La fruta prohibida, Natalia

Cuando el astió del hogar llega, también la infidelidad hace presencia...

La Fruta Prohibida

Bien dicen que la fruta prohibida es la más deliciosa y la que más tentación da...

Pues mi relato comienza un buen día que a la cuadra donde vivimos llegaron los nuevos inquilinos a la vecindad que se encuentra a unas cuantas casas de la mía.

Pasaron los días y nada nuevo o de trasendencia había sucedido, pero un fin de semana que mis padres habían salido al centro comercial, decidí ir a comprar lago de comida rápida, por lo que salí hacia el mercado, iba caminando cuando salió la nueva vecina, una señora jovén como de unos 32 años, bajita, delgada de buen cuerpo, cabello chino y amplia sonrisa. Ese día Natalia (ese es su nombre) llevaba unos zapatos abiertos (que me fascinan), pantalón de mezclilla azul y ajustado que dejaba admirar unas portentosas y sabrosas nalgas, una blusa roja, muy pegadita que permitía la vista de dos pechos, pequeños pero deliciosos, y una gorra para taparse del sol.

Nunca la había visto por ahi, la admiré sin que lo notara y segui mi camino, la encontré haciendo sus compras, sola, y llevaba mucha carga en las bolsas de plástico, la segui no muy cerca hacia la cuadra, y como por arte de magia una de las bolsas se rompió y su contenido escapó permitiendome hacer mi aparición...

--Permítame, le ayudo.

Ella levantó la vista y nos miramos, me encantaron sus ojos, grandes y obscuros, coquetos y cachondos.

--Gracias jovén, pero no se hubiera molestado.

--No es ninguna molestia, es un placer.

--Ay, que grosera soy, me llamo Natalia, y usted?

--Mi nombre es Allan, es nueva en la cuadra, ¿verdad?

--Si, llegamos hace unos días, mi marido, y mi hijo.

--Ah...

--Yo vivo en la casa azul--Me dijo.

--Yo vivo en el 41, ahi tiene su casa.

Y la plática terminó. He de confesar que me gusta todo tipo de mujeres, y cuando alguién me gusta, inmediatamente comienzo a fantasear, y aún más cuando es fruta prohibida.

No pasaron ni dos semanas, en las cuales comenzamos a platicar cada vez que nos encontrabamos, un buen día tocaron el timbre, y salí a ver quien podía tocar con tanta insistencia, y menos cuando la lluvia caía tan crudamente. Ese día mis padres salieron a visitar a unos parientes por lo que regresarían hasta dentro de dos días.

--¿Quién?

Nadie respondió por lo que decidí abrir.

--Hola, puedo pasar?--era Natalia, que reflejaba en su rostro las huellas de unas manos que la golpearon minutos antes.

--¿Qué le pasó?

--Permíteme pasar unos momentos...por favor.

--Si, pase, pase--La tomé del brazo y la dirigí a la sala.

--¿Le ofrezco algo Natalia?

--Si, primero, háblame de tú, y un poco de agua por favor.

Trajé el agua, y platicamos de lo sucedido, su esposo la había golpeado para desquitar su frustración y seguido se fue a trabajar no sin antes dejar encargado al niño con una de sus tantas amistades. Es decir una pareja disfuncional. De ahi, la plática siguió por lo menos una media hora y yo ya estaba enterado de toda su vida, fue entonces que el terreno sexual llegó.

--Hace tiempo que no me siento mujer, que no vivo una ilusión, me siento usada y no disfruto nada, es más mi "marido", no me llena.--Decía Natalia, mientras temblaba de frío.

--Perdón, Natalia, no te ofrecí una toalla, y estas temblando.

--No, que pena, no te preocupes, además tu familia se vaya a molestar.

--Estamos solos, mis padres y hermana están de viaje.--Contesté.

--Allan, entonces déjame decirte algo que me está matando ultimamente...

--¿De qué se trata Natalia?--

--Me gustas, desde esa vez que me ayudaste...y desde entonces vivo esperando el momento de verte y saludarte...

Fue cuando ella se acercó y nos besamos, su lengua experta recorría cada rincón de mi asombrada boca.

sus manos me recorrían palmo a palmo, no recuerdo como pero caímos en el sillón, ella arriba de mi, moviendo su pelvis cachondamente.

Mi mente confusa, pero mi cuerpo alerta a cada sensación correspondía de la misma manera.

--Quiero ser tuya, en este momento.

No hubo más palabras...

Quité uno a uno los botones de la blusa, que salió sin reproches, dejando al descubierto unos pechos morenos, de unos pezones oscuros y erectos, producto de la primera lactancia.

Las sandalias salieron solas, únicamente en pantalón, pude ver la maravilla de cuerpo, aunque menudo, de proporciones sensuales.

Desabroche el pantalón y una tanga transparente y diminuta asomó.

No dió más tiempo, ella, me desnudó rápidamente, que cuando reaccioné ella estaba prendida de mi pene.

---MMMMmmmMMMMmHHHhhhhHHHMMMMM---chupaba, introduciendose todo mi miembro en su boca. Era delicioso sentir esa lengua experta, subir y bajar hasta mi ano, para luego experimentar sus labios carnosos en mi palpitante pene.

--¡Qué rico chupas morena!-- Ella solo volteaba a verme y seguía con su erótico trabajo.

De pronto se levantó, sin quitarse la tanga, solamente la hizo a un lado y su rosada vagina atrapó mi verga.

---AsiiiIIIIIIII, quería sentir una verga, mmmMMMMMMMaaaaaáaaSSSSS!--.decía mientras que se movía rítmicamente, fue entonces que sentí como su orgasmo llegaba sin aviso, sus paredes vaginales se contraían haciendo un delicioso masaje de mi verga, sus líquidos salían sin piedad lubricándola aún más.

--Espera, me vengo, mme vengoooo---

---Si papito, vente, dentro de mi, dámelooooOOOOO---

Estallé en una eyaculación que ya tenía rato de no sentir.

Me abrazó y besó como en la vida nadie lo había hecho...

Le propuse tomar una ducha...Aceptó y...

--Espera Allan-- y aún no acababa de decirlo cuando se prendió nuevamente de mi verga que colgaba flácida.

--Chupa, chupa...

Cuando hubo llegado a su punto...

--Voltéate morena...

la tomé de la cintura y la penetré vaginalmente dándole estocadas más y más fuertes, mientras el agua caía sobre nuestras espaldas...No tuve que esperar mucho para saber que un orgasmo llegaba.

---AAAAAahhhHHHHH, quuuueeEEEEe Rico, muévete más papito!!!--Y sus nalgas con más fuerza chocaban contra mi piel.

--Lo que quieras preciosa!!--e hice más rápida y fuerte la penetración.

Ambos llegamos al orgasmo, al climax...

Después de habernos bañano y secado, tomamos un café y platicamos sobre lo sucedido y acordamos seguir viéndonos cuando su marido saliera a trabajar.

Por esa noche...fuimos uno solo...

y las siguientes...

ya se las contaré con calma.

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la pasaremos bien