La granja 1 - Introducción
Un chico es enviado a una granja en forma de castigo, pero lo que hará en ese lugar parece ser solo un premio.
Relato narrado en primera persona.
Pegado mi rostro contra el vidrio del carro de mi tío nos dirigimos con destino a su granja cuya finalidad es cumplir un castigo interpuesto por mis padres por no estar sujetos a ellos y por inmoral que en realidad es la principal causa.
No dejaba de emitir una sonrisa tonta recordando todo lo acontecido pues la verdad la reacción de mis padres fue de película.
-Tus padres no están –dijo un dudoso muchacho.
-No, ya te dije acaban de salir para el aeropuerto tendremos la casa disponible para nosotros solos –dije yo contento
-Bueno de ser así, pues –dijo mi amigo - que acto me rodeo con sus brazos el cuello y me besa, no sin antes cerrar la puerta en su tras.
-Espérate pongámonos cómodos, tenemos tiempo de sobra -atine a decir mientras me sacaba la sudadera dejando ver mí no musculoso cuerpo, pero si marcado y con volumen.
-No jodas, mira como me pones de burro -e hizo un ademan agarrándose el bulto.
Yo solo atiné a reír, mientras que de golpe me senté en el sillón que estaba detrás de mí.
Con una sonrisa lujuriosa Frank que así se llamaba mi amigo camina hacia mí, mientras que con sus manos desabrocha su pantalón jean bajándoselo ligeramente hasta la altura de las nalgas liberando así la herramienta que ya la conocía muy bien y que tanto placer me había dado, ni bien la tuve en frente de mí, me la comí de un solo tirón disfrutaba hacerlo de esa manera pues toda la verga entraba y chocaba contra mi garganta, solo cuando sentía que me faltaba la respiración la sacaba chorreante de babas.
El tiempo pasaba y yo seguía chupando la verga de mi amigo, era del tamaño perfecto, ni exageradamente larga ni demasiado gruesa, mi amante amigo me follaba la boca y sus dos manos sujetaban mi cabeza, pedí un tiempo para respirar pues el aire me faltaba un poco, a lo que el muy divertido accedió y me paso toda la pinga por la cara embarrándome así de mi saliva, - me encanta sentir una verga por toda la cara – ya con aire en los pulmones me pasa la mano por la nuca haciendo ponerme de pie y atrayéndome hacia su boca besándonos con todos mis fluidos bucales.
La lujuria y la excitación estaban recorriendo mi organismo como si de una droga se tratase, nos teníamos ahí los dos tal para cual, lujuriosos a mas no poder.
Me baje el pantalón hasta los tobillos y volteándome le ofrecí mi trasero para que haga lo que se le antoje con él, y no tuve que esperar más pues de inmediato se arrodillo y hundió su rostro en entre mis nalgas lamia, chupaba y mordía, yo no podía emitir ni un sonido más que gemidos de intenso placer ahogado, pose mi mano por detrás de su cabeza y la aprisione contra mi ano obligándolo a que no pare, lo olía y lo escupía y pasaba su lengua alrededor de él, forzando a hundirla pero este apenas cedía.
Así como estábamos me puse de pie y con la mirada le ordené lo que tenía que hacer, recosté mi cabeza en el respaldar inclinado hacia atrás con el culo a su vista.
El ya no tenía que preguntar porque como un movimiento reflejo, encajo su pene en la entrada de mi ano, la saliva que minutos antes había quedado impregnada ayudo su mástil a introducirse lentamente, todo el trayecto es un inmenso placer pues puedes sentir como tu ano se va abriendo y ese ligero ardor y dolor no hacen más que aumentar el éxtasis del momento.
Su pubis choco contra mis glúteos y toda su pinga ya había entrado, podía sentir el glande como chocaba en mi próstata y era tremendo, me gire por sobre mis hombros, me enderece y busque su boca, nos besamos por un tiempo hasta que termine de acostumbrarme a mi amigo invasor, bruscamente con una mano me separo y me empujo a que me inclinara otra vez.
Las embestidas empezaron, primero suaves y lentas pero conforme su pene iba resbalando, las embestidas aumentaban el ritmo, metía y sacaba una y otra vez con gran fuerza y rapidez su pene de mi interior, sus manos parecían que se hubieran encarnado en mi cintura y yo solo mordía el respaldar del sofá que era quien sufría las consecuencias.
El golpeteo del vaivén de sus testículos contra mi piel se escuchaba por toda la casa, eso era música para mis oídos, sentía entrar y salir su verga siempre dura y caliente, pero me había dejado llevar por el placer y las rodillas se me doblaron, estaba por caer, pero las manos de mi amigo estaban bien sujetas a mi cuerpo y el no parecía cansarse.
Cambiamos de posición él se acostó en la alfombra y yo me monte a cabalgarlo, me subía y bajaba, hacia movimiento en círculos y la excitación solo aumentaba, me atrajo hacia él y nos besábamos con pasión, su lengua exploraba cada rincón de mi boca, mientras que el con el movimiento de sus caderas me taladraba el ano.
Mi cuerpo se empezó a erizar y yo con mi rostro en su pecho aguantaba los gemidos, mientras que de mi verga salían varios chorros de semen que llenaron su abdomen.
El también ya iba a terminar vacíate en mi cara - le dije
Nos apartamos yo quede arrodillado y él se puso de pie, segundos después cerré los ojos y varios trallazos de leche salían directos a toda mi cara, el primero lo sentí en mis ojos, el segundo a mi frente, el tercero en los labios, y ya para el cuarto apresure en abrir la boca y tragarme esa verga para que se termine de correr allí, dos chorros más sentí así que fueron cuatro en total, se la termine de limpiar con mi boca y cuando la saco de allí una verga roja y casi morada se avistaba.
Nos miramos a los ojos y reímos, pero la puerta se abrió.
Mis padres habían entrado y en shock quedaron, ambos nos quedamos helados luego mi padre hablo:
Dejamos esta casa y tú aprovechas el momento para hacer tus porquerías – dijo mi padre furioso.
Yo no sabía que decir, mi madre paso de largo horrorizada.
Frank nervioso se vistió y casi rosando a mi padre salió por la puerta, mi padre no dijo nada más y subió, yo me limpié como pude y al rato bajaron ellos dos, me dieron un sermón que duro como una hora y decidieron que lo mejor era mandarme a la granja de mis tíos como castigo, sin tecnología, sin amigos, sin nada.
Aunque tengo 20 años y que ellos aun manden en mis decisiones, pues no me agrada mucho, pero mientras ellos me mantengan pues no queda de otra, llame a Frank desde un teléfono público porque ni el celular me habían dejado, escuche tristeza en su voz al despedirme, pero me tendría que ir a visitar sí o sí, eso le alegro.
Sobrino ¿ya tienes 20 años cierto? -la pregunta me saco de mis pensamientos– Si –conteste yo.
Ya estas todo un hombre entonces, ya aguantas el trabajo del campo.
Y otras cosas – pensé yo y sonreí maliciosamente.
Tu padre me dijo que te ponga mano dura y te discipline, yo creo que no será necesario, no he criado de esa forma a mis hijos, pero si les he inculcado el respeto a toda persona, y son hombres de bien eso te lo aseguro.
Terminaba de decir eso y ya habíamos llegado a la granja, estaba tan cambiada, salió el resto de la familia a recibirnos
La tía que a pesar de los años había conservado su cara amable, mi primo mayor que había crecido mucho, estaba muy alto y corpulento con algo de barba, se veía muy bien, su pequeño hijo de 3 años en brazos idéntico a su madre fallecida y su hijo mayor de 5 que era el vivo retrato de él, cuando era pequeño, y mi primo menor que tenía unos cuantos años más que yo, por lo visto el trabajo de campo les asentaba muy bien, y mi tío no se quedaba atrás.
Antes de bajar mi tío me dijo: veras que la vamos a pasar bien al principio el campo es pesado, pero después le agarras la onda como dicen ustedes y rio – pasó su mano por mi rodia y me revoloteo el pelo.
Ojalá tío, ojalá – dije yo.
ESTE ES EL RELATO RECOMPENSA POR HABERME DEMORADO EN SUBIR "EL ÚLTIMO HOMBRE LOBO".
ESTE RELATO TITULADO "LA GRANJA" ES UNA SERIE DE RELATOS PUBLICADOS EN OTRAS PAGINAS HACE DOS AÑOS ATRAS BAJO EL NOMBRE DE "CROM" COMO SE PUEDEN DAR CUENTA EL RELATO ESTA NARRADO EN PRIMERA PERSONA COMO OTROS RELATOS QUE TENGO EN ESTA PAGINA PARA QUE NO QUEPA DUDA QUE ES MIO Y NO ES NINGUN TIPO DE PLAGIO, ESPERO LO DISFRUTEN.
MUCHAS GRACIAS
YA SABEN COMO SIEMPRE SI DESEAN ESCRIBAN A sexualesr@gmail.com