La Hermandad de la Concupiscencia (parte 4)

Continuación de la Hermandad de la Concupiscencia...

Llegamos a casa muy avanzada la madrugada. Estaba exhausto, no tenía fuerzas ni para entrar a casa, quería dormir. Me habían pagado 700 euros por aquella noche de iniciación. Jorge ganó 500 euros comiendo culos y recibiendo pollones de desconocidos. Recuerdo entrar riéndome abrazado a Jorge pero a la vez estaba muy cansado. Fue entrar a casa y caer en la cama. Dormimos juntos. Abrazados como una parejita. Me había reído mucho con Jorge todo el camino. Somos muy parecidos. Los dos tenemos un cuerpo delgadito con un culo respingón. Yo carezco de pelo en el cuerpo y mi amigo tiene bastante en el pecho y en la polla y el culo. Decía que su principal atractivo para los tíos era esa mezcla entre cuerpo inocente y vello masculino. Los tíos que se lo follaban le decían que era como follarse a un hetero.

Me desperté a mediodía con un dedo de Jorge en mi culo.

-¿Qué haces? -le dije riendo.

-Ha llegado un correo. El martes tenemos un gangbang con varios tíos por unos 600 euros para cada uno, Pero ahora me pondría mucho comerte el ojete -me dijo Jorge mientras me metía dos dedos por el culo.

-Todo tuyo -le dije mientras me ponía a cuatro patas para que me metiera la lengua por el culo -le dije todavía cansado de aquella noche intensa. - Sigue, sigue, no pares, ¿dices que has leído la próxima misión ?, ¿de qué va?- le dije mientras me comía más y más fuerte el culo.

-Hmmm, sorpresa...qué culito tienes cabrón. Te voy a follar -me dijo Jorge.

-Pasivito, fóllame el culito -le dije mientras acercaba su dura polla a mi culo.

Me la restregó durante un buen rato sin meterla. Nunca creí que se sentía tanto placer de tener una polla rondando el ano sin penetrarlo.

-Va, cuéntame algo de lo de este martes -le insistí al tiempo que me follaba dulcemente el culo.

-Te daré una pista -me dijo mientras me follaba más y más duro.

-Aaahh, despacio, ¿me van a follar el culo? -le dije riendo obviando su respuesta.

De pronto la sacó y se corrió sobre mis ano, se arrodilló y empezó a chupar su semen y lamer mi ano con ganas. Luego, me comió la polla durante un buen rato hasta que me corrí en su boca. Jamás me comieron la polla hasta correrme. El glande se puso muy sensible mientras me corría. Tenía dos dedos de Jorge follándome el culo mientras me corría y se tragaba toda mi lefa.

Ese domingo lo pasamos tirados sobre la cama, desnudos y riéndonos. La calma de ese día contrastó con la euforia y la perversión del martes.

Nos dirigimos a El Viso en el coche de Jorge, y pronto dimos con la dirección exacta que nos habían dado. Jorge no me quiso desvelar nada de las indicaciones que le enviaron. Decía que no lo iba a rechazar, pero quería que fuera sorpresa para mi. Recuerdo la impresión de aquellas mansiones, parecían villas de campo.

-Llegáis a tiempo, amigos -nos dijo un hombre mientras nos trasladaba por su enorme casa hasta la habitación. Las cortinas estaban cerradas, había una luz muy delicada y de un tono azulado que sumergía la habitación en una bruma de misterio.

Allí aguardaban dos jóvenes de no más de 25 años. Eran los mismos jóvenes que se habían follado a un madurito en la iniciación. Junto a ellos sentados tres tíos tomando una copas. Los señores tendrían de 40 a 50 años. El hombre que nos abrió la puerta entró a la habitación y nos pidió a Jorge y a mí que nos desnudásemos y que nos quedásemos únicamente con los suspensorios que llevábamos puesto.

-Poneos de rodillas sobre la cama y disponeos de espaldas uno a otro -dijo aquel hombre con una copa en la mano mientras obedecíamos las órdenes.

Los jóvenes, únicamente ataviados de vaqueros ajustados, nos lubricaron el culo a ambos. El lubricante estaba muy frío. Solo sé que el placer era enorme. Metieron un dedos entero impregnado de lubricante y sentí un frío muy intenso. Aquel niñato me metía los dedos por el culo como si fuera un juguete. Me miraba con una cara de vicio que no recuerdo haberla visto antes en mi vida. Sentía a Jorge gemir levemente con su culo pegado al mío.

Nos metieron un enorme y duro consolador doble por los culos. Jorge y yo compartíamos el mismo juguete mientras nuestros culos se movían hacia adelante y hacia atrás sintiendo el pollón de goma. Nuestros ojetes se tragaban el dildo hasta llegar a chocar los culos. Aquellos tíos estaban fuera de sí con aquella escena.

Aquellos maduritos miraban como quien ve una escena porno en directo. Se pajeaban con una mano mientras con la otra sujetaban su copa. Apenas hablaban, se limitaban a ciertas indicaciones de cómo le gustaría que fuera la situación.

Los activos se quitaron los vaqueros muy lentamente dejando ver aquellos paquetes muy duros debajo del pantalón. No llevaban boxer ni nada. Cada uno imitaba al contrario. Ambos hacían lo mismo. Nos golpeaban con sus tiesas pollas en la cara mientras abría y abría la boca para intentar comerla. Observé cómo mordía su labio inferior con sus dientes mientras ponía una cara de perro. Todos estábamos muy cachondos.

-¿Quieres mamar, ehh, putita? -me dijo mientras golpeaba su delgada polla dura contra mi cara. -¡Abre la boca maricón! -me gritó mientras yo lo abría.

De repente se agachó y escupió con rabia dentro de ella. Me metío la polla con fuerza hasta la garganta y así mantuvo durante diez segundos o más mi garganta. Se me salían las lágrimas. Cuando la sacó, su polla estaba llena de mis babas.

Entró una mujer con aires elegantes en la habitación y se dirigió al señor que nos abrío la puerta. Debía ser el propietario.

-Hola, carí -le dijo la mujer mientras le daba un pico al hombre. Se dirigió al chico que me follaba la garganta y le comió la boca.

-Nos vemos el jueves -le dijo la mujer al chico mientras el chico asentía y se ponía más y más duro. Me bombeaba la boca con más fuerza mientras la mujer se despedía muy cariñosamente con el chico y salía de la habitación.

-¡Ahora el ojete! -me dijo dándose la vuelta y moviendo su culo contra mi cara durante un buen rato.

Su culo estaba calentito. Alternaba su polla y su culo. Ambos chicos se turnaban para follarnos la boca durante unos minutos. Todo eso ocurría mientras Jorge y yo nos follábamos el dildo que compartíamos de espaldas. Uno de aquellos tíos se levantó y se corrió en nuestros culos mientras seguíamos follándonos el dildo.

-Folláoslos -dijo otro de los que sostenían una copa.

Nos dieron la vuelta. Nos follaron el culo sin pensárselo. Nos azotaban con fuerzas. Oía las cachetadas repetidas que le daban al culo de Jorge. El mío no fue menos. Ahora la cara de Jorge y la mía estaban muy juntas. Nos besamos mientras aquellos dos matones nos follaban con fuerza. Alternaban nuestros culos y lo bombeaban al grito de putas, mariconas, tragalefas y otras vejaciones por el estilo. Esta situación calentó demasiado a aquellos tíos y se corrieron en nuestras caras mientras Jorge y yo seguíamos besándonos con la leche de aquellos cerdos en nuestro careto. Los activos murmuraban para correrse a la vez en mi culo. Sentí la leche de aquellos dos activos en mi culo mientras Jorge pasaba su lengua sobre mi maltratado ano, lamiendo las corridas.