La fuerza del destino
A veces, cuando deseas mucho algo, puede hacerse realidad, por muy difícil que parezca.
El primer día de trabajo en una empresa siempre es de algún modo emocionante. Te presentan a un montón de gente, te muestran lo que será tu puesto de trabajo, tus nuevas tareas, incluso como en este caso tu propio uniforme, que aunque no fuese mas que ropa de trabajo de monótono color azul.
Pero una de las cosas que mas me llamaron la atención fue cuando me mostraron los vestuarios, donde todos nos cambiaríamos, con sus taquillas, sus aseos, y lo que es mas interesante, sus duchas y la posibilidad de ver a mis futuros compañeros desnudos. Mi imaginación se desbordó al instante.
Mis días de trabajo en la empresa comenzaron, pero lamentablemente, los compañeros con los que coincidía en los vestuarios no me llamaban mucho la atención, no me atraían físicamente, por lo que el verlos en ropa interior e incluso desnudos a los pocos que utilizaban las instalaciones para ducharse, no causaba en mi lívido el mas mínimo efecto mas allá de la mera curiosidad, que fue diluyéndose día a día hasta convertir los vestuarios en una mas de las monótonas tareas que realizaba constantemente.
Todo eso cambió un día, cuando al llegar al trabajo y entrar en el vestuario me lo encontré de repente. Justo frente a la puerta de acceso, estaba allí de pie, desnudo de cintura para arriba. Lo primero que me llamó la atención fue su gran espalda, ocupaba como dos veces la mía, cubierta casi en su totalidad de vello que se espesaba justo cuando se ocultaba bajo su pantalón. Su cuello era grueso, unido a una cabeza que parecía mas grande debido a su pelo, corto y erizado, prácticamente canoso, dejando entrever lo que fuera un pelo de color negro intenso. Dos grandes brazos retiraban de una percha la camisa de trabajo que estaba a punto de colocarse.
Superado el shock inicial, me dirigí a mi taquilla para observarlo mas detenidamente. Cuando pasé a su lado le di los buenos días, entonces me miró para devolverme el saludo y pude ver su rostro, que sorprendentemente no parecía tan fiero como se podría pensar de un tipo de tal envergadura, con unas cejas espesas sobre unos pequeños ojos oscuros, su redondos mofletes, aunque afeitados, no podía ocultar lo que sería si le dejasen una espesa barba. Su pecho, cubierto de un espeso vello, también canoso se unía a una tripa incipiente, que sin ser grande, si que se redondeaba su perfil.
Al ver la extrañeza que expresaba su rostro, no pude mas que presentarme a la vez que le ofrecía mi mano.
.- "Hola, soy Pedro, soy nuevo, llevo unos pocos días trabajando aquí"
Su rostro se relajó pero no dejó entrever ninguna emoción al responder a mi presentación. Mi mano quedó ínfima cuando el la estrechó con sus fuertes dedos.
.- "Hola, soy Julián, bienvenido"
Dicho esto me soltó la mano y dejando claro que no daría lugar a ningún tipo de conversación, volvió a girarse de cara a su taquilla a la vez que empezaba a ponerse la camisa que tenía en sus manos.
Un día a priori aburrido, de pronto se convirtió en algo realmente emocionante para mí. En cuanto tuve ocasión estuve indagando sobre aquel hombretón. Me contaron que era un técnico, que se dedicaba a dar soporte a las máquinas que fabricábamos y a otras que importábamos y nuestra empresa representaba. Me dijeron también que era raro verlo por allí, ya que normalmente estaba viajando, instalando nuevas máquinas y reparando otras ya instaladas y que requerían de asistencia técnica. Llegué incluso a averiguar que estuvo casado, pero enviudó hacía bastante tiempo.
Lo que no me agradó fue saber que no le quedaba mucho para jubilarse. Si que era mala suerte, la única persona que me resultaba interesante y se marcharía pronto de la empresa.
Las semanas siguientes pasaron con la diaria ilusión de volverle a ver. Y aunque esto ocurría de cuando en cuando, no conseguía coincidir con él otra vez en los vestuarios. Poco a poco inicié una tonta obsesión por Julián, no podía evitar quedarme mirándolo fijamente cuando pasa ante mí en la línea de montaje, y noté que él se daba cuenta, pero aunque no quería hacerlo al final lo hacía, aunque fuese de reojo. Me ponía en su lugar y pensaba en lo idiota que debía estar yo pareciendo, sobre todo cuando empecé a ir al baño tras él con la infructuosa intención de ver "algo" cuando estaba usando los urinarios, lo único que conseguía atisbar era un chorro de orín que salía entre sus grandes manos. Me estaba dejando en evidencia con esas tonterías. Lo que estaba consiguiendo mas bien era espantarlo. Quien iba a arrimarse a alguien que va corriendo tras de ti al baño.
Mientras tanto, el tiempo pasaba, y pronto mi habilidad para detectar e incluso solucionar pequeños problemas en la línea de montaje llamaron la atención de mis supervisores. Me dijeron que les hacía falta una persona para el servicio técnico. Tenían pensado contratar a alguien externo, pero pensaban que yo tenía un buen perfil, y además conocía las máquinas que fabricábamos. Era una buena oportunidad, ya que el sueldo era mucho mejor, pero como contrapartida me iba a tocar estar viajando constantemente.
Esa noche no dormí demasiado, estuve mucho tiempo pensando en los pros y en los contras. Empecé a poner en la balanza las cosas razonables, mas dinero, mas oportunidades laborales... por otro lado, si tuviese pareja sería algo complicado, mucho tiempo solo... pero en medio de esos pensamientos razonables, de pronto se metió Julián. Haría el mismo trabajo que el, pero no le vería, porque los técnicos siempre trabajan solos, aunque eso tiene también su lado bueno, me quitaría esa tonta obsesión por él que sin duda de otro modo me llevaría a una situación comprometida...
Al día siguiente retorné a la empresa con la decisión tomada. Se lo comuniqué a mis superiores. Y al poco tiempo empecé con el periodo de formación, primero de los productos que fabricábamos y luego, la parte mas interesante, realicé varios viajes al extranjero para recibir entrenamiento también de nuestras representadas.
Tantas cosas que aprender y todos esos viajes, en lo que me pasó de todo, incluso algún que otro asunto que contaré en otro relato, hicieron que se fuese borrando de mi mente la obsesión por el grandullón de Julián. O eso creía yo...
Finalmente, me enfrentaba al final de mi periodo de formación, y fue otro shock para mi descubrir, primero, que tendría que empezar a realizar trabajo directamente con los clientes, pero estaría un tiempo acompañado de otro técnico, aquel al cual, yo sin saberlo, iba a remplazar... ¡Julián!.
Y así llegó mi primer día de entrenamiento y otra noche sin dormir ante lo que se me avecinaba: Julián me vendría a recoger a casa con una de las furgonetas de la empresa y emprenderíamos un viaje de 500Km a nuestro destino. Íbamos a realizar una instalación, lo que nos llevaría varios días. Teníamos reservada una habitación doble en un hotel cercano. Pasaría de no tener a penas contacto con el, a pasar todo el día (y la noche) junto a él.
El viaje fue tranquilo, aunque en principio era parco en palabras, finalmente estuvo todo el viaje contándome cosas, primero sobre el trabajo, los procedimientos, los informes, luego sobre las personas de la empresa, que debía de hacer con tal o cual persona, con quien debía tener cuidado y en quien podía confiar, también me estuvo hablando de los clientes, como debía actuar ante clientes enfadados y cuales eran mas proclives a enojarse.
Debido al viaje, el primer día de trabajo no fue muy largo, prácticamente lo empleamos en desembalar la máquina y preparar la instalación. Después fuimos a registrarnos al hotel y subimos a nuestra habitación, a un lado un gran armario con espejos en las puertas y al otro una cortina que ocultaba un ventanal flanqueaban dos grandes camas separadas por un pequeño pasillo con una pequeña mesita, una pequeña desilusión ya que por el camino fantaseé con que por error nos daban una cama de matrimonio que no tendríamos mas remedio que compartir. Prácticamente dejamos las bolsas de equipaje y nos fuimos a cenar algo pues era algo tarde. En la cena seguimos hablando de trabajo, pero mi mente solo le daba vueltas al hecho de que iba a pasar la noche con el.
Y por fin llegó la hora de ir a dormir. Llegó a la habitación me dijo que se tenía que duchar y me pregunto si quería ir yo primero, lo cierto es que tras el viaje y el trabajo realizado, era conveniente darse un agua antes de ir a la cama. Le dije que fuera el, mientras yo deshacía la bolsa. Estratégicamente, coloqué la bolsa en la cama y empecé a sacar las cosas situado frente a él, no quería perderme ningún detalle, y no lo hice. Se quitó primero su camisa de trabajo dejando su torso al desnudo, y la dejó colgada del respaldo de una silla. Luego se quitó los zapatos y se desabrochó el pantalón, este cayó por su propio peso, sus piernas no desentonaban con el resto del cuerpo y eran fuertes y velludas. Llevaba un slip de color negro que prácticamente desapareció cuando se sentó para quitarse los calcetines. Y así, tan solo en slip, se dirigió a la ducha. Yo me estaba empezando a excitar con la situación y noté como mi miembro se ponía duro bajo mis pantalones. Y la cosa se puso mas interesantes cuando me di cuenta de que no cerró la puerta del todo, aunque tampoco la dejó lo suficientemente abierta como para ver algo.
Pero me pudo la curiosidad y el morbo que ello me provocaba. Me acerqué al baño intentando no hacer ruido y empujé un poco la puerta, lo suficiente para ver a través del espejo y del cristal de la ducha el cuerpo desnudo de Julián. Estaba de espaldas, enjabonándose primero la cabeza y luego el cuerpo. Pude por primera vez ver su gran trasero, hermoso y redondo, pero yo quería mas, quería que se diese la vuelta, tenía mi polla a reventar dentro de su jaula de tela y estaba tremendamente excitado. Finalmente ocurrió y se giró, el agua estaba escurriendo el jabón por su cuerpo y la blanca espuma no me impidió ver como un pene flácido reposaba sobre unos grandes huevos en medio de una gran mata de pelo canoso.
Me retiré rápidamente de la puerta, ya que al igual que podía verle yo a él, él también podría verme a mi y me volví a mi bolsa sobre la cama.
No tardó en salir, tapado con una toalla alrededor de la cintura. Al verme dijo:
.- "¿Aún estás con la bolsa?... termina pronto y dúchate, que tendremos que estar descansados para mañana"
El empezó a sacar sus cosas también, yo me apresuré en sacar las mías. Me fui hacia al baño vestido, con la erección que tenía no podía quitarme los pantalones frente a él. Mientras me duchaba relajé mi excitación masturbándome. Y salí yo también del baño cubierto con la toalla. Julián estaba ya dentro de la cama, tumbado de lado de espaldas a mi cama, pero frente al armario de espejo aunque ya tenía los ojos cerrados. No sabía como acostarme, yo dormía siempre desnudo, pero no creo que fuese apropiado en ese momento, así que saqué dejé caer la toalla y cogí un slip para ponérmelo. Miré hacia Julián con la esperanza de pillarle mirando mi cuerpo desnudo, pero no fue así, seguramente, en esos momentos ya estaba en brazos de Morfeo.
A las siete de la mañana sonó el despertador, Julián soltó un gruñido y se apresuró a pararlo. Me senté en la cama y me iba a disponer a levantarme del todo cuando Julián de un manotazo retiró las sabanas dejando al descubierto su cuerpo desnudo. Todo ocurrió de repente, mis ojos debieron crecer el doble de su tamaño cuando fijaron la vista en su polla que aunque flácida, esta vez no estaba cubierta de espuma, ni a través de un espejo ni un cristal, sino a escasos centímetros de mi. Al mismo tiempo toda la sangre de mi cuerpo debió marchar directamente hacia mi miembro que creció rápidamente bajo mi slip. Fue todo muy rápido, y también rápidamente retiré mi mirada para dirigirla a su cara cuyos ojos me estaban mirando fijamente. Finalmente, con toda naturalidad dijo:
.- "Como estás todavía acarajado, me lavo yo primero, venga vete despertando que tenemos prisa"
Se levantó, cogió la toalla que había dejado en el suelo el día anterior y se dirigió al baño. Unos minutos después salió, esta vez con la toalla de nuevo enrollada a la cintura, afeitado y oliendo a colonia. Yo sin embargo seguía allí sentado, había pasado el rato pensando en cosas desagradables para bajar mi erección, pero mi mente enferma no pudo hacer nada y ahí estaba, sentado en mi cama, en slip y una gran erección. Aprovechando que estaba sacando la muda del armario y no miraba me dirigí rápidamente hacia el baño, donde una vez mas me tuve que masturbar para relajar la tensión. La primera noche con el y ya tuve que hacerme dos pajas, mi cabeza estaba hecha un verdadero lío.
El resto del día fue relativamente tranquilo, aunque no podía quitar de mi cabeza la imagen de su cuerpo desnudo intenté concentrarme en el trabajo.
El día se dio bien y acabamos algo mas temprano que el día anterior. Y de nuevo fuimos al hotel. Lo que me suponía de nuevo un momento de tensión.
En esta ocasión habíamos llegado con tiempo de ducharnos antes de cenar, así que una vez en la habitación Julián me volvió a preguntar si quería ducharme primero, de nuevo le dije que no, y de nuevo se volvió a quedar en slip y marchó al baño. Mi incontrolable morbosidad hizo que una vez mas, cuando empecé a escuchar el ruido de la ducha me acercase hacia la puerta, que tampoco hoy había cerrado completamente, aunque hoy tampoco había dejado ni una rendija por donde mirar así que con el máximo cuidado, empujé un poco la puerta.
Casi me muero del susto cuando la puerta se abrió de golpe, Julián la había abierto y me había pillado junto a la puerta, esta vez su rostro si que mostraba unos rasgos feroces.
.- "¿Que andas buscando?" - me dijo - "¿que es lo que quieres?"
Yo estaba sin palabras ni argumentos, y totalmente aterrorizado, con un oso de mas de cien kilos enfurecido conmigo.
Me agarró del brazo y me sacó casi en volandas de allí, y mas que sentarme me arrojó contra mi cama. Él se sentó frente a mi.
.- "Mira, siempre he notado que eras un poco rarito, pero esto ya es pasarse, ¿te crees que soy tonto?"
Yo seguía sin pronunciar palabra, simplemente negué ligeramente con la cabeza. Temía que de un momento a otro su enorme puño impactaría contra mi rostro.
.- "Ayer te pillo espiándome, esta mañana te enseño la polla y te pones cachondo, ¿A quien quieres engañar?"
Como un tonto, seguía allí mudo, sin saber que decir.
Se puso en pie y bajándose el slip me dijo:
.- "Esto es lo que buscas ¿Verdad?"
En esta ocasión no miré su cuerpo desnudo, bajé la cabeza, me sentía profundamente avergonzado. Seguro que se lo contaría a todo el mundo, me harían la vida imposible en el trabajo, o peor aún, igual hasta me echaban.
Me levanto la cara y me repitió: "¿Esto es lo que buscas?" a la vez que acercó sus partes a mi cabeza. Yo aparté la cara.
Me soltó y me dijo: "Venga que tenemos que cenar".
Se fue al baño a ducharse, yo ni me moví de donde me había quedado sentado, me entraron ganas de llorar y tuve que contenerme.
Cuando salió me espetó: "Venga, espabila, que nos vamos a cenar"
Yo seguía mirando al suelo, le dije que no tenía hambre. No insistió, me dijo "Tu verás", se vistió y se marchó. Aunque esperaba un portazo, la puerta se cerró suavemente tras el.
El tiempo que pasó Julián en la cena, lo pasé pensando en lo idiota que era, en que no se controlarme. Pensé en como sería mi relación a partir de ahora con el resto de los compañeros del trabajo, debería reconocer abiertamente lo que soy. Pero sobre todo pensé en como disculparme ante Julián, en como me comportaría a partir de ahora con el, al fin y al cabo, no tardaría en jubilarse, no tendría que soportarme mucho tiempo.
Y aunque pensé en mil disculpas, cuando abrió la puerta de la habitación solo pude soltar:
.- "Lo siento"
Cuando levanté la cabeza para ver la reacción de mis palabras, le vi frente a mi, me había traído un sándwich y una lata de cerveza y tenía el rostro relajado, incluso me pareció que sonreía.
.- "Venga come algo" - me dijo.
Puso el sándwich y la cerveza en la mesilla y se sentó en su cama, frente a mi.
.- "Perdóname tu a mi, soy un poco bruto, lo se"
Pasé de repente del miedo a la perplejidad. Julián empezó a hablarme:
.- "No te preocupes, es que tengo un pronto un poco... bueno, ya has visto."
.- "Si te sirve de algo te diré que me siento alagado de que me mires, hace mucho que nadie me mira"
.- "Te voy a contar un secreto..."
Esas palabras despertaron en mi la atención.
.- "...cuando era joven, mas o menos como tu, un amigo y yo nos hicimos mutuamente una paja, ¿y sabes que?"
Negué con la cabeza
.- "Me gustó" - Me dijo.
.- "Anda cómete el sándwich" - Añadió rápidamente, como intentando borrar lo que acababa de decir.
Le hice caso, y empecé a comerme el sándwich. Mientras tanto él se descalzó y se fue al baño. Cuando salió, ya me lo había acabado.
.- "¿No te tomas la cerveza?" - Negué con la cabeza, el la abrió, se tomo un largo trago y me la ofreció - "Venga, acábala".
Tuve que hacerlo, ahora que parecía tranquilo no quería contradecirle de nuevo.
.- "Anda vete a duchar, hueles a perro muerto" - Me dijo, medio riendo.
En esta ocasión no tuve ningún problema en quitarme la ropa, mi pene, lejos de estar erecto debería ser ahora mas pequeño que nunca, toda la sangre de mi cuerpo debía estar golpeándome el cerebro.
Me metí a duchar, cuando salí, Julián estaba en la cama, aunque boca arriba, y despierto.
Como el día anterior, me puse un slip para dormir, y me metí en la cama. Apagué la luz con un hilo de voz le dije "Buenas noches".
No contestó, y así en silencio permanecimos unos minutos. Hasta que Julián volvió a hablar.
.- "¿Pedro?" - Preguntó.
De mi boca salió un ruido parecido a un "¿Si?"
.- "Hace mucho que nadie me mira, y también hace mucho que no me tocan"
No dije nada, no sabía que decir.
.- "Anda ven" - Me dijo. Yo estaba atónito, ¿Había dicho lo que había dicho?. Solo dije "¿Qué?"
No lo repitió, se levantó y empujándome se hizo un sitio y se metió en mi cama.
Me empecé a asustar, y mi cuerpo empezó a temblar. Julián buscó mi brazo y agarrándome la mano se la llevó sobre su cuerpo desnudo. Mi mano quedó inerte sobre su pene y sus enormes huevos.
.- "¿Esto es lo que querías no?, venga no tengas miedo"
Me agarró la mano y empezó a restregarla sobre sus partes. Yo estaba asustado y me dejé hacer.
Pronto aquel miembro flácido empezó a tomar cuerpo y empezó a masturbarse utilizando mi mano.
Me soltó la mano, pero yo continué masturbándolo. Aun con la luz apagada, la luz de la calle me permitía ver nítidamente su rostro. Tenía los ojos cerrados y la boca entreabierta, dando ligeros gemidos de placer. Me incorporé para meneársela mejor, y eso hizo que la sábana se desplazara y me permitiera ver su tesoro. Su polla no era grande, pero tampoco pequeña y era bastante gruesa, un capullo rosado me miraba lujuriosamente, y yo le correspondía. La sangre empezó a fluir de nuevo en mi cuerpo, y mi pene volvió a registrar una gran erección.
Una mano se posó sobre mi cabeza, miré a Julián, que con la mirada asintió para que me dejara llevar. Su mano empujó para que mi boca se acercara a aquel capullo lujurioso y pronto lo tuve dentro. Empecé a chuparle aquel miembro mientras acariciaba su cuerpo. Sus jadeos aumentaron en intensidad y yo, cuanto mas fuerte gemía, mas rápido se la trabajaba. De pronto de su boca salió un gran gemido a la vez que sus manos aferraron con fuerza mi cabeza y empujó con su pene dentro de mi boca.
No tuve otra opción que recibir en la boca varios chorros de semen acompañados de profundos gemidos de placer.
Entonces soltó mi cabeza y dejó caer sus manos sobre la cama.
.- Me levanté y fui al baño, escupí gran cantidad de semen, en esos enormes huevos debía haber leche acumulada desde hace ya bastante tiempo.
Cuando tras enjuagarme la boca salí del baño, me encontré a Julián dormido, sobre la cama, así que me fui a la suya y masturbándome sin llegar a correrme me quedé yo también dormido.
Dormí de un tirón, hasta que el maldito despertador sonó por la mañana. Julián se levantó sobresaltado y se llevó las manos a la cabeza, "Uff, demasiado vino en la cena, ¿Te vas lavando tu?". Asentí y me fui al baño, mientras me duchaba estuve pensando si había estado tan borracho que no se acordaba de nada, quizá fuese mejor así, aunque no parecía borracho la noche anterior, pero al salir del baño mis dudas se despejaron.
Riendo me dijo:
.- "Mira como dejamos las sábanas anoche, ja, ja, ja, que va a pensar la mujer de la limpieza" - Decía Julián, mientras me mostraba la sábana con dos manchas de semen escandalosas. Estaba claro que no todo fue a parar a mi boca.
Y ahí cesó la conversación al respecto en el resto del día, fuimos a trabajar de nuevo y a la noche, cuando yo pensaba que lo del día anterior había sido solo una anécdota, Julián se metió de nuevo conmigo en la cama.
Esta vez su mano no buscó la mía, sino que directamente me agarró el paquete, y frotándolo me dijo:
.- "Ayer fui un poco egoísta, hoy te toca a ti, venga, quítate los gayumbos"
Me quité el slip, debía tener una sonrisa enorme, que se hizo mayor aun cuando cinco enormes dedos se cerraron sobre mi polla que ya se encontraba en proceso de erección. Empezó a masturbarme, y poco a poco empezó a aumentar el ritmo, seguramente pretendía que me corriera lo antes posible para saldar la cuenta y dejar las cosas como estaban, pero ahora ya no lo iba a permitir, así que mientras, el me pajeaba yo busqué su polla y empecé a acariciársela. Iba a decir algo, pero sus palabras no llegaron a salir de su boca, lo que si salió de su letargo fue su polla, que fue dejando su flacidez y tomar cuerpo.
Pronto su ritmo sobre mi polla empezó a disminuir a la vez que yo lo aumentaba sobre la suya. Su mano cesó en su movimiento cuando mi boca de nuevo volvió a contener su delicioso miembro. Entonces me dijo:
.- "Para, para, que al final me voy a correr otra vez y tu no vas a disfrutar nada"
Le contesté:
.- Bueno, eso tiene solución.
Me levanté y me dirigí al armario donde tenía mis cosas, el me seguía intrigado con la mirada. Cuando vio, que de mi bolsa saqué un caja de condones lo entendió de repente, o mas bien lo malentendió. Pues llevándose una mano al culo me dijo. "No, no, lo siento, por ahí no voy a pasar"
Me acerqué riendo, saqué un condón, y su cara, que parecía enfurecerse una vez mas, se relajó cuando agarrando su polla le dije: "Tranquilo, el condón es para ti"
Y aunque no parecía muy convencido, sus dudas se disiparon cuando me apoyé sobre su polla erecta. Y aunque me doblara en edad, sentí al sentarme un placer que no había sentido antes. Cuando su polla iba entrando dentro de mi, creí estar en el paraíso, y mientras empecé a cabalgar suavemente sobre el empecé a recordar el largo periplo que me había llevado hasta aquí. Aquel cuerpo que tanto deseé el día que le vi por primera vez en los vestuarios de la empresa ahora estaba dentro de mi.
Sentí un placer inmenso mientras aquel enorme cuerpo se estremecía de placer cada vez que su polla entraba y salía de mi.
Cuando sus jadeos se hicieron mas intensos, empecé a masturbarme vigorosamente a la vez que aumentaba la intensidad de los movimientos. Finalmente, prácticamente a la vez, él se vació dentro de mi a la vez que yo descargué un gran cantidad de semen sobre su pecho peludo, y llegó hasta su cara. Algo incluso le entró en la boca.
En lugar de escupirlo, y a pesar de que se notaba que el sabor le disgustó. Se lo tragó y me dijo:
.- "Bueno, ahora que lo he probado, ya soy oficialmente marica, verdad"
Yo le dije
.- "Con lo grande que eres, mas bien eres maricón"
Nos reímos a carcajadas los dos.
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Los viajes de entrenamiento juntos no duraron mucho, pero como podéis imaginar, fueron muy intensos.
Y aunque se jubiló a las pocas semanas, durante un tiempo nos seguimos viendo. Hasta que, cosas de la vida, como dice el refrán, "A la vejez viruelas", conoció a una "chica" y ya dejamos de vernos, pero como dice otro refrán "¡Que nos quiten lo bailao!"