La Granja 8 - Doble penetración

Nueva entrega de su saga favorita y tan ansiada. Padre e hijo se follan a nuestro protagonista y afianzaran más su relación

El tiempo paso demasiado rápido y pronto se llegó el fin de semana.

La llegada de mi hermano había emocionado a tía Patricia pues era la que le tocaba atender siempre a los invitados, mi tío y mis primos estaban a gusto con la idea, pero yo no sabía cómo sentirme, él y yo no nunca no habíamos llevado tan bien que digamos.

Mi hermano producto del entrenamiento del servicio militar había cambiado su aspecto, su piel que también era blanca igual que la mía había cambiado por el sol, su cuerpo se había definido más y su corte de cabello era típico militar.

Apenas llegó no hubo tiempo de que se cambiara de ropa, así que se sentó con su uniforme, toda la atención era ahora para él, la misma atención que me pusieron a mí el día que yo llegue a esta casa.

Y bien cuéntanos sobrino ¿Cómo estás? – dijo tío Albert.

Pues, ahora bien, estaba preocupado por ver donde me quedaba porque dinero para un hotel, no tengo – respondió Diego.

Por qué no fuiste a casa – pregunte yo.

Todos estaban atentos a lo que él iba a responder.

Digo, mis papás hubieran querido que vayas allá, tu sabes, siempre fuiste al favorito de ellos – anoté yo.

Pues seré Franco, el motivo por el que estoy aquí es porque no quiero volver a ver a nuestros padres nunca más – dijo Diego.

Bueno ya son dos – dijo Erick refiriéndose a mí.

¿Pero eso es recién? – pregunte yo.

No, desde hacía ya mucho tiempo – respondió Diego.

Es por eso no llegabas a la casa los días que tenías salida – dije yo.

No, yo no salía porque no quería, yo no salía porque el miserable de nuestro padre pagaba para que no me dejaran salir – dijo él.

Joder, sí que tu hermano es un cabron de primera – dijo Cristopher a Albert.

Y ese hijo de puta porque haría una cosa así – pregunte al aire.

Se está follando a Carla – dijo.

Joder, como dije mi papá se tiene bien merecido el puesto de hijo de puta, y tu enamorada una zorra con todas sus letras – dije yo

Pude notar en el rostro de mi hermano que le dolía lo que había confesado de su enamorada, pues el semblante le cambió.

Y lo peor de todo es que mi mamá lo sabe y se hace de la vista gorda – siguió diciendo.

Era de esperarse, mamá es interesada – dije yo.

Por eso quiero regresar con ellos – dijo Diego.

Entendemos sobrino – dijo tía Patricia.

Solo denme un tiempo en lo que consiga trabajo y pueda salir de aquí – dijo Diego.

Sobrino no es necesario que busques otro lugar, esta es tu casa y puedes quedarte aquí también cuando gustes – dijo tío Albert.

Muchas gracias tío – dijo Diego.

Joder menos mal papá no es gay porque si no te hubiera cogido también a Frank – dije yo riéndome solito.

Todos me quedaron mirando esperando a que explicara el chiste.

¿Quién es Frank? – preguntó mi hermano sin entender nada.

Bueno esto no lo he contado a nadie, y cuando mi papá me envió para acá, no le dijo a mi tío nada – dije yo.

Pues la verdad no hijo tu padre no dijo absolutamente nada – dijo mi tío.

Bueno mis papás me encontraron teniendo sexo con Frank en la sala de la casa, así que como castigo por ser un sucio pecador me enviaron aquí pensando que la iba a pasar bien y que me iba a reformar – dije yo ironizando.

Pero lo mejor es que nuestro primito nos ha ayudado de muchas formas, ¿cierto papá? ¿cierto Erick? – dijo Cristopher sugerentemente.

Pero tu papá es un troglodita y un hipócrita – dijo tía Patricia intentando seguir la conversación y que no se detuvieran en lo dicho por Cris.

Entonces Dan, ¿tú eres gay? – pregunto mi hermano.

Pues si – respondí yo.

Mi hermano se quedó mudo.

Pero no pasa nada no primo, todo bien – pregunto Erick

No, todo está bien, solo que no supe que decir – dijo Diego.

Bueno a todo esto llegaste y no te presentamos a Joaquín, tu otro primo – dijo tía Patricia.

Venga ya, pensé era un amigo nada mas – dijo Diego.

Pues Joaquín es hijo de otro compromiso de tu tío – dijo tía Patricia mirando a Albert.

Bueno sobrino, es una larga historia que contar – dijo tío Albert.

El almuerzo transcurrió de lo más tranquilo, mi hermano se enteró de toda la historia acontecida y estuvimos intercambiando información, cosa que después de terminar la comida nos quedamos dos horas en la mesa conversando.

Terminada la conversación y ya aclarada un par de cosas Diego subió a la habitación que se le había asignado.

Cris se las había arreglado para que Joaquín comparta habitación con Diego y así poder tener el espacio para nosotros dos, el hombre era incansable, en estos poquísimos días ya llevábamos follando muchas veces.

Diego estando en la habitación desempaco y ordeno sus cosas en el ropero que se compró especialmente por su llegada, se quitó la ropa y se quedó en interiores.

Ya era muy entrada la noche cuando Diego despertó, miro su celular y eran las 11 p.m, Joaquín ya estaba dormido en la otra cama.


Todos están descansando ya – decía yo mientras me metía entre las sabanas de tío Albert.

Albert dejo a un lado el libro que estaba leyendo y me besó, automáticamente nuestros penes se enderezaron.

La erección de Albert asomaba por la ventana mientras que la mía formaba una carpa en mi bóxer, fui bajando por sus pectorales cubierto de vellos, hasta llegar a su pubis, retiré la sabana que lo cubría, aquella rica verga que me encantaba montar palpitaba de la felicidad debajo de esa ropa interior estilo americana, la saqué de la pequeña abertura y me la metí a la boca.

A mi tío le encantaban mis mamadas pues siempre le comía la verga hasta el fondo y no dejaba ni un solo centímetro afuera.

Mientras yo estaba a cuatros patas tragándome su hermoso sable, Albert metía su grueso dedo ensalivado en mi ano, acción por la cual yo paraba más el culo.

Que apretadito se siente – dijo Albert.

Él sacaba el dedo y me lo hacía chupar, luego metió dos, y tres.

Joder, te entrarían hasta dos vergas y aun así se mantendría bien estrechito bebe – decía mi tío.

Entonces fue en ese momento que se me cruzo una idea bastante lujuriosa por la mente .

Deje de chupar su pene y lo bese nuevamente mientras que lentamente le iba sacando la verga por encima de su ropa interior exponiendo solo el pene en su plenitud con una mata frondosa de vellos púbicos, mientras en se recostaba en el respaldar de su cama yo me baje el bóxer dejando solamente el paso para que su pene entre a mi ano.

Comencé a sentarme con un poco de incomodidad pues no podía separar muy bien las piernas, pero no me importaba mientras complazca a mis machos y bufaran como toros.

Nene, no sabes lo rico que se siente tu ano apretado en mi verga – dijo mi tío.

Y tú no sabes lo rico que siento al tener tu verga en mi culo – dije yo con la respiración entrecortada.

Ambos se movían a la par que se mordían los labios con lujuria y pasión.

Sabes que me encantaría – dije yo meciéndome.

Que bebe – dijo él.

Tener dos vergas adentro – dije.

Eres tremendo goloso – dijo Albert levantándome en peso y poniéndose de pie.

Yo con mis brazos rodeando su espalda y mis piernas su cintura, caminó hacía la puerta y mi espalda la golpeó.

El ruido llamo la atención de Diego quien salía de su habitación para la cocina a buscar algo de bebe, volteo solo unos segundos, pero después siguió su camino.

Mientras tanto en la habitación de Albert, yo no podía dejar de pensar en tener dos penes metidos en mi ano, y ya sabía quién era el candidato.

El calzoncillo de Albert ya estaba en el suelo, y el mío se había quedado colgando en mi pie pierna derecha, ahora si sus huevos peludos tenían la libertad de rebotar en mi culo mientras su pene entraba y salía.

Yo ya sentía que me venía, pero le dije a mi tío que parara.

Tío para que casi me vengo – dije yo.

Un ratito más, casi me vengo yo también – decía Albert casi ahogado.

Tenía que parar cuando antes porque si eyaculaba se me irían las ganas.

Enserio mi amor para – dije yo.

Lo que tú digas amor – dijo él y se detuvo llevándome a la cama aun con su pene adentro.

Ante todo, Albert era muy caballero al respecto, si decía que pare él lo hacía.

¿Qué paso campeón?, ¿no te gustó? – preguntó él.

No es eso, tu sabes que me encanta que me folles, pero si yo eyaculaba las ganas se me iban a ir – respondí.

Ganas de que – pregunto él.

De la doble penetración – respondí.

Eres un goloso – dijo Albert dándome un beso.

No me vas a decir que no te atrae la idea – dije yo.

No te lo voy a negar, pero no quiero que te lastimes – dijo él pasando su mano por mi rostro.

No pasara ya verás – dije.

Con quien lo quieres hacer – pregunto.

Con Erick – respondí.

Pero tú crees que acepte – me pregunto él.

Déjamelo todo a mí – dije yo.

Ambos nos besamos mientras Albert aprovechando me embestía.

No seas pícaro – le dije.

Me sonrió, saco su verga que estaba bastante húmeda y se acostó a mi lado.

Dentro de un rato iré a ver a Erick, pero no le diré nada, lo convenceré para ir al granero en lugar y tú ya nos estarás esperando escondido, yo te hare una señal para que salgas cuando ya lo ponga a tope – le dije a mi tío.

No se diga más – dijo él.

Nos pusimos de pie, buscamos nuestra ropa interior.

En 10 minutos estamos ahí – dije dándole un beso y salimos de la habitación.

Justo cuando salimos del cuarto, Diego entraba al suyo y sentir movimiento decidió quedarse parado a ver en lugar de cerrar la puerta completamente.

Ambos, su hermano y su tío estaban con las vergas paradas, automáticamente pensó que algo se traían ellos dos, era más que evidente.

No demores – dijo Albert mientras caminaba hacia las escaleras.

Diego se movió para que Albert no lo viera.

Entré a la habitación, Erick seguía dormido, estaba tan solo con su bóxer que le dibujaba un hermoso paquete redondo, era tan parecido en cuerpo a su padre.

Le saqué la verga que estaba dormida, era grande y gruesa en ese estado, me la metí a la boca y comencé a chupar, se sentía riquísimo.

Chupaba y chupaba hasta que ya comenzaba a crecer, por mis movimientos desperté a mi primo, quien puso su mano por encima de mi cabeza.

Que goloso eres mi amor – dijo él.

El pene termino de crecer completamente y se clavó en lo profundo de mi garganta.

Una vez logrado mi cometido me separe secándome los ojos.

No mi vida, no pares – dijo Erick.

Hoy no quiero hacerlo aquí, vamos al granero – dije.

Erick no se negó, ningún hombre de esa casa me negaba nada.

Vamos, pero hay que llevar esta manta, para acostarnos ahí – dijo él poniéndose una manta bajo el brazo.

Ambos salimos de la habitación también con las vergas paradas y Diego nos estaba esperando, no le quedaba duda, su hermano estaba manteniendo relaciones sexuales con su primo y tío.

También lo hará con Cristopher – pensó para sí mismo.

Bajamos por las escaleras, Diego se puso una camiseta, con su bóxer y totalmente descalzo fue en nuestro tras.

Llegamos al granero, encendimos la luz y lo cerramos, Diego buscó una grieta y miro hacia el interior.

Adentro Erick y yo no besábamos con ferocidad, para ese momento nuestra ropa interior ya estaba en el piso y las puntas de nuestros penes se tocaban.

Me arrodillé y desaparecí su pene en mi boca, afuera la verga de Diego también se había erectado.

Erick bufaba como macho y yo gemía ahogadamente con mis manos tocando sus piernas, le hice una señal a mi tío que sabía que no estaba viendo y entró en escena.

Papá, joder que haces aquí – dijo Erick separándose abruptamente.

Amor tranquilo, no pasa nada – dije yo acercándome y poniéndome a su lado.

Por qué no me dijiste nada - pregunto Erick

No te enojes mi amor – dije yo abrazándolo y recostando mi cabeza en su pecho.

El me correspondió el abrazo y me aprisiono con sus brazos también, de esa forma podía controlarlo.

Hijo no te enojes, el nene quiero esto –dijo Albert.

Es cierto Dan – pregunto Erick.

Si amor, además yo lo planeé todo, no te enojes – dije.

No estoy enojado, pero es raro – dijo Erick.

Y veras que los tres vamos a disfrutar – dije dándole un beso.

Hijo el nene nos complace en todo, hay que complacerlo a él – dijo mi tío pasando un brazo por los hombros de su hijo.

Está bien – dijo Erick abriendo liberándome del abrazo.

Nos besamos, turnándonos, es decir, Erick me besaba y posteriormente Albert también lo hacía.

Me puse a sus pies, y contemple aquellas dos vergas preciosas, peludas con huevos gordos y muy parecidas en tamaño y apariencia me miraban expulsando liquido preseminal.

Las admiré solo un rato, no sabía por dónde empezar, pero me comí la de mi primo primero, chupaba un rato la de él, y luego la de mi tío.

Afuera Diego no dejaba de mirar, si bien es cierto no era ajeno al sexo homosexual, pues en el ejército al no poder salir no le quedo de otra que desfogarse con el culo de algún compañero dispuesto, pero el ver a su hermano comiéndole la verga a su tío y su primo era otra cosa, y no sabía cómo eso le podía excitar, se masturbaba lentamente.

Adentro se había tendido la manta encima de un montón de paja, formando una cama, Albert estaba acostado con lana de oveja como almohada, yo en cuatro patas chupando la verga de mi tío y por otro lado Erick dándome una chupada de culo tremenda.

La escena era digna de ser grabada y vendida a una productora porno, era el sueño de todo jovencito, ser cogido por dos machos peludos, viriles y con buena verga.

Métela de una vez – dije Dan casi dando una orden.

Erick ni corto ni perezoso comenzó a meterla, yo gemía ahogadamente y eso me hacía chupar la verga con más ganas.

Erick con una rodilla en la cama improvisada, la otra levantada y con sus manos aferradas a mi cintura me penetraba frenéticamente.

Yo solo emitía gemidos ahogados disfrutando del trabajo que me estaban haciendo por atrás, mientras más gemía Erick mo penetraba más y más fuerte, eso lo animaba.

Aquellos hombres parecían toros apareándose con su hembra, ambos bufaban como machos.

Hijo es mi turno – dijo Albert tras unos minutos esperando impacientemente empalar a su sobrino.

Erick salió de mi dejando un hueco que inmediatamente se cerró.

Mientras cambiaban de posiciones padre e hijo compartieron una sonrisa cómplice.

Albert se colocó detrás de mí, pero en cuclillas, Erick se acostó en el lugar que dejo libre su padre y comencé a lamer la verga antes que Albert me la metiera.

Albert separo las piernas y me la metió de un solo golpe.

Ayy que rico – dije metiéndome la verga de Erick a la boca.

Disfruta nene, te lo mereces – dijo Albert penetrándome.

Chupaba la verga de Erick mientras nos mirábamos, su cara era de gusto total, también estaba disfrutando y eso me llenaba de felicidad.

Me acariciaba el rostro, el cabello, luego tomó una posición que le permitió besarme mientras mi tío me seguía penetrando.

Pasaron varios minutos, el golpe de las bolas de mi tío en mis nalgas y los besos de Erick sumado a la paja que me estaba haciendo también mi primo, era un éxtasis para mí y en cualquier momento iba a terminar.

Quiero que me la metan los dos al mismo tiempo – dije agitadamente.

Albert escucho y paro en seco.

¿Estás seguro amor? – preguntó Erick.

Si amor, completamente seguro – respondí

Pero como lo haremos – pregunto Erick.

Le dije a Erick y a mi tío como teníamos que hacerlo, Erick se acostó, yo me monte encima de él y me metí su verga.

Ahora tío métela – dije yo mientras estaba recortado en el pecho húmedo de mi primo

Albert comenzó a meterla muy despacio para evitar hacerme daño, yo gemía bastante alto mientras que Erick me miraba a los ojos y me acariciaba.

Afuera la fiesta era otra, mi hermano Diego se estaba masturbando, le pareció alucinante ver como esos dos toros se cogían a su hermano, deseo estar ahí.

Que estoy haciendo joder – pensó Diego.

Joder que gusto – dijo Albert.

Si papá se siente riquísimo – dijo Erick – Te gusta amor – pregunto Erick.

Si mi amor – dije.

Albert era el que se movía, aumento la velocidad gradualmente.

Aquellos hombres nunca imaginaron que frotar las vergas dentro del culo de alguien fuera tan placentero y los estaban experimentando.

Erick comenzó a moverse también, masajeando mi próstata, haciéndome sentir electricidad dentro de mí, eso me hacía gemir más aún.

Los dos penes entraban y salían de mí, era la mejor experiencia del mundo.

Cambiaron de posición y ahora Albert estaba acostado y Erick era el que penetraba, la sensación en los penes de ambos era distinta dependiendo de la posición en que estaba y lo estaban comprobando.

Sus cuerpos me aprisionaron pues Erick se recostó en mi espalda, pudiendo sentir su respiración agitada en mi nuca.

Ambos me penetraban Erick un poco más rápido que Albert, el mete y saca de mi tío era más sueva y lento.

Llego un momento en que ambos se quedaron mirando fijamente mientras yo besaba el cuello de Albert, y de un momento a otro padre e hijo se besaron, primero fue tímido, pero de inmediato la lujuria invadió sus cuerpos y el beso se tornó más salvaje, se podía sentir que ese beso era totalmente distinto al beso que nos dábamos.

Posteriormente me uní a ellos, ahora los tres compartíamos lenguas y saliva y así de esa manera aprisionado entre aquellos sementales pude sentir como la leche se me venía.

Hijo muévete más, ya me estoy viendo – decía Albert.

Erick hizo caso y se comenzó a mover de manera más intensa y tras unos segundos más, los tres comenzamos a eyacular acompañados de nuestros sonoros bufidos.

Mi hermano aceleró el ritmo de la paja y eyaculó en la puerta del granero, entro en cuenta de lo que había hecho y se fue.

Los tres exhalábamos fuertemente y exhaustos, sentimos nuestros alientos golpear nuestros rostros.

Aun nadie se atrevía a moverse y el semen ya se estaba chorreando.

Tras otro corto tiempo así Erick se movió y se acostó a un lado, yo me enderecé y pude respirar profundo, me levanté sacando a la fuerza la verga de Albert que no quería salir, y comencé a limpiar los restos de leche fresca que recién había ordeñado con mi culo.

A ver nene como te quedo el huequito – dijo mi tío Albert.

Yo me di la vuelta y se los mostré.

Por este hueco nos volvemos locos cierto papá – dijo Erick tocando con sus dedos mi ano.

Erick había entrado en confianza con su padre y eso me gustaba pues en el futuro no tendría problemas de juntarlos nuevamente.

Me acosté en medio de ellos, y me turnaba en sus pechos, un rato Erick y otro Albert, ambos eran tan parecidos.

Habían pasado más de dos horas desde que habíamos llegado.

Y es tarde, deberíamos entrar – dijo Erick.

Vamos a la piscina un rato, como que nos bañamos – dije yo.

Está bien – dijo mi tío.

Los tres nos levantamos, y salimos por del granero sin ponernos la ropa interior que habíamos traído, corrimos hacía la piscina con nuestros huevos y penes revotando por todos lados, aumentamos más la velocidad cuando estuvimos cerca y nos lanzamos.

A la mañana siguiente todos nos habíamos puesto en nuestras actividades, mi tío enseñaba a Joaquín lo que tenía que hacer, mis primos por otro lado haciendo lo suyo y yo por otro lado también

Dan podemos conversar un rato después – pregunto Diego acercándose a mí muy serio.

Si claro – respondí yo.


DISCULPEN A ESPERA, ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO ESTA NUEVA PARTE.

MUCHAS GRACIAS

CUALQUIER COSA A MI CORRE sexualesr@gmail.com