La Guardia de la Noche II. Contraprestación.

Después de aquella aclaradora conversación, nos quedamos en silencio y tumbados ambos bocarriba nos quedamos dormidos . El día había sido agotador, y la noche más.

Mi capullo estaba dentro del agujero de David, y tras descargar todo lo acumulado por mis huevos en aquellas dos semanas de campamento, la habitación empezó a dar vueltas en mi cabeza.

  • ¡Hijo de puta! – Susurró David llevándose la mano al culo y empujándome mientras sacaba el capullo de mi polla de su ojete. – Serás cabrón – después de haber estado los cinco o seis minutos que duró mi frote contra él en silencio, ahora por fin reaccionaba mostrándome su malestar por mi atrevimiento.

  • Lo siento tío… he empujado más de la cuenta – dije en voz baja tratando de tranquilizarlo, pues no nos convenía a ninguno que hiciera algún escándalo que pudiera alertar a nuestros compañeros que dormían en el hall. Mientras decía eso iba incorporándome y dejándole libre de mi peso, para dejarme caer a su lado en el lugar que yo ocupaba para dormir.

  • Pero tío, ¡que tengo tu leche en mi culo!, no habíamos quedado en eso, te has pasado capullo – dijo mientras se llevaba la mano a su ojete y se daba la vuelta, mostrándome una erección de caballo.

  • Va tío, lo siento… es verdad, me he pasado – reconocí juntando las manos a modo de disculpa, mientras estudiaba con detenimiento su rabo. Un precioso ejemplar de unos 19 centímetros que coronaban en un capullo bastante generoso, sin llegar a ser exagerado, y con el mismo tono blanquito que el resto de la piel de todo su cuerpo. Debajo de su verga, unos lampiños huevos de tamaño normal, de esos que cuelgan lo suficiente como para crear música mientras rebotan en el culo del chochito de turno.

  • Que si te has pasado cabrón, que me has follado el culo – lo decía ahora ya más asombrado que asustado o cabreado.

  • Lo siento, ha sido sin querer – ya no sabía qué más decir.

  • Sin querer mis cojones – vi que se llevaba la mano a su ojete, del que no había salido ninguna gota. – Joder, sigue dentro de mi tu puta leche. – Según decía eso mi polla que había quedado medio morcillona se volvía a levantar, y de la suya noté un latigazo seguramente producto de la excitación.

  • Va tío que no es para tanto. ¿Qué quieres que haga, quieres que te lo limpie con la lengua? – dije esto para liberar tensión y quitar hierro al asunto, pero no me esperaba su contestación.

  • Pues no estaría de más que me sacaras tu lefotazo de mi culo a lengüetazos, que estoy muy cerdo ahora mismo. – reconoció poniendo una mano sobre mi pecho y mirándome a la cara.

  • Pero tío, que me estas pidiendo que te haga un beso negro – dije bastante descolocado.

  • Cabrón, si te acabas de follar mi culo, lo menos que podrías hacer el arreglar tu estropicio – dijo sonriendo mínimamente mostrando unos perfectos dientes. Joder, no me extrañaba que tuviera a todas las chavalas del campamento comiendo en su mano… y lo que no era su mano.

  • Va tío, pero si no te he follado el culo… sólo te lo he rellenado de crema – sonreí igualmente ya quitando parte del dramatismo de la situación – si te hubiera follado en condiciones aún me estarías pidiendo más – decidí jugármela nuevamente al ver cómo había reaccionado.

  • Bueno, no te pases, y bájate al pilón… y ya que estás, si me limpias el sable a lo mejor te termino de perdonar del todo – dijo David agarrándose la polla desde la base y apuntando hacia mi cara.

  • Buff tío… nunca he hecho nada de eso – reconocí aunque en este momento y sintiendo como mis pelotas se recargaban de nuevo, he de reconocer que la idea no me parecía mala en absoluto, y la verdad que estrenarme con la polla de David en eso de ser un comerrabos sería como jugar por primera vez al futbol estrenándote en un partido de primera división… qué coño, estrenarte en la puta final de la Champions.

  • Venga tío, si lo estás deseando… límpiame tu leche del ojete y te dejo que te zampes mi nabo – y diciendo eso y dando por sentado que era una orden que había que cumplir, se tumbó esta vez bocarriba y flexionó las piernas a la vez que las abría.

Yo, siendo consecuente con lo que había pasado, comencé a llevar mi cara a su entrepierna, contemplando aquella bonita polla desde mucho más cerca, lo que la hacía más grande y majestuosa si era posible. Para no haber tenido ninguna experiencia en rabos, el de David me tenía hipnotizado, como si hubiera sido hechizado por su polla.

Situé mi boca justo donde mi polla había vaciado sus jugos minutos antes, y pude comprobar que de su ojete no había salido ni una gota de mi semilla, pues al haber sacado mi polla David había contraído su agujero y no había nada que pudiera entrar o salir de aquel agujero, pues parecía cerrado con candado. Saqué la punta de mi lengua y decidí cerrar los ojos y que pasara lo que tuviera que pasar. No sabía si me entrarían arcadas por hacer lo que iba a hacer, pero para mi sorpresa, cuando pasé por primera vez mi lengua por su orificio, me encontré con un latigazo en mi propia polla por la excitación del momento. ¡Qué cojones!, me estaba encantando el sabor y estaba disfrutando de la experiencia. La técnica que utilicé era prácticamente idéntica a la que había utilizado con los coñitos que me había comido hasta el momento, y tras unos minutos que no sé precisar, comencé a notar como el agujero se iba relajando, y ya pude empezar a introducir la punta de mi lengua.

David, al notar que parte de mi lengua entraba en su interior, dejó escapar un suspiro y con la mano derecha me agarró del pelo y me empujó hacia su cuerpo para que añadiera intensidad al acto. Inmediatamente que pude sacar la lengua para respirar mejor, percibí como mi semilla comenzaba a salir, y ya sin ningún asco, comencé a recogerla y a repartirla por su raja y ojete jugando con ella. No era la primera vez que probaba mi semen, y la verdad es que nunca me había dado asco comerme mis corridas, siendo una acción hasta habitual en mis masturbaciones, pues en algunas ocasiones me pajeaba apuntando a mi boca e intentaba atinar en ella mis descargas, habiéndolo conseguido en muchas ocasiones.

Cuando dejó de salir mi semen del culo de David, alcé la vista para encontrarme con su polla al máximo de dureza y, cogiendo impulso y llamado por el hechizo que ya sin ninguna duda tenía sobre mí, me la llevé a la boca para arroparla con mi lengua, dando comienzo a una mamada a ritmo pausado en la que se oían de fondo y a tono muy moderado los gemidos de David. No tenía técnica ninguna, pero la carencia de conocimientos la suplí con las ganas que le estaba poniendo a mi labor felatoria, moviendo mi lengua ágilmente a lo largo de su capullo, su tronco, dándole pequeños besitos en la punta, intentando introducirme lo máximo que mi capacidad me permitía… estaba muy animado en mi labor por la recompensa de los gemidos de David, que sonaban a música en mi cerebro.

De vez en cuando, el acompañaba la mamada que le estaba haciendo elevando sus caderas. Se le veía experimentado en recibir mamadas, y sabía cómo suplir mi falta de experiencia añadiendo él lo que necesitaba para proporcionarse placer con mi boca, que en ocasiones estaba únicamente quieta soportando sus embestidas mientras trataba de cazar su capullo y la unión del mismo con el tronco con mi lengua dentro de la boca.

No habíamos hablado nada desde que me bajé a hacer los trabajitos de contraprestación al haberme corrido en su interior, pero di por hecho que llegado el momento de la corrida, me avisaría para que me pudiera apartar. Nuevamente estaba equivocado.

Tras unos segundos de profundas embestidas, y mientras yo sopesaba sus huevos con una mano mientras mi boca estaba siendo follada y mi otra mano pajeaba mi propia polla, David exhaló un ligero quejido y comenzó a derramarse en mi boca mientras me sujetaba la cabeza firmemente con ambas manos, impidiendo que me pudiera retirar, acompañando sus chorretazos en mi interior con golpes de pelvis potentes y suspiros de placer.

En ese momento, mientras sentía como David se estaba corriendo, llegó mi propio orgasmo lanzando latigazos que fueron a parar al culo de David y a mi propio cuello por la posición encorvada en la que me encontraba.

El semen de David estaba en mi boca, inundándola de un sabor bastante parecido al mío propio, por lo que sin asco, como acto reflejo comencé a tragármelo mientras resoplaba aún con su polla dentro de la boca. Después de habérmelo tragado todo, decidí dejar bien limpia la zona, por lo que lamí un poco su rabo hasta dejarlo reluciente, y bajé mi lengua hasta su culo para recoger los restos de mi propia corrida.

Después y mientras iba recobrando la conciencia, me tumbé en el colchón junto a David, que aún tenía una sonrisa en la cara. Joder, estaba guapísimo después de haberse corrido el cabrón. David se incorporó y se puso el bañador nuevamente, y me pasó el mío cuando él ya lo tenía puesto para que yo también me lo pusiera, pues no era plan el que llegara alguno de nuestros compañeros y nos pillara a ambos en pelotas y en un ambiente en el que se respiraba sudor de sexo sin ningún mínimo de duda.

  • Te perdono – me susurró David mirando al techo y sonriendo nuevamente.

  • No se ha jodido que me perdonas capullo – dije sonriendo – David, tío, me estoy puto rallando con lo que hemos hecho colega… no sé si voy a ser capaz de mirarte a la cara mañana – decidí sincerarme con él, pues era un buen tío y después de lo que habíamos hecho se podía decir que nos habíamos ganado confianza.

  • No re ralles colega, lo que ha pasado lo hemos disfrutado los dos y ya está… - me dijo mirándome a la cara.

  • Es que ha sido mi primer rabo tío, nunca me hubiera imaginado que me acabaría comiendo la polla de alguien – reconocí mirándole a los ojos más bonitos que hubiera visto nunca.

  • Me alegro de que me haya tocado a mí ser tu primera comida tío…

  • ¿Tú ya habías hecho esto antes? – le pregunté apoyando mi cabeza en el puño y flexionando el codo.

  • Algo sí que he hecho antes, no te voy a engañar… pero tu rabo es el primero que consigue traspasar mi ojete.

  • ¿Y te ha molado?

  • Si te digo la verdad casi ni me he enterado de que entraba tu capullo, pero notar cómo te corrías en mi interior ha sido una flipada – me admitió.

  • A mi ayer me pasó algo parecido con tu follada sonámbula, me puso muy cachondo.

  • Pues ya está, no le des más vueltas, y si nos apetece a los dos cerdear en algún otro momento, lo hacemos y punto… pero ten claro que no me voy a quedar pillado de ti – me dijo sonriéndome y dándome un puñetazo en el hombro.

  • Más quisieras tú cabrón.

Después de aquella aclaradora conversación, nos quedamos en silencio y tumbados ambos bocarriba nos quedamos dormidos . El día había sido agotador, y la noche más.