La habitación de al lado (2)

Un pequeño error y todo se echa a perder. En ningún momento pensé que pudiera suceder lo que pasó, después del magnífico polvazo en el lavabo de la discoteca.

Una vez en la habitación del hotel, esa misma noche, les expliqué a mis amigas el encuentro con el profesor en el baño.

-Y me ha dicho que mañana a las 6 vaya a la habitación 207.

  • ¿La 207? Pero si la suya es la de al lado nuestro -contesta Lola.

-Lo sé, pero es lo que me ha dicho.

Después de charlar de la fiesta decidí irme a dormir, ya que me tenía que levantar temprano porque había quedado con Alejandro, y ya eran las 3. Antes de irme a la cama fui al baño, y me miré en el espejo, vi mi pezón, muy rojo y dolorido, por la mañana seguro que tendría un moratón. También me puse la alarma del móvil, a las 5.45 para darme una ducha antes de ir al encuentro de mi profesor. O eso creía yo…

Me despierto oyendo golpes en la puerta, ya que, como de costumbre, nadie más se levanta. Me dirijo a la puerta y veo a Alejandro igual que la mañana que estuvo con María, pero con cara de pocos amigos.

  • ¿Pensabas dejarme ahí tirado?

  • ¿Qué pasa? Si quedamos a las 6.

-Por eso, pasan ya diez minutos de las 6, y creo que te acabas de levantar.

No puede ser, yo puse la alarma por la noche. Me dirijo a mi cama, ya que al lado está mi móvil y miro la hora. Tiene razón, no entiendo nada. Miro la alarma, para asegurarme de que estaba bien puesta y encuentro el problema, la había puesto una hora más tarde.

-Perdóname, Alejandro, me equivoqué con la alarma -me excuso.

-No pasa nada, ahora ven, tenemos algo pendiente.

-No puedo, me tengo que duchar.

-Te duchas después, ven aquí -me estira del brazo para sacarme de la habitación, pero yo me resisto como puedo.

-No, Alejandro me tengo que duchar, déjame.

Mi profesor me mira cabreado.

-No puedes dejarme así, si no vienes se lo pido a tu amiga -me amenaza con María.

-Me da igual, me quiero duchar, déjame

Intento cerrar la puerta de la habitación, pero pone el pie para impedirlo.

-Bueno, tú dúchate, te espero -recula, ya que me prefiere antes que a la pija.

Asiento e intento nuevamente cerrar la puerta, pero él se cuela rápidamente.

-Dúchate, pero te espero dentro del baño, no hay nada de ti que no haya visto ya -me guiña el ojo y se mete dentro del cuarto de baño.

No me hace ninguna gracia la situación, porque, a pesar de haberme visto ya desnuda, no es lo mismo que verme ducharme. No me apetece, pero parece que no se va a ir por mucho que se lo pida. Entro yo también al cuarto de baño y abro el grifo, del que sale otra vez el agua helada, pero sigo sin poder hacer nada. Me quito lentamente la camiseta, mi profesor no me quita el ojo de encima y de repente siento como empieza a tocarme las tetas. Me agarra con las dos manos, una por cada mano, y me restriega el pollón por el culo, ya que estoy de espaldas. Intento despegar sus manos de mis pechos, pero los coge con fuerza y no me deja. Me da la vuelta de golpe y vuelve a meterse el pezón, que efectivamente tengo amoratado, en la boca y lo muerde nuevamente.

-Alejandro para, por favor, me estás haciendo daño -casi le suplico.

-No mientas, te encanta porque eres una guarra -contesta sin sacarse el pezón de la boca.

Sigue restregándose contra mí y decide meterme un dedo en el coño, apartando con torpeza mis bragas de dormir y me hace jadear. Lo mete y saca con rapidez y en seguida mete otro. Se supone que debería disfrutar, pero es todo lo contrario, estoy sufriendo. Sin dejar de morder mi pezón, y sin sacar sus dos dedos de dentro de mí se baja los pantalones y empieza a masturbarse y a restregarse de nuevo conmigo.

-Cómemela igual que ayer, que lo hiciste genial -me exige.

Yo niego con la cabeza, pero me hace agacharme y me empieza a dar tortazos con la polla en la cara. Sigo negando con la cabeza y no abro la boca, pero me tapa la nariz para que me quede sin aire y así obligarme a abrir la boca. Aguanto todo lo que puedo, pero al final no puedo resistir y en cuanto abro la boca me mete la polla hasta la garganta. Agarra de nuevo mi pelo para atraerme todo lo que puede hacia él y que así no quede ni un centímetro fuera de mi boca. Me vienen arcadas y no puedo parar de toser, pero Alejandro disfruta y no deja de apretarme contra él.

  • ¿Quieres que pare? -pregunta irónicamente, ya que no piensa hacerlo.

Asiento con la cabeza y le miro cubierta de lágrimas buscando un poco de compasión en mi profesor, pero parece ser que no entiende de compasión y no me deja ni un momento. Sabía que era bastante violento, por cómo dejó ayer mi pezón, pero no imaginé que tanto.

-No te quejes tanto, eres una guarra, llevas insinuándote casi dos años. Ya era hora de que te pusiera en tu sitio.

Sigue atrayéndome hacia él e intenta cada vez meterla más, pero es imposible. Finalmente se corre en mi garganta, atragantándome con todo el semen. Por fin me suelta y me quedo sentada en el suelo, exhausta.

-Has conseguido lo que querías -me dice mirándome a los ojos.

  • ¿Lo que yo quería? Has conseguido lo que querías tú -le recrimino desde el suelo, ya que no consigo levantarme.

Alejandro me da la mano para ayudarme a levantar del suelo, pero se la rechazo y me apoyo en el bidet para hacerlo por mi sola.

-Me dirás ahora que no estabas deseando que te follase y que te llenara de leche la boca, ¿no? Eres una guarra que vas de niña buena, Leonor, como tú me he tirado a muchas -me reprochó.

-Pues que te vaya bien con esas, a mí no vas a volver a tocarme un pelo, ya me he dado cuenta de cómo eres, y no me gusta nada -intenté acabar con la situación, pero él no quería que la cosa acabara.

-Vamos, eres una exagerada, fuiste tú la primera que me tiraste la caña, desde que me conociste prácticamente, y ayer te peleaste con tu amiguita por mí. ¿Crees que no me di cuenta en ningún momento de que te morías por mis huesos?

  • ¿Te estás oyendo? Acabas de forzarme para que te chupe la polla y eres capaz de decirme que yo estaba deseando todo esto, fuera de aquí -intento echarle, pero no tengo fuerza suficiente.

-Tu amiga no puso tanta pega por esto, estaba deseando que me la follara, y le dejé de lado por ti. No sabes lo que te pierdes, niñata -me recrimina.

Abro la puerta del baño para hacer que se marche, se lo pido amablemente, pero por las buenas no acepta mi invitación a marcharse. Empiezo a frustrarme por no conseguir mi propósito, pero eso a él le encanta, no le importa que me ponga a llorar desesperadamente. Me coge del mentón y me besa los labios con suavidad.

-No te frustres, pequeña, relájate. Me voy a ir, porque veo que no vas a entenderlo, pero luego quiero hablar contigo tranquilamente. -dice abriendo por fin la puerta de la habitación- ¿De acuerdo?

-En tu vida, nunca más voy a dirigirte la palabra, déjame -le contesto cerrándole la puerta en las narices.

Vuelvo a la ducha, me siento sucia, además el suelo también está sucio de sangre que ha derramado mi pezón, que me duele muchísimo y de algo de su semen que ha caído. Entro en la ducha, el agua fría ya no es molesta y se agradece mucho. De repente entran en el baño con mi móvil sonando, saco la cabeza por el lado, es India la que lo sujeta. Acabo rápidamente de ducharme, cojo una toalla y salgo.

-Perdón, se me ha olvidado quitar la alarma -me disculpo.

  • ¿Por qué suena ahora? ¿No habías quedado a las 6?

Me quedo mirando a mi amiga y lo único que puedo hacer es llorar.

-Es un hijo de puta, India. Me ha violado. -le digo bajito, me avergüenzo de ello.

Mi amiga se me queda mirando, sin saber qué hacer o decir. Finalmente me abraza y me besa la frente, pero me tengo que apartar de ella, porque me duele el pecho.

  • ¿Qué te pasa?

Avergonzada bajo un poco la toalla para mostrárselo y mi amiga se queda boquiabierta.

-Pero, ¿eso te lo ha hecho él?

-Sí, entre ayer y hoy. Ayer pensé que era porque se dejaba llevar por la pasión, pero, pero ya he visto que no -termino y vuelvo a derrumbarme. No puedo parar de llorar.

India vuelve a abrazarme, esta vez con cuidado de no tocarme la parte dolorida, y me hace salir para vestirme.

-Ahora mismo nos vas a contar todo lo que ha pasado, y ese tío se va a enterar. Tú estate tranquila, cariño -dice y nuevamente me besa en la sien.

Despiertan mis otras dos amigas a causa de las palmadas que da India al aire. Es hora de desahogarme.