La heredera (y 5)

Ultimo capitulo de esta serie en la que mi jefa, la hija de los dueños de mi empresa, me hizo descubrir un apasionante mundo y terminé en su casa haciendo el papel de su mujercita.

  • Esto lo has preparado tu? -pregunté a Pepa- Esta buenisimo.

  • No, a mi lo de cocinar como que no. Es de un catering y me lo han traido mientras estabas poniendote tan guapa.

La verdad es que la comida a base de platos frios estaba realmente buena.

  • Sabes? me siento muy orgullosa de tu aspecto -dijo Pepa interrumpiendo la conversación sobre comida.

  • Es cierto, la verdad es que es sorprendente lo cambiado, ¿o debería decir cambiada? que estoy -contesté.

  • Cambiada! -apostilló Pepa-. Hoy eres una señorita!

  • Y para esta tarde que se te ocurre?

  • Verás -dijo muy resuelta-, no me puedo guardar para mi sola el verte así, asi que he pensado que ...

  • Para! -interrumpí en seco-, ¿que pretendes?

  • Tranquila, chica, no te asustes. Además, cuando estabamos follando en el balcon nos estaban mirando, ¿te diste cuenta?

  • Si -asentí yo con la cabeza.

  • Veian a un hombre y a una mujer, y no creo que nadie pensase que yo no era un hombre.

  • Bueno -respondí-, pero es que estaba a bastante distancia.

  • Tu crees? -pregunto Pepa de modo muy misterioso.

  • Si, había una pareja en la acera de enfrente, no? -contesté dubitativa.

  • Jajaja -explotó Pepa en una sonrisa-, o sea, ¿que no has visto que nos veían desde otro balcón del edificio?

  • De verdad??? -pregunté asustado.

  • Siii -dijo Pepa disfrutando de mi estado de vergüenza.

  • Joder! Y que habrán pensado?

Realmente yo estaba avergonzado de que hubieran visto así, vestido de mujer y siendo ensartado por una polla. Imaginaba que a partir de ese momento en todos los sitios me iban a señalar diciendo "este es el que le dieron por culo mientras se vestía de mujer".

Delante de Pepa no me había importado, es mas, me sentia fenomenal, pero que me vieran de esa guisa era algo que no me encajaba.

Pepa, viendo que me estaba sumiendo en una depresión me animó diciendo:

  • Venga, chica, que lo que han visto ha sido como yo me follaba a una mujer. De verdad que nadie que no lo sepa diria que eras un hombre.

  • De verdad? -dije yo buscando su consuelo.

  • Si, de veras. Creeme Ernes... -paro en seco lo que iba a decir y continuó-. ¿Por cierto, que nombre femenino te gusta?

  • Hummm, me pillas asi y no se me ocurre nada.

  • Estrella! -grito como con júbilo-, te llamas Estrella. ¿Te gusta?

  • Si, no esta mal.

En todo el día no me había planteado que nombre de mujer me pegaba, pero ya Pepa lo habia elegido por mi, como tantas otras cosas.

De pronto volvió a la carga interrumpiendo los pensamientos en los que estaba sumido.

  • Se me ocurre que necesitamos una segunda opinión.

  • Del nombre? -pregunte inocentemente.

  • No, bueno, no solo eso, sino de tu aspecto.

  • Una segunda opinión, pero de quién? -pregunte un poco asustado.

  • Tengo una amiga que ha pasado por lo mismo que yo, ya sabes, asi que no la extrañará verte asi. ¿A que eso no te importa?

  • Uff... no se.

No sabía si me importaba o no. Que fuese transexual me daba un poco de confianza, pero aún así tenia ciertos reparos.

Como habiamos terminado de comer, Pepa me cogió de la mano y me llevo hacia un sofá del salón en el cual nos sentamos.

Con la intrascendente conversación que mantuvimos a las dos nos entro sueño asi pues, recostadas en el sofá nos quedamos dormidas... o al menos yo.

Un par de horas mas tarde noté que una mano me zarandeaba el hombro.

  • Despierta, dormilona! -me decia Pepa con un tono muy cariñoso.

  • Que hora es? -Dije entre bostezos.

  • Ya son las 5 de la tarde, muy tarde! Además, tenemos que darnos prisa.

  • Para qué? -pregunté.

  • En una media hora mas o menos vendrá Marga a casa.

  • Marga? Quien es Marga?

  • La amiga de la que te he hablado... y fijate que pinta tienes. Hay que volver a maquillarte. Vamos! perezosa, que no nos da tiempo.

Tirándome de la mano me levantó y me pude ver en un espejo. La verdad es que mi aspecto era lamentable, con todo el maquillaje corrido, el pelo claramente despeinado y la ropa muy descolocada.

Me llevó al baño y de un armario sacó todo lo necesario para ponerme de nuevo guapa. Me colocó de nuevo la ropa y me peinó.

Mientras me maquillaba de nuevo me contó que habia llamado a Marga pero que no sabía que yo estaba allí y por tanto nada sabría de mi. Quería ver si delante de Marga pasaba por una mujer.

Tras maquillarme mi aspecto era de nuevo espectacular, mas femenino si cabe que por la mañana. El toque final lo dió con un exquisito perfume que me puso.

Verme así me despejó un poco las dudas que aún tenía, ya que a cierta distancia, nadie pensaría de mi mi autentica naturaleza. Siempre que no hablase, claro...

Salimos del baño y quedamos en que en un principio me mantendría alejado de Marga, hasta saber si pasaba la prueba.

Pepa fué rápido a cambiarse y ponerse algo mas femenino ya que aun vestia el traje masculino. Cuando volvió de su habitación dijo:

  • Por que va a venir ahora Marga, que si no me echaba encima de ti ahora mismo.

Otra vez mas me ruboricé... pero pronto volví en mi ya que sonó el timbre del portero automático.

  • Ya está aqui -dijo Pepa.

Fué a abrir y me indicó que me colocara en un sillón auxiliar junto a la ventana, que quedaba alejado de la puerta del salón.

Unos minutos mas tarde llamaron a la puerta y Pepa acudió a abrir. Oí pasos en dirección al salón entre cuchicheos. Por la puerta del salón vi entrar a Pepa acompañada de una mujer impresionante. Mediria en torno a 1:80, ya que con sus tacones de vértigo alcanzaría los 1:90. Su figura era estilizada pero aún así, el ajustado vestido negro que llevaba marcaba perfectamente curvas muy femeninas. Sus largas piernas enfundadas en unas medias negras y visibles gracias a lo corto del vestido acentuaban esa figura. Su cara era bella y angelical ya que parecía una niña que nunca habría roto un plato, aunque tenía un cierto toque de picardía. En definitiva, era una mujer de bandera.

  • Marga, te presento a Estrella, una amiga -dijo Pepa.

Yo me levanté para besar a Marga que a grandes pasos se acercaba a mi. Yo procuraba no hablar y asi trataba de prolongar el engaño. Marga se acerco y nos dimos dos besos.

  • Encantada, Estrella.

Incluso su voz era completamente femenina, sin un rasgo de masculinidad que según Pepa había tenido. Yo, para no hablar, simplemente esbocé una sonrisa e hice un leve gesto con la cabeza.

Marga se volteó e inmediatamente se puso a hablar con Pepa de cosas de las que no me enteraba muy bien ya que eran temas sobreentendidos, y naturalmente, yo desconocía. Con un gesto lo mas femenino que supe me senté de nuevo y cogí una revista de cotilleos y comencé a hojearla.

Al menos fueron 10 minutos los que Pepa y Marga estuvieron charlando, aunque propiamente lo que hacían era pisarse las frases una a otra.

Pepa interrumpió mi lectura y me llamó para que fuera con ellas al sofá donde se estaban sentando.

  • Marga, chica, vamos a cambiar de tema que Estrella no sabe de que hablamos -dijo Pepa.

  • Huy, perdona, pero es que como hace tanto que no nos vemos -contestó Marga.

  • Estrella -dijo Pepa mirándome-, para que no te asustes te comento que Marga es... -hizo una breve pausa-, ya sabes, como yo.

Yo esboce una sonrisa de aprobación. Marga, al sentirse descubierta torció el gesto solo un instante ya que de nuevo emprendió otra convesación frenética con Pepa. Le contaba novedades sobre su vida sentimental y que ahora no estaba con nadie al tiempo que según Marga iba hablando Pepa iba pasando de un estado inicial de sorpresa a tramar algo. De pronto, en medio del casi monólogo de Marga, Pepa la interrumpio mirandome:

  • Estrella, ¿A que si no te lo digo no hubieras notado que Marga tiene... ya sabes?

Yo atiné a decir un no con voz aflautada que pasó por una voz femenina. Pepa entonces tomó el mando de la conversación contándome que Marga, Marcos de nacimiento, habia sido compañera suya en su anterior empresa. Las dos sabian de su verdadera tendencia y fué Marga la primera que se decidió a dar el paso, un par de meses antes que Pepa, por lo que le fué de gran ayuda. Marga por su parte estaba muy agradecida del apoyo, a veces incluso económico, y amistad que siempre Pepa le habia mostrado.

Ante cada parrafada que Pepa iba diciendo yo, para no delatarme, solo asentía con un breve movimiento de cabeza.

No sé si Marga sospechaba de mi auténtica condición, pero cuando en medio de la conversación Pepa dijo que yo tampoco había nacido mujer puso una cara de sorpresa total, abriendo los ojos de una forma increible.

Sin duda, aún con un gesto así deformado, Marga era muy bella. Pensé por un momento lo que me gustaría el sexo con ese bellezón y, por qué no, recibir su polla, que a buen seguro sería deliciosa.

Pepa aclaró que no es que yo quisiera cambiar de sexo, aunque dijo un "de momento" que me inquietó, sino que yo la había dado el capricho de tener una mujer a su merced por un día.

  • Tener una mujer tu? Pepa? Cuantas veces te he tirado los trastos y me has salido con que a ti solo te van los hombres? -dijo Marga casi despechada.

  • Mujer -le respondió Pepa condescendiente-, a Estrella la he conocido como un hombre, y esto de hoy solo es un caprichillo.

  • Haberme llamado antes? - dijo Marga.

Debido al agradecimiento que Marga sentía por Pepa, una de sus mayores deseos era ofrecerse sexualmente a ella. Esto a Pepa nunca la había atraido mucho, ya que, en primer lugar, no creía necesario tal pago por su amistad. Pero de pronto pude notar un brillo especial en los ojos de Pepa, que no tardó mucho en desvelar sus pensamientos.

  • Y si se lo propones a Estrella? Que crees que diría? -dijo mirando a Marga.

Marga hizo un recorrido visual por mi cuerpo, durante el cual varias veces desvió la vista hacia Pepa. Tras dudar un poco, me miró y dijo:

  • Y a ti, Estrella, que te parece lo que dice Pepa?

Que os voy a contar? Me parecía estupendo, poder tirarme a esas dos preciosidades, pero de cara a Pepa debía, creí, disimular un poco.

  • Yo... si Pepa quiere... -conteste.

  • Jajajaja -rompió a reir Pepa-, guarrona, si lo estas deseando, que algo ya te conozco! -me dijo.

Yo puse cara de niño al que han pillado mintiendo.

  • Además -prosiguió Pepa- estoy segura que vas a hacer muy buenas migas con Marga y te gustará probar otra polla distinta. Y sabes qué? -dijo mirando a Marga- a esta le gustan las pollas mas que a ti y a mi.

  • Ah si? -dijo Marga entornando los ojos.

Yo estaba rojo de la vergüenza y solo atiné a decir, como queriendo exculparme:

  • Es que lo de descubrir tu polla ha sido todo un invento.

  • Pero hay que probar mas -dijo Marga- para que sepas si son las pollas en general o solo la de Pepa.

  • Si, será cuestión de probar -dije sin convicción recordando la mamada que proporcioné la Lola, la esteticienne.

  • Pues ea! -dijo Pepa-, esto hay que celebrarlo.

Se levantó y fué a por unas copas que trajo llenas de champagne y nos las dió. Se dispuso a brindar por una tarde muy placentera y tanto Marga como yo, casi a coro, dijimos que para las tres.

Bebimos de las copas mientras Marga levantó su mano poniéndola en mi cintura aunque de inmediato bajó hacia mi trasero.

  • Mmm, que firme lo tienes. Habrá que probarlo.

Yo, para no ser menos, llevé mis manos a sus tetas, posándolas suavemente. Ante su delicioso tacto atiné a decir:

  • Esto también, eh!

Un rato estuvimos mirándonos fijamente a los ojos mientras nuestras manos seguían explorando los respectivos cuerpos. Entre tanto Pepa echo la mano hacia el paquete de Marga, exclamando:

  • Huy, Estrella... lo que te espera!

Luego, mirando a Marga dijo:

  • No creí que tuvieras esto!

  • Ya ves, chica, lo que te has estado perdiendo.

El manoseo que Pepa la estaba proporcionando en sus partes bajas hizo que Marga tornase su gesto y se deshiciese de sus rasgos angelicales para tener una autentica cara de felina dispuesta a devorar a su presa, aunque temí que solo quisiese a un presa en concreto. Así pues, lancé yo también mi mano hacia la polla de Marga y pude palpar lo que se adivinaba como una auténtica barra de carne que no mediría menos de 23 centimetros.

  • Diosss! -exclame-, que polla!

  • Seguro que la quieres mamar, a que si? -dijo Marga con voz mimosa.

Yo no pude menos que arrodillarme y llevé mis manos a sus piernas. Poco a poco fuí subiendolas bajo el vestido constatando el agradable y firme tacto de su cuerpo. Llegué a la ingle y metí una mano bajo el tanga. Allí estaba preso el cetro que estaba dispuesta a engullir. Me ayudé con la otra mano para subir un poco el vestido y bajar el tanga. Ante mi saltó como un resorte una polla larga pero bien proporcionada, con su capullo ya brillante debido al liquido preseminal.

No tardé en llevar mis labios contra su polla. Mi lengua recorrió todo su prepucio degustando el agradable sabor de la polla de Marga. Mis labios se fueron abriendo para dejar paso a semejante salchicha. Las manos amasaban suavemente sus testículos. Poco a poco fuí avanzando hasta que no pude mas. Miré arriba y pude contemplar el beso que Marga y Pepa se estaban dando. Marga parecía querer comerse a Pepa, aunque Pepa recibía gustosa las caricias de Marga en sus pechos.

Volví a concentrarme en la mamada que le estaba haciendo a Marga, y comencé un movimiento metiendo y sacando su polla con mi boca al tiempo que con mi lengua iba repasando cada milimetro de su polla. Calculo que así estuve unos diez minutos durante los cuales Marga habia desabotonado la blusa de Pepa y ésta habia quitado el vestido de Marga.

El mirar arriba era un auténtico espectáculo. Dos preciosas mujeres besándose y mostrandome unos perfectos senos.

  • A que está rica? -me dijo Pepa.

  • Y tu que sabes, si nunca la has probado? -la replico Marga.

  • Eso tiene fácil solución, la contestó Pepa, que agachándose junto su boca a la mia.

Yo cedí el testigo a Pepa que avariciosa engulló el pene de Marga en un santiamén. Me incorporé y tomé el sitio de Pepa comiéndome la boca de Marga, que parecía excitarse probando de mi boca el sabor de su propio pene.

Pepa también se estaba aplicando a tope con la polla de Marga y quizás por lo que Marga sentía por ella, Marga se estaba excitando muy rápidamente. De pronto, exhaló un gruñido y comenzó a tener espasmos al tiempo que Pepa se aferraba a ella y aceleraba sus movimientos. Estaba claro que los honores que Pepa había rendido al miembro de Marga tenían su premio con una evidentemente larga corrida, que Pepa parecía degustar casi fuera de sí.

Yo me estaba sintiendo un poco desplazado en ese momento y me retire un poco. Pepa se incorporó para besar a Marga, compartiendo ambas el premio a la mamada. Como el beso y las caricias iban subiendo de tono, el ver esa escena hizo que mi miembro fuese poniéndose a tono y para no quedarme fuera de juego me acerque a ambas abrazándolas. Después de sobar a placer sus traseros lleve mis manos a sus pollas, para lo cual tuve que desabotonar la falda de Pepa dejándola caer al suelo. Comencé a masturbarlas aunque parecían ausentes, estaban en su mundo.

Menos mal que al rato Pepa giró la cabeza y con una mirada de complicidad me dijo:

  • Aun estas con ropa? Marga: a esta hay que desnudarla entre las dos.

Me miraron con una cara mas bien agresiva y las dos se lanzaron contra mi para desnudarme. Sinceramente no se que mano me quitaba que prenda, y en unos segundos estaba desnuda, solo me quedaban las medias y mis altos tacones.

Mientras Pepa se concentró en mis pezones, mordisqueándolos y pellizcándolos, Marga con una mano exploraba mi polla y huevos y con la otra iba acercando sus dedos a mi ano.

Como podréis imaginar, estaba en la gloria siendo agasajada por esas cuatro manos y esas dos bocas que recorrían mi cuello.

  • Quien se la va a follar primero? -susurró Pepa a Marga-, por que esta putita esta pidiendo polla.

  • Tu primero, cariño -replicó Marga.

Marga siguió el juego de sus dedos en mi ano y cuando quise darme cuenta, ya tenía medio dedo dentro. Pepa se separó un poco para sacar un paquete de condones de una mesilla y se puso uno. Me hizo arrodillarme para comerle un poco la polla antes de recibirla en mi ano y mientras Marga aprovechaba para invadirlo ya sin problemas con dos dedos. Además de lo que me gusta la polla de Pepa en mi boca, Marga estaba regalándome un enorme placer con sus dedos, que entraban y salían de mi cueva hambrienta.

Cuando la polla de Pepa estuvo completamente dura, intercambiaron sus posiciones, dándome a probar de nuevo la polla de Marga, ahora con el saborcillo de su corrida. Marga se echó un poco hacia atrás y yo traté de perseguir su polla con mi boca, pero de pronto pego un empujón que hizo que entrase y casi traspasase la campanilla. Yo me eche hacia atras instintivamente, clavandome la polla de Pepa que estaba esperando embestirme.

Noté un enorme dolor, aunque el trozo de carne que tenía en la boca amortiguó mi quejido, pero Pepa, con sumo cuidado se mantuvo sin moverse hasta que mi ano se acomodó a su invasor. Después comenzó a moverse suavemente acompasando a mis lamidas a la polla de Marga. Y, como otras veces, comenzaron a llegarme intensas oleadas de placer.

Ahí estaba yo como una autentica putita ensartado por dos buenas pollas y disfrutando con cada embestida, ya fuera por la boca o por mi culito.

  • Como le gustan las pollas a esta puta, eh! -dijo Marga.

  • Ufff, pues verás ahora cuando pruebes su culo! Que culito mas tragón tiene.

Es cierto, ya que había aprendido a apretar el esfinter acompasando los movimientos de Pepa de modo que a ella le gustaba mas aún encularme.

  • Pues déjame -le inquiró Marga.

Marga sacó su polla de mi boca y Pepa se salió de mi ano e intercambiaron sus posiciones. Pepa, consciente del mayor tamaño de la polla de Marga me dijo:

  • Cariño, concentrate en mi polla hasta que la de Marga este toda dentro.

Marga puso la punta de su cañon sobre mi esfinter y comenzo, muy despacito, eso si, a empujar. Yo mamaba la polla de Pepa como si me fuera la vida en ello, aunque, no quise dejar de prestar atención a los avances de Marga.

Se notaba que Marga tenía una amplia experiencia porque fue entrando poco a poco sin apenas molestias, y, aunque estaba dilatado, la polla de Marga era considerablemente mayor que la de Pepa.

  • Ya la tienes toda dentro, ahora, a culear -dijo Marga.

De nuevo, casi sin preámbulos, volvio la sensación de placer al sentirme penetrada, máxime cuando Marga y Pepa sincronizaron sus movimientos haciendo de mi como una pelota de tenis que pasa de un campo a otro. Incluso con la polla de Pepa en la boca mis gemidos alcanzaban un considerable volumen.

  • Como chilla la putita! -dijo Pepa-. Vamos, Marga, dale polla.

  • Siii, dame mas polla -atinaba a decir yo.

Como pasa siempre, las cosas buenas duran poco, o eso nos parece. Sin apenas darme cuenta me corrí salvajemente, entre innumerables espasmos. Pepa, en buena sintonía conmigo y quizás debido a mis espasmos, a los pocos segundos se corrio dejando mi boca llena de su rica leche, y al echarse ella hacia atrás y yo tratar de seguirla con la boca, mi ano dejó fuera el glorioso pene de Marga.

Pepa quedo tendida en el suelo y yo a su lado acudi a mamarle las tetas. Marga, que ya se había corrido antes en la boca de Pepa, se quito el condón y comenzo a masturbarse viendo la escena que tenía delante. tardó aún así poco en correrse de nuevo, duchándonos a Pepa y a mi que pugnabamos por levantarnos e ir a chupar de nuevo esa polla.

Nos mantuvimos tumbadas en el suelo un rato mientras que Marga, majestuosa, nos miraba de pié mientras sonreía. Mis jadeos y los de Pepa aun sonaban y Marga comenzó a hablar:

  • Vaya dos viciosas que tengo aquí, y mientras tanto yo sin recibir!

  • Eso tiene fácil solución -dijo Pepa algo mas repuesta ya.

Apoyándose en mi, Pepa se incorporó y fué directa a los labios de Marga, que la recibió con jubilo. Juntas se fundieron en un abrazo mientras chocaban sus pollas alegremente. Yo, ahí en el suelo, era un espectador privilegiado de ese maravilloso espectáculo.

Poco a poco, una mano de Pepa se fué dirigiendo hacia el culo de Marga y sin parar sumergió sus dedos entre sus nalgas. El brazo se mantuvo en su sitio un rato mas, pero por la cara de Marga era seguro que los dedos de Pepa estaban moviéndose cada vez mas veloces.

Me incorporé y mientras con una mano meneaba mi pene, que ya se iba poniendo a tono, con la otra sopesaba las tetas de Marga, prestando atención de vez en cuando a las de Pepa. Pude ver como dos dedos de Pepa se sumergían juguetones en el ano de Marga y como ya mi pene estaba preparado para el combate, susurré a Pepa que ne dejara el paso abierto hacia lo mas profundo de Marga.

Pepa quitó su mano y se echó hacia atrás, haciendo que Marga se agachase, con lo que tenia a la vista, y dispuesto a recibir, su ano rosadito. Agarré a Marga por la cintura con una mano mientras apunté con mi polla a su cueva y apoyé por fin mi prepucio. No me fué necesario empujar demasiado ya que Pepa había hecho un buen trabajo de dilatación y por otra parte, supuse que Marga lo tendría bien entrenado.

Según iba empujando, su culo uba tragando toda mi polla. A pesar de su dilatación, su esfinter abrazaba mi polla fuertemente, lo que me estaba produciendo una gran excitación. Si a esto unimos que veía a esas dos preciosidades morreándose y tocándose, y que en todo el dia mi polla no había entrado en ningún hueco, podréis comprender que me estaba poniendo muy caliente, aunque logré contener las ganas iniciales de excitarme en demasía.

Cuando mi polla estuvo por completo dentro de Marga, con mis manos en su cintura comencé un lento movimiento metiendo y sacando polla. Marga por su parte agitaba su respiración pero no podía exhalar ni un gemido ya que su boca estaba ocupada por la lengua de Pepa.

Calculo que serían unos cinco de minutos los que estuvimos así, hasta que Pepa se separó un poco de Marga y agachándola un poco mas la ofreció su polla.

  • Joder! Que gusto! fóllame cabrón! -aprovechó a decir Marga mientras tuvo libre su boca.

  • Vamos, Marga, no te distraigas y cómeme la polla -la insistió Pepa.

Marga engulló con verdadero entusiasmo el pene de Pepa mientras por mi parte recibía mas polla aún, ya que la posición que ahora tenía me permitía encularla mas a placer.

El cambio de posición hizo que el frote de mi polla con el interior de Marga fuera mas intenso, ya que sus movimientos indicaban aún mas placer e incluso con sus manos se asió a mi tratando de sujetarme y hacerme parar un instante.

Yo así lo entendí y paré un rato hasta que de nuevo con su mano en mis huevos me urgió a sodomizarla con mas fuerza aún.

  • Quieres mas polla? -dije-, pues toma! - lo cual acompasé con movimientos de pelvis empujando fuerte.

  • Diossss!!! Vas a hacer que me corra! Para o me corro! -dijo Marga con la dificultad que le suponía el tener en la boca el pene de Pepa.

  • No pares, fóllala fuerte! -me animaba Pepa.

  • Sii, toma! A este culo hay que darle caña -rematé yo.

  • Me coooorrrroooo!!!

Inmediatamente Pepa saco su polla de la boca de Marga y se apresuró a poner su boca casi rozando el capullo de Marga, preparada para recibir su leche. Al notar Marga los labios de Pepa en su polla estalló en una corrida acompañada de espasmos. Yo me agarré mas fuerte a ella mientras seguía dandole pollazos en lo mas hondo de sí, al tiempo que oía a Pepa degustar el semen de Marga.

Casi un minuto estuvo Marga convulsionándose, tras lo cual Pepa se levantó y me pidió ocupar mi sitio.

  • Déjame, ahora me toca a mi dar polla a esta preciosidad.

Pepa, que estaba completamente empalmada, no dudó ni un instante en clavar su polla de un solo empujón en el culo de Marga, que dió un respingo y puso cara de dolor, quizás por la impresión. Pero al instante su cara se transformó en la cara de felina viciosa que antes había visto.

Marga cerró sus ojos como queriéndose concrentrar en recibir y halagar la polla de Pepa que la llenaba su apretado culo mientras la abrazaba con ternura por detrás masajenado sus pechos.

Yo, la verdad, un poco cansado, fuí a sentarme en un sillón para contemplar el espectáculo, pero lo que pude ver, si bien era muy excitante, me estaba preocupando. Lo que hay había no era un polvo mas... ahí habia algo mas que deseo.

Por no quedarme fuera de juego me levanté y me acerqué a ellas, pero Pepa, con un gesto hizo que de nuevo me retirase.

Aunque imaginaba lo que había entre ellas, mi cara fué de perplejidad, ya que con su gesto me dejaba muy claro que ahí sobraba.

Como dice el refrán, a buen entendedor, pocas palabras le bastan. Me dirigí hacia el dormitorio en el que estaba mi ropa. Desde la ducha eran audibles los gemidos de ambas, a los cuales siguieron los tan temidos "te quiero".

Terminé de ducharme y vestirme con mis ropas y me dispuse a salir y dejarlas solas. Las dos estaban abrazadas, casi entrelazadas, y besándose sin cesar. Al pasar por el salón no iba a decir nada para no molestar, pero el gesto de Pepa, como quieriendo excusarse, me hizo hablar para tranquilizarla.

  • No te preocupes... tengo cosas que hacer en casa -dije cínicamente.

Salí de su casa y la puerta, no por mi voluntad, dió un portazo.

Horas después recibi un SMS en el que Pepa se excusaba y me pedía perdón por haberme dejado tirado. Me pedía que nada de lo vivido se supiera en el trabajo, ella por su parte sabría compensarme. Mi respuesta fué escueta:

"No necesito perdonarte. Te doy las gracias por haberme descubierto un nuevo mundo".

Hoy en día, además de acostarme con mujeres, tengo mis aventurillas con bellas transexuales, aunque cada día me masturbo imaginando estar con Pepa y Marga.