La granja 7 - Celos

Continua las historia de Dan en la fabulosa granja de su tío.

La tormenta empeoraba, Cristopher conducía y miraba fijamente a la carretera, íbamos desnudos pues no había caso volverse a poner las prendas rotas, a pesar de lo bien que nos lo habíamos pasado hace un momento, ahora la situación era tensa.

Qué pasa – le pregunte.

Pero no obtuve respuesta, él solo seguía manejando.

¿Se habría arrepentido? – me pregunte yo mismo.

De pronto Cris detuvo la camioneta abruptamente y la estaciono a un lado de la carretera.

¿Qué pasa? – pregunté.

No lo sé, solo me siento raro – respondió.

Pero raro en qué sentido – seguí preguntando.

Seré sincero contigo – dijo dando un suspiro.

Es que no me cabe en la cabeza como es que me haya gustado hacer eso contigo – dijo – No soy gay – dijo también, pero en tono más bajo.

Ya veo – dije yo.

Es que cuando te escuchaba follar con mi hermano y escuchaba como disfrutaba del sexo, yo también quise sentir esa satisfacción y te volviste prácticamente una obsesión, pero no lo quería aceptar – dijo.

Entonces – pregunte yo.

Diana se rehusaba a tener sexo y no quería cumplirme como mujer y ya no pude más – dijo él.

Después de eso hubo un silencio bastante incómodo y el seguía mirando hacia delante.

¿Te arrepientes? – pregunté yo, rompiendo el silencio.

El agua caía del cielo acompañada de los relámpagos.

Él dio un profundo suspiro antes de responder.

No me arrepiento, porque te juro que me encanto, pero me siento raro, es que a mí no me gustan los hombres – volvió a decir él.

Mírame a los ojos – le dije.

Él volteo giró la cabeza y me miro a los ojos.

Sé que no te gustan los hombres y no te mortifiques de nada sirve encasillarse en algo, los hombres somos en parte animales y como animales que somos, solo seguimos nuestro instinto, cualquier oportunidad que tengamos para satisfacer ciertas necesidades simplemente lo tomamos sin pensarlo dos veces, el cuestionártelo todo el tiempo te hará sufrir un desgaste mental – dije – Eso lo aprendí yo.

Cris me miraba muy atento.

Y eso es lo que eso es lo que has hecho tú, tenías que seguir tu instinto de macho y satisfacer tus necesidades – dije yo.

Con lo dicho lo que buscaba era levantarle el ego, porque cuando hombre se pone terco en algo puede traer pequeños problemas.

O acaso también quieres follarte el culo de otros tíos – le pregunté.

No, solamente me pasa contigo – dijo él.

Ya ves, y además así te follaras el culo de otros chicos, nunca dejaras de ser un macho, porque lo llevas en la sangre, hay otros tíos que se jactan que son machos porque se cogen un montón de culos y coños, pero están equivocados, porque un macho, no es él que llega, coge y ya, un macho es un hombre que es caballero, considerado y protector – dije – Y tú, reúnes todas esas condiciones, lo comprobé ese día en el estacionamiento, y no solamente tu entras en esa descripción, sino que también Erick y el tío Albert – terminé diciendo.

Con aquello que le dije su semblante cambió, esas palabras fueron directamente a su ego y pues a nosotros los hombres, nos gusta eso.

Te puedo hacer una pregunta – me dijo

Sí, claro, con mucha confianza – respondí

¿Tú eres gay? – preguntó dudando.

Yo solo me reí.

Cual fue lo gracioso – dijo sonriéndome.

Es que a estas alturas creo que es obvio – dije.

Ya, lo siento, pero no eres afeminado, es decir cualquier persona que te viera por la calle nunca se daría cuenta – me dijo.

Eso es un estereotipo sabes, no todos los gais somos así – respondí.

Ni bien terminé de responder, me comienza a besar de manera salvaje, nuestros penes reaccionaron inmediatamente.

¿Quieres que te coja otra vez? – me preguntó.

Soy tu hembra no – solo respondí.

Escuchar esas palabras hizo que Cris sonriera lujuriosamente, reclino el siento hasta el tope, me monte encima de él y me introduje su pene, sin más lubricante que el semen que tenía aun dentro, lo cabalgue por varios minutos mientras que con sus manos me tocaba todo el cuerpo, hasta que finalmente volvió a inundarme con su delicioso esperma.

Finalmente me separé de él y volví a mi asiento, semen restos de semen caían por su verga semi erecta, volvió a poner el asiento en su sitio para ponernos en marcha otra vez.

Me la limpias hasta que lleguemos – pregunto.

Yo solo sonreí, me incliné y me la metí a la boca para limpiar su verga, mientras que el manejaba de camino a casa.

Su pene se erectó otra vez y le hice una mamada frenética con la finalidad de hacerlo venir antes de llegar a casa y así lo hice junto antes de llegar a casa comenzó a eyacular y saboreé su semen por segunda vez a la par que dejaba bien limpio su pene.

Gracias – me dijo una vez que llegamos a casa.

No hay tienes que agradecer – le contesté.

Antes de bajar me dio un ligero beso en los labios, totalmente distintos a los otros que habían sido más intensos.

Bajamos y nos volvimos a mojar por la lluvia, entramos a casa, vimos el reloj y ya eran poco más de las 3 de la mañana.

Subimos por la escalera con nuestros penes balanceándose.

Duerme conmigo – me dijo sintiéndose casi como una orden.

Lo medité por unos segundos y acepté.

Nos metimos a la cama después de secarnos el cuerpo pues aún estábamos húmedos.

Nos quedamos mirando al techo.

¿Quieres recostarte en mi pecho? – me preguntó.

Enserio no te molesta – pregunté.

Para nada – respondió.

Me acomodé en su pecho, cerré los ojos y sin darme cuenta nos quedamos dormidos.

Me desperté muy temprano como todos los días, pero me quedé viendo al techo pensando que iba a hacer después de irme de este lugar, me sentía bien y la verdad no quisiera irme de aquí, pero sé que en algún momento tendría que hacerlo.

Salí de mis pensamientos y me puse de pie, mi primo aún seguía durmiendo y no quería levantarlo, salí muy despacio de la habitación.

Por pasillo me encontré a tío Albert saliendo del baño, con la erección mañanera que se levantaba en su bóxer, al verlo, sonreí y mi pene también despertó.

Justo anoche soñé contigo – me dijo acercándose.

Y que soñaste – le pregunte pícaramente.

Que justo estábamos aquí mismo y tú te arrodillabas y me chupabas el pene – dijo poniendo sus manos en mis hombros y haciéndome bajar.

Quede completamente arrodillado antes él, saque su verga por encima del bóxer y se la comencé a chupar solo como yo sé hacerlo.

Lo miraba a los ojos mientras se la mamaba hasta el fondo, a los machos les encanta verte botar lagrimas mientras se la chupas, eso los vuelve locos.

Vamos a la habitación – me dijo Albert mientras me cargaba en su hombro como a un costal.

Me tiro suavemente a la cama.

Voltéate y ábrete las nalgas bebe – me ordeno mientras se despojaba de su ropa interior.

Que rico tu agujero mi amor – decía mientras pasaba los dedos mi ano.

Te gusta amor – le dije moviéndome de adelante hacia atrás.

Veo que has tenido acción, está rojito – dijo moviendo su dedo en círculos alrededor de mi ano.

Quieres que te la meta – me dijo.

Si papi, métela – le respondí gimiendo levemente.

Ya bebe, acuéstate y levanta bien las nalgas – me dijo.

Ni bien me puse en posición, mi hombre dio un escupitajo en mi ano, se escupió el pene, y me comenzó a meter lentamente su falo.

Quemaba y dolía un poquito, pero se sentía riquísimo, yo solo suspiraba y gemía ahogadamente de placer.

Todo su peso caía en mi espalda, la fuerza que estaba haciendo mientras levantaba las nalgas hacía que la cintura comenzara a molestar un poco, pero aun así yo estaba dispuesto a seguir y cumplir como su hembra.

Mientras me empotraba contra la cama una de sus manos hundía mi cabeza en el colchón, así era ser dominado por un hombre en todos los sentidos.

Estuvo penetrándome así por varios minutos hasta que se corrió dentro de mí, se separó después de darme la estocada final, que hizo estremecer mi cuerpo.

Me vuelves loco – dijo él jadeando y acostándose a un lado prendiendo un cigarro.

Te cobraste todas - dije yo riendo.

Te lastime – pregunto preocupado.

No, para nada, pero todo tu peso me dejo doliendo poquito la cintura – dije haciendo una mueca.

Perdóname bebe – dijo atrayéndome hacia él.

No pidas perdón estoy bien, sabes que me encanta que me folles como tú lo haces – dije.

Esa es la razón del por qué me vuelves loco, porque en la cama eres una hembra dispuesto a complacer a tu macho – dijo haciéndome cariño en el cachete.

Termino de decir eso y me puse en su encima me senté en su verga que estaba semi flácida y nos comenzamos a besar, su lengua recorría mi cuello, y la mía el suyo.

Ya va siendo hora de levantarse – dije mientras me puse de pie.

Nos vemos a la hora del desayuno – le dije mientras caminaba hacia la puerta .

Pero tú ya desayunaste bien – me dijo él.

Más que bien – dije yo saliendo por la puerta.

Rápidamente salí de la habitación viendo con cuidado de que nadie me vea, pero para mi sorpresa, Joaquín salía del baño.

Primo, que haces desnudo – dijo él sorprendido – Y saliendo de la habitación de mi papá – acoto él.

Dan, deja que yo se lo explique – dijo mi tío abriendo la puerta de su cuarto.

Papá, no entiendo absolutamente nada – dijo él.

Cachorro, ve a cambiarte yo me encargo de esto – dijo mi tío.

Tío Albert tenía la situación controlada así que no me preocupaba.

Al entrar en la habitación me encontré a Erick quien se estaba terminando de vestir.

Buenos días – dije.

Buen día – me respondió muy secamente.

Sucede algo – pregunté

Erick no respondió y se dirigió frente al espejo.

Me vas a responder – dije

No me sucede nada, todo está bien – dijo levantando la voz.

¡Qué genio! – exclamé

Estas molesto conmigo – dije parándome.

Y por qué estaría molesto – dijo.

Tal vez estas estresado – dije parándome detrás de él y tocándole el paquete.

Retira tu mano de ahí, hoy no – dijo.

Tomo mi mano y la retiro.

Seguro que no quieres – pregunté y volví a apretarle el paquete con fuerza.

Te he dicho que no – exclamó

Y para que me separara de él con violencia hizo sus brazos hacia atrás y termino golpeándome el labio con su codo haciendo que sangrara.

Yo retrocedí y me toqué el labio como acto reflejo.

Mierda – dije.

Joder, Dan no era mi intensión, perdóname – dijo bastante mortificado.

Él intento retirar mi mano de la boca para ver el daño.

Déjame, carajo – dije yo molesto.

Por favor mi amor perdóname, no fue mi intensión te lo juro – dijo él intentando abrazarme.

Nunca pensé que fueses capaz de golpearme – dije yo haciendo drama y alejándome.

No bebe te lo juro no fue mi intención, perdóname, soy un imbécil – dijo sentándose y agarrándome la cabeza.

Sus ojos se notaban llorosos.

Me senté a su lado.

Que sucede por qué estás molesto conmigo – pregunté.

No estoy molesto contigo – dijo él.

Entonces – pregunté.

Tengo celos – respondió.

Celos de qué – pregunté.

Anoche me desperté y no te encontré, espere por si te habías levantado para ir al baño, pero nunca llegaste me quede dormido, pero volví a despertar cuando la camioneta llego, los vi a ustedes dos bajando desnudos y espere hasta que te vinieras a acostar, pero nunca paso, me sentí muy mal – dijo él.

Yo no sabía que decir, no pensé que pudiera llegar a tener celos.

Sé que para ti es una tontería, así que olvídalo – dijo él poniéndose de pie.

Hey, yo no dije eso – le refuté y me puse de pie también.

No sabía que te pudieras poner celoso, pensé que todo esto era sexo y ya – dije yo.

Dan, yo no te veo como sexo – dijo él.

Entonces – dije.

Olvídalo – dijo el evadiendo la respuesta.

Acaso estás enamorado de mí – pregunte yo.

No lo sé, estoy muy confundido, solo sé, que a ti te puedo dar todo el cariño que tengo, y mostrar esa parte de mí, pero no sé si sea suficiente para decir que estoy enamorado, solo necesito sentir tu cuerpo junto al mío – dijo y me abrazo.

Nos fundimos en un fuerte y tierno abrazo y nos besamos.

Con cuidado – dije.

Lo siento – dijo y continuó besándome.

El beso era tierno, no era un beso como de los que me doy con Cris o como mi tío, era más suave, romántico, en mi estómago se podía sentir las famosas mariposas.

Erick comenzó a quitarse la ropa, la camisa, el jean, absolutamente todo y nos seguíamos besando muy románticamente.

Nuestros penes estaban muy erectos chocando como si se estuvieran besando también.

Me iba a arrodillar a chuparle el pene, pero me detuvo.

Esta vez no, hoy quiero hacerte el amor – me dijo.

Sentí una tremenda emoción al escuchar esas palabras.

Nos acostamos en la cama muy lentamente, yo me quede en su encima, me acariciaba con su grandes y ásperas mano todo el cuerpo.

Ven acuéstame – me dijo haciéndome un campo a su costado.

Me guio hasta quedar de espaldas a él y me seguía besando pegando toda su erección a mi trasero.

Te voy hacer mio – me susurro al oído.

EL líquido preseminal que Erick emanaba era tanto que sirvió como lubricante y comenzó a penetrarme.

Lo hacía con tanto cuidado, pero aun así no evitaba que me doliera un poquito pues anteriormente ya me habían metido dos vergas sin embargo no emitía ningún quejido, tenía que aguantar como una buena hembra en cama.

La fue metiendo lentamente y con tanto cariño que todo en mi ser se sentía lleno, no solo mi cavidad anal, sino también, mi alma y corazón.

Te gusta bebe – me preguntó en el oído.

Me encanta – respondí muy complacido.

Comenzó a moverse despacio, la metía y la volvía a sacar casi toda mientras me besaba en la nuca, en el cachete y en la boca.

Sus brazos me tenían envuelto y me sentí el ser más amando del mundo.

Estaría diciendo mentiras si dijera que no me sentía querido por tío Albert y Cris, pero era otro tipo de cariño, vamos que todas las veces que lo he hecho con Albert eran lujuria, arrechura y morbo, con Cris también, y en el sexo el cariño que ellos sienten por mí, lo manifiestan cuando me tratan con cuidado para no lastimarme a pesar de ser un sexo más salvaje. Pero por el contrario Erick, ese cariño también lo manifiesta en la cama, porque con él si podría decir que hago el amor.

Todo mi cuerpo se estremecía por todo el amor que podía sentir, ese hombre si era un macho en todos los sentidos.

Estuvimos en esa posición por varios minutos.

Quiero mirarte mientras te lo hago – me dijo.

Él se sentó en la cama su pene estaba impregnados de mis fluidos he hinchado, las venas que tenía parecían a punto de reventar.

Me senté lentamente en su pene, y yo me retorcía de placer, ambos quedamos sentados, mirándonos fijamente, mientras esta vez yo también me movía.

Nos besábamos y recorría todo mi cuerpo con sus manos, mi espalda, mi rostro, mi cintura, absolutamente cada rincón de mi cuerpo.

Me penetraba y yo me movía en círculos, ambos suspirábamos de placer.

Fueron los minutos más románticos e intensos hasta que finalmente, ambos eyaculamos, yo eyacule en su abdomen y él dentro mío.

Nos manteníamos besando hasta que terminaran los espasmos de la eyaculación.

Te quiero – me dijo con una sonrisa mientras me acariciaba la mejilla.

Yo también te quiero – le respondí.

Nos quedamos en esa posición hasta que su pene se salió por si solo de lo flácido que se puso.

Todos los fluidos que habían dentro de mí salieron chorreando y manchando todo su pubis, sin contar mi semen en su abdomen.

Se acostó en la cama y yo le seguí acostando me su pecho.

No te vayas a quedar dormido – me dijo.

No, descuida – le dije besándole su pectoral derecho.


Hijo, gracias por tomarlo de lo más normal del mundo, pero que no se te vaya a escapar nada, Diana, no lo sabe, y el hermano de Dan tampoco, así que ni en broma se te vaya a escapar – le dijo mi tío a mi primo.

No te preocupes papá, no diré absolutamente nada – dijo él.

Sabes, tienes una bonita familia, me hubiese gustado, tenerte como mis hermanos te tuvieron durante su crecimiento – dijo Joaquín con pena.

Hijo, lo lamento tanto, fui un cobarde en ese aspecto – dijo Albert.

No me guardes rencor por favor – dijo él.

No te guardo rencor papá, sabes que te amo – dijo mi primo menor.

Ahora esta también es tu familia y lo sabes – dijo Albert.

Gracias papá tratare de integrarme lo más que pueda – dijo él.

Veras que lo lograras – dijo Albert.

Te amo hijo – dijo Albert dándole un fuerte abrazo y un beso en la frente.

Finalmente se separaron.

Papá por favor no me vuelvas a abrazar en ropa interior, se siente raro – dijo .

Ambos rieron.

La verdad que Albert había compartido tan poco con su hijo, que se sentía un poco culpable, de hacerlo pasar por esta situación.


Después del desayuno, todos se pusieron a trabajar y cada uno de los hombres de esa casa le enseñaban al menor el trabajo de la granja.

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HASTA AQUI UNA NUEVA PARTE, ESPERO LE HAYA GUSTADO.