Yo no quería vaciarme dentro y ella aunque no me lo digo tampoco, la saque de su enrojecido conejo y ¡plas! Saltaron varios chorros hacía arriba, tomaron una altura increíble y pararon en su vientre, jugué un poco con ellos en su ombligo pero ella ya no podía más y estaba exhausta y me dijo:
¿Vamos a ducharnos?
Me levanté de la cama, prepare la bañera, la cogí en brazos casi sin fuerzas y la lleve hasta la bañera que estaba casi llena de agua. Me metí yo primero mientras ella cogía de un estante un frasco de cristal que tenia unas sales aromáticas, echo un poco sobre el agua de la bañera y se metió junto conmigo, la abrace mientras nos relajábamos y descansábamos.
Aquella situación fue otra de las más bonitas que yo he vivido con una chica, su pelo largo mojado y recogido sobre un lado dejando ver parte de su cuello, mientras la acariciaba y podía oler aquellas sales aromáticas, me encantaba hacerle cosquillas en su cintura, subiendo suavemente hasta sus pechos y pasando la punta de mis dedos por sus pezones, para después bajar muy lentamente hasta su conejo, ella lo agradecía y dejaba una de sus piernas fuera de la bañera para que yo pudiera palpar bien sus tesoros y hasta me acompañaba con una de sus manos para dirigir mis movimientos hasta donde ella más le gustaba.
Así estuvimos bastante tiempo, charlando de muchas cosas, ninguno de los dos queríamos que acabara todo aquello pero finalmente salimos de la ducha, yo la lleve hasta su cuarto de igual forma que la lleve al baño, nos vestimos y finalmente nos despedimos, prometiéndonos que lo nuestro no acabaría en ese día, que intentaríamos vernos más a menudo y con discreción.
Espero que sea de vuestro agrado, que disfrutéis leyendo casi tanto como yo viviéndolo y como siempre estoy abierto a todo tipo de sugerencias.