La fuente

Porque no hay nada como salir a correr con un colega y acabar corriéndote con él.

No podía dejar de mirarle el paquete. Con aquel pantalon de chandal, a pesar de que la tela era gruesa, la forma de su rabo se dibujaba perfectamente, y cada vez que movía las piernas se notaba aun más. Estaba claro que para que se moviera tan libremente dentro del pantalón tenía que ir en plan comando. Con la polla y los huevos colgando libremente. Aquello hacía que me dieran más ganas de acercar mi mano y agarrársela con fuerza, sentir el tacto de su polla morcillona por el roce del pantalón y sacarle un gemido de placer mientras le acariciaba también los huevos por encima de la tela. El único problema es que aun seguíamos corriendo por la calle, y habría sido un problema con tanta gente mirando. Lo realmente extraño era que todavía no me la hubiera pegado contra un poste o un árbol de tanto mirarle el paquete.

Continuamos corriendo durante otros treinta minutos. De vez en cuando él se adelantaba y yo aprovechaba para pasar de su paquete a su culo. Como el chandal le quedaba algo ancho no se podía adivinar mucho, pero se notaba que era un buen culito. Duro y estrecho. De esos que te da placer solamente abrirlo para ver el ano abierto y te llama a que lo rellenes de polla. Dios, me estaba poniendo a mil solo de imaginarlo. Mi polla llevaba un rato dura apretándose contra el slip. Por suerte no se notaba mucho con la carrera, aunque también ayudaba el hecho de que me la hubiera agarrado por el dobladillo de la pernera cuando empezó a despertarse.

Por fin paramos para descansar y beber agua. Ambos nos echamos agua por la cara y el pelo, mojándonos la camiseta y el pecho. Su camiseta de tirantes me dejaba verle sus pectorales bien formados, pero me contuve mientras bebía de mi propia botella.

  • Uff... tio, estoy hecho polvo.

  • Te habrás puesto gordo esta semana. ¿Ya te has quedado sin aguante?

  • ¡Ja! Ya te gustaría... todavía puedo correr un poco más si te apetece. Además, estoy en mejor forma que tu.

  • No creo que puedas, te has puesto a correr como un loco. No has respetado el ritmo ni los tiempos, ¿tenías prisa por acabar?

  • Jajaja... que va tio.... Lo que pasa es que... bueno... es que voy en plan comando.

  • ¿En plan comando? ¿Por qué?

  • Es que no me quedaban más calzoncillos tio jajaja, sé que soy un guarro pero se me olvidó poner una lavadora y quería salir para coger forma. Total, que me lleva rozando la polla todo el rato con el pantalón y no paro de ponerme burro. Esperaba que al correr se me bajara un poco... pero la muy cabrona sigue igual. Parece que solo se bajará si le dan caña.

  • Jajaja eres un puto enfermo. ¿No te podías haber pajeado antes de salir?

  • ¡Yo que sabía! No esperaba que se despertara con tantas ganas jaja.

  • Pues si quieres vamos a recargar las botellas y tiramos para casa. Así te puedes dar amor tranquilamente antes de que nos metas en problemas jajaja.

Nos acercamos a una fuente que había allí cerca. Él se agachó a beber agua poniendo su culito en pompa. Sabiendo que estaba cachondo me calentó aun más. Me sobé la polla un poco mientras él bebía y yo admiraba ese culo tan apetecible. Si hubiera podido le hubiera bajado el pantalón allí mismo y hubiera empezado a comérmelo. Estaba tan concentrado pensando en eso que no me di cuenta que me estaba acercando demasiado. Cuando él se tomó un respiro de beber agua se echó un poco hacia atrás, y su culo dio de lleno en mi polla dura.

  • ¡Perdona tio! Pensaba... que ya habías acabado de beber.

  • Nah, tranquio. Voy a beber un poco más. Ahora te dejo.

Me miró un poco raro y volvió a ponerse a beber agua. Me entraron dudas y de repente me fijé en que se estaba moviendo. Hacía unos movimientos de caderas muy pequeños, casi como si se estuviera meando. Pero al mismo tiempo... parecía que estuviera moviendo su culo para mí. Decidí probar otra cosa y le di una palmada en el culo, aprovechando para sobárselo un poco.

  • ¿Te estás meando? A lo mejor deberías parar de beber agua....

  • Jaja... solo un poco más... y en seguida te dejo, en serio.

No apartó el culo y seguía moviéndolo incluso con mi mano en él. Lo comenzó a mover más despacio y yo lo seguía acariciando. Llegué a agarrárselo. Entonces me di cuenta, estaba apoyado en la fuente, con la boca en el chorro de agua, pero en realidad no estaba bebiendo. Acerqué mi paquete a su culo y le di un pequeño empujón.

  • Uff... tranquilo tio... solo un poco más y en seguida te dejo beber.

Me miró con una sonrisa al tiempo que echaba hacia atrás su culo para volver a sentir mi polla. Comencé a pegarme a él agarrándole de la cintura. Moví mis caderas en círculos, quería que notara mi polla a punto de explotar en mi pantalón. Él comenzó a suspirar levemente. Pasaba la cabeza por el chorro del agua para disimular, pero por suerte tampoco había mucha gente en ese momento que nos hubiera podido molestar. Continuamos así durante unos minutos. Él suspirando y moviéndose hacia mí, y yo pegándome contra él y dándole pequeñas embestidas, como si estuviéramos follando en la fuente. Cuando no había nadie mirando bajé la mano y rápidamente la agarré la polla por encima del pantalón. El cabrón la tenía completamente dura. En ese momento se irguió, dando un suspiro largo y suave de placer. Por fin se giró hacia mi.

  • Parece que te gusta lo que tocas....

  • Y a ti te gusta que te toque, ¿o no?

  • Me está encantando tio. Quiero más.

  • Yo también. No tienes ni idea de lo que quiero hacerte ahora mismo.

  • Mmmm creo que me lo imagino. Anda, sígueme.

Echó a correr y yo le seguí. De vez en cuando iba con el paso más despacio y hacia el además de recolocarse el pantalón. En realidad aprovechaba para bajar un poco la cintura y dejarme ver el principio de su culo. Me estaba zorreando en mitad de la calle y aquello me estaba poniendo a mil. Quería agarrarlo y darle la follada de su vida. Tras un par de calles más llegamos a una especie de callejón. No había ningún portal y estaba bastante alejado de la calle principal. Cuando llegamos, se acercó a mi y me besó en la boca mientras me sobaba el paquete.

  • Aquí podemos estar más a gusto. No suele pasar nadie, y las casas de alrededor están medio abandonadas.

  • Me da igual tio. Ahora mismo solo quiero comerte.

Me lancé a su boca mientras le agarraba bien del culo. Y un segundo después ya tenía la mano dentro de su pantalón acaricándole ese culazo depilado que me había vuelto loco unos minutos antes en la fuente. Él mientras se dejaba hacer, movía su lengua dentro de mi boca, recorriéndola y jugando contra la mía. De vez en cuando gemía mientras nos besábamos. Normalmente cuando aprovechaba para agarrarle ambas nalgas y se las separaba bien fuerte. Su pantalón fue descendiendo hast que su culo y su polla quedaron libres y yo comencé a pajearle. Aquella polla de 17 cm y algo gruesa estaba bien cargada. Se notaba que llevaba rato dura y esperando que le dieran caña. Aunque se notaba que tenía los huevos y la polla sudados, aquello me puso aun más cachondo. Tras unos minutos él fue quien me bajó los pantalones y se puso de rodillas.

Mi polla seguía apretada dentro del slip, con el capullo y un cuarto de polla sobresaliendo por encima del muslo. Mientras me miraba sacó su lengua y empezó a recorrerme el capullo en círculos. Yo suspiraba de placer. Poco a poco se fue tragando el capullo, jugando con él con su lengua. No paraba de mamar de mi rabo como si estuviera bebiendo de una tetilla. Por fin me liberó la polla del slip y aprovechó para agarrarla y llevarla hacia un lado mientras aspiraba mi olor directamente de mi pubis. Tenía que estar oliendo a sudor, pero tamibén a sexo. Ese fuerte olor a polla dura, a polla bien cargada y deseando follar. Ese es el olor que a mi también me volvía loco. Noté su lengua pasando por todo el tronco de mi polla. Relamiendo cada cm y echandome el aliento. Ahogué un gemido cuando noté su boca engullirse mi rabo, 16 cm hasta el fondo de su garganta. Pude notar como le daban alguna arcada, pero lejos de apartarse continuó apretando. Se ve que le gustaba notar como su boca se rellenaba de polla hasta que no podía tragar más. Se apartó dejándola llena de babas. Su saliva caía por mi rabo y llegaba a mis huevos. Algunos hilos aun se encontraban pegados a sus labios. Se levantó y me dio un beso con sabor a mi polla. Me gustó tanto que puse mi rabo entre sus piernas, asomando hacia la entrada de su culo y empecé a moverme como si me lo follara. Le agarraba del culo apretando mis uñas contra su piel mientras mi rabo seguía deslizándose entre sus piernas y su polla dura se apretaba contra mi abdomen.

No pude aguatnar más. Le di la vuelta y lo apoyé contra la pared. Él sacó el culo dejándolo completamente abierto hacia mi. Me miraba sonriendo, con lujuria y con ganas de lo que vendría a continuación. Puse mi capullo en la entrada de su ojete y cogí toda la saliva que me quedaba en la boca. Le tiré un buen gapo justo en la entrada que inundó su culo y mi polla, y en ese momento empecé a meterla entera. Gimió de placer y puede que un poco de dolor, pero en ningún momento paramos ni dijo nada. Cuando por fin tenía mis huevos pegados a su culo nos abrazamos en un nuevo beso mientras le embestía suave. Agarré sus manos echadas contra la pared y comencé a aumentar el ritmo. Mi polla salía y entraba de su culo con fuerza y velocidad, parecía que después de todo no hacía falta que le diera una buena comida de culo, puesto que ya lubricaba bastante bien por sí solo. En ese momento pensé que otro día con más calma tendría que comerlo bien a gusto, para volver a follarlo mejor de lo que hacíamos ahora.

Mis embestidas comenzaron a crecer en velocidad a la vez que gemíamos cada vez más fuerte. Él llevó una mano mía a su polla. Estaba dura y al rojo vivo. Parecía que dentro de poco se correría. Me acerqué más a él y comencé a comerle el cuello y pasarle la lengua por el hombro, la oreja y la nuca. Estábamos completanmente sudando y con los pantalones por los tobillos. Por fin noté su polla hincharse en mi mano y empezar a soltar trallazos de lefa contra el muro. En ese momento apretó fuerte el culo cerrándolo alrededor de mi polla y me atrajo hacia él. Mi rabo quedó enterrado en lo más profundo de su recto y comezó a soltar toda la leche que llevaba guardadndo desde esta mañana. Nos quedamos así unos minutos, extasiados y suspirando por el placer. Cuando saqué mi rabo, mi leche empezó a escurrirse de entre sus piernas mojándole un poco el pantalón. Por suerte cayó en la zona de los huevos y no se notaba mucho.

  • Oye tio... que estaba pensando... lo mismo te quieres venir a mi casa a comer, ¿no?

  • Claro que si. Aun hay algo que quiero probar.

Le agarré el culo mientras nos morreamos.


Gracias por leerlo. Espero que os haya gustado y os haya puesto tan cachondos como a mi escribirlo. Cualquier comentario podéis dejarlo aquí o directamente a mi correo. Intento contestar siempre. Espero que paséis buen fin de semana ;)