La habitación 110 (parte 2)

Entre el placer y el dolor, la dominación y la sumisión.

Sin resignarme a ser suya busqué el momento oportuno y el lugar perfecto. Un 16 de Febrero que difícilmente olvidaré.

Al levantarme preparé la maleta, tenía un montón de cosas listas para nuestro encuentro. Lo que no sabía es que lo mejor es aquello que no se prepara, aquello que uno no se espera, aquello que viene de improvisto y en mi caso, viene para quedarse.

Nerviosa hice todos mis recados antes de dirigirme al lugar de encuentro. Me duché, me arreglé, me despedí de la familia y me fui sin dar más explicaciones. Mientras conducía miraba mis prendas y entre mí pensaba, le gustará? Seré suficientemente atractiva? Seguí conduciendo mientras intentaba resolver internamente mis dudas.

Al llegar al lugar lo llamé:

  • ¿Dónde estas? – Pregunté.

  • Llego tarde, me olvidé la maleta en casa y tuve que dar la vuelta, por suerte mi mujer no vio lo que había dentro - Me contestó.

Fue como un jarrón de agua fría echado lentamente por la espalda.

Los nervios empezaron a apoderarse de mi. En ese momento llevaba ya 30 minutos esperando. Decidí pasar el tiempo de la mejor manera y quitándome las bragas lentamente empecé a tocarme un poco, suavemente. No quería llegar al orgasmo, simplemente hacer la espera más llevadera.

De golpe llegó el .

Sólo bajar del coche y verle hizo que los músculos de mi cuerpo se contrajeran.

Me echó un vistazo de arriba abajo y me dijo: “UFFFFF....Como estas....” Rodeó con su firme mano mi cuello y me besó.

Aquel día iban a ocurrir muchas cosas, algunas con premeditación y alevosía puesto que todo quedaba enmarcado en un arduo y trazado plan, o no...

continuara....