La graduación

Un incidente en la graduación.

La graduación (Autor: Joey)

Nunca pensé que una cosa como la que estoy a punto de contarles me fuera a pasar, hasta esa extraña tarde de aquel viernes de marzo en donde descubrí mi otra parte.

Todo comenzó en una fiesta en la casa de un amigo, aquella vez celebrábamos la graduación de la preparatoria, la fiesta no estuvo muy bien que digamos y la verdad hasta me aburrí un poco, pese a los manoseos que le daba a mi novia, al dar las dos de la madrugada mi chica me dijo que ya se tenía que ir y entonces abordamos un taxi y la llevé a su casa, una vez en la entrada me despedí como siempre, con un beso al tiempo que le media una mano por debajo de su vestido.

Subí de nuevo al taxi y le dije que me regresara al salón. Para cuando regresé ya eran cerca de las tres y quedaban muy pocos en la fiesta, sólo estaban algunos padres con sus hijos tomándose fotos con compañeros y cosas por el estilo, decidí buscar a alguien a conocido y en una mesa del final me encontré a Héctor, me invitó a sentarme en cuanto me vio y fue en ese momento que me di cuenta que estaba solo, platicamos un poco y entonces el sonido anunció que la fiesta se acababa y me dijo que si quería ir a su casa a seguir tomando, le dije que sí y nos dirigimos para allá.

Cuando entramos me dijo que estaba solo y que su tia no llegaba hasta dentro de dos días, porque se había ido con su hermana a visitar a su abuela y como al otro día era sábado no iba la señora de la limpieza, y que disculpara el tiradero, le dije que no había problema.

La sala era muy grande y tenía un bar con muchas botellas que no tardamos mucho en abrir. Pasado un rato le dije que si sólo íbamos a beber, que mejor jugáramos algo, cartas, dominó, o algo así, me dijo que los juegos estaban en el cuarto de su hermana, así que subimos a buscarlos, lo primero que hizo fue abrir el closet mientras yo por curiosidad abría un cajón donde estaban guardadas muchas tangas y brasieres, tomé una tanga y se la enseñé, el se rió.

Como vi que no le molestó, tomé un sostén y lo acomodé en la cama, después Héctor me aventó una minifalda negra y una blusa blanca, acomodé todo en la cama como si de verdad alguien la tuviera puesta, no sé cual fue la razón pero me excité al ver esa ropa acomodada y Héctor se dio cuenta y me dijo que si estaba bien, le dije que sí y entonces me alcanzó un par de zapatillas negras y una bolsa con maquillaje, y me dijo: --si la ropa te excitó entonces con el maquillaje te vas a venir, jajaja. Yo también me reí y se me ocurrió decirle que su hermana era de mi misma talla, a lo que él me contestó: --si quieres mídetela, primero me sonreí pero le dije que para qué, --sólo para verte, contestó, entonces tomé la ropa, el maquillaje y me metí al baño. Héctor se quedó en la cama sentado.

Cuando entré al baño, tomé conciencia de que estaba haciendo algo totalmente raro, pero no me importó y rápido me quité el smoking y en pocos segundos quedé desnudo. Tomé la tanga primero y me la puse, para mi sorpresa me quedó muy bien, pero no me gustaba lo que vi, ya que tenía las piernas muy velludas yen un acto de rapidez me rasuré todas las piernas y parte de las nalgas, después me puse la minifalda y las zapatillas, lo que vi me encantó, me di cuenta que tenía muy lindas piernas y me alcé la falda frente al espejo y mis propias nalgas me excitaron, lo cual hizo que mi pene se parara y la tanga se metiera entre mis nalgas y me cortara un poco, pero el sentir algo metiéndose en mi ano mi pene comenzó a dejar salir unas cuantas gotas de semen, tomé el sostén y me lo puse, y para rellenarlo fueron necesarios tres rollos de papel higiénico, después me puse la blusa y frente al espejo me puse la base del maquillaje y me pinté los ojos y los labios me puse un poco de agua en el cabello y me peiné, fue verdaderamente una suerte que tuviera el cabello largo, y cuando me vi en el espejo por segunda vez me gustó tanto lo que vi que mi tanga se mojó un poco más.

Para cuando salí del baño Héctor ya no estaba en la habitación, así que tuve que baja a la sala, lo cual fue un gran trabajo por los tacones. Héctor estaba poniendo música instrumental y cuando me vio me ayudó a bajar, no sé porqué pero me abrazó y me dio un beso en la mejilla y me dijo que si quería bailar, le dije que no por los tacones y me dijo que no había problema, nos sentamos en el sillón y cuando intenté cruzar la pierna la tanga me estaba ya estorbando de la excitación que tenía mi verga.

Héctor me dijo que estaba muy bonita, que si quería ser su novia, para ese entonces yo ya estaba tan caliente que decidí dejarme llevar y le dije sí, entonces se acercó y me dijo al oído que no me preocupara, que nadie se enteraría de eso, que confiara en él, sólo asentí con la cabeza y entonces me puso de pie y me volvió a abrazar.

Yo lo sujeté del cuello y el muy despacito me puso la mano en mi cintura y le pregunté que si le gustaban mis piernas, el dijo que sí y se me acercó, me dijo que estaba hermosa, muy linda, pero lo que verdaderamente me encendió fue cuando me dijo que mi culo se veía muy lindo, entonces no resistí más y lo besé en la boca mientras le metía la lengua y el me agarraba las nalgas con fuerza y me acercaba a su cuerpo, y entonces sentí su verga bien parada y me dio gusto ver lo que causaba vestida de mujer, él me empezó a besar el cuello, y se me empezaron a salir unos gemidos.

Él me dijo que como me llamaría, y le dije que Gemma, lo volví a besar y me comenzó a meter la mano por la falda y me agarraba los senos, y me dijo que si quería hacer algo más, no contesté y entonces me arrodillé y le bajé el cierre del pantalón y saqué su pene que estaba muy erecto y lo comencé a masturbar, al ver mis piernas yo también me excité y no esperé más y le di un beso en la punta, el gimió y me sentí como una verdadera mujer, y él era mi hombre, entonces saqué un poco mi lengua y se la pasé por su punta y poco a poco me lo fui metiendo hasta que lo tuve todo en mi boca y comencé a mamarlo muy fuerte, me di cuenta que se iba a venir y me lo saqué, justo en el momento en que un chorro de semen salpicaba mi blusa y caía en mis muslos, lo cual me prendió de verdad y ya la tanga estaba muy mojada.

Lo volví a besar y para mi sorpresa su miembro seguía erecto, entonces me dijo que me volteara y yo obedecí a mi hombre y me dijo – Gemma, me encantas. Y comenzó a restregarme su verga en mis redonditas y duras nalgas embarrándolas de semen, entonces se quitó la ropa y me puso de a perrito y lentamente me levantó la falda y me hizo a un lado la tanga y me metió su lengua en mi ano y comenzó a llenarlo de saliva.

Entonces tomo su deliciosa y todavía chorreante verga en su mano y me la puso en mi ano y me preguntó: ¿te gusta, Gemma? Si, le contesté, métemelo, mi amor, métemelo por favor, hazme tuya, soy tu hembra, quiero que tú seas el primero. Y comencé a menear mi culo mientras él me introducía su miembro. No sé si era dolor, pero me encantaba, sentir como esa verga entraba y salía al tiempo que me agarraba las piernas y los senos y a veces me daba de nalgadas entonces comenzó a meterlo más fuerte, y más rápido y más rápido y fue cuando sentí como salía su semen y me quemaba, no resistí más me vine en un rico orgasmo que acabó de mojar toda la tanga.

Héctor se salió y se sentó en el sofá, yo estaba tan turbado que no me podía mover y sólo sentía como de mi ano salía semen y me escurría por las piernas, me reincorporé y pude ver la verga de Héctor que ya estaba flácida, lo abracé y él me dijo que si quería volver a hacerlo alguna otra vez, le dije que siempre y cuando conservara el secreto yo seria sólo para él.