La Herencia (1 de 4)
Una herencia recibida por mi subrino Juanillo nos hace disfrutar de dos esclavas conocidas. Dominación consentica
La Herencia (1 de 4)
Autor: Ricardo Erecto.
Advertencia. Ésta es la primera historia que me tendrá como protagonista. Espero que esté bien contada, ya que es una modalidad nueva para mí. Como otras historias es completamente de ficción aunque intervienen dos personajes de carne y hueso conocidos por ustedes (Cuento con la autorización de ellas para publicarlo y no hay siquiera rastros de realidad).
Estaba en una reunión de Directorio en la empresa dónde trabajo cuando entra mi asistente y acercándome un teléfono me dice al oído:
-Es su sobrino Juanillo. Me dice que es muy urgente. Por eso lo interrumpí.-
Me preocupé. Si era urgente algo grave había ocurrido y lo había trasmitido a mi asistente para que ella interrumpiera en la reunión. Tomél teléfono.
-Tío Ricardo. ¡No sabes lo que pasó!-
-Dime, me asustas.-
-Recibí una herencia millonaria. Necesito hablar contigo enseguida.-
-Ahora es imposible. Estamos en reunión de Directorio y se prolongará hasta las 20.-
-Te paso a buscar por la oficina a las 20 y nos vamos a cenar. Busca un lugar bien tranquilo.-
-Está bien, te espero.-
Le pedí a mi asistente que reservara una mesa en “La Fragata” de Puerto Madero. Allí me conocen y si pido una mesa alejada del ruido, saben dónde ubicarme. Por mi parte seguí en la reunión pero quedé algo preocupado tratando de dilucidar en qué negocio raro andaba Juanillo.
Al finalizar la reunión ya estaba Juanillo esperándome. Lo veía sonriente y excitado.
-No quiero hablar aquí ni en el taxi. Te contaré cuando lleguemos.-
Hablamos de cosas intrascendentes hasta que finalmente estuvimos ubicados en una mesa apartada y ordenamos la comida.
-¿Me puedes decir qué es eso de la herencia? ¿Te has metido en un lío?-
-Nada de eso tío. Mira esta carta que me llegó esta mañana.-
Me alcanzó un sobre y comencé a leerlo.
“SeñorJuan Fernándezetc. etc.
Su tío, Don Ramón Fernándezy Cajal acaba de fallecer a los 82 años y ha dejado en su testamento expresas indicaciones que cede a usted,Juan FernándezBenavides, su propiedad cerca de Granada de3000 hectáreascon toda su pertenencia, incluyendo la casa que habitó hasta su muerte y la suma de dos millones de euros en efectivo que debe repartir así:
200.000 euros entre el personal que atiende la finca
300.000 mantener en caja como capital operativo del establecimiento
1.500.000 para su uso personal.
El testamento está depositado en la escribanía de ….. y debe darse inmediata ejecución de mis últimos deseos.
Está usted formalmente notificado y aguardo sus instrucciones para proceder.”
Así finalizaba la escueta nota. No lo podía creer y desconfiado como soy, le pedí precisiones.
-Ocurre que cada vez que iba a España, pasaba unos días con mi tío en su casa y atendía algunos asuntos que al pobre tío le resultaban difícil de manejar por su edad. Sin duda me quería mucho y sabía que era el único pariente con el que tenía trato.
-No sabes lo que es la casa del tío en la finca cerca Granada. Casi un palacio, enorme y… el sótano es una mazmorra completa. Parece que el tío, de más joven, le gustaba tener algunas mujeres en su casa para “jugar” con ellas. Un día me acompañó a mostrarme las cosas que tenía allí. Creo que solamente él sabía de su existencia.-
-¿Y qué piensas hacer?-
-Necesito tu ayuda. Tienes experiencia en manejarte en el mundo de los negocios. Aquí hay mucho dinero y no quiero que me estafen. Necesito que me acompañes a España para arreglar las cosas.
-Sí, puedo hacerlo. Imagino que debe haber varios que quieren apropiarse de esos dinerillos y además están esas tierras que deben valer una fortuna mucho más grande que el legado.-
-Así es. Lo producido me imagino que también debe ser mucho. Además he pensado algo más.-
-Cuando lo dices en ese tono, es que te traes algo.-
-Sí. He pensado en que vayamos allí con Sandra Raquel, tu amiga de España que he tenido el gusto de conocer (y coger) varias veces cada vez que fui para allá.-
-¿Quieres encerrarla en la mazmorra como a una esclava?-
-Sí, Conozco sus gustos y tú tambiénla conoces. Unos azotes en el culo, le agradan. Además pensé en que podíamos llevar a alguien más.-
-¿A quién?-
- A Romy. Tú la conoces, saber que ha estado esclavizada, nos sirve para usarla justamente como esclava.-
-Sí, eso lo sé y lo he narrado en una historia. Creo que lo pasó bastante mal.-
-Lo que he pensado es llevarla a ella y que Sandra Raquel nos espere en Barajas y los cuatro nos vamos a la finca en Granada.-
-La idea parece un poco loca pero te diré que no me disgusta. Pensar en darle una palmadas en el culo a Romy y sobarle las tetas a Sandra, ¡vamos! No es nada desagradable.-
-Gracias tío, sabía que iba a poder contar contigo.-
- Deberé pedir licencia en el Directorio para desaparecer un tiempo y arreglar algunas cosas en la Empresa pero en quince día podremos partir. No he visto a Romy desnuda pero será un placer calentarle el culo con una vara y cogerla. En cuanto a Sandra Raquel, tampoco la he visto desnuda ni he tenido ninguna relación con ella que no haya sido o epistolar o de conversaciones con otras personas presentes, pero me imagino que esas tetas son algo para apreciar.-
-Sabes que he visto a ambas en bolas. Cada una tiene su encanto. No puedo decirte cuál está mejor, pero vale la pena cogerse a ambas.
Hay que pensar en Romy. Me gustaría llevarla con un cinturón de castidad metálico pero al pasar por el detector de metales en el aeropuerto, chillará que se escuchará en todo Ezeiza.-
-Mira, nos encontramos mañana cuando sales de la oficina y ajustamos algunos detalles.-
Así nos despedimos y quedamos en encontrarnos al día siguiente. Llevar a Sandra Raquel a una mazmorra hubiera sido absolutamente impensable un tiempo atrás, pero luego del encuentro de Juanillo con ella, unos meses atrás y las aventuras con ella que me había contado, no era imposible invitarla a pasar unos días con nosotros.
Tampoco era imposible invitar a Romy. Sabíamos que ella se había prestado a estos juegos y que eran parte de su fuente de ingresos. Pensé que el viaje no tenía por qué ser placentero para ella. De repente me dieron ganas de tenerla dominada. Se arreglaría con algunos miles.
Sin cinturón de castidad metálico que le apretara la concha, había que buscar otras restricciones que no levantaran sospechas en el avión. Eran doce horas de vuelo directo entre Buenos Aires y Madrid pero debía ir como una esclava o, por lo menos, que se sintiera como una esclava dependiente de nosotros.
Al día siguiente ultimamos los detalles del viaje. El día de la partida, yo iría a la casa de Juanillo y allí estaría Romy a la cual vestiríamos de manera adecuada para el viaje.
En cuanto a Sandra Raquel, le hablamos por teléfono esa misma tarde, pero con la diferencia horaria entre Argentina y España, la encontramos dormida.
-¿Sandra? Te habla Ricardo desde Buenos Aires.-
-Joder. Estaba durmiendo, son más de la doce de la noche.-
-Lo sé, pero quería proponerte algo. Juanillo, a quién conoces muy bien, ha heredado una finca cerca de Granada y lo acompañaré a tomar posesión. Quería que tú nos acompañaras.-
-¿Para qué quieren que los acompañe?-
-Tiene una mazmorra que queríamos estrenar contigo y con Romy.-
-¿Es que pensáis tenerme de esclava en la mazmorra?-
-¡Claro Sandra! Te calentaremos el culo y usaremos tus agujeros.-
-Sois unos groseros hablando así. Me extraña de ti, Ricardo.-
-Es que Juanillo me ha contado que tienes unas tetas que son para acariciarlas, magrearlas y apretar esos pezones. Nunca te he visto desnuda pero sigo los consejos de Juanillo.-
-¡Ricardo! ¡Eres un grosero!-
-Bueno, un poco pero ¿aceptas o no?-
-No puedo decirte que no a ti y a Juanillo. ¿Qué me van a hacer?-
-¡Mujer! ¿Es que no te lo imaginas?-
-Bueno, sí… pero… si viene Romy, por lo menos seremos dos contra dos.-
-Estoy seguro que van a quedar conformes.-
-Bueno, ahora estoy medio dormida, pero acepto. Mañana volvemos a hablar.-
Ya teníamos asegurada la asistencia de Sandra. Ahora a convencer a Romy. De eso se encargó Juanillo.
-¿Romy? ¿Cómo estás? Habla Juanillo.-
-¡Qué sorpresa!-
-Te llamaba porque Ricardo y yo queremos que nos acompañes a España.-
-No tengo dinero para ir de vacaciones a España.-
-Primero que no tendrás que pagar nada, segundo que no serán vacaciones y tercero que te pagaremos tres mil euros.-
-Entonces me parece que tienen pensado en… en… usar mi cuerpo.-
-Exactamente. Prepárate para que te hagamos algunas cosillas.-
-¿Cosillas como qué?-
-Pues unos azotes en el culo, castigarte en las tetas y por supuesto, cogerte hasta que queden nuestros huevos vacíos.-
-¡Juanillo! ¡Qué modales!-
-Para que no te sientas sola, también hemos convocado a Sandra Raquel, que ya aceptó.-
-¿Sandra será de la partida?-
-Pues sí, tendremos una mazmorra dónde ubicar a ambas.-
-Volveré a mis tiempos de esclava.-
-Efectivamente. Esclava, puta, potranca, de todo. ¡No te imaginas las cosas que tiene pensado Ricardo en hacerte! Me ha dicho que va a disfrutar de tus tetas, que no conoce.-
-¡Ay Juanillo! Eres incorregible. Tratar a una dama de esa manera, pero sabes que no me gusta que me llames puta.-
-Vamos Romy, que te conozco, conozco ese culo, esas tetas, esa concha, conozco todo tu cuerpo y lo que te gusta que te hagan. ¿Aceptas?-
-¡Claro que acepto! Estoy segura que lo pasaremos muy bien los cuatro.-
Así finalizaba la comunicación con Romy. Todo estaba encaminado.
Cuando el día de partida llegué a la casa de Juanillo, ya estaba Romy. Entonces entre ambos decidimos cómo viajaría hasta Barajas. La desnudamos completamente y con una cuerda rodeamos su cintura para luego bajar y pasarla entre sus labios vaginales, luego entre los cachetes del culo, uniéndose a la cuerda de la cintura y volviendo a pasar por la concha atándose firmemente en el frente.
Sin duda Romy estaba incómoda con las cuerdas metiéndose en la raja, pero, dócil como siempre, lo aceptó sin inconveniente. Luego unas bragas que cubrían bien su pubis y su culo y una falda hasta las rodillas completaban su vestimenta de la cintura para abajo.
Con Juanillo decidimos que no llevaría corpiño y se puso una camisa bastante ajustada que mostraban unas buenas y firmes tetas. Por el roce de la tela, minutos después se marcaban unos turgentes pezones.
Una campera completaba su vestimenta.
-Así irás en el avión. Hemos reservado asientos en una fila de tres. Tú irás en el medio y te cubrirás con una manta, desabrochándote la camisa para dejar tus tetas a nuestra disposición.-
-Entendido. ¿Me dejarán ir al baño durante el viaje?-
-Solamente una vez y uno de nosotros te acompañará hasta la puerta.-
Así salimos para el aeropuerto. Se la notaba entre asustada y excitada. Una vez acomodados en los asientos y que comenzó el vuelo, le indiqué que se cubriera con la manta y se desabrocharala camisa. Mesusurró al oído “sí Señor”. Tanto Juanillo como yo posamos una nuestras manos sobre cada una de las tetas. Romy quedó impávida no mostrando reacción visible, aunque su corazón latía con fuerza
Luego de magrear un rato una de las tetas de nuestra acompañante, apretar ligeramente el pezón bajé la mano hasta la falda, que levanté, e introduje mi mano debajo de las bragas, palpando las cuerdas que se incrustaban en su concha. Ésta era la primera vez que acariciaba un pubis tan suave y sin vello y sin el incipiente crecimiento del mismo, por el método de depilación empleado. Era un verdadero placer pasar la mano por allí. El láser hace maravillas depilando pubis.
Poco después los tres quedamos dormidos, despertando ya próximos al aeropuerto de Barajas, arribando a la T4. Luego de los trámites migratorios nos encontramos con Sandra Raquel que nos estaba esperando. Vestía un largo tapado, bastante cerrado, que le cubría hasta debajo de las rodillas.
Había alquilado una limusina con chofer, que nos llevaría hasta nuestra futura residencia. Una vez en su interior, Sandra nos señaló un bolso que estaba sobre uno de los asientos.
-Ricardo, allí encontrarás lo que seguramente necesitas.-
Abrí el bolso y había cuerdas, cadenas, esposas, grilletes, collares, etc. todos elementos como para someterlas. Entonces le comenté:
-A partir de este momento Sandra raquel y Romy serán nuestras esclavas. Comenzaremos por ti, Sandra. Quítate el tapado.- dije con voz firme.
Grande fue mi sorpresa cundo al quitarse el tapado, vestía solamente unas bragas y corpiño.
-Quítate el corpiño.- le ordené.
Así lo hizo.
-Voltéate, te esposaré las muñecas con las manos en la espalda.-
De inmediato se quitó la prenda y puso sus manos enla espalda. Cerrélas esposas sobre sus muñecas. Me agradeció con un “Gracias Señor”
Luego le coloqué un collar metálico
-Romy, ahora tú. Quítatela ropa. Tequedarás solamente con las bragas. Te quitaré las cuerdas que aprietan tu concha.-
-Muchas gracias señor por liberarme de las cuerdas. Realmente me han molestado mucho.-
Luego de desnudarse y quitarse ella misma las ligaduras, se puso las bragas, juntó sus manos en la espalda para que las esposara. Una vez cerradas sobre sus muñecas, le coloqué también el collar y uní los collares de ambas con una cadena de menos de un metro.
-Se quedarán así hasta que lleguemos a la residencia.- y dirigiéndome a Juanillo, -¿Con cuál de ellas quieres comenzar?-
-Quiero meter mano entre las piernas de Romy. Tú lo has hecho en el avión.-
De acuerdo, yo comenzaré magreando las tetas de Sandra.-
Cada una se puso en posición para que cumpliéramos nuestros deseos. Romy separó las piernas y Juanillo le metió la mano debajo de las bragas. Por mi parte comencé a acariciar los pezones de Sandra Raquel. Era la primera vez que la veía casi desnuda y podía acariciar esas tetas descaradamente. Ella no solamente no se opuso sino que noté el endurecimiento de las mismas. Nunca hubiera imaginado llegar a tan grata situación. ¡Tener a Sandra desnuda y a mi disposición! El curvilíneo y bien formado cuerpo de ella me sorprendió. Otras veces la había visto con ropas no muy ajustadas que ocultaban esas carnes firmes y con unas formas de ensueño.
Ambas permanecían calladas, sin pronunciar palabras, mientras Juanillo y yo hacíamos comentarios sobre el cuerpo de las mujeres. Luego que exploramos distintas partes de los cuerpos de las muchachas, intercambiamos las esclavas. Ahora era yo el que tenía a Romy a mi disposición.
Luego le saqué la bombacha y la hice poner en cuatro para admirar ese culo blanco y redondo, separar los cachetes e introducirle un dedo enla vagina. Entodo momento permaneció inmóvil.
Por su parte Juanillo había avanzado más y tenía su pija dentro de la boca de Saqndra que la mamaba con placer. Poco después las bragas de sandra quedaban arrumbadas a un costado, quedando su cuerpo también desnudo.
Al llegar a la residencia, la limusina se introdujo en su interior y mientras Juanillo se dirigía a la sala donde aguardaba el escribano para hacer oficial el traspaso de la propiedad, yo me dirigí con ambas mujeres ala mazmorra. Semantenía la cadena que unía ambos collares, por lo cual el caminar juntas no les resultaba fácil. Una vez allí, sellé sus bocas con una cinta y las ubiqué de manera quedaran separadas y no pudiendo tocarse entre sí.
Me dirigí a la sala en la cual estaba Juanillo y revisé todos los documentos a firmar. Estaba todo en orden por lo cual el trámite fue rápido y nos liberamos del notario. Era hora de disfrutar de nuestras esclavas.