La habitación (Capítulo 2)
Me volví a ver con Alex y aprovechamos un hotel que estaba cerca
Después del cine intercambiamos teléfonos y partimos a nuestras respectivas casas.
Toda la semana estuvimos enviándonos mensajes, ya estuviera yo en el laboratorio o el en clase intentábamos estar en contacto ya que no había sido solo un encuentro casual, había algo entre los dos que había quedado guardado y escondido en el tiempo.
Su cabello negro, sus ojos claros con mirada honesta, su piel fría y todo lo demás no me permitían controlarme así que le pedí vernos nuevamente el sábado siguiente, quizá ir a caminar por el parque, ver el desfile y comer algo.
Llego el sábado, sentí como los nervios me inundaban, ¿Qué me iba a poner?, ¿si llueve y ando con ropa sexy será muy obvio no?... mil y un preguntas más me absorbían en ese momento hasta que me llego un mensaje de Alex – te veo frente al museo-, esas simples y cortas palabras me calmaron por alguna razón, tome mi pantalón blanco, una camisa a cuadros azul cielo, botas, mi abrigo beige y mi mochila (con unos cuantos condones, como dicen en México “Mujer prevenida vale por dos”).
Yo ya estaba en el museo, pero Alex aun no, me puse a ver las siluetas del museo y el tiempo que debió costar hacerlas, sonó mi teléfono y era él preguntando donde me encontraba, voltee hacia el metro y vi cómo iba subiendo traía pantalón de mezclilla, camisa a cuadros (extraña coincidencia), botas y una abrigo de piel, mis ojos se iluminaron al verlo, corrí a su encuentro y no pude evitar rodearlo con mis brazos para agacharlo y poderlo besar, el me contesto con una bella sonrisa que no hizo más que derretirme completa.
Nos tomamos de la mano y partimos al parque, nos sentamos en una fuente y estuvimos charlando de lo que nos había pasado mientras íbamos en la preparatoria, algunas historias trágicas y otras divertidas, pero llego un momento en el que ya no queríamos hablar solo deseábamos estar abrazados sintiendo la calidez uno del otro, lo iba a besar, pero me lo impidió, movió mi rostro hacía un lado para susurrarme al oído que me deseaba tener de nuevo, tocar mis senos y besarme donde antes no había podido hacerlo.
Esas palabras me pusieron roja y sentía como mi cuerpo reaccionaba a ello, me tomo por la nuca y nos besábamos como si no hubiera nadie viendo, mi cuerpo ya no podía con eso así que coloque mi mano sobre su miembro para preguntar si quería ir a otra parte, nos pusimos de pie, se colocó detrás de mí y caminamos abrazados hasta llegar al semáforo.
Caminamos unas tres cuadras antes de encontrar un hotel, no muy bonito, no feo, lo necesario para el momento.
En cuanto entramos el me acorralo contra la puerta, dejo caer su abrigo mientras me besaba, con sus manos me fue desabotonando la camisa para dejar ver mi sujetador violeta, paso sus manos a mis hombros para dejar caer mi abrigo y la camisa lentamente mientras sus pulgares iban acariciando mi piel, me tomo de la mano y me llevo hasta la cama donde me sentó sobre sus piernas, con una mano en mi nuca y otra desabotonando mi pantalón sentía que sus besos eran eternos, quería estar ahí ya desnuda para él, pero me detenía no me permitía ir más rápido.
Me fue bajando el pantalón y yo lo apoyaba con movimientos de mis piernas, cuando lo termino de bajar puso su mano sobre mi tanga y solo rozaba mis labios vaginales por arriba, sentía como mi vagina no dejaba de mojarse, él se percató y con una sonrisa burlona me dijo que me haría lo que merecía la primera vez que estuvimos juntos, hizo la tela a un lado y ubico mi clítoris al cual le daba masajes que solo hacían que me arqueara más y más hasta que sentí como me derramaba, me beso en los labios y me abrazo para sentir mi cuerpo arquearse.
Después me puso de pie frente a él y me quito el sujetador, con una mano sobre mis nalgas me acerco hacía él para poder succionar un pezón mientras que con su mano jugaba con el otro, me apretaba la nalga con fuerza pero solo hacía que me excitara mas, fue bajando su mano por atrás hasta mi vagina que ya estaba de nuevo muy lubricada y me introdujo sus dedos, los movía con fuerza y mis gemidos estaban como nunca me había escuchado, me acomodo sobre su pierna y yo no pude evitar moverme sobre ella, baje mi mano hacía su pene, estaba duro y se veía su forma gruesa y deliciosa bajo el pantalón.
Se puso de pie y me tumbo en la cama, ya quería que lo introdujera dentro de mí, me abrí de piernas para recibirlo, pero el bajo su rostro, solo sentía su lengua repasando cada espacio, cada vez más fuerte, cada vez me arqueaba más hasta que me volví a correr. Aún seguía en ese éxtasis cuando me tomo de las piernas y las puso sobre sus hombros, me metió su pene y sus movimientos no me dejaban más que jadear y gemir, poco a poco se fue poniendo sobre mi (vaya flexibilidad que desconocía tener), los botones de su camisa me molestaban los empecé a desabrochar como podía, se detuvo un momento, se quitó toda la ropa pero antes de aventarla a la silla me la pasaba por encima de cuerpo, lento, con mucha calma, lo que me hacía entrar en desesperación porque no lo tenía dentro ni lo tenía tocándome, me senté y lo jale hacía mi para que quedara sobre mí.
Yo continuaba moviéndome como si tuviera su pene dentro mientras pasaba mis manos de su nuca hasta su espalda, lo besaba y cuando ya no pude más yo introduje su pene a mi vagina, más gemidos, cada vez más rápido y más duro, más rápido y más duro, saco su pene y vino sobre mí, su semen se sentía caliente, se sentía bien así que me lo embarre en los senos y uno de mis dedos lo metí a mi boca.
Tan solo veía como su pene se volvía a poner recto, fue rápido a mi bolso y saque un condón, antes de ponérselo me metí su pene a mi boca, saborearlo era increíble y sentir como cambiaba su dureza lo fue aún más, le puse el condón y me acomode en 4 patas sobre la cama, esta vez metió su pene lentamente, lo saco y lo volvió a meter lentamente, la cuarta vez ya lo dejo dentro y me dio duro, tan duro que como pude acomode una almohada cerca de mí para apagar mis gritos y gemidos en ella (me daba un poco de pena gritar tanto), una de sus manos me sobaba la espalda mientras la otra me sostenía de la cadera, sentía que me iba a venir de nuevo, me deje caer sobre la cama porque mis piernas no podían más pero él no se salió, se acomodó bien sobre mí y hasta que yo me volví a venir él lo hizo también.
Continuaba sobre mí, sentía el calor que emanaba su cuerpo y sentía su pene entre mis nalgas, de nuevo me estaba excitando, el movimiento de mi cuerpo no mentía, quería que me siguiera haciendo suya, el no dejo pasar esto por alto y nos fuimos al baño, ahí él me puso contra la pared, estaba fría, mis pezones se endurecían mientras él pasaba por todo mi cuerpo su boca como si me estuviera contando un secreto, besaba de repente mis pantorrillas, espalda baja, nuca, mordía mi cadera, mis nalgas, mis hombros, sentía mil y un sensaciones que no logro explicar.
Ya estaba mojada de nuevo, le abrió a la llave del agua caliente y me introdujo su pene, sentía mis senos rebotando contra la pared, saco su pene, me acomode frente a él y me introdujo su pene, el agua dificultaba un poco la situación así que cerro la llave y nos acostamos en el piso del baño hasta que el azulejo se volvió a sentir frío, cuando ya se iba a venir retiro su pene y se vino sobre mi pierna.
No sé cuánto tiempo había pasado, pero ya tenía hambre, se lo comente y aprovechando el lugar nos bañamos, mientras nos vestíamos seguimos besándonos y tocándonos, queríamos seguir en esa habitación.